Descripción del caso: Mujer de 75 años con antecedentes patológicos de hipertensión arterial, linfedema y rinitis crónica. Se encuentra en estudio por tos con hiperreactividad bronquial de 1 mes de evolución. No presenta alergias. Tratamiento actual: irbesartán, loratadina y budesonida nasal. Acude a la consulta de atención primaria por presentar desde hace 2 meses coloración amarillenta de todas las uñas de ambas manos y pies, con crecimiento lento y gran fragilidad, sin otra clínica acompañante. Se trata con fluconazol sospechándose onicomicosis sin mejoría clínica. Tras resultado anodino de analítica, radiografía de tórax, de manos y pies y cultivo ungueal se realiza interconsulta a Dermatología ante sospecha de síndrome de uñas amarillas, cuyo diagnóstico acaba siendo confirmado.

Exploración y pruebas complementarias: Uñas de coloración amarillenta engrosadas y curvadas, sin cutículas y con signos de onicólisis. Auscultación cardiopulmonar: anodina. Exploración abdominal: anodina. Extremidades inferiores: edema con pulsos presentes y simétricos. Radiografía de tórax: normal. Radiografía de manos y pies: signos degenerativos. Analítica con función tiroidea, renal y perfil de anemias: normal. Serologías: negativas. Cultivo ungueal: sin crecimiento.

Orientación diagnóstica: Síndrome de uñas amarillas.

Diagnóstico diferencial: Onicomicosis, paquioniquia traumática, liquen plano, enfermedades sistémicas.

Comentario final: El síndrome de uñas amarillas es un trastorno mayoritariamente esporádico, poco frecuente y de etiología desconocida. Se produce por una alteración del drenaje linfático. Su edad media de aparición es de 40 años. Su diagnóstico es clínico, habiéndose de cumplir 2/3 manifestaciones de la tríada clínica: uñas amarillas, manifestaciones respiratorias crónicas (derrame pleural, bronquiectasias, bronquitis, neumonía recurrente y sinusitis crónica, y linfedema primario o si se evidencian cambios ungueales muy característicos. Aunque no existe un tratamiento definitivo, si hay evidencia de mejoría clínica con vitamina E a dosis 1.200 unidades al día durante 3-6 meses y suplementos orales de sulfato de zinc a dosis 300 mg al día durante mínimo 8 meses. Aunque con frecuencia los signos ungueales son inespecíficos no deben despreciarse, pues sirven para orientar el diagnóstico de algunas enfermedades sistémicas.

Bibliografía

1. Rich P, Scher RK. Nail Signs of systemic disease, Parthenon Publishing, New York 2003. p. 61.
2. Maldonado F, Ryu JH. Yellow nail síndrome. Curr Opin Pulm Med. 2009;15:371.

Palabras clave: Uñas amarillas. Rinitis. Linfedema.