Introducción: El hepatocarcinoma es el cáncer primario hepático más frecuente, constituyendo un total del 75-80% de las neoplasias primarias correspondientes a este órgano. El riesgo de padecerlo aumenta con la presencia de factores de riesgo como el hábito enólico, virus de hepatitis B y C, y en nuestro medio con el incremento en prevalencia de obesidad, diabetes mellitus tipo 2 y la hepatopatía grasa no alcohólica. El tratamiento curativo ideal continúa siendo la cirugía, que gracias a los avances tecnológicos permite realizarse cada vez de forma más precisa, sin dañar estructuras vecinas importantes tanto vasculares como biliares, que rodean este órgano.

Caso clínico: Presentamos un paciente varón de 64 años con antecedentes de exenolismo, ex-VHC tratado y curado, con MASLD (metabolic dysfunction-associate steatocic liver disease), con presencia de cirrosis hepática, clasificado como Child A con 5 puntos y MELD de 7 puntos, sin descompensaciones previas y sin presencia de varices esofágicas. Durante seguimiento por hepatopatía presenta molestias abdominales y se solicitan pruebas complementarias, inicialmente una ecografía que objetiva sospecha de lesión tumoral en segmento I hepático, que confirma la presencia de foco de hepatocarcinoma de 27 mm por hipercaptación en fase arterial e hipodensidad en fase venosa tardía por TAC. Se comenta en el comité de tumores multidisciplinar de Hepatobiliopancreática, decidiéndose realizar resección quirúrgica y se instaura en el programa de prehabilitación quirúrgica hepática. Se realiza segmentectomía de lóbulo caudado robótica, presentando una evolución posoperatoria favorable, dándose de alta al 3.º día de ingreso por buena evolución.

Discusión: La cirugía robótica que se encuentra en auge, siendo incorporada actualmente en muchos hospitales para la realización de técnicas complejas antes realizadas de manera abierta o laparoscópica. Ofrece ventajas sobre estas dos técnicas anteriores, ya que posibilita una disección minuciosa, muy importante en los casos de resección del segmento I hepático en los que la lesión de estructuras vasculares de gran envergadura como son la vena cava, arteria hepática y el hilio hepático pueden comprender un riesgo elevado de hemorragia y complicaciones durante la cirugía. También ofrecen mejor acceso y disección en zonas de profundidad anatómica como el lóbulo caudado, gracias a la articulación de los instrumentos robóticos y la visión tridimensional. Todo ello permite realizar intervenciones con mayor seguridad y eficacia para el paciente, visible en los resultados intraoperatorios y también en el posoperatorio.