evaluando los resultados de la Práctica Final Integrada I, en la Escuela de Enfermería, Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), en Argentina, los docentes postularon que la transición hacia un nuevo paradigma de cuidado centrado en la persona se vio desafiada por una persistente visión biologicista de la salud entre los estudiantes. Junto a la Universidad Siglo 21, nos planteamos explorar si el Programa Kay es una herramienta adecuada para promover recursos en los docentes que favorezcan la implementación del cambio de paradigma de cuidado.
Material y métodosinvestigación acción participativa. Programa Kay: diagnóstico, para conocer el estado del «estudiante interior» a través del autoconocimiento (experiencias propias de aprendizaje) y conocimiento sobre formas naturales de aprender. Acción/capacitación, recursos para transformar la enseñanza: talleres abordados con propuestas creativas, grupos de reflexión, actividades vivenciales. Reflexión y evaluación de resultados.
Resultadoslos resultados apoyan la hipótesis de la investigación: que la aplicación del Programa Kay (programa de capacitación docente para repensar la naturaleza humana ligada al proceso enseñanza-aprendizaje, a través de la sensibilización, concientización y transformación personal de quienes somos responsables de la educación), favoreció el desarrollo de competencias culturales en las personas que facilitan el cambio de paradigma.
Conclusiónconcluimos que la experiencia con el Programa Kay ha propiciado un crecimiento profesional significativo en los docentes, quienes ahora cuentan con las herramientas necesarias para implementar un cambio de paradigma hacia la humanización en la enseñanza de la enfermería.
Evaluating the results of the Final Integrated Practice I, at the School of Nursing - Faculty of Medical Sciences of the National University of Córdoba, in Argentina, the teachers postulated that the transition towards a new paradigm of person-centered care was challenged by a persistent biologicist vision of health among students. Along with the Universidad Siglo 21, we set out to explore whether the Kay Program is an adequate tool to promote resources for teachers that favor the implementation of the change in the paradigm of care.
Material and methodsParticipatory action research. Kay Program: Diagnosis, to know the state of the “inner learner” through self-knowledge (own learning experiences) and knowledge about natural ways of learning. Action/Training, resources to transform teaching: workshops approached with creative proposals, reflection groups, experiential activities. Reflection and evaluation of results.
ResultsThe results support the hypothesis of the research, that the application of the Kay Program (teacher training program to rethink human nature linked to the teaching-learning process; through sensitization, awareness and personal transformation of those who are responsible for education), favored the development of cultural competencies in people that facilitate the paradigm shift.
ConclusionWe conclude that the experience with the Kay Program has led to significant professional growth in the teachers, who now have the necessary tools to implement a paradigm shift towards humanization in nursing education.
El Ministerio de Educación determinó para las carreras de enfermería de Argentina, una adecuación del plan de estudios, promoviendo un perfil profesional orientado al cuidado en la atención primaria de la salud.
La Escuela de Enfermería de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) implementó los cambios (2018), sin buenos resultados.
El objetivo del presente estudio es explorar si el Programa Kay es una herramienta adecuada para favorecer la implementación del cambio de paradigma de cuidados en nuestra licenciatura.
El nuevo plan de estudios se posiciona en el paradigma de la transformación, donde la persona es considerada como ser único, cuyas dimensiones forman una unidad indisociable de su universo. Los cuidados de enfermería se dirigen al bienestar tal como la persona lo define y están basados en el reconocimiento de sus valores culturales, creencias y convicciones.
Según Moreno Preciado1, los cambios políticos, económicos, sociales y culturales de la globalización han aumentado la importancia de factores como la gestión del tiempo y el espacio, la inmediatez y los cambios demográficos, de género y en las relaciones personales, que influyen en cómo se vive la salud y la enfermedad.
Se considera que, para el cuidado de la salud de personas, familias o grupos comunitarios, es fundamental reconocer la cultura como el conjunto de pautas tradicionales de acción (creencias, valores y modos de vida de un grupo particular, aprendidas y compartidas) que influyen en los hábitos y en la construcción, definición y adopción de actitudes de cuidado.
Para poner en tensión, durante el proceso enseñanza aprendizaje, la reflexión acerca de los sistemas de valores de las distintas culturas, es necesario plantear en primera instancia lo que sostiene Cohen-Emerique2 con relación al proceso intercultural: «el planteamiento de descubrimiento del otro está, demasiado a menudo, impregnado de estereotipos» (p.2). Esto nos obliga a reflexionar sobre los valores de otras culturas desde su propio contexto, evitando juicios etnocéntricos.
Partiendo de la premisa de que las culturas deben estudiarse desde su interior, evitando la perspectiva etnocéntrica, se propone trabajar con las estrategias del Programa Kay para fomentar el autoconocimiento en los docentes de la escuela.
Para formar profesionales de enfermería capaces de brindar cuidados integrales, se incorpora la teoría de Madeleine Leininger3, quien plantea que la salud y el bienestar de las personas están estrechamente vinculados a su contexto social y cultural. El Modelo del Sol Naciente, desarrollado por Leininger, representa una visión holística del ser humano, donde la cultura es un factor determinante en la experiencia de salud y enfermedad.
Nuestra hipótesis de trabajo sostiene que la ejecución del Programa Kay favorecerá el desarrollo de competencias culturales, a los fines de internalizar el cambio de paradigma.
El Programa Kay impulsa el desarrollo de competencias y capacidades humanas para promover la empatía, el respeto y la colaboración, reemplazando la lógica de dominación por una asociativa y complementaria.
Desde esta perspectiva, el programa considera que enseñar y aprender en un ecosistema basado en el bienestar y el cuidado conlleva autoconocimiento de los enseñantes, conocimientos sobre naturaleza humana ligada al aprendizaje, y entrenamiento en las competencias que faciliten las relaciones interpersonales.
El programa utiliza el aprendizaje transformador como una metodología activa que implica cambios de perspectiva, creencias y esquemas mentales. Propone involucrar la experiencia real de la persona, profundizando, personalizando, participando activamente de descubrimientos y transformándose4.
En el marco de proyectos de investigación, se llevó a cabo el programa en diferentes instituciones, como la Escuela Dr. Juan B. Justo de Villa Siburu (Córdoba, 2019); los Institutos de Formación Docente de Cerro Largo y Treinta y Tres (Uruguay, 2020); la Universidad Siglo 21 (2021); y la Escuela de Enfermería UNC (Córdoba, 2022). Hay publicaciones científicas sobre el Programa Kay5,6.
Los resultados confirman la hipótesis: los docentes necesitan nuevos recursos para su labor y conexión con los estudiantes. El autoconocimiento como herramienta, conocer sobre la naturaleza humana ligada al aprendizaje, sobre ecosistemas de bienestar y cuidado en el aula y sobre los espacios asociativos, promueven la horizontalidad, el respeto y la reciprocidad en los vínculos. Según los participantes, este proceso enriqueció su labor e impactó en su vida profesional y personal6.
Material y métodosJunto a la Universidad Siglo 21, se realizó una investigación cualitativa para comprender el fenómeno enseñanza-aprendizaje desde la perspectiva de los participantes, en su contexto. Este enfoque privilegia lo profundo, lo particular y la captación del significado y del sentido interno, subjetivo. Nos propusimos descubrir un universo que no ha sido explorado aún.
Se utilizó el método de investigación-acción participativa, orientado hacia la comunidad y la transformación social; integrando el Programa Kay como herramienta innovadora de autoconocimiento, desarrollo personal e interpersonal y el aprendizaje transformador, que promueve la sensibilización, concientización, respeto mutuo, comunicación y transformación personal de los docentes.
Su objetivo es acompañar a identificar y fortalecer los recursos propios de cada docente para crear y promover ecosistemas de bienestar y cuidado. Su nombre responde al verbo quechua «Kay» que significa «ser».
Se trabajó junto a los docentes de la Escuela de Enfermería de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC. Se incluyen los docentes de Licenciatura en Enfermería, Maestría en Maternidad e Infancia, Especialidad en Enfermería Familiar y Comunitaria y Especialidad en Administración y Gestión de Servicios de Enfermería. Se excluyen aquellos que no formen parte de tales especialidades.
Las variables de la investigación son:
• Conocimiento de los modos naturales de aprender
Permite explorar cuánto conocen los docentes sobre la naturaleza humana ligada al aprender y enseñar.
• Impacto del modelo tradicional de educación en las experiencias de aprendizaje
Permite analizar cómo el «modelo tradicional de educación» y la lógica de nuestra civilización han empobrecido las experiencias ligadas al aprendizaje.
• Influencia de las experiencias personales de aprendizaje en la práctica docente
Permite analizar cómo las experiencias propias de aprendizaje impactan en la enseñanza y en la interacción con sus estudiantes.
• Construcción de un ecosistema de bienestar y cuidado en el aula
Permite analizar cómo distintos factores (contexto, prácticas de cuidado, colaboración) influyen en la creación de espacios de bienestar.
El Programa Kay tiene 4 tareas:
- 1.
Conocer «la naturaleza humana ligada al aprender y al enseñar». Para comprender la manera innata y posible que tienen los estudiantes de aprender.
- 2.
Revisar cómo el «modelo tradicional de educación» y la lógica de nuestra civilización han empobrecido las experiencias ligadas al aprendizaje.
- 3.
Lograr que cada profesor tenga «conciencia plena de ese ser exquisito que habita en su interior», que a veces ha sido «adormecido», durante su formación.
- 4.
Lograr que profesores y estudiantes reflexionen sobre lo que les hace bien y lo que les hace mal en el aula. Para coconstruir ecosistemas de bienestar y cuidado donde aprender y enseñar sea en buenas condiciones.
Solo comprendiendo la lógica de la estructura social y la normalización de las relaciones de dominación podremos dimensionar todo lo que no hemos podido desplegar y lo reprimido. Creemos necesario revisar esas experiencias que fueron «apagando» la pasión por aprender y enseñar. Comprendiendo cómo el modelo tradicional de educación, su burocracia y sus dispositivos (pizarra al frente, pupitre, clases magistrales, exámenes, etc.), como dice Axel Rivas7, han sido un somnífero para todos.
Las necesidades actuales ya no son satisfechas por el modelo tradicional, que ha quedado obsoleto. Los estudiantes no le encuentran sentido a lo que aprenden, se apagan y desilusionan6.
Ser parte desde la comprensión de la estructura social en la cual vivimos, reflexionando y reconociendo como adultos que hemos naturalizado un modelo de relaciones en las instituciones donde transitamos. En este sentido, resulta interesante lo que expresa Eisler8, en su libro Tomorrow's children for partnership education: todos conocemos el miedo y la tensión de relaciones basadas en amenazas y castigos, pero también momentos de seguridad y valoración. Eisler aplica su teoría a la educación, buscando formar docentes para una sociedad de asociación, fomentando adultos sanos y autorrealizados.
Por otro lado, Francisco Mora Teruel9, en su libro Neuroeducación, nos enseña que los adultos de hoy aprendimos con miedo, castigo y dolor, obligados a olvidar para evitar el sufrimiento. Se contradice la idea de que «la letra con sangre entra»; en realidad, el aprendizaje florece con amor, alegría y placer. Nuestro cerebro olvida lo que le duele8.
A partir de la afirmación del Dr. Eduardo Grecco10, la lógica de nuestra civilización está grabada en la memoria humana, y quienes conformamos las comunidades la perpetuamos sin consciencia. Las instituciones educativas son ámbitos donde se perpetúan inconscientemente ciertos modos de relación asimétrica, no asociativa.
Un docente debe saber que cuando enseña algo a un estudiante, está cambiando su «cableado cerebral» para siempre. Debe ser consciente de esa enorme responsabilidad9.
Por su parte, Claudio Naranjo nos dice que la esperanza de lograr una educación humanizante en el futuro está en la calidad de los enseñantes, en su transformación personal y en su madurez11. Sería hora de que, buscando verdad, vayamos al mundo interno y, de esta forma, sanar nuestro mundo emocional y recuperar nuestra capacidad amorosa natural12.
En esta línea, el análisis de Delgado-García y Boza Carreño13 destaca la importancia de la trayectoria del profesor como una herramienta para validar las razones detrás de su enseñanza. Reflexionando, puede comprender por qué enseña y cómo lo hace. Reconoce que su desarrollo profesional está influenciado por la herencia de sus profesores en la formación inicial y por sus experiencias previas en el ejercicio de la enseñanza.
Cobra relevancia conocerse a sí mismo, ya que sirve para que el conocimiento colectivo crezca. El propósito siempre es mayor.
En los contextos de enseñanza actuales, se reconoce como obstáculo la dificultad que tenemos los adultos para llegar a acuerdos maduros y no violentos entre docentes, directivos y estudiantes. Se requiere establecer acuerdos elementales basados en el buen trato, el respeto mutuo, la paciencia, el buen humor y la amabilidad.
Innovar en educación es «alterar los elementos de un orden que apaga el deseo de aprender de los alumnos y el placer de enseñar de los docentes», en palabras de Axel Rivas7, quien nos invita a «desnaturalizar lo naturalizado» y a «hacernos nuevas preguntas».
El Programa Kay introduce el concepto de «estudiante interior», que engloba todas las experiencias, tanto placenteras como displacenteras ligadas al propio aprendizaje y las huellas que han dejado en quienes hoy enseñan. Busca, además, comprender la relación que existe entre estas vivencias con la práctica docente. El programa se desarrolla a partir de talleres que orientan a cada participante a mirarse a sí mismo honestamente, a recordar las propias experiencias de aprendizaje, a reconocer el estado del «estudiante interior», a conocer las maneras humanas y posibles de aprender como recursos para crear espacios de aprendizaje, rodeados de cuidado y bienestar, favoreciendo el desarrollo de competencias y el reconocimiento de capacidades personales, a los fines de internalizar y promover un cambio de paradigma que promueva la empatía, el respeto por el otro y la creación de espacios de interacción donde la lógica pase de la dominación a la asociación.
Este programa permite:
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Conocer la naturaleza humana ligada al aprendizaje, para «humanizar» los vínculos en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
- •
Reflexionar sobre la distancia entre naturaleza y adaptación cultural, la cual limita la creatividad, comunicación y vínculos docentes.
- •
Desarrollar capacidades de cocreación, solidaridad y cooperación para transformar el aula.
- •
Fomentar creatividad, reduciendo el miedo y los prejuicios para desplegar recursos propios.
- •
Conocer propuestas pedagógicas de autores contemporáneos e innovadores.
- •
Cultivar una actitud auténtica y amorosa hacia uno mismo y la comunidad educativa.
- •
Construir aulas con bienestar y condiciones óptimas para el aprendizaje.
- •
Crear redes que sustenten este reto creativo.
Para ello se desarrollan 3 fases:
Fase 1: diagnóstico de situación
Para conocer el estado del «estudiante interior» y el conocimiento sobre las formas naturales de aprender. Un profesional entrenado realiza encuestas y entrevistas (individuales o grupales) para evaluar las capacidades vinculares y comunicacionales de los docentes. La figura del «compañero de ruta» permite acercarse a la biografía profesional del colega, facilitando las relaciones interpersonales.
Fase 2: acción/capacitación
Talleres basados en el devenir docente en nuestra cultura. La vida cotidiana en el aula y recursos para transformar la enseñanza. Abordados con propuestas creativas, grupos de reflexión y discusión, actividades vivenciales, corporales, sensoriales y artísticas, una autoevaluación y, al finalizar, un trabajo práctico.
Fase 3: reflexión, evaluación de resultados, socialización, difusión y transferencia de conocimientos a la comunidad educativa.
El periodo de recogida de datos fue de agosto a diciembre de 2022, en la Escuela de Enfermería de la UNC.
Para llevar a cabo la investigación, fueron necesarios profesionales del equipo de investigación interinstitucional entre la Universidad Siglo 21 y la Escuela de Enfermería de la UNC, así como los docentes de la Escuela de Enfermería de la UNC. Los recursos materiales utilizados fueron: materiales artísticos y soporte tecnológico.
ResultadosTras la finalización del programa en la escuela de enfermería, se constató que el proceso promovió el bienestar, el crecimiento y enriqueció a toda la comunidad educativa.
En relación a las 4 variables planteadas por el Programa Kay, los docentes concluyen que:
- •
Conocimiento de los modos naturales de aprender: reconocen la importancia de considerar al estudiante como un ser integral, con quien es necesario establecer una conexión profunda. Concluyen que se debe replantear y revisar las teorías, técnicas y herramientas pedagógicas para mejorar la práctica, incorporando la empatía, la cooperación, la solidaridad y la escucha activa. Destacan el valor de expresar emociones, sentimientos y pensamientos durante la formación académica y comprenden la relación entre el bienestar personal y el aprendizaje.
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Impacto del modelo tradicional de educación en las experiencias de aprendizaje: los participantes reflexionaron sobre cómo la educación bancaria14 moldeó su práctica profesional, recordando antiguos educadores que fomentaron u obstaculizaron el desarrollo de sus capacidades humanas esenciales.
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Influencia de las experiencias personales de aprendizaje en la práctica docente: los docentes destacan el autoconocimiento y el desarrollo personal como herramientas clave para mejorar su práctica. Señalan que la transformación personal es fundamental para renovar la educación. Resaltan la importancia de un aprendizaje basado en la reflexión de las potencialidades individuales y colectivas. En las evaluaciones, enfatizan el valor del encuentro entre colegas, que les permitió compartir experiencias, repensar la práctica y generar un ambiente empático y respetuoso.
- •
Construcción de un ecosistema de bienestar y cuidado en el aula: indicaron la necesidad de transformar la docencia incorporando distensión, alegría, amabilidad y expresión artística, en un marco de derechos y equidad. Propusieron un trabajo colaborativo intercátedras, enfocado en la comunicación, la solidaridad y la participación. Comprendieron la importancia de prácticas y métodos positivos para transformar la relación docente-estudiante, promoviendo la igualdad, la cercanía, generando expectativas, espacios de expresión e interés, entendiendo al error como una oportunidad de aprendizaje.
Rodríguez-Bustamante y Báez-Hernández15 realizan un análisis exhaustivo del marco epistemológico de la enfermería, destacando la dualidad entre el conocimiento teórico y práctico. Mientras el primero se centra en los fundamentos científicos que explican los fenómenos de salud y enfermedad, el segundo se refiere a la aplicación de estos conocimientos en la práctica clínica, involucrando habilidades, intuición y experiencia. Esta dicotomía subraya la necesidad de integrar teoría y práctica en la formación de enfermeros. Los autores enfatizan la importancia de vincular los conocimientos teóricos con las dimensiones prácticas del cuidado.
Los enfoques del conocimiento enfermero evolucionan. Rodríguez-Bustamante et al.15 proponen fomentar conexiones intersubjetivas en la práctica reflexiva, donde la responsabilidad moral y los valores guíen el cuidado humanizado.
Los resultados apoyan la hipótesis inicial: el Programa Kay fue eficaz para implementar el nuevo paradigma de cuidado. Confirmando la necesidad de nuevos recursos para mejorar la tarea diaria, conectar con los estudiantes y lograr aprendizajes significativos. Estos recursos incluyen el autoconocimiento, el acercamiento a formas naturales de aprender y la creación de un ecosistema de bienestar y cuidado en el aula, organizando los espacios de manera asociativa. El proceso enriqueció no solo la docencia, sino también otros aspectos de la vida profesional y personal.
La mayoría de los participantes reconoció la precariedad de su formación para abordar integralmente la enseñanza. No valoraban, hasta la experiencia Kay, recursos como el arte, la creatividad y el movimiento para acercarse a los estudiantes. Estimular el pensamiento creativo es fundamental para desarrollar soluciones innovadoras a los desafíos que afronta el estudiantado. Aunque las clases magistrales y la enseñanza centrada en el docente conservan su valor, es clave integrarlas con metodologías participativas, como el aprendizaje experiencial, que pone el foco en la acción, la experiencia directa y la dimensión intuitiva del conocimiento16. Estas metodologías apuntan a fortalecer el aprendizaje fomentando una participación más activa por parte de los estudiantes, lo que favorece un mayor nivel de motivación y compromiso17.
Los docentes consideran que, para enseñar y aprender rodeados de bienestar y cuidado, es urgente conocer sobre vínculos, emocionalidad, trabajo colaborativo; también desarrollar una mirada integral sobre los estudiantes, para responder a la compleja realidad que viven. Reconocieron la importancia de tener una comunicación abierta, ser respetuosos y accesibles, para contribuir a una relación significativa con ellos, coincidiendo con Eachempati y Ramnarayan18 en sus máximas para crear un entorno de aprendizaje seguro. Valoran al autoconocimiento como vital para la enseñanza. Consideraron que, al acercarse y restaurar su «estudiante interior», al tomar conciencia de su propia naturaleza, lograron «desnaturalizar» lo aprendido, reparar las experiencias difíciles de aprendizaje y mejorar sus prácticas, explicitando la necesidad de talleres que despierten la propia creatividad para encender la alegría, el entusiasmo y la curiosidad del estudiantado.
Un alto porcentaje pudo relacionar su «ser estudiante» con su «ser docente», comprendiendo la íntima relación entre ambas experiencias y, desde ahí, replantear sus prácticas.
Resulta revelador cómo, a través del trabajo personal junto a compañeros, pudieron crear un vínculo más profundo y una mejor relación, generando un sentimiento de empatía que mejoró la convivencia y el trabajo comunitario.
Los participantes sugirieron la permanencia de estas instancias de aprendizaje como parte de la formación docente.
Concluimos que, tras la experiencia del Programa Kay en la UNC, los educadores son más sensibles, espontáneos, alegres, creativos y capaces de humanizar la enseñanza, encontrándose en mejores condiciones para implementar el cambio de paradigma de cuidados en enfermería.
FinanciaciónEste trabajo ha sido financiado por la Secretaría de Investigación, Vicerrectorado de Investigación, Innovación y Posgrado, Universidad Siglo 21. Resolución Rectoral Número: R.R. 6158/2024.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.





