A pesar de los grandes avances tecnológicos, el ultrasonido mantiene su lugar como método de cribado en el estudio de la patología de la glándula tiroides. La capacidad de las sondas de alta resolución, junto con la experiencia adquirida por el radiólogo especializado en esta área, posibilita el estudio minucioso del patrón glandular normal y la detección de distintas patologías. A su vez, la punción aspiración con aguja fina (PAAF), de fácil realización por un especialista experto, permite arribar a un diagnóstico precoz del cáncer de tiroides.
Los hallazgos ecográficos sugestivos de malignidad recomendados por la American Thyroid Association (ATA) en el 2006 han tenido una gran difusión en todo el mundo1. No obstante, en los últimos años se han desarrollado otras clasificaciones para la detección precoz del cáncer de tiroides, con el propósito de unificar la terminología para los radiólogos y endocrinólogos. Entre ellas, se destaca la clasificación TI-RADS (Thyroid Imaging Reporting and Data System)2, que se asemeja a la utilizada para el diagnóstico mamario (BI-RADS, Breast Imaging Reporting and Data System). Ahora bien, mientras esta última ha sido empleada con éxito, mejorando la detección temprana del cáncer de mama, la TI-RADS no ha demostrado aún el mismo rédito, probablemente por la superposición de patrones que complejiza su aplicación en la práctica asistencial.
En consonancia con esta temática, el Dr. Juan Fernández Sánchez, del Servicio de Radiología y Medicina Nuclear del Hospital de la Universidad de Tu¿bingen (Stuttgart, Alemania), publica en la RAR “Clasificación TI-RADS de los nódulos tiroideos en base a una escala de puntuación modificada con respecto a los criterios ecográficos de malignidad” (p. 138). En su trabajo se evaluaron 3650 nódulos tiroideos a través de un cambio en la escala de puntos de los criterios ecográficos de malignidad, con el propósito de conseguir una mejor implementación de la clasificación en la práctica diaria.
Además, en los últimos años, hubo otro avance dentro del estudio de la enfermedad tiroidea: al ultrasonido se ha incorporado la elastografía para evaluar las partes blandas. Desde esta perspectiva, la Dra. Marta Kura et al., del Hospital Militar Central (Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina), envían “Relación entre el valor del ratio elastográfico y la clasificación citológica de Bethesda en la patología tiroidea” (p. 128). En su trabajo estudiaron, a partir de 130 nódulos tiroideos, los parámetros ecográficos de malignidad y la elastografía con medición del ratio de la deformación tisular, haciendo también la correlación de los hallazgos obtenidos con la clasificación citológica de Bethesda.
A pesar de que la glándula tiroides es estudiada con ultrasonido hace años, todavía continúan apareciendo publicaciones en las bases de datos internacionales que divulgan nuevos signos ecográficos predictores de malignidad. Así, promediando el año 2014, mediante estos artículos originales constatamos que el ultrasonido está muy lejos de ser superado por otras técnicas diagnósticas como método de cribado de la patología maligna en la glándula tiroides.