P-118 - CAMBIOS EPIDEMIOLÓGICOS Y CLÍNICOS EN LA INGESTA DE CÁUSTICOS A LO LARGO DE LAS TRES ÚLTIMAS DÉCADAS
1Servei de Medicina digestiva, Hospital Clínic Universitari de València. 2Universitat de València. 3Servicio de Aparato digestivo, Hospital Santa Bárbara, Puertollano. 4Hospital Marina Baixa, Villajoiosa.
Introducción: La incidencia de la ingesta de cáusticos se ha mantenido estable debido a su difícil prevención y a los escasos cambios en su manejo. El objetivo del estudio es conocer los cambios epidemiológicos y clínicos en las últimas tres décadas e identificar grupos de riesgo para dirigir medidas preventivas.
Métodos: Estudio observacional longitudinal que recoge de forma prospectiva las ingestas de cáustico de nuestro centro entre 1995 y 2024, e incluye a pacientes adultos cuyo episodio agudo fue valorado en urgencias. Se analizaron variables epidemiológicas y del tipo de ingesta, los factores de riesgo de evolución grave y los desenlaces clínicos más relevantes, como el ingreso en UCI, la cirugía urgente, el fallecimiento y la formación de estenosis, y se compararon los resultados entre las tres décadas sucesivas.
Resultados: Se incluyeron 606 episodios de ingesta de cáustico, 161 en la primera década, 280 en la segunda y 165 en la última. Aunque algunas características epidemiológicas y clínicas variaron a lo largo de las tres décadas, no se identificó ninguna tendencia mantenida en el tiempo ni tampoco difirieron los desenlaces clínicos graves a corto ni a medio plazo (tabla). Los principales grupos de riesgo de ingestas graves fueron los mayores de 45 años (OR 4,2; IC95% 2,3-7,5) y con enfermedad psiquiátrica (OR 5,1; IC95% 2,9-8,7), sobre todo, depresión (OR 7,1; IC95% 4,2-12,1). Las ingestas recurrentes fueron más frecuentes en hombres (OR 1,9; IC95% 1,0-3,5) y en patología psiquiátrica (OR 7,5; IC95% 3,4-16,3), fundamentalmente en el trastorno de personalidad (OR 10,8; IC95% 5,5-21,2).

Conclusiones: Los cambios epidemiológicos y clínicos de la ingesta de cáusticos han fluctuado en el tiempo, pero no han alterado los desenlaces clínicos a lo largo de las últimas décadas. El grupo de riesgo más indicado para la prevención secundaria sería el de los pacientes con enfermedad psiquiátrica, en los que un adecuado control podría teóricamente evitar la ingesta recurrente.






