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Vol. 68. Núm. 6.
Páginas 407-408 (Noviembre - Diciembre 2016)
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Vol. 68. Núm. 6.
Páginas 407-408 (Noviembre - Diciembre 2016)
Editorial
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El retiro del cirujano
The retirement of a surgeon
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1919
José Amat
Autor para correspondencia
dramatv@manquehue.net

Autor para correspondencia.
Departamento de Cirugía, Hospital Clínico, Universidad de Chile, Santiago, Chile
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Trataré de la manera más corta posible de comunicarles mi pensamiento sobre el retiro del cirujano de lo que ha sido una de las finalidades más importantes de su vida, lo que significa cómo dejar de operar.

Al ingresar a la web es posible encontrar una serie de comunicaciones al respecto, con diferentes tipos de estadísticas sobre edad de retiro del cirujano, razones, sinrazones, etc., quedando en claro que ningún país democrático te puede obligar a jubilar contra tu voluntad por edad, pues es discriminación, por lo tanto, el retiro es una opción personal.

Jubilar o retirarse: donde se consulte se dice que jubilar es alegría, júbilo, lo cual no siempre es cierto, por lo que prefiero la palabra retiro y, al hacerlo, cada cual verá si lo hace contento o amargado, y eso depende, entre varios factores, de los resguardos que haya tomado específicamente el cirujano durante su vida profesional.

En el ejercicio profesional del cirujano se pueden diferenciar etapas:

  • 1.

    Becado o residente.

  • 2.

    Carrera en ascenso.

  • 3.

    Consolidación.

  • 4.

    Declinación.

La preparación para el retiro debe comenzar cuando uno es becado, es decir, debe concientizarse a nuestros discípulos que la vida pasa más rápido de lo que se cree, y deben comenzarse a tomar los resguardos económicos a la brevedad. La realidad es que el deseo de quemar etapas y el consumismo pueden más que el ahorro; la comparación con los amigos que han escogido otras profesiones lucrativas son fatales y no comparables.

Creo que el piso que un cirujano debe aspirar al final de su carrera en nuestro país es: casa propia, educación apropiada de los hijos, automóvil y, a lo más, segunda casa fuera o dentro del lugar donde vive, así como un ahorro previsional que le permita vivir en el momento de su retiro sin sobresaltos económicos. Esto obliga a un sistema de vida ordenado, ya que la cirugía es tremendamente demandante. Se sabe que el cirujano trabaja más de lo que gana, y también es sabido que se necesita de un entorno-hogar tranquilo para poder rendir.

Cuando el cirujano alcanza la etapa de consolidación es cuando su poder económico está a full, y difícilmente lo podrá sobrepasar ya que el día tiene 24h y no podrá operar más de lo que la prudencia y el sistema permiten. Esta etapa transcurre habitualmente entre los 40 y los 65años.

Luego, de manera imperceptible comienza la etapa de declinación, en que el número de pacientes que uno opera disminuye y el ingreso económico también.

Llega un momento en que el cirujano se cansa más, los turnos de noche y festivos se hacen intolerables y la tolerancia a un enfermo complicado es desastrosa; en ese momento es contagiado con el virus del retiro y surge la pregunta de cómo lo hago para poder acogerme al descanso tan merecido sin disminuir el nivel de vida al que estoy acostumbrado.

Al analizar fríamente la situación existen ciertos factores a considerar:

  • 1.

    Disminución de los gastos: habitualmente en esta etapa los hijos han finalizado sus estudios universitarios y se han ido de la casa y comienzan a financiarse con sus propios medios. La obligación de los padres es haberles inculcado a los hijos que nuestra obligación económica se termina en el momento que comienzan a trabajar.

  • 2.

    La casa comienza a quedar vacía y emerge la conveniencia de un departamento, que es mucho más barato de vivir ya que los gastos fijos de agua, luz y calefacción son mucho más bajos.

  • 3.

    Evaluar si la segunda casa es necesaria, ya que habitualmente se ocupa los meses de vacaciones y su mantenimiento resulta caro.

  • 4.

    El retiro puede ser brusco o paulatino. Esto es al gusto del consumidor. Personalmente he tenido la suerte de poder hacerlo en forma paulatina.

    • Dejé la cirugía de gran envergadura y me dediqué los últimos años a una cirugía bonita, de gran expertise, pero cuyo porcentaje de complicaciones es bajo y con un postoperatorio corto cercano a las 24h de hospitalización, como es la cirugía endocrina.

    • Acepté el cargo de director general de mi hospital. Tener conocimientos en gestión y administración en salud es totalmente necesario en nuestros días, y a los cuatro años aproveché la ley de retiro voluntario para las universidades estatales y me retiré de mi querida Universidad de Chile.

    • Dejar la cirugía por la puerta ancha. O la dejas tú o la cirugía te va a dejar a ti. No te dejes encandilar por el pensamiento que estás estupendo para poder seguir operando ya que tus habilidades están intactas. La vanidad es el enemigo número uno del cirujano. Te recomiendo mirar el número de tu cédula de identidad y analizar la situación. En el mes de diciembre de 2010 operé mi último paciente y di por terminada esta etapa de mi vida dándole gracias a Dios el haberme permitido ejercer una profesión que me llenó totalmente.

Llegó la oferta de poder hacerme cargo de la organización del posgrado en la Facultad de Medicina de otra universidad, donde trabajé con un horario de 22h a la semana. Dos años más tarde, una vez organizado el posgrado, me retiré definitivamente de la profesión.

Lo más importante en la vida es tener conciencia que esta se divide en etapas; cada etapa que termina se transforma en historia, con que te quede la experiencia date por satisfecho y agradecido.

Antes de finalizar debo agradecer a mi esposa, que con su apoyo irrestricto hemos enfrentado tiempos buenos y tiempos malos, enfermedades y dolores del alma, éxitos y fracasos, y a nuestros cinco hijos y sus familias. A mi padre y a mi madre, que con su esfuerzo permitieron que yo estudiara medicina. A mis profesores, y en especial al profesor Ruperto Vargas Molinare que despertó en mí con su ejemplo mi vocación quirúrgica, y a mis enfermos que se entregaron a mis manos en búsqueda de la recuperación de la salud. A los cirujanos que de una u otra manera colaboré en su formación, tanto quirúrgica como humana.

Desde mi retiro me desenvuelvo por ahora en el mundo de los sanos, ocupando mi tiempo en aquellas cosas que siempre quise hacer y nunca tuve el tiempo para intentar hacerlas.

Mientras nos visitan una montonera de conjuntos rockeros, yo recuerdo a ese gran cantante Pedro Vargas que al final de su actuación decía: agradecido, agradecido, agradecido y a San Alberto Hurtado: contento, Señor, contento.

Conflicto de intereses

Ninguno.

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