La cirugía bariátrica, además de inducir una pérdida de peso clínicamente significativa, tiene un profundo impacto en la calidad de vida y los hábitos nutricionales de los pacientes con obesidad. En este estudio se evaluaron los cambios longitudinales en la calidad de vida (SF-36) y en la ingesta alimentaria mediante cuestionarios validados (FFQ) en una cohorte de pacientes sometidos a cirugía bariátrica, con seguimiento a 6, 12 y 24 meses posintervención. Los resultados mostraron una mejora significativa tanto en el componente físico (PCS) como en el mental (MCS) del SF-36 a los 6 meses. Sin embargo, mientras el PCS se mantuvo estable hasta los 24 meses, el MCS experimentó un descenso progresivo, sugiriendo una necesidad de atención psicológica continuada. A nivel individual, componentes como la función física y el rol físico mejoraron inicialmente, pero algunos, como el dolor corporal, disminuyeron a largo plazo. En cuanto a los hábitos nutricionales, se evidenció una reducción mantenida en la ingesta de energía, carbohidratos y grasas tras la cirugía. La ingesta proteica, tras un descenso inicial, mostró una recuperación parcial a los 24 meses. La ingesta de fibra permaneció relativamente constante. A nivel de micronutrientes, se observaron reducciones significativas en vitaminas B (tiamina, riboflavina, B6), calcio, hierro y zinc, especialmente durante el primer año, lo que subraya la importancia del seguimiento nutricional. Además, se detectaron correlaciones positivas entre el HOMA-IR y el consumo de ácidos grasos saturados, monoinsaturados y grasa total, indicando un posible vínculo entre el perfil dietético lipídico y la resistencia a la insulina. En conjunto, los hallazgos reflejan una mejora global en calidad de vida y dieta tras la cirugía, aunque apuntan a la necesidad de intervenciones de refuerzo a medio-largo plazo para consolidar estos beneficios.