Después del proceso de las transferencias sanitarias a todas las comunidades autónomas, y a falta de no haber sido publicada la Ley de Coordinación Sanitaria, nos encontramos ante una situación de caos administrativo sanitario. Así, en este momento, la mayoría de comunidades autónomas están gestionando bien o mejor las transferencias sanitarias y sus presupuestos, que, como bien sabemos en el tema de las necesidades y prestaciones sanitarias, siempre crece más de lo previsto por diferentes causas que muchos ya conocen y que aquí no comentaré.
Podemos afirmar que actualmente, en España, el modelo sanitario único ha desaparecido y se está gestando el federalismo sanitario, ya que cada comunidad autónoma está haciendo su banco de pruebas. Por lo que afecta a la oficina de farmacia, estamos observando cómo se ha originado el caos administrativo sanitario por falta de directrices políticas claras del equipo de Gobierno y del Ministerio de Sanidad y Consumo.
En estos momentos podemos observar que, según en la comunidad autónoma en que se ejerza, ya hay varios modelos de receta distinta, incluso en algunas comunidades no son ni bilingües (cooficiales) para los desplazados. Después de la receta en soporte de papel vamos a entrar en la era de las nuevas tecnologías y nos encontraremos con la receta electrónica, de la cual ya existen varios proyectos que son incompatibles tecnológicamente entre sí, lo que significa que de nuevo tendremos un caos administrativo, con lo cual su correcta utilización será muy difícil, por no decir inviable.
Todos estamos de acuerdo con la existencia de la tarjeta sanitaria individual, un instrumento que mejora la gestión y el control del uso de los servicios del sistema sanitario público. Pues tampoco en este caso ha habido ni hay unas ideas claras por parte del Ministerio, por lo que algunas comunidades ya han diseñado la suya y en Cataluña se exige su presentación para acceder a la prestación de los servicios sanitarios; entre ellos, el de la adquisición de dispensaciones en las oficinas de farmacia. Pero de nuevo hay diferentes modelos de tarjeta (8 modelos actualmente), que a su vez son incompatibles entre sí. Esto es debido a la incapacidad del Ministerio de liderar la coordinación sanitaria de todas las comunidades autónomas por consenso y coordinadas a través del Consejo Interterritorial, que debería definir cuáles son los datos mínimos que debe tener la tarjeta y que sean compatibles, y concretar qué tecnología se debe aplicar para poder aprovechar toda la información positiva que aporta el uso de las nuevas tecnologías en bien del interés general.
Podemos preguntarnos cómo es posible que una tarjeta de crédito podamos utilizarla en casi todos los países del mundo y una tarjeta sanitaria no sea compatible entre distintas comunidades autónomas de un mismo país. Sólo recordar que desde FEFE se alertó de esta situación por escrito al Ministerio en el mes de julio de 2001, porque se consideraba que este problema era de interés urgente, pues, como podemos observar cada día que transcurre, la situación se agrava más y sólo podemos manifestar que los actuales gestores públicos nos están llevando hacia una situación que cada vez será más complicada y costosa de solucionar.