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Vol. 22. Núm. S1.
COVID-19
Páginas S1-S2 (Mayo 2021)
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COVID-19
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Editorial
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¿Como ha afectado la COVID- 19 al sistema sanitario y la formación de los médicos y que hemos aprendido?
How has COVID-19 affected the healthcare system and the training of doctors and what have we learned?
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Milagros García Barbero
Editora Asociada Educación Médica
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Vol. 22. Núm S1

COVID-19

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La pandemia del COVOD-19ha planteado un reto sin precedentes a las instituciones de gobierno, administrativas, sanitarias y educativas en todos sus niveles desde la salud pública a la atención especializada y desde la educación primaria hasta el postgrado. Las profesiones relacionadas con la salud y muy especialmente medicina y enfermería, por las características diferenciales de estas profesiones, con un alto componente practico y humanitario, se han visto especialmente afectadas tanto en su faceta laboral como educativa.

Las necesarias medidas de seguridad frente al virus y la necesidad de contar con todo el personal sanitario para abordar la avalancha de pacientes contagiados, ingresados o no en los sistemas sanitarios han forzado una adaptación del sistema y de los profesionales y ha puesto de manifiesto algunas de las carencias organizativas estructurales y profesionales. La situación excepcional ha cuestionado la eficiencia de la organización sanitaria y docente, ha puesto el foco en la dificultad para coordinar los distintos niveles sanitarios, y profesionales, en la necesidad de adecuar las estructuras y competencias y en facilitar la innovación y el pensamiento crítico.

El desconocimiento inicial del comportamiento del virus en términos epidemiológicos y de la enfermedad, que inicialmente se consideró una gripe normal, ha obligado a buscar soluciones innovadoras, aplicar medicamentos existes para otras patologías con la incertidumbre de si funcionarían o no, instrumentalizar el trato con los pacientes aislados con el miedo de poderse contagiar y proporcionar apoyo psicológico a los enfermos que tenían que permanecer aislados e incluso fallecer solos. Se han tenido que formar equipos, no solo dentro de los hospitales, donde los cirujanos han tenido que trabajar codo con codo, con internistas, intensivistas y urgencias, médicos con enfermeros y otras trabajadores, sino que se han tenido que coordinar con la primaria, y con la salud pública. El COVID-19 no solo ha puesto en primera línea esta necesidad, sino que ha forzado a que los profesionales se hayan unido frente a un enemigo común, cambiando sus hábitos de trabajo.

Además de la necesidad de coordinación del sistema, la pandemia ha puesto de manifiesto la importancia de unas competencias que, aunque incluidas en todos los curricula en mayor o menor grado, en pocas facultades han tenido el peso que el COVID-19ha demostrado necesario. Las competencias llamadas transversales, relacionadas con el liderazgo, la capacidad de trabajo en equipo, de buscar nuevas soluciones, de abordar los problemas éticos que se han creado, de adaptarse a situaciones desconocidas, de tomar decisiones en un marco de incertidumbres, la empatía ante la soledad de los enfermos que no podían ser visitados, la solidaridad que ha sido necesaria entre las distintas especialidades y con los organismos de gestión, la capacidad de dar malas noticias y la necesidad de tener competencias clínicas que van mas allá de la propia especialidad han constituido, junto al abordaje clínico, la columna vertebral de la lucha contar el virus.

El COVID no solo ha revolucionado la vida en todas partes del planeta sino que ha dado un vuelco al sistema sanitario y educativo en todo el mundo tanto en la organización como en las necesidades de aprendizaje y la metodología utilizada. En el año y medio que ha transcurrido desde el inicio de la pandemia, se han llevado a cambio grandes cambios en las instituciones sanitarias y educativas para paliar los efectos de la misma. Según todos los expertos en el campo, la implantación del uso de las tecnologías de la comunicación e información han avanzado en un año lo que hubiera tardado al menos cinco en una situación normal. Las plataformas digitales, Zoom, Meet, Skype o whtasapp, la simulación, los videos, los programas digitales, webinars o videoconferencias se han convertido en herramientas indispensables para la colaboración profesional y han pasado a ser parte del día a día laboral y educativo. La tecnología ha dejado de ser un objetivo en si misma para convertirse en una herramienta útil que sin embargo hay que adaptar a las necesidades. No todo vale para todo.

Las metodologías digitales utilizadas han forzado un nuevo rol de profesores, tutores y alumnos. El alumno se ha visto avocado al autoaprendizaje, a profundizar en su capacidad de análisis, a buscar soluciones por si mismo y cuestionarse paradigmas que parecían inamovibles. El profesor ha adquirido un papel de tutor o moderador a la vez que ha tenido que aprender a utilizar unas herramientas diferentes, con unas necesidades expositivas y de evaluación distintas.

En el año y medio desde que empezó la pandemia se han publicado un gran número de artículos tratando de evaluar el impacto de las nuevas condiciones y del uso de la tecnología tanto en la práctica clínica como en el desarrollo de competencias técnicas y personales. Aunque en este momento es pronto para evaluar el impacto a medio y largo plazo, lo que si sabemos es que alguno de esos cambios ha llegado para quedarse. Un claro ejemplo ha sido la rápida implantación de la telemedicina como instrumento de consulta, de diagnóstico y de seguimiento de los pacientes. La aplicación de la telemedicina lo mismo que el teletrabajo, requiere nuevas estructuras, diferente organización, nuevas competencias organizativas, capacidades personales, legales y éticas entre otras, que tendrán que abordarse seriamente una vez que haya pasado la crisis sanitaria y que servirán para adaptar la formación a las necesidades del S. XXI. Esperemos que el gran coste institucional y personal que ha supuesto el COVID-19 sirva para modernizar y flexibilizar los sistemas sanitarios y educativos que permitan a los profesionales enfrentarse a los retos, hoy en día desconocidos, que les va a plantear el futuro.

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