La revisión sistemática sobre métodos activos de enseñanza-aprendizaje en la educación médica, publicada recientemente en su revista1, expone la oportuna intención de comprender más profundamente estos métodos, como vía para mejorar y asegurar el proceso educativo en el sector. Y es que, en efecto, el propósito de transformar cualquier fenómeno comienza por su comprensión, en cuyo contexto el artículo resulta esclarecedor, a pesar del limitado tiempo de estudio.
No obstante, es preciso agregar 2 aspectos que también podrían contribuir a la intención manifestada por los autores. El primero, y más importante, se refiere al principal fundamento de los citados métodos: la teoría psicológica de la actividad. Esta teoría, como parte de la psicología histórico-cultural2, explica las bases psicofisiológicas de la actividad, enmarcadas en el proceso de apropiación cultural del sujeto en su relación con los objetos y fenómenos de la realidad.
De manera que, se trata del reflejo psíquico de la realidad, gracias al cual la conciencia no es más que una imagen subjetiva del mundo objetivo. Es así como, a partir de la relación sujeto-objeto, se estructuran los 2 eslabones de la actividad2: la orientación y la ejecución. El primero incluye las necesidades, los motivos y las tareas, mientras que el segundo está constituido por las acciones y las operaciones.
Una explicación más detallada de la estructura referida rebasaría el espacio y el propósito de este breve comentario. Sin embargo, se revela claramente la unión de lo cognitivo y lo afectivo en el aprendizaje, un aspecto crucial, frecuentemente ignorado, aunque de indiscutible presencia en los métodos activos. Ciertamente, estos métodos constituyen formas organizativas motivadoras del proceso educativo, como se reconoce en la discusión del artículo. En cambio, si no logran que las necesidades cognoscitivas y los motivos de los estudiantes conduzcan coherentemente al desarrollo de las acciones y las operaciones mentales necesarias, no habrá una verdadera activación de sus procesos de pensamiento, y el método empleado podría no pasar de ser una divertida experiencia.
En consecuencia, el segundo aspecto por considerar subraya la inexcusable incorporación de un trabajo metodológico que propicie la capacitación de los claustros docentes en la utilización de los métodos en cuestión. Porque, en verdad, la inclusión en el proceso educativo de los fundamentos psicológicos citados requiere de su «operacionalización» en términos didácticos desarrolladores. Para ello, algunas experiencias académicas recientes pueden resultar ilustrativas3,4.
Asimismo, cabe reparar en otros elementos no menos importantes: primero, la voluntad y el empeño de las autoridades universitarias implicadas; y segundo, la necesaria, sistemática y universal capacitación del profesorado en estas temáticas. A tal efecto, probablemente resultarían de inestimable ayuda los departamentos universitarios de educación médica, donde existan. Estos podrían propiciar y potenciar la puesta en práctica de un adecuado trabajo metodológico mediante la implementación apropiada de modernas concepciones5, de incuestionable validez.
El presente artículo es producto del proyecto de investigación del Departamento de Investigación y Desarrollo de la Universidad Técnica de Ambato: Desarrollo, evaluación, resultados y posicionamiento estratégico a partir de la difusión científica, de la investigación educativa para las IES ecuatorianas. Res. Nro. UTA-CONIN-2023-0173-R.
FinanciaciónLos autores declaran que no se ha obtenido financiación para la realización de este trabajo.
Conflicto de interesesLos autores declaran que ninguno de los autores tiene conflictos de intereses.





