23086 - VIGILANCIA DE LAS ENCEFALOPATÍAS ESPONGIFORMES HUMANAS EN ESPAÑA (1993-2025): ALERTA ANTE EL DESCENSO EN NOTIFICACIÓN Y DIAGNÓSTICO
1Centro Nacional de Epidemiología. ISCIII; 2Unidad Funcional de Investigación en Enfermedades Crónicas. CIBERNED. ISCIII; 3Centro Nacional de Epidemiología. CIBERNED. ISCIII; 4Unidad de Envejecimiento, Neurodegeneración y Salud Mental. CIBERNED. ISCIII; 5Departamento de Enfermedades Transmisibles. Centro Nacional de Epidemiología. ISCIII; 6Departamento de Neurología. Hospital Universitario de Araba. Instituto Bioaraba de Investigación en Salud; 7Laboratorio de Epigenética Molecular. Hospital Universitario de Araba. Instituto Bioaraba de Investigación en Salud; 8CIC bioGUNE. Alianza Vasca de Investigación y Tecnología; 9Unidad Funcional de Investigación en Enfermedades Crónicas. ISCIII.
Objetivos: Evaluar las tendencias diagnósticas y epidemiológicas en la vigilancia de las encefalopatías espongiformes transmisibles humanas (EETH) en España entre 1993 y 2025, destacando los desafíos actuales en la práctica clínica neurológica.
Material y métodos: 2.618 casos notificados al Registro Nacional de EETH (RNEETH), hasta marzo de 2025. Se examinó la evolución del uso de pruebas diagnósticas auxiliares (RM cerebral, EEG, proteína 14-3-3 en LCR, análisis genético y RT-QuIC) y la proporción de casos confirmados por autopsia.
Resultados: El 81,3% de los casos correspondió a enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, principalmente casos esporádicos. Desde 2017 se observa un descenso sostenido en notificaciones, estudios genéticos y análisis de 14-3-3. RT-QuIC, incluido en los criterios diagnósticos en 2017, fue aplicado solo en el 31% de los casos en 2024. Las autopsias, que superaban el 60% en 2004, cayeron a casi cero en la última década, reduciendo significativamente los casos con confirmación definitiva. Es de destacar el impacto negativo que tuvo la aparición del COVID en el sistema de vigilancia.
Conclusión: El descenso en la implementación de pruebas clave y la práctica de autopsias compromete la clasificación precisa de casos y la sensibilidad del sistema de vigilancia. Es fundamental que los profesionales de neurología refuercen la sospecha clínica ante cuadros rápidamente progresivos, garanticen la solicitud de pruebas específicas y promuevan la notificación precoz. Mantener una vigilancia sólida es esencial para preservar la capacidad diagnóstica, mejorar la respuesta ante alertas neurológicas y cumplir con los estándares internacionales en enfermedades priónicas.



