Objetivos: Analizar los beneficios cognitivos y conductuales de la práctica del golf en la enfermedad de Parkinson.

Material y métodos: Participaron 11 pacientes con EP (4 mujeres y 7 hombres; edad media: 57,7 ± 6,7 años; nivel educativo medio: 12 ± 3,2 años). Todos ellos fueron evaluados antes y después de un programa de práctica de golf de 12 semanas consecutivas, con una frecuencia de 1,4 horas por semana. La evaluación cognitiva incluyó la escala de Montreal (MoCA) y la escala cognitiva para párkinson (PD-CRS). La memoria episódica fue medida con el test TAVEC y las funciones ejecutivas mediante tareas de fluidez verbal, Trail Making Test parte B y el test de Stroop. El perfil conductual fue valorado con el cuestionario DEX (síndrome disejecutivo) y las escalas HADS (ansiedad y depresión), SHAPS (placer), de apatía de Starkstein y de calidad de vida PDQ-39.

Resultados: Se observaron mejoras en todas las pruebas aplicadas. Se detectaron cambios significativos en los niveles de ansiedad y depresión (p < 0,05), así como una reducción significativa en el tiempo del Trail Making Test B, lo que indica una mejora en la función ejecutiva.

Conclusión: Los hallazgos destacan una reducción significativa de la ansiedad y la depresión, así como una mejora en la flexibilidad cognitiva tras la práctica de golf semanal durante tres meses. Se sugieren que el golf puede ser una herramienta terapéutica complementaria eficaz para mejorar el bienestar emocional y la función ejecutiva en la EP. Se precisa continuar investigando con muestras más amplias y seguimiento a largo plazo.