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Vol. 14. Núm. 7.
Páginas 36-45 (Julio 2000)
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SUSANA SUÁREZ SANZa
a Farmacéutica comunitaria.
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En el siglo que está acabando ha aumentado la detección de enfermedades bucodentales en los países occidentales más avanzados, de forma proporcional a su desarrollo económico y social. Por esta razón, la salud bucodental se ha convertido en uno de los objetivos prioritarios de la Organización Mundial de la Salud. La educación de los niños --y de sus padres-- en materia de salud oral es una tarea de enorme repercusión sobre la calidad de vida de los ciudadanos del futuro. De cómo puede contribuir a ella el farmacéutico comunitario nos habla la autora de este artículo.

La actuación del farmacéutico en el terreno de la salud oral debe dirigirse hacia la profilaxis, a informar sobre la importancia del hábito de la higiene bucal y el correcto empleo de los diferentes productos que existen en el mercado farmacéutico.

La prevención debe llevarse a cabo a partir de los cuatro meses de gestación: una mujer embarazada está aportando a su hijo los elementos vitales para que éste desarrolle correctamente su estructura dental. La educación bucodental debe intensificarse en el período preescolar y continuarse hasta la vejez, etapa en la que suelen producirse alteraciones en la cavidad oral.

Para poder entender la importancia del cuidado bucodental infantil es necesario conocer la estructura del diente, su entorno y las afecciones bucodentales más frecuentes.

 

EL DIENTE Y LA CAVIDAD ORAL

El diente es un órgano duro, blanco y liso que sirve básicamente para la masticación de los alimentos. Son 32 en el hombre adulto: cuatro incisivos en cada maxilar; dos caninos en cada maxilar; cuatro premolares en cada maxilar y seis molares en cada maxilar. Pueden ser menos si no sale el último molar de cada lado, denominado popularmente «muela del juicio».

El diente (fig. 1) está macroscópicamente constituido por tres partes: corona (situada encima de la encía), raíz (insertada en la encía) y cuello (zona de separación entre la corona y la raíz). Esmalte, dentina y pulpa son los llamados tejidos dentarios.

 

Fig. 1. Sección longitudinal de un diente molar

 

El diente se encuentra insertado en el alveolo dentario, vacío de una profundidad aproximada de dos centímetros, que se encuentra en la superficie de los huesos maxilares superior e inferior. La inserción es posible por los tejidos peridentarios o periodoncio, encargados de rodear el diente y proporcionar sujeción y protección. Éstos constituyen el cemento y el tejido peridentario propiamente dicho, que al proyectarse hacia la superficie forma la encía. Alrededor del alveolo dentario aparece un tejido denominado tejido óseo alveolar que también contribuye a la fijación del diente.

En la cavidad bucal aparecen otros elementos relacionados con la salud bucodental: la saliva y los diferentes dépósitos dentales (película adquirida, placa bacteriana, materia alba y sarro).

Esmalte

El esmalte es el tejido más duro y calcificado del organismo, que constituye la superficie exterior de la corona. Su grosor va aumentando a partir del cuello. Está compuesto por hidroxiapatita en un 95%, materia orgánica en un 2% y agua en un 3%. La hidroxipatita es un compuesto mineral, formado principalmente por calcio (37%) y fósforo, pero además contiene cinc, flúor, plomo, cloro, magnesio, estroncio y cobre. Constituye una estructura dura, compuesta por varillas (son prismas rodeados de proteína) y con una porosidad del 0,1%. El agua se encuentra en el interior de los poros y rodeando los prismas.

El pH normal en la cavidad oral es de 7,2. Cuando disminuye y baja hasta 5, comienza a producirse la desmineralización y descalcificación de la hidroxiapatita (proceso reversible). Cuanto más resistente sea el esmalte, menos desmineralización se producirá.

Cuando aparecen iones fluoruro, el flúor sustituye los grupos hidroxilo de la hidroxiapatita y se convierte en fluoroapatita. El esmalte se vuelve más resistente y el pH a partir del cual se desmineraliza baja a 4,5.

El esmalte no posee ni vasos sanguíneos ni nervios, por este motivo una vez constituido carece de sensaciones dolorosas. Cuando se pierde o se destruye no posee capacidad propia para regenerarse.

Dentina

La dentina constituye el tejido más voluminoso del diente y está dispuesto a lo largo del mismo: desde la corona, por debajo del esmalte dentario, hasta la raíz. Está formado por hidroxiapatita (70%), sustancia orgánica (18%) y agua (12%).

Atravesando esta estructura se observan los túbulos dentinales, que contienen prolongaciones de células de tejido conjuntivo que forman la dentina (odontoblastos) y fibras cilíndricas de tejido conectivo. Por los túbulos circulan sustancias que provienen de los capilares sanguíneos de la pulpa, encargadas de nutrir a la dentina. Este tejido puede producir sensaciones dolorosas.

Pulpa

La pulpa es la zona más interna del diente, y está formada por tejido conjuntivo esponjoso, no calcificado, irrigado por venas y arterias que bañan las piezas dentarias y realizan el drenaje, e inervado por fibras nerviosas que transmiten la sensibilidad a la presión, el dolor, el calor y el frío. Constituye la cámara pulpar, situada en la corona y rodeada de odontoblastos.

Cemento

El cemento es una capa de tejido conjuntivo denso, calcificado y compacto. Cubre la raíz dentaria fijándola al tejido peridentario.

Encía

La encía es el tejido peridentario blando que se adhiere al cuello de los dientes. Es una porción de la mucosa bucal más rosada, engrosada y modificada, que se sitúa en la cara interna y externa de la dentadura, excepto en las coronas de las piezas dentarias. La línea mucogingival es el límite entre la encía y la mucosa bucal. Finalizada la erupción de los dientes la encía alcanza su textura y forma definitivas.

Saliva

La saliva es secretada por diferentes glándulas salivales: las parótidas, las submaxilares, las sublinguales y las glándulas mucosas de la boca. Este líquido alcalino, claro y viscoso baña toda la cavidad oral. Es una solución fosfocálcica saturada, constituida por mucopolisacáridos, proteínas, enzimas, bacterias y sustancias inorgánicas (calcio, sodio, potasio e iones fosfato).

Sus funciones son diversas y tiene gran importancia en la salud bucodental por:

­ El efecto tamponador. Debido a su alto contenido en bicarbonato es capaz de amortiguar la acción de los ácidos producto del metabolismo de las bacterias sobre los azúcares. El proceso de neutralización tarda en completarse aproximadamente 20 o 25 minutos.

­ La remineralización. Capaz de remineralizar por su contenido en iones calcio, flúor y fosfato.

­ La acción antibacteriana. Reduce la adherencia y virulencia de diferentes gérmenes.

­ La limpieza dental. El flujo salivar arrastra los restos celulares y desechos alimentarios.

Película adquirida

La película adquirida se forma por el contacto entre la saliva y las superficies dentales. Constituida por glucoproteínas salivales, es acelular y no presenta bacterias. Por un lado, hace las veces de barrera para la acción de los ácidos y, por otro, es el sustrato que genera la aparición de la placa bacteriana.

Placa bacteriana

La placa bacteriana es blanda y transparente, se forma por la adsorción de las bacterias sobre la película adquirida. En principio no se encuentra irreversiblemente adherida a los dientes, sino que puede eliminarse mécanicamente con el cepillado o la seda dental. Empieza a formarse en la encía y crece en dirección coronal. Las bacterias (existen entre 60 y 70 especies diferentes) que resisten el flujo salival y no se desprenden, empiezan a multiplicarse y formar colonias. Se observa progresivamente un aumento de los microorganismos anaerobios y una disminución de los aerobios. Entre estas bacterias se encuentra la matriz intermicrobiana. Su composición proviene de los propios microorganismos de la placa, la saliva y diversos fluidos. Las bacterias muertas serán fuente de nutrientes para las vivas, formando parte de esta matriz. El metabolismo bacteriano produce polisacáridos extracelulares: dextanos y levanos, que sirven como almacén de energía. Los restos de comida no aparecen en la placa dental porque son destruidos por enzimas bacterianas.

La placa bacteriana se considera el principal factor etiológico de la caries y la enfermedad periodontal.

Materia alba

Se trata de una capa blanca adherida a los dientes, que se diferencia de la placa bacteriana por la intensidad de esta adhesión. Si sobre esta capa aplicamos un chorro fuerte de agua y se elimina, se trata de materia alba, si por el contrario lo aguanta, es placa bacteriana.

Sarro

El sarro, también llamado tártaro o cálculo dental, se forma dentro de la placa bacteriana por acumulación de sales inorgánicas, mayoritariamente de calcio y fósforo.

El cálculo dental sólo puede ser eliminado por un profesional dentista.

AFECCIONES BUCODENTALES

Las principales afecciones bucodentales son la caries dental, las enfermedades periodontales y la hipersensibilidad dentinaria.

Caries dental

La caries es una enfermedad externa, infecciosa, que no se cura espontáneamente y que provoca una destrucción progresiva e irreversible del diente (en estados iniciales todavía puede considerarse reversible). Se caracteriza por una desmineralización de las estructuras inorgánicas de la superficie dental que continúa con una descomposición de la sustancia orgánica del diente.

La teoría acidógena explica la etiología de esta enfermedad. En la placa bacteriana existen entre 60 y 70 especies diferentes de bacterias, entre las cuales las más importantes son: el gran colonizador Streptococcus mutans y Lactobacillus, que se encarga de continuar la acción del primero. Las bacterias se nutren de hidratos de carbono (sacarosa, glucosa y fructosa) procedentes de la dieta y los fermentan transformándolos en ácidos causantes de la destrucción del esmalte.

La formación de ácido (láctico, propiónico, acético, pirúvico, etc.) provoca una disminución del pH. Cuando desciende hasta 5 comienza una desmineralización de la hidroxiapatita que forma el esmalte. Este ataque ácido provoca otras alteraciones, como el aumento de la porosidad en el esmalte. En 20-25 minutos la saliva, por su capacidad tamponadora, restablece el pH y se reequilibra la situación.

Inicialmente la caries comienza en la superficie del esmalte, entre dientes vecinos o pequeñas hendiduras. Si la lesión no llega a la dentina, todavía puede recuperarse. Este proceso no se percibe a simple vista, se detecta por observación clínica que descubre una opacidad del esmalte denominada «mancha blanca», sinónimo de caries incipiente. Es el momento idóneo para adoptar medidas preventivas y frenar el proceso cariogénico.

Si las bacterias alcanzan la dentina, la infección se propaga por los túbulos dentinales hasta la pulpa, produciéndose inflamación pulpar e incluso una necrosis del tejido pulpar, situación irreversible del diente que se manifiesta con reacciones dolorosas.

Enfermedad periodontal

La enfermedad periodontal es la respuesta de los tejidos peridentarios ante factores irritantes locales que conducen a la inflamación. La principal causa es la presencia de placa bacteriana, pero existen otros factores que influyen en su desarrollo: deficiencias nutricionales (vitaminas A y C, cinc y proteínas); tabaco y alcohol; enfermedades que interfieren en el sistema inmunológico (diabetes, leucemia, sida, etc.); cambios hormonales producidos por el embarazo o el uso de anticonceptivos orales; determinados fármacos (hidantoínas, ciclosporinas, nifedipino); incorrecta alineación dental y restauraciones dentales defectuosas, etc. A medida que aumenta la edad, se produce un aumento de la prevalencia y la gravedad de los procesos periodontales.

Son consideradas enfermedades periodontales la gingivitis y la periodontitis.

Gingivitis

La gingivitis es una inflamación de la encía debida a la producción de toxinas de las bacterias acumuladas en el margen gingival, que irritan y lesionan los tejidos peridentarios. Inicialmente se manifiesta con pequeñas hemorragias durante el cepillado de los dientes, y en estadios avanzados produce hinchazón y enrojecimiento, dolor local y frecuente sangrado.

El desarrollo de la enfermedad puede conducir a una separación del epitelio de las encías y del cemento, formándose a los lados de los dientes las denominadas bolsas periodontales, donde se depositan bacterias y restos alimentarios.

Una gingivitis crónica no tratada puede desencadenar periodontitis cuando se alcanzan los tejido conjuntivos que permiten la inserción a la raíz del diente; la presencia de las bolsas periodontales son la señal de alarma.

Periodontitis (piorrea)

La periodontitis o piorrea es la inflamación de los tejidos que sostienen el diente, que provoca la pérdida de inserción del tejido conjuntivo en la superficie de la raíz dental y la destrucción de las fibras del ligamento periodontal y del hueso alveolar. Es una de las principales causas de pérdida dentaria a partir de los 40 años. En algunas ocasiones la gingivitis no precede a la periodontitis.

Hipersensibilidad dental

La hiperestesia o hipersensibilidad dental es el aumento de la sensibilidad de los dientes producido por una retracción gingival que deja al descubierto los túbulos dentinarios del cuello y la raíz, normalmente cubiertos por la encía. El dolor provocado por esta enfermedad dificulta la higiene bucodental, que a su vez conduce a un aumento de la placa bacteriana. Ello deriva en otras afecciones bucodentales (caries y enfermedad periodontal).

Las principales causas de la hipersestesia son: la propia enfermedad periodontal y la cirugía empleada para su curación; el uso de cepillos dentales duros y dentífricos abrasivos; el bruxismo (rechinar de dientes); el consumo de alimentos muy ácidos (bebidas carbonatadas), entre otras.

EDUCACIÓN BUCODENTAL EN LA INFANCIA

La educación sanitaria orientada a la salud bucodental de los niños es la herramienta que permite desde la oficina de farmacia prevenir la aparición o la evolución de las alteraciones bucodentales más frecuentes en nuestros días. Se basa en tres puntos:

­ Una correcta higiene dental.

­ Unos hábitos dietéticos adecuados.

­ La visita periódica al odontólogo.

Higiene dental infantil

La higiene dental debe comenzarse con los llamados dientes de leche, ya que cualquier alteración en ellos desembocará en alteraciones de los dientes permanentes. Por otro lado es la mejor época para conseguir una rutina diaria de higiene dental que se continuará durante toda la vida. El objetivo principal es el control de la placa dental y la eliminación de los restos alimentarios.

Los elementos que ayudarán a controlar la placa en la infancia son principalmente: el cepillo dental, las pastas dentífricas, los colutorios y el flúor.

El cepillo de dientes

En el ámbito de la higiene bucal lo más importante es cepillarse regular y correctamente los dientes. El cepillo debe ser adecuado a la edad, de pequeño tamaño y diseñado para ser utilizado con facilidad: mango rígido, cuello más estrecho porque coincide con la entrada en la boca y filamentos de tynex (nailon) suaves y con las puntas redondeadas y pulidas para no rayar el esmalte. En el mercado existe una gran variedad de cepillos infantiles que además de cumplir estos requisitos intentan llamar la atención, con formas y colores, para que ese momento del día se transforme en un juego.

Existen muchas técnicas de cepillado pero la más indicada en niños que empiezan a cepillarse los dientes consiste en el barrido horizontal, más tarde se les enseña la técnica vertical (movimiento que va de la encía hacia el borde del diente, primero en los dientes de arriba y después en los de abajo) y la rotacional (parece ser la más acertada). En cualquier caso, si el niño se cepilla el tiempo suficiente, no es tan importante la técnica empleada.

Los cepillos eléctricos también están indicados durante la infancia porque aseguran, debido a su fácil uso, la rápida eliminación mecánica de la placa bacteriana y además alcanzan los espacios interproximales.

Se recomienda un cepillado minucioso que debe durar entre dos y tres minutos. Algunos cepillos infantiles van acompañados de un reloj de arena que ayuda a controlar el tiempo. La frecuencia debe ser de tres veces a día, preferiblemente después de cada comida. En el caso de que sólo pueda efectuarse un cepillado diario, se recomienda hacerlo por la noche, debido a que durante el descanso nocturno la saliva se encuentra en una concentración menor y, asimismo, su poder tamponador de pH y su capacidad remineralizadora son inferiores.

El cepillo de dientes debe cambiarse cada tres meses, porque los filamentos pierden firmeza y sobre los filamentos y los mangos se multiplican muchos microorganismos capaces en algunas ocasiones de transmitir enfermedades (resfriados, gripes, herpes enfermedades periodontales, etc.).

Seda dental y cepillos interproximales

La seda y la cinta dental nunca serán utilizadas por niños menores de ocho años, pero en caso que se utilicen hasta esa edad, la manipulación será efectuada por los padres o cuidadores. Entre los nueve y los doce años será necesaria todavía la supervisión del adulto. Tras la utilización de la seda dental se aconseja el cepillado o el empleo de colutorios adecuados.

Los cepillos interproximales tampoco están indicados durante la infancia debido a su difícil manejo.

Pastas dentífricas y colutorios

Las pastas dentífricas potencian la acción mecánica del cepillado dental proporcionando además un aliento agradable. Los colutorios son empleados después del cepillado facilitando el contacto con zonas de difícil acceso.

En el caso de los niños la mayoría de estos productos están formulados con flúor, por sus propiedades beneficiosas, pero en poca cantidad, para evitar el riesgo de fluorosis, debido a que en muchas ocasiones son ingeridos de forma involuntaria.

Las pastas dentífricas sólo estarán indicadas en niños menores de dos años si no contienen flúor. Por debajo de esta edad suele aconsejarse una higiene bucal que utilice únicamente el cepillo de dientes. A partir de los dos años ya podrán utilizarse las pastas fluoradas indicadas para esta edad (a la hora de examinar su contenido en flúor deberá tenerse en cuenta si se utiliza junto a otros suplementos fluorados, por el riesgo de fluorosis).

Las pastas dentífricas para niños deben tener un índice de abrasividad bajo (inferior a ochenta) y emplear aromatizantes compatibles con los gustos infantiles (sabor afrutado, fresa, chicle, etc.).

Los colutorios utilizados con más frecuencia en la infancia suelen dividirse en dos grupos: uno cuya concentración en flúor es la adecuada para su uso diario (0,05%) y otro con concentraciones superiores (0,2%) que se utilizan una vez a la semana. Estos últimos son muy empleados en programas escolares de fluoración desde los años 70. La edad de inicio aconsejada para su utilización es entre los cinco y seis años.

En su formulación se ha conseguido una baja o casi nula concentración de alcohol, motivo por el que no precisan ser diluidos antes de su empleo, a diferencia de los elixires, que cada vez se utilizan menos por su alta concentración alcohólica (60%) y están desaconsejados en niños. En los colutorios infantiles también se emplean aromatizantes que proporcionen un sabor apetecible para los más pequeños.

Como edulcorante en estos productos, en lugar de la sacarina se utiliza últimamente con frecuencia el xilitol, conocido como «el edulcorante del odontólogo», porque no es cariogénico e incluso posee acción anticaries. El xilitol impide el crecimiento de la placa bacteriana porque no puede ser utilizado como sustrato por Streptococcus mutans y Lactobacillus, por otro lado aumenta el flujo, la capacidad antiácida y la concentración de calcio en la saliva.

EL FLÚOR

Es importante elegir bien la forma de administración del flúor en función de la etapa evolutiva del tejido dental, para conseguir una mayor eficacia. La vía sistémica está indicada antes de la erupción dental (acción preeruptiva) y la tópica una vez el diente ya se encuentra erupcionado y en contacto con el medio oral (acción posteruptiva).

Acción preeruptiva

En esta etapa, antes de los 14 años, el flúor ingerido por vía sistémica (tabla I) se incorpora al esmalte dental a través de la circulación sanguínea en forma de fluorapatita, compuesto menos vulnerable que la hidroxiapatita al ataque ácido, producto del metabolismo de las bacterias cariogénicas.

 

La administración de flúor por vía sistémica es una estrategia para prevenir la aparición de caries desde edades tempranas. No son necesarios los suplementos de flúor en embarazadas y hay que tener precaución cuando se administra a niños pequeños (antes de los 5-6 años). En todo momento debe tenerse en cuenta que un exceso de flúor produce fluorosis dental y ósea, por este motivo es importante conocer la concentración de flúor en el agua de abastecimiento público para calcular la necesidad real de otros suplementos fluorados. Se recomiendan aportes adicionales en comunidades donde los niveles de ion flúor en el agua de consumo sean inferiores a 0,7 ppm.

Para conocer la correcta dosificación de flúor por vía sistémica (tabla II), debemos conocer la edad del niño y la concentración de flúor en el agua para una determinada comunidad.

 

La fluorosis dental se produce por la ingestión de fluoruros a concentraciones superiores a 2 ppm de forma prolongada. En casos leves aparecen manchas blancas en la superficie dental, si son más importantes el esmalte se vuelve amarillo pardusco y se estría. En casos graves las manchas son extensas y de color marrón y en la superficie del esmalte se producen fracturas. La fluorosis puede aparecer por diferentes motivos: preparación de biberones con aguas hiperfluoradas, ingesta de pasta dental fluorada en niños pequeños y utilización inadecuada de los suplementos fluorados.

En noviembre de 1997 se celebró en Canadá una cumbre de consenso sobre la utilización de los suplementos de flúor en la prevención de la caries. Se llegó a una serie de recomendaciones que suponen un paso hacia la limitación en la utilización de los sumplementos fluorados, por el problema de la fluorosis dental en niños expuestos. Se indicó la necesidad de que el personal sanitario dé las instrucciones de utilización de los suplementos de flúor por escrito e informe a los padres de los riesgos y beneficios de los suplementos de flúor.

Entre otras conclusiones se afirmó que el mecanismo preventivo del flúor para prevenir la caries dental está en su acción tópica y la fluoración de las aguas es un método efectivo de dispensación de flúor tópico. Es decir, que los efectos del flúor se consiguen en un 99% con su administración tópica y no sistémica, y el efecto del agua de consumo fluorada se produce porque toca la superficie dental muchas veces al día.

Acción posteruptiva

Una vez formado el diente, el flúor administrado por vía tópica (dentífricos y colutorios) es capaz de estimular los procesos de remineralización del esmalte descalcificado, catalizando las reacciones de precipitación de los iones calcio y fosfato. El flúor a concentraciones altas presenta acción antiplaca porque inhibe el metabolismo de las bacterias cariogénicas sobre los azúcares y reduce la adherencia microbiana a la superficie dental. La acción preventiva del flúor tópico se fundamenta en su capacidad de remineralizar las lesiones incipientes de caries y retardar la evolución de las caries ya establecidas.

Las sales de flúor más utilizadas en la formulación de las pastas dentífricas son el fluoruro sódico (NaF) y el monofluorfosfato sódico (NaMFP), sales fácilmente solubles y de escasa toxicidad. La concentración de ion fluoruro recomendada varía en función de la edad: en niños menores de dos años está desaconsejado el uso de flúor tópico y en los menores de seis años la concentración de fluoruro no debe superar las 500 ppm por el riesgo de fluorosis. A partir de los seis años se considera que el niño ya no se traga accidentalmente la pasta dentífrica y se recomienda una concentración de hasta 1.500 ppm (tabla III).

 

Los colutorios formulados a partir de fluoruro sódico son de uso diario (0,05%, 225 ppm de ion fluoruro) o semanal (0,2%, 900 ppm de ion fluoruro). La edad de inicio para utilizarlos se sitúa en torno a los cinco o seis años.

Existen unas fórmulas útiles para calcular las equivalencias entre concentración de monofluorfosfato sódico y fluoruro sódico, con la concentración de ion fluoruro (ppm):

[NaMFP] * 1.325 = ppm ion fluoruro.

[NaF] * 4.545 = ppm ion fluoruro

 

NUTRICIÓN Y SALUD DENTAL

En el ámbito de la salud dental la dieta como medida preventiva nunca es la única solución; siempre será necesario acompañarla de una correcta higiene bucodental para prevenir enfermedades. En el año 1950, un estudio realizado con ratas descubrió que la primera causa de caries se debía a la presencia de bacterias en la cavidad oral. En un grupo de ratas libres de bacterias se administró una dieta rica en azúcares y no presentaron caries, en cambio en el mismo estudio con ratas cuya estructura dental estaba colonizada por bacterias sí apareció la caries. Además cuando estos dos grupos convivían juntos también surgía la caries dental. Se llegó a la conclusión de que en ausencia de placa dental incluso con una dieta rica en azúcar no se produce la caries, por tanto la primera medida preventiva será siempre eliminar esta placa.

De todas formas la dietética aplicada a la salud bucodental es muy importante: una alimentación inadecuada durante el desarrollo del niño puede modificar la composición del diente, su alineación y la función de la glándula salival. En la fase posteruptiva la dieta tiene efectos sobre la maduración del esmalte, la tasa de flujo y la composición de la saliva.

Las bacterias crean ácidos a partir de todos los azúcares, pero tienen preferencia por los disacáridos (la sacarosa es el hidrato de carbono más cariogénico). Se debe controlar la cantidad --cuanto más azúcar más caries--; la calidad --cuanto más adhesivo sea el azúcar más caries--, y la frecuencia --ingestas intermitentes de azúcar implican acidificaciones distintas pero continuadas, y más riesgo de aparición de caries--.

Recomendaciones en la alimentación infantil

Respecto a la correlación entre nutrición adecuada y salud dental infantil cabe recomendar:

­ Una dieta equilibrada: la carencia de determinadas vitaminas provoca desarrollo de enfermedades de las encías.

­ Reducir el consumo de azúcares, insistiendo en los desayunos y en los postres (mejor fruta que postres azucarados).

­ Evitar alimentos que llevan azúcar escondido: salsas (ketchup, mahonesa, etc.), cereales azucarados, bebidas edulcoradas y colas.

­ Evitar el consumo de bebidas carbonatadas --que son muy ácidas-- durante tiempo. Sobre todo en los niños puede producir erosión de los dientes y facilitar la exposición de la dentina, produciendo hipersensibilidad dental.

­ Evitar aguas con gas porque tienen mucho flúor (7,7 ppm). No están recomendadas para uso periódico en niños en edad de dentición porque pueden producir fluorosis dental.

­ Promover alimentos protectores que estimulan el flujo salivar y aumentan la capacidad tamponadora (zanahoria, apio, manzana, queso, etc.).

­ Las frutas frescas contienen hidratos de carbono más diluidos, por lo que predisponen menos a la caries dental.

­ Promover el uso de edulcorantes artificiales (sorbitol, xilitol, etc.) en chicles y golosinas.

­ El chicle puede desempeñar un papel importante en la higiene bucal, en el caso de que contenga un edulcorante artificial y en especial si es el xilitol, por su acción anticaries. Este componente aumenta la secreción de saliva, arrastra los alimentos, obliga a masticar, proporciona una aliento agradable y, por último, puede utilizarse como sustituto de otras golosinas.

­ Lo peor es picar. En relación con la caries, es mucho mejor comerse un pastel de una sola vez que ir tomando pequeñas porciones a lo largo del día, evitando así las diferentes acidificaciones. El pH bucal se normaliza después de 20-25 minutos de la última ingesta de alimentos, por lo que si el consumo es frecuente se mantiene ácido, favoreciendo así una desmineralización constante.

VISITA AL ODONTÓLOGO

Una vez el niño tenga la dentición completa debe visitar al odontólogo y acudir a revisiones periódicas durante toda la vida.

Sellado de fisuras

Una de las estrategias de prevención y control de caries empleada por los dentistas en los últimos años son los sellados de fisuras. La mayoría de las caries aparecen en la zona oclusal (superficie de masticación de los molares), debido a que la menor anchura y grosor del esmalte dificulta la llegada del cepillo dental. En España el 50% de las caries en la población infantil se producen en esta zona.

El sellado representa una barrera física que aísla una fisura dental del medio oral, impidiendo la aportación de nutrientes a los microorganismos que se encuentran en su profundidad y la nueva acumulación de otras bacterias y restos alimentarios. Es una técnica indicada en la edad infantil porque la época más susceptible a la formación de caries son los 2-3 primeros años después de la erupción de los dientes. El sellado de fisuras está recomendado a los seis o siete años y a los 12 o 13 (edades que se corresponden con la erupción del primer y segundo molar). Consiste en colocar primero una solución ácida que aumenta las rugosidades del esmalte (ácido ortofosfórico) y en segundo lugar, una fina capa de resina (plástico que se endurece) sobre la superficie del esmalte de la cara de masticación del diente. De esta forma se previene el inicio o la progresión de la caries.

 


Los niños deben evitar alimentos que llevan azúcar escondido como ketchup, mahonesa, cereales y bebidas azucaradas, etc.


 

Traumatismos dentales

Cuando se habla de la salud bucodental de los niños es inevitable hacer referencia a los traumatismos dentales, representados, básicamente, por los dientes avulsionados (expulsión del diente fuera de su alvéolo dental) y fracturados. En ambos casos es preciso acudir al odontólogo rápidamente. Cuando a la oficina de farmacia llega una emergencia de este tipo debemos aconsejar bien los pasos que deben seguirse.

En el caso de avulsión dentaria, se debe acudir al dentista en un plazo de 30 minutos, pues el diente debe mantenerse en el exterior de la cavidad oral el mínimo tiempo posible si ha de ser reimplantado. Primero debe limpiarse con cuidado sujetándolo por la corona con solución salina o agua fría y luego reinsertarlo en el alveolo dentario manteniendo una presión durante unos minutos. Este proceso debe ser efectuado por un adulto. Si no fuese posible, el diente se debe transportar en un recipiente que contenga leche, agua fría o la saliva del accidentado. En caso de emergencia podrá trasladarse en el pliegue de un pañuelo humedecido.

Si se trata de una fractura dental, debe limpiarse la zona lesionada con agua tibia con mucha suavidad, realizando enjuagues o con ligeros toques con una gasa o un algodón. Si se produce inflamación se aconsejan compresas frías en la cara, sobre la zona del diente lesionado. Cuando el diente se enclava hacia dentro del alveolo no se debe forzar la posición normal. En cualquier caso, debe remitirse al niño rápidamente al dentista.

Ortodoncia

Los tratamientos de ortodoncia son muy habituales entre niños y adolescentes. Cualquier problema que se presente durante este tratamiento requiere una visita al ortodoncista.

Las principales consultas que llegan a la farmacia son debidas a un alambre suelto que causa irritación. En este caso aconsejaremos el uso de cera especial para ortodoncia. Con un pequeño trozo debe cubrirse la parte final del alambre; o en su ausencia con una gasa humedecida o algodón, hasta que el paciente pueda ser visitado por el dentista. Si el alambre se clava en alguna parte de la cavidad oral no debe retirarse sino acudir de inmediato al dentista. Si se desprende alguna pieza del aparato, debe conservarse y consultar con el odontólogo, nunca intentar repararlo.

 


Las pastas dentífricas para niños deben tener un índice de abrasividad bajo y emplear aromatizantes compatibles con los gustos infantiles


 

LA TAREA DEL FARMACÉUTICO EN EL FUTURO

Actualmente en España los niveles de caries en la población escolar son moderados y han ido disminuyendo desde que en 1982 varias comunidades autónomas (Cantabria, Cataluña, Navarra y País Vasco, entre otras) pusieran en marcha programas preventivos. Pero, de cara a la orientación de su actividad asesora en materia de cuidado bucodental infantil, el farmacéutico debe tener en cuenta un fenómeno decisivo de reciente aparición, como es la inmigración creciente de ciudadanos procedentes de países con menores niveles de desarrollo. En esta población --adulta e infantil-- suele presentarse una mayor incidencia de caries y problemas relacionados con la salud oral. Para corregir esta situación, la actuación del farmacéutico será clave en los próximos años. *

Bibliografía
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Butlletí Epidemiològic de Catalunya 1998; 20 (diciembre, extra 4.º trimestre).
[2]
Salud bucodental (11). CGCOF: Madrid, 1998.
[3]
Guia per a la prevenció i el control de les malalties bucodentals. Quaderns de Salut Pública 1994; 7.
[4]
Aparell digestiu. En: Enciclopèdia de Medicina i Salut (vol. 5). Barcelona: Enciclopèdia Catalana, 1990
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