410/80 - LO QUE LA DEBILIDAD ESCONDE
1Residente de 3er año. Centro de Salud Eras de Renueva. León, 2Médico de Unidad de Cuidados Paliativos de Oncología. Hospital Monte San Isidro. León, 3Médico Interno Residente. Centro de Salud Eras de Renueva. León, 4Residente de Medicina Familiar y Comunitaria. Centro de Salud Trobajo del Camino. León, 5Residente 3er año en Medicina Familiar y Comunitaria. Centro de Salud Trobajo del Camino. León.
Descripción del caso: Mujer de 79 años, con antecedentes de hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2, cardiopatía isquémica no revascularizada, en tratamiento con enalapril, gliclazida, nitroglicerina, ácido acetilsalicílico y lansoprazol. Diagnosticada de adenocarcinoma de la unión recto-sigma intervenido quirúrgicamente en 2016, sin precisar terapia adyuvante. Acude a consulta en julio de 2018 refiriendo dificultad para la masticación de meses de evolución y pérdida de fuerza en extremidades superiores, afectando posteriormente a miembros inferiores, asimétrica, de predominio proximal derecho, así como dificultad para la deambulación, para levantarse de la cama y manipular objetos.
Exploración y pruebas complementarias: Auscultación cardiopulmonar y abdomen normal. Saturación de oxígeno 96%. Neurológica: ligera disartria. Debilidad proximal 4/5. Amiotrofia con afectación de musculatura proximal de miembros superiores, interóseos y a nivel de gemelos. Fasciculaciones en lengua, deltoides y extremidades. Hiperreflexia generalizada. Reflejo cutaneoplantar derecho extensor. Sensibilidad normal. Marcha normal. Realizamos una analítica completa con resultados dentro de la normalidad.
Juicio clínico: Se decide realizar interconsulta con Neurología, donde se le diagnostica en agosto de 2018 de enfermedad de primera y segunda motoneurona, compatible con Esclerosis Lateral Amiotrófica con afectación bulbar y es dada de alta con riluzol.
Diagnóstico diferencial: Enfermedades hereditarias (enfermedad de Huntington, distrofia espástica hereditaria...), estructurales (tumores, enfermedades cerebrovasculares, siringomielia...), tóxico-metabólicas (hipertiroidismo, hiperparatiroidismo, intoxicación por metales pesados...), inmunes/inflamatorias (esclerosis múltiple, miastenia gravis...), degeneración corticobasal, parálisis supranuclear progresiva, enfermedad de Parkinson.
Comentario final: La paciente va presentando empeoramiento clínico progresivo, no tolera ventilación mecánica no invasiva, por lo que se decide oxigenoterapia con gafas nasales a 2 L/min. Presenta disfagia, se explica la posibilidad de alimentación por sonda nasogástrica o gastrostomía, pero la paciente y la familia están indecisos, por lo que se prescribe espesante y suplementación nutricional con batidos, presentando estabilidad clínica durante 2 meses. En diciembre, la paciente presenta aumento de su disfagia, mueve mínimamente las extremidades superiores con parálisis espástica del resto del cuerpo, dolores generalizados que no ceden con la movilización ni con analgésicos menores y mayor afectación del lenguaje. Se decide añadir tramadol, pero el dolor persiste, por lo que se retira y comenzamos con parche de fentanilo transdérmico 12 μg/h y añadimos laxante osmótico para evitar estreñimiento. Refiere mejoría, pero a los diez días presenta empeoramiento. A ello, hay que sumar que el cuidador principal es su esposo de 83 años. Su hija tiene un hijo discapacitado que es dependiente y requiere sus cuidados. Se decide ingreso en la Unidad de Cuidados Paliativos Hospitalarios en febrero de 2019. Durante el ingreso, la paciente presenta insomnio, tiene “miedo a quedarse sin respirar”, por lo que añadimos midazolam 5 mg por la noche, que, por agitación va aumentándose cada día, hasta llegar a 15 mg. La paciente expresa verbalmente su deseo de morir, negándose a medidas que pudiesen alargar su vida. Presenta empeoramiento progresivo, con inmovilización total, incapacidad para deglución de sólidos y líquidos, por lo que se decide, con el consentimiento de la paciente y la familia, sedación paliativa con midazolam 20 mg y cloruro mórfico 20 mg intravenoso en perfusión continua, retirándose fentanilo y el resto de medicación. Acompañamos a la paciente y a la familia los últimos días de vida, ofreciéndoles apoyo y comprensión. Evaluamos el nivel de sedación, la respuesta a estímulos, temperatura, secreciones bronquiales y movimientos musculares, presentando nivel de sedación adecuada y alivio del sufrimiento. La paciente falleció dos días más tarde.
Bibliografía
Alcalde S, Pejenaute E. ¿Qué sabemos de la esclerosis lateral amiotrófica? FMC. 2017;24(4):180-8.
Talledo F. Y Vaquerizo D. Atención continuada en cuidados paliativos. Situaciones urgentes. AMF. 2014;10(5):279-87.




