AUNQUE FUE IDENTIFICADO por primera vez en la década de 1980, el micoplasma genital es aún hoy en día una infección de transmisión sexual (ITS) poco conocida.
Este artículo revisa la epidemiología, la sintomatología, el tratamiento y la responsabilidad de la enfermera en la prevención del micoplasma genital.
EpidemiologíaEl micoplasma genital está causado por una bacteria de tipo mollicute que puede colonizar el tracto reproductor tanto en hombres como en mujeres1. La infección por esta bacteria se asocia a uretritis no gonocócica en hombres y a cervicitis, enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) e infertilidad tubárica en mujeres2,3.
Signos y síntomas sospechosos5
Muchos de los pacientes con infección por micoplasma genital presentan alguna de las siguientes manifestaciones:
Cervicitis
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Con frecuencia, asintomática
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Flujo vaginal
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Prurito vaginal
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Disuria
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Malestar pélvico
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Sangrado irregular, especialmente después de mantener relaciones sexuales o en el periodo intermenstrual
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Dolor en las relaciones sexuales
Enfermedad inflamatoria pélvica
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Dolor abdominal
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Dolor pélvico
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Secreción/flujo vaginal anormal
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Fiebre
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Sensibilidad motora cervical
Uretritis
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Disuria
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Prurito uretral
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Exudado uretral mucopurulento
Actualmente, se estima que la infección por micoplasma genital tiene una prevalencia de un 1% a un 3,3% de la población en Europa y EE. UU.
La infección por micoplasma genital durante el embarazo se asocia a parto prematuro y puede estar relacionada con aborto espontáneo e infección neonatal4. Puede producirse de forma simultánea con una infección por Clamidia trachomatis u otras ITS, por lo que discernir el efecto independiente de la infección por micoplasma genital es complicado1. La infección por micoplasma genital desencadena una respuesta inflamatoria y la liberación de citocinas; si uno se expone al virus, ello incrementa su susceptibilidad de infección real por VIH.
La infección por micoplasma genital tiene influencia en la susceptibilidad al VIH, así como en sus tasas de transmisión en personas infectadas simultáneamente. La infección por micoplasma genital desencadena una respuesta inflamatoria y la liberación de citocinas; si uno se expone al VIH, ello incrementa su susceptibilidad de infección real por VIH. Además, esta infección tiene impacto en la integridad de la barrera epitelial, lo cual también facilita la infección por VIH. Los pacientes infectados por micoplasma genital y VIH desbordan la carga viral, incrementando potencialmente el contagio de VIH durante las relaciones sexuales sin protección2.
DetecciónEl micoplasma genital crece poco y de forma lenta en un medio de cultivo tradicional. Puede detectarse de forma precisa con los tests de amplificación del ácido nucleico (NAAT, nucleic acid amplification tests), incluyendo las reacciones en cadenas de la polimerasa y las pruebas de amplificación de transcripción mediada, que actualmente solo están disponibles a efectos de investigación en un número limitado de centros y laboratorios comerciales1,5. Si los test NAAT están disponibles, los pacientes con uretritis no gonocócica, cervicitis o EIP deberían hacerse estas pruebas de detección del micoplasma genital y ser tratados consecuentemente (v. el cuadro Signos y síntomas sospechosos)2.
En mujeres, los tests NAAT pueden realizarse mediante frotis vaginal/cervical o por citología; en hombres, las muestras pueden obtenerse mediante frotis uretral, seminal, de secreción prostática o con muestra de orina1.
Los frotis vaginales en mujeres y la muestra de orina de primera hora en hombres parecen ser los mejores métodos de obtención muestral para una adecuada detección del micoplasma genital5. Si los tests NAAT no están disponibles, debe sospecharse la infección en casos de uretritis, cervicitis o EIP recurrente, y debe aplicarse el tratamiento correspondiente1.
Actualmente, en EE. UU. no hay tests disponibles y las recomendaciones de los CDC no incluyen el cribado de micoplasma genital en los pacientes asintomáticos1.
TratamientoLas recomendaciones actuales de tratamiento de la uretritis y la cervicitis incluyen una dosis única de azitromicina o una dosis durante 5 días. La pauta de 5 días es la recomendada en embarazadas y puede tener unas tasas de curación ligeramente más elevadas que la dosis única, pero la adherencia puede ser un problema6.
En algunos ámbitos, el 40% de las infecciones por micoplasma genital son resistentes a la azitromicina5. Educar a los pacientes sobre sexo seguro es esencial en la prevención de esta infección y de otras ITS.
El moxifloxacino en pauta de 7 a 10 días se ha empleado con éxito en el tratamiento del micoplasma genital, con datos esperanzadores de otros países, pero no ha sido evaluado con ensayos clínicos aleatorizados y hasta la fecha existe poca información al respecto1. Debido a los elevados niveles de resistencia a la azitromicina, algunos profesionales requieren una revaloración clínica a las 3 o 4 semanas del tratamiento7. El tratamiento con moxifloxacino es recomendable en caso de que la azitromicina no sea eficaz7.
Las recomendaciones actuales de los CDC para el tratamiento de la EIP no incluyen el tratamiento del micoplasma genital, pero sí se recomienda tratar el micoplasma genital en las pacientes que no responden a la terapia estándar de EIP8. Los profesionales pueden considerar realizar pruebas de detección del micoplasma genital, si se tiene disponibilidad. Las parejas sexuales de personas infectadas deberían adherirse a las recomendaciones para las parejas sexuales de pacientes con uretritis no gonocócica, cervicitis o EIP1.
PrevenciónA pesar de la falta de mecanismos actuales para el cribado del micoplasma genital, debemos hacer lo posible para detectar precozmente y contener esta ITS emergente. Educar a los pacientes sobre sexo seguro es esencial en la prevención de esta infección y de otras ITS. Muchos pacientes no son conscientes de cómo impacta una ITS en el riesgo de adquisición y contagio de otra ITS.
Las enfermeras deben proporcionar esta importante información a la población para contribuir a promover conductas sexuales saludables y seguras y ayudar a contener la diseminación de estas infecciones. Promover las visitas para consejo sexual entre todos los pacientes sexualmente activos es primordial. Algunas ITS son asintomáticas y pueden detectarse en visitas o cribados rutinarios. Como es habitual, mantener una actitud de escucha con el paciente contribuirá a conseguir los mejores resultados en salud.