El envejecimiento poblacional sin precedentes implica un aumento de las enfermedades crónicas relacionadas con la edad avanzada, incluyendo el deterioro cognitivo y las demencias. El deterioro cognitivo leve (DCL) está reconocido como pródromo a la demencia tipo Alzheimer, ya que quienes lo padecen tienen mayores probabilidades de desarrollar el cuadro clínico característico.
ObjetivoEl objetivo del estudio fue explorar la prevalencia de DCL en el Área Metropolitana de Rosario, Argentina.
Material y métodosSe realizó un estudio exploratorio, descriptivo y transversal. Se encuestó a una muestra de 1075 adultos con edades comprendidas entre los 50 y los 93 años, seleccionados por un criterio no probabilístico (por disponibilidad). Se administró a cada participante una encuesta de antecedentes clínicos y el Mini Mental State Examination, versión rioplatense.
ResultadosLos resultados reflejan un 3,44% de participantes con valores potencialmente compatibles con DCL. El nivel educativo alcanzado aparece como el principal predictor de las alteraciones cognitivas, por encima de la edad y el género. Entre aquellos participantes con estudios primarios incompletos, la prevalencia potencial alcanzó un 10,84%.
ConclusiónSe contrastan los descriptivos hallados con otras investigaciones de la región. Se discute el alcance de nuestro estudio, las limitaciones del Mini Mental State Examination como instrumento de pesquisa de DCL y algunas posibles alternativas.
Unprecedented population aging implies an increase in chronic pathologies related to advanced age, including cognitive decline and dementia. Mild Cognitive Impairment (MCI) is recognized as a prodrome to Alzheimer-type dementia, since those who suffer from it are more likely to develop the characteristic clinical picture.
ObjectiveThe objective of the study was to explore the prevalence of MCI in the Metropolitan Area of Rosario, Argentina.
Material and methodsAn exploratory, descriptive, and cross-sectional study was carried out. A sample of 1075 adults aged between 50 and 93 years was surveyed, selected by a non-probabilistic criterion (by availability). Each participant was administered a clinical history survey and the Mini Mental State Examination, River Plate version.
ResultsThe results reflect that 3.44% of the people examined (37 cases) obtained values potentially compatible with MCI. The reached educational level appears as the main predictor of the cognitive disorders, over age and gender. The lower lever showed a prevalence of 10,84%.
ConclusionDescriptive statistics are compared with homologous studies of the region. The scope of the study, the limitations of the Mini Mental State Examination and some possible alternatives are discussed.
El envejecimiento de la población mundial es un proceso sin precedentes en nuestra historia. Trae aparejada una gran complejidad en la planificación y provisión de asistencia sociosanitaria. Principalmente, el aumento de la longevidad y la supervivencia ha generado un incremento inusitado en la prevalencia de enfermedades crónicas y de comorbilidad en las edades avanzadas. La enfermedad de Alzheimer, junto a otros tipos de demencias, resulta altamente frecuente a partir de los 65 años y generalmente ostenta un acelerado y persistente deterioro de las funciones mentales superiores, necesarias para la autonomía y la vida social1.
Las patologías crónicas de carácter no transmisible incrementan su incidencia con el aumento del porcentaje de adultos mayores a nivel mundial. Este último indicador experimenta un crecimiento sostenido, habiendo alcanzado la población mayor a 65 años un valor cercano al 9% del total mundial2.
Mientras tanto, Argentina supera el porcentaje mencionado. Según proyecciones basadas en el último censo (2010), se estima que más del 14% de sus habitantes superan los 60 años. Específicamente en la provincia de Santa Fe, esta franja etaria representa aproximadamente el 16% de la población3.
Prevalencia de las demenciasA pesar de las discrepancias existentes entre autores, se encuentran metaanálisis que han permitido estimar la prevalencia mundial de las demencias en diferentes franjas etarias segmentadas por rangos de 5 años. Según Hesse4 estas patologías afectarían alrededor del 1% de las personas entre 60 y 64 años. El indicador sigue un crecimiento exponencial, afectando a un 5% de la población entre 75 y 79 años. En el intervalo siguiente (80 a 84), el porcentaje se duplica, para alcanzar finalmente niveles cercanos al 20% en el rango 85-89.
En América Latina, una revisión estima valores cercanos a un 11% de afectados por demencia entre la población mayor5 aunque se ha advertido que los estudios epidemiológicos realizados en la región han obtenido resultados dispares. Se estima que, en la Argentina, la prevalencia de demencia tipo Alzheimer alcanza valores cercanos al 6% en adultos mayores de 65 años6. Si se añaden otros tipos de demencia, como las de etiología vascular (cercana al 4%), el indicador se aproximaría a las estimaciones mundiales.
Un estudio piloto de Arizaga et al.7 estimó una prevalencia global de deterioro cognitivo del 23% en la población mayor de Cañuelas (Buenos Aires). Tales resultados preliminares parecen advertir la importancia de las condiciones contextuales en trastornos vinculados al envejecimiento, aunque se advierte que por el alcance del estudio los resultados no pueden considerarse como referencia epidemiológica. En una investigación posterior de mayor alcance realizada en la Ciudad de Córdoba8 se halló un 13,6% de participantes con mayor probabilidad de desarrollar una demencia en los próximos años. Este número engloba a un 9,1% de deterioro cognitivo leve (DCL) de tipo amnésico y un 4,5% de deterioro cognitivo multidominio.
Demencia y deterioro cognitivoEl DCL fue definido en 1988 y se lo consideraba como pródromo de la enfermedad de Alzheimer: afirmación que fue flexibilizada por diferentes hallazgos relativos a su evolución clínica. De acuerdo con Armas Castro et al.9, hacia 1982 existían 2 sistemas de evaluación de amplia difusión: por una parte, la Escala Global de Deterioro de Reisberg (GDR) que proponía una evaluación en 7 niveles, correspondiendo el tercero a la sintomatología atribuible a DCL. Por otra, la escala Clinical Dementia Rating (CDR) especificaba valores entre 0 y 1 para diferenciar entre polos de ausencia de patología (CDR=0), estadio de demencia cuestionable (CDR=0,5) y demencia leve establecida (CDR=1). En el año 2003, se actualizaron los consensos científicos para su diagnóstico indicando que: 1) no deben cumplirse los criterios de demencia de los manuales diagnósticos DSM-IV y Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10); 2) Deben documentarse quejas de memoria; y 3) Las actividades de la vida diaria no deben encontrarse afectadas o deben estar mayormente preservadas. Finalmente, cabe destacar que el DSM-V realizó una nueva revisión, integrando varios diagnósticos precedentes (delirio, demencia, trastornos amnésicos y otros trastornos cognitivos) en la categoría de trastorno neurocognitivo mayor, y sustituyendo el término DCL por trastorno neurocognitivo menor10.
Las demencias conllevan un considerable impacto en la salud pública por los elevados costos sociales y económicos asociados a su tratamiento11. Si el diagnóstico resulta tardío, previsiblemente se requerirán mayores apoyos y disminuirá la posibilidad de establecer estrategias terapéuticas y paliativas12. Asimismo, el núcleo familiar, el entorno cercano y el propio paciente podrían experimentar un deterioro acelerado en su calidad de vida13.
Es necesario destacar que los trastornos neurodegenerativos no aparecen de manera insidiosa, sino que presentan estados iniciales de deterioro gradual, frecuentemente inadvertidos por la persona y su entorno. En muchos casos, la inteligencia práctica y la reserva cognitiva enmascaran los impactos de este declive en el quehacer diario12. Se considera DCL cuando hay pérdida progresiva de las funciones cognitivas en un nivel superior que el atribuible al envejecimiento normal13-15.
Criterios de evaluación del deterioro cognitivo leveLa CIE-10 define el «trastorno cognitivo leve» como «una alteración del funcionamiento cognitivo, que se puede manifestar por una alteración de la memoria, de las dificultades de concentración, que se acompaña habitualmente de ciertas anomias en los test»16.
El umbral psicométrico suele situarse entre 1,5 y 2 desviaciones estándar (DE) y se toman por significativas las quejas de memoria manifestadas por el paciente y validadas por su entorno. El DCL está reconocido como pródromo a la demencia tipo Alzheimer, ya que quienes lo padecen tienen mayores probabilidades de desarrollar el cuadro clínico característico (15% transcurrido un año del diagnóstico de DCL y 50% a los 3 años)16. En este sentido, existen escalas que permiten ponderar el nivel de afectación cognitiva. Un ejemplo de ello es la GDR que discrimina 7 niveles, desde el primer nivel o estado de normalidad hasta el deterioro cognitivo muy severo e inhabilitante.
Por otra parte, existen intentos de clasificación con una perspectiva ecológica. Es decir, que dan un alto valor a la calidad de vida alcanzada en sociedad, a la autonomía en relación con las tareas, independencia y relaciones vinculares por encima de las funciones cognitivas propiamente dichas. Dentro de estos últimos se encuentran la Escala de Lawton-Brody17, el ADRQL de Ravins18,19 y el Índice de Barthel20, entre otros. Dichas escalas asignan en el polo superior las condiciones que demuestran independencia y realización personal, mientras que en el extremo opuesto sitúan aquellas que involucran dependencia, falta de contacto social o retraimiento/aislamiento.
Para lograr de forma objetivada y eficiente el uso de alguna de estas clasificaciones, es necesaria la administración de protocolos estandarizados de evaluación neuropsicológica, lo suficientemente confiables para determinar la mengua de las funciones cognitivas evaluadas.
Dentro de la multiplicidad de test específicos, se dispone de técnicas de screening, «cribado» o «tamizaje». Se trata de protocolos reducidos y sistematizados para una administración sencilla y eficaz por parte de un operador entrenado. El Mini Mental State Examination (MMSE) de Folstein21 es probablemente el instrumento más tradicional e influyente por su aplicación en numerosas investigaciones, inclusive como fuente de contraste para otros instrumentos aplicables a los mismos22. El artículo original del Mini-Mental de Folstein, según Carnero-Pardo23 es una de las referencias más citadas en ciencias de la salud mental. Esta profusa utilización produjo que el MMSE sea una herramienta ineludible en el cribado de las demencias, aunque numerosos investigadores han señalado a lo largo de décadas amplias limitaciones del instrumento24,25.
ObjetivoExplorar la prevalencia de DCL en el Área Metropolitana de Rosario (AMR), Argentina. Se aplicó un protocolo de cribado en el contexto de 2 campañas de concientización sobre envejecimiento saludable.
Materiales y métodoDiseñoInvestigación exploratoria, descriptiva y transversal.
Acceso a la muestraSe realizó un muestreo no probabilístico, por disponibilidad. Los participantes fueron convocados en el marco de 2 campañas de prevención del deterioro cognitivo en la Ciudad de Rosario. Fueron impulsadas por el Centro de Investigación en Neurociencias de Rosario (CINR-UNR), y por el Laboratorio de Cognición y Emoción (LABce-UNR), ambas entidades pertenecientes a la Facultad de Psicología (Universidad Nacional de Rosario [UNR]). La finalidad de la campaña radicó en generar conciencia sobre algunos hábitos neuroprotectores frente al deterioro cognitivo.
Posteriormente a las recomendaciones conductuales, se invitaba a los transeúntes a participar de la investigación. Para tal fin, se situaron puestos de campaña en espacios públicos de alta circulación peatonal (plazas Pringles y San Martín de la mencionada ciudad) en los meses de septiembre y noviembre de 2017 y 2018 respectivamente.
Aspectos éticos y legalesEl proyecto se encuadró ética y legalmente de acuerdo con los lineamientos de la American Pshycological Association (APA)25. Cada participante recibió una explicación referente al objetivo general del estudio y a sus diferentes fases. Asimismo, se explicitó el tiempo de participación estimado y la inocuidad de cada uno de los procedimientos de evaluación funcional y de carácter no clínico. Finalmente, se garantizó la confidencialidad de los datos recabados y la potestad personal de concluir la participación sin mediar explicación alguna. Estas condiciones se formalizaron posteriormente con la firma de un consentimiento informado.
Dados los objetivos específicos y las condiciones técnicas que encuadran una pesquisa como la realizada, se explicitó a cada participante que la exploración realizada carece de validez en el ámbito clínico individual. De esta manera, se remarcó la importancia de acudir a consulta específica ante la sospecha de deterioro cognitivo y se brindó la información necesaria para acudir a efectores públicos especializados en la problemática.
MuestraSe realizó un muestreo no probabilístico, por disponibilidad. Participaron 1075 adultos del AMR. Según el Ministerio del Interior de la República Argentina26 se entiende por AMR el conjunto dinámico y heterogéneo de 21 municipios ubicados al sur de la provincia de Santa Fe, con epicentro en la Ciudad de Rosario. Un 94,4% de los participantes fueron residentes de la misma, mientras que el 5,6% restante eran residentes de localidades del AMR.
Criterios de inclusión-exclusiónSe excluyeron del análisis los resultados de participantes con:
- -
Antecedentes de patologías neurológicas o neuropsiquiátricas que pudiesen afectar el desempeño cognitivo al momento de la evaluación.
- -
Consumo de fármacos que pudiesen afectar el desempeño cognitivo al momento de la evaluación y/o que mostrasen patologías neurológicas o neuropsiquiátricas no informadas por el participante.
- -
Alteraciones sensoriales primarias (baja visión o audición) o motrices que pudiesen condicionar la ejecución de las tareas requeridas.
a. Encuesta heteroadministrada
Se registraron variables sociodemográficas (edad, género, y nivel educativo) e historial clínico (enfermedades previas o crónicas, consumo de sustancias psicoactivas, antecedentes de potencial incidencia cognitiva). Los datos obtenidos mediante la encuesta sirvieron a la conformación de la muestra definitiva: fueron excluidos del análisis estadístico aquellos casos que no cumplieron con alguno de los criterios requeridos.
b. Mini-Mental State Examination
Se administró el MMSE de Folstein, Folstein y McHugh18 en su versión rioplatense27 según las instrucciones publicadas por el Grupo de Trabajo de Neuropsicología Clínica de la Sociedad Neurológica Argentina28. La prueba MMSE permite un rastreo inicial de las alteraciones cognitivas en adultos. Solicita al examinado una serie de tareas de orientación temporal y espacial, fijación, atención, recuerdo, lenguaje (con ejercicios de repetición de frases, comprensión, lectura, escritura y denominación de objetos) y finaliza con la copia de una figura. El tiempo de aplicación se estima en 10min y se califica sumando los puntajes parciales de cada una de las subpruebas. La escala abarca un rango de 0 a 30 puntos.
El instrumento ha sido validado en la región litoral argentina por Infante y Mías29. Los autores encontraron que la prueba se corresponde con la valoración de 5 componentes diferenciales: lenguaje y praxias, orientación temporal, orientación espacial/memoria reciente, orientación general y lenguaje denominativo. Se ha catalogado como de alta confiabilidad test-retest30–32.
Estudiantes avanzados de la carrera de Psicología de la UNR fueron los operadores encargados de la administración del MMSE, recibiendo formación intensiva mediante 3 talleres teórico-prácticos brindados por los coordinadores de la campaña y por profesionales del área de neuropsicología de la mencionada casa de altos estudios.
Análisis de datosLos datos fueron analizados a través del software SPSS 20.0. Se obtuvieron estadísticos descriptivos de las variables sociodemográficas y de la puntuación total para la prueba MMSE. Se obtuvieron medidas de tendencia central (media) y dispersión (DE) de las variables cuantitativas, mientras que las variables cualitativas fueron expresadas en porcentajes y recuentos. Al final del análisis aquí presentado, el criterio de presunción de DCL se determinó a partir de datos normativos locales y actualizados33. En base a estas normas, el valor de corte fijado para delimitar casos de DCL fue de 2 DE por debajo de la media –ajustando por rango etario y nivel educativo– (tabla 1).
Valores normativos para la prueba MMSE en el AMR
Primaria incompleta | Primaria completa | Estudios secundarios | Estudios terciarios | ||
---|---|---|---|---|---|
Edad | |||||
50-55 | N | 0 | 6 | 33 | 44 |
X (DE) | - | 26,83 (2,63) | 28,94 (1,05) | 29,18 (1,01) | |
56-65 | N | 5 | 16 | 105 | 162 |
X (DE) | 24,20 (3,03) | 27,75 (1,94) | 28,47 (1,56) | 29,03 (1,25) | |
66-75 | N | 11 | 43 | 101 | 155 |
X (DE) | 25,91 (2,84) | 26,47 (2,69) | 28,51 (1,50) | 28,97 (1,30) | |
76 o más | N | 10 | 25 | 42 | 66 |
X (DE) | 26,70 (2,79) | 26,44 (3,05) | 27,95 (1,82) | 28,11 (1,82) |
Fuente: Martino et al.33.
La muestra definitiva integrada en el análisis estadístico fue de 1075 participantes. Se excluyeron 45 participantes, de acuerdo con los criterios de exclusión previamente definidos. En la tabla 2 se presenta la composición de la muestra en función de edad, escolaridad y género. Un 74,2% de los participantes fueron mujeres, lo cual indica una mayor tendencia de consulta. Los datos evidencian una alta proporción de participantes con estudios medios y altos, concentrándose entre los niveles secundario y terciario más de un 80% de la muestra.
Conforme a las normas citadas33 se adoptó un umbral de 2 DE por debajo de la media como criterio de presunción de DCL. De esta forma, se hallaron 37/1075 participantes que obtuvieron puntuaciones inferiores a los 24,42 puntos. Este indicador indica una prevalencia porcentual del 3,44%, inferior al 6% estimado para la República Argentina6 y al 13,6% estimado en Ciudad de Córdoba8.
La disparidad en la distribución por género no permite realizar análisis diferenciales exhaustivos en función de esta variable, pero cabe señalar que el porcentaje de casos con presunción de DCL fue superior en hombres (3,97%) que en mujeres (3,26%)
El tamaño y la distribución de la muestra posibilitaron la generación de indicadores segmentados por franjas etarias. La media de esta variable se situó en los 66 años.
No se observa una curva esperable de declinación cognitiva: la media de puntajes disminuye poco más de un punto (28,62 a 27,49) entre el primer rango etario y el último (50-55 años / 76 años y más).
Con relación al nivel educativo, se destaca una discrepancia superior a los 3 puntos (25,49 a 28,81) entre el menor nivel educativo (estudios primarios incompletos) y el mayor (estudios terciarios). La desviación típica es mayor en el primer grupo (3,19) que en el segundo (1,42)
La prevalencia porcentual de sospecha alcanza un 10,81% en el segmento con menor nivel educativo (ver tabla 3).
Distribución de la muestra según criterio DCL
Alteraciones cognitivas | ||||
---|---|---|---|---|
Sí | No | Total | ||
Edad | ||||
50-55 | N | 6 | 104 | 110 |
% | 5,45 | 94,55 | 100 | |
56-65 | N | 8 | 382 | 390 |
% | 2,05 | 97,95 | 100 | |
66-75 | N | 12 | 382 | 394 |
% | 3,05 | 96,95 | 100 | |
76 o más | N | 11 | 170 | 181 |
% | 6,08 | 93,92 | 100 | |
Género | ||||
Masculino | N | 11 | 266 | 277 |
% | 3,97 | 96,03 | 100 | |
Femenino | N | 26 | 772 | 798 |
% | 3,26 | 96,74 | 100 | |
Escolaridad | ||||
Primaria incompleta | N | 4 | 33 | 37 |
% | 10,81 | 89,19 | 100 | |
Primaria completa | N | 4 | 126 | 130 |
% | 3,08 | 96,92 | 100 | |
Estudios secundarios | N | 13 | 340 | 353 |
% | 3,68 | 96,32 | 100 | |
Estudios terciarios | N | 16 | 539 | 555 |
% | 2,88 | 97,12 | 100 |
Los resultados de nuestro estudio indican que la escolaridad aparece como la variable de mayor influencia en relación con el DCL. En la tabla 3 se observa que más del 10% de los participantes con estudios primarios incompletos obtuvieron puntuaciones deficitarias. En el resto de los rangos considerados, las cifras no superan el 4%.
Considerando la composición de la muestra (tabla 2) puede presumirse la existencia de altos niveles de reserva cognitiva en los participantes: cerca del 96% de la muestra alcanzó niveles de educación secundarios o superiores, cuya contribución (mecanismos compensatorios) podría matizar indicadores precoces de deterioro cognitivo.
Reformulación del instrumentoComo se expuso en el apartado metodológico, en el cribado que sustenta el presente estudio se utilizó el MMSE. Esta decisión respondió a la amplia difusión y trayectoria clínica del instrumento, así como a su relativa simplicidad de aplicación y corrección. No obstante, algunas de sus limitaciones son ampliamente debatidas e indican la conveniencia de sustituirlo para futuras iniciativas.
Rojas-Gualdrón34 advierte sobre las discrepancias entre sus adaptaciones por idioma y otros aspectos correspondientes a cada entorno cultural. Argumenta también que sus subpruebas son relativamente sencillas, lo que dificulta una adecuada ponderación de las capacidades ante altas puntuaciones (limitado umbral superior). Esta característica, según Van Oijen et al.35, parece condicionar que incluso apreciaciones subjetivas –tales como las quejas de memoria– sean mejores predictoras de DCL y Alzheimer en sujetos con alto nivel educativo.
Se ha señalado también que su limitada sensibilidad no permitiría discriminar DCL de un bajo rendimiento cognitivo atribuible a trastornos del tipo i como la depresión11.
Por su parte, Mitchell36 fundamenta críticamente a través de un metaanálisis la alta tasa de errores tipo ii en el MMSE. Señala limitaciones en su capacidad de discriminar DCL de envejecimiento normal. Este instrumento, en contraposición con el MoCA, posee escasos recursos para distinguir entre DCL y estadios tempranos de la enfermedad de Alzheimer.
En una línea similar, el estudio de Carnero-Pardo23 indica que el MMSE posee falencias correspondientes a su estandarización e inaplicabilidad en poblaciones analfabetas. Postula además que las subpruebas de orientación y recuerdo concentran la mayor parte de la capacidad predictiva del MMSE. El autor señala la gran influencia en sus resultados de las variables socioeducativas.
Nuestro pesquisaje aparece en consonancia con esta última afirmación: la puntuación media disminuye poco más de un punto entre la franja etaria más joven y el rango mayor. Mientras, la discrepancia supera los 3 puntos en la media de los participantes con estudios superiores con respecto a quienes poseen bajo nivel de estudios. Podría existir en nuestra pesquisa cierta prevalencia de errores tipo ii, atribuibles a los altos niveles de formación de la muestra. Asimismo, se observa un elevado porcentaje de puntuaciones deficitarias en la población con estudios primarios incompletos (ver tabla 3).
A modo de conclusiónFortalezas, limitaciones y futuras direccionesEl estudio aquí presentado se realizó en el marco de una campaña de prevención primaria de salud encuadrada en el espacio público. Esto posibilitó el acceso a un amplio y heterogéneo número de participantes, así como la transferencia de conocimientos vinculados al envejecimiento saludable. Se considera además que la iniciativa redundó favorablemente en los siguientes aspectos:
- •
Generación de recursos humanos capacitados en el área de la prevención primaria y con perspectiva epidemiológica;
- •
Transferencia de conocimientos científico-académicos a la población general;
- •
Validación contextual del MMSE en población del AMR;
- •
Estimación de la incidencia local de DCL en población general (no clínica).
En este sentido, al recolectar los datos en el espacio público, se advierte que el control de las variables intervinientes al momento de la administración del MMSE se limitó a las condiciones contextuales. Asimismo, el método de muestreo utilizado (no probabilístico, por disponibilidad) limita el alcance de los hallazgos aquí presentados.
Se observan factores de diseño que deberían revisarse en futuras iniciativas. En primer lugar, resulta recomendable aplicar un muestreo de base probabilística con un mayor control de las variables con potencial incidencia. En segundo lugar, complementar el uso de MMSE con herramientas que maticen sus debilidades conocidas (MoCA, ACE). Finalmente, optimizar el registro de las variables sociodemográficas para posibilitar la realización de análisis estadísticos exhaustivos y facilitar otros entrecruzamientos transculturales.
En futuras campañas, la iniciativa podría ampliarse a zonas rurales o de menor densidad poblacional, a fin de estimar las diferencias atribuibles a características propiamente demográficas.
Dado que las patologías relacionadas con el deterioro cognitivo aparecen como una problemática en aumento, resultan necesarias decisiones pertinentes por parte de los responsables de la salud pública. Los estudios de rápida aplicación no invasivos nombrados para detectar DCL, tanto como sus limitaciones y posibles aplicaciones, deben ser profundamente estudiados. Es evidente la necesidad de fortalecer proyectos de investigación con muestras representativas y actualizadas, no solamente de corte transversal sino también longitudinal, sin dejar fuera del diseño la consideración de discrepancias culturales.
FinanciaciónEl presente trabajo ha sido financiado por el Centro de Investigación de Neurociencias de Rosario (CINR-UNR) y el Laboratorio de Cognición y Emoción (LABce-UNR), ambos dependientes de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Conflicto de interesesTodos los autores declaran no presentar conflictos de intereses.
Se agradece especialmente a los alumnos avanzados de la Residencia de Práctica Profesional Supervisada -Área XIII / Neurociencias cognitivas y afectivas - de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario su colaboraron con la recolección de datos en los espacios públicos de la ciudad de Rosario (Argentina).