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Vol. 14. Núm. 11.
Páginas 90-95 (Noviembre 2000)
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Piel y práctica deportiva. Cuidados intensivos
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En este artículo se desglosan todos los cuidados preventivos y restauradores que, en el terreno dermatológico, puede necesitar la piel del deportista. El farmacéutico puede adaptar su asesoramiento a cada caso específico y aconsejar productos o tratamientos personalizados.

La piel de las personas que practican deportes, sobre todo si lo hacen de modo intensivo, es más proclive a padecer ciertos trastornos o lesiones, habitualmente leves, pero que deben ser prevenidos o, en su caso, tratados. De ellos y de su relación con una correcta higiene y tratamiento de la piel se ocupa el presente artículo.

RIESGOS ESPECÍFICOS DE LA PIEL DEL DEPORTISTA

Las lesiones mecánicas, las infecciones fúngicas, bacterianas o víricas, los problema de hiperhidrosis y fricción, las dermatitis alérgicas y los trastornos derivados de la fotoexposición suelen ser los objetos de consulta farmacéutica más frecuentes y no hay que olvidar que la farmacia es un centro de salud idóneo para ofrecer información contrastada sobre todo lo relativo a la higiene y el cuidado de la piel de estas personas.

Lesiones mecánicas

La actividad deportiva implica el desarrollo de una potencia física que, lógicamente, en ocasiones puede ir acompañada de traumas agudos por contacto y fricción (contusiones, ampollas, hematomas, cortes, petequias, etc.), o traumas de carácter crónico entre los cuales los más habituales son las distrofias ungueales y la hiperqueratosis de la piel (callosidades).

Infecciones

Las exposiciones continuadas al calor, la humedad, la fricción mecánica y el contacto físico más o menos estrecho con otros deportistas, debido a las características del deporte en cuestión o a las medidas de higiene que requiere, hacen que el deportista sea más proclive a padecer infecciones fúngicas, bacterianas o víricas.

Hiperhidrosis y fricción

Trastornos ya existentes como el acné, la psoriasis y las dermatitis atópicas pueden verse agravados en ciertos casos por la sudación y la fricción asociadas a muchos deportes. Asimismo, el contacto constante con ciertos materiales, principalmente sintéticos, presentes en el calzado o la indumentaria deportiva es susceptible de provocar dermatitis de contacto de tipo alérgico. La hiperhidrosis palmar o plantar es el exceso de sudación más frecuente.

DERMOFARMACIA Y PROFILAXIS

Para prevenir todos los trastornos mencionados, cuya incidencia suele ser superior entre los atletas o practicantes de deportes, se aconseja adoptar dos tipos de medidas: seleccionar adecuadamente las prendas y el calzado deportivo que se utiliza y emplear los productos dermofarmacéuticos específicos, indicados para mantener la higiene, la protección y el cuidado de la piel.

En este sentido, desde la farmacia pueden aconsejarse productos que permitan al deportista mantener una piel sana sin perjuicio de su rendimiento como atleta. El farmacéutico debe ser capaz de transmitir un concepto importante: la piel es el órgano interfase entre el deportista y su medio, de modo que de la salud de este órgano dependerán, en buena medida, la salud de la persona y su rendimiento en el ámbito deportivo.

PRODUCTOS PARA DUCHA Y BAÑO

La higiene personal y, en especial, la higiene de los pies, es sumamente importante para el deportista. Dada la frecuencia con que se lava y el riesgo de irritaciones, rozaduras y abrasiones por fricción, cabe recomendarle el uso de productos para el baño o la ducha en forma de líquido o gel, de pH ácido similar al de la piel, para que no altere la flora cutánea e impida en lo posible la colonización de la epidermis por microorganismos patógenos, cuya instauración se ve favorecida en medios húmedos y cálidos, y con el contacto interpersonal habitual entre deportistas.

Tensioactivos suaves

Los productos mencionados no deben ser excesivamente detergentes ni deslipidizantes, para evitar irritaciones o dermatitis de contacto. Los tensioactivos deben ser suaves, afines a la piel y generar cierta cantidad de espuma. Por ello lo más adecuado es emplear combinaciones de tensioactivos aniónicos, anfotéricos y no iónicos.

Ingredientes emolientes y antiirritantes

Además de contener en su formulación agentes espumantes (tensioactivos), es recomendable que los productos para el baño incorporen sustancias emolientes, al objeto de contrarrestar las posibles agresiones que sobre la piel hayan ejercido los tensioactivos y restaurar el manto lipídico. Los ingredientes emolientes confieren suavidad y elasticidad a la epidermis e impiden que la acción detergente provoque sequedad y deshidratación, efectos que pueden repercutir negativamente en el rendimiento del atleta.

En este sentido, los productos elaborados a base de avena coloidal pueden emplearse varias veces al día, ya que la harina de avena coloidal pura tiene propiedades antipruriginosas, emolientes, suavizantes, hidratantes, antiirritantes y antiinflamatorias que contribuyen a evitar la tirantez cutánea y el picor, fenómenos habituales tras la práctica deportiva. Asimismo, la avena coloidal minimiza la acción irritante de los tensioactivos, de modo que combinada con éstos, constituye un sistema detergente muy afín a la piel.

 


Desde la farmacia pueden aconsejarse productos que permitan al deportista mantener una piel sana sin perjuicio de su rendimiento como atleta


 

Acción germicida y desodorante

A fin de evitar el contacto con los microorganismos que pueden proliferar en duchas públicas, piscinas, gimnasios y medios húmedos con gran afluencia de público, puede recomendarse también el uso de productos con propiedades germicidas que, pese a su acción contra los gérmenes, deben ser muy suaves. Estas mismas propiedades germicidas pueden conferir un efecto desodorante a los geles de baño que también es muy apreciado.

Efecto relajante

Tras la práctica del ejercicio físico, el deportista agradece enormemente la relajación muscular, por lo que es positivo aconsejarle que utilice productos para ducha o baño en cuya formulación figuren sustancias calmantes y relajantes. En caso de contener esencias, conviene que éstas sean alcanforadas o mentoladas, para que den sensación de frescor y descanso.

CHAMPÚES

El sudor segregado a consecuencia del ejercicio físico hace que el cabello del deportista esté húmedo y atrape más fácilmente la suciedad. Esto obliga a lavarlo a menudo y, por tanto, a elegir un champú muy suave, de uso frecuente, que proteja el cabello y el cuero cabelludo, y no irrite los ojos. La presentación de este producto puede ser en forma de líquido, gel o crema, pero en cualquier caso su pH debe ser equilibrado, no alcalino, para que el uso reiterado no dañe la cutícula del cabello y lo vuelva quebradizo y frágil.

Como se ha señalado, los champúes de uso frecuente deben tener capacidad detergente para eliminar la suciedad, pero no han de ser agresivos, por lo que su formulación debe incluir tensioactivos aniónicos, no iónicos y anfotéricos, que garanticen una limpieza adecuada y un nivel de espuma correcto. También es recomendable que incorporen agentes acondicionadores que, mimetizando la función del sebo, aporten suavidad, manejabilidad, brillo y propiedades antiestáticas al cabello.

Las condiciones típicas de los vestuarios y la práctica deportiva que ya se han citado --humedad, calor, contacto físico-- son también un caldo de cultivo para la proliferación de microorganismos en la cabeza. Por ello, en determinadas circunstancias, puede ser aconsejable utilizar champúes con propiedades antibacterianas o antifúngicas, en cuya formulación estén presentes la piritiona de cinc o la piroctonolamina.

PRODUCTOS PARA LA HIGIENE DE LOS PIES

El deportista mantiene sus pies cubiertos por calcetines y calzado especiales, que recrean un microclima húmedo y cálido, idóneo para la proliferación microbiana. A estas condiciones se suman las ya descritas de los vestuarios y, como resultado, un riesgo más o menos elevado de padecer infecciones fúngicas como el bien conocido «pie de atleta».

Es fundamental, por tanto, prevenir, mediante el uso de antitranspirantes, la excesiva perspiración que se produce durante la práctica deportiva y, tras ella, lavar los pies con gel o jabón líquido que contenga agentes bactericidas y antifúngicos para prevenir la contaminación por gérmenes. Asimismo, es de capital importancia secar bien los pies, sobre todo en los espacios interdigitales, y aplicarse en ellos talco o polvos específicos antitranspirantes --que pueden contener o no un antifúngico--. Los productos en aerosol formulados a base de mentol, alcanfor y ciertos agentes antimicrobianos y antitranspirantes también son útiles para refrescar y descansar los pies.

Para esta última finalidad resultan, asimismo, eficaces, los baños de agua caliente (37 ºC), a los que se añaden extractos de plantas y sales alcalinas con o sin sustancias que liberan oxígeno. Son muy agradecidos también los baños de agua de mar, que se consiguen incorporando al agua caliente (37 ºC) unos polvos --mezclas de sales--, que una vez disueltos en el líquido elemento dan una composición similar a la del agua marina.

Estos baños persiguen estimular la circulación sanguínea, eliminar las secreciones sudorales y evitar en lo posible las infecciones bacterianas. Un baño alcalino conseguirá, además, suavizar o reblandecer la capa queratínica de las durezas y los callos.

PROTECCIÓN Y CUIDADO DE LA PIEL

La rugosidad, la sequedad, la falta de elasticidad y el envejecimiento prematuro pueden ser efectos del estrés que provoca la práctica deportiva sobre la piel. El uso de cosméticos ayuda a reparar y reforzar las funciones cutáneas, manteniendo el contenido de agua de la piel en valores adecuados y protegiéndola frente a las frecuentes agresiones de agentes externos como el sol, el frío, el viento, la humedad, las picaduras de insectos, el cloro, detergentes excesivamente deslipidizantes o la fricción derivada del contacto continuo con calzado y prendas deportivas.

Aceites de baño, emulsiones y lociones corporales hidratantes

La sequedad y la falta de elasticidad cutáneas suelen ir asociadas al prurito y otras sensaciones desagradables. Para evitarlas, es conveniente emplear aceites de baño o lociones corporales no comedogénicos, al objeto de dejar sobre la piel una película lipídica que impida la pérdida de agua y, por consiguiente, la sequedad, la rugosidad y la descamación. Por su mayor cosmeticidad, las leches corporales o bodymilks son más utilizadas que los aceites.

Las leches y lociones corporales pueden basar su acción hidratante en varios mecanismos:

Aumento de la humedad relativa

La humedad relativa en la superficie cutánea se aumenta mediante la aplicación de emulsiones O/A con contenido acuoso y agentes humectantes que prolongan el tiempo de contacto del agua de la emulsión con la capa córnea. Éste es el mecanismo por el que actúan las cremas en cuya formulación intervienen polioles, y especialmente glicerina, propilenglicol, sorbitol y polietilenglicoles.

 

Oclusividad

Mediante la formación de una película oclusiva sobre la superficie cutánea se frena la evaporación del agua de la perspiración, se mantiene un grado de hidratación que hincha las escamas córneas y se permite su aglomeración logrando en la piel un agradable aspecto. La oclusión sólo es positiva si la capa córnea presenta componentes higroscópicos adecuados para retener el agua procedente de las capas inferiores de la epidermis.

Éste es el efecto característico de las cremas AO cuya fase continua oleosa es rica en lípidos no penetrantes, principalmente vaselinas y parafinas. Las formulaciones tipo cold-cream aportan un elevado grado de hidratación cuando en su fase oleosa se incluyen aceites minerales. La acción oclusiva que presentan todas las grasas, aceites y ceras es inversamente proporcional a su capacidad de penetración. En cualquier caso, las sustancias con gran capacidad oclusiva, como los aceites de silicona o las vaselinas, deben utilizarse con prudencia, pues pueden llegar a producir maceraciones de la piel, con el consiguiente efecto inflamatorio.

Reposición de las sustancias higroscópicas

Otro mecanismo de acción de los hidratantes corporales es la reposición de las sustancias higroscópicas deficitarias del estrato córneo --factor NMF (natural moisture factor o factor natural de humedad)--. Aunque resulta difícil reconstruir artificialmente este factor, sí existen fórmulas a base de complejos de lactato sódico, pirrolidona-carboxilato sódico, hidrolizado de proteínas, colágeno, pectinas, mucina, etc. que actuarían por un mecanismo de humectación superficial.

Aumento de la difusión del agua

Aumentar la difusión del agua desde las células vivas hacia la capa córnea es posible mediante la desorganización química de la barrera epidérmica en la capa córnea más inferior. No se conocen bien las bases químicas de este proceso, de modo que su aplicación a los cosméticos aún no es viable. Sin embargo, cabría atribuir a este mecanismo los efectos hidratantes inmediatos que demuestran ciertas cremas evanescentes con jabones como emulsionantes, de pH ligeramente alcalino, que desnaturalizan los lipoprótidos de las membranas celulares y favorecen la difusión hídrica. También cabría asociar a este mecanismo los efectos hidratantes de aquellas emulsiones cuyos principios activos (parahormonas, vitaminas, etc.) determinan el metabolismo celular, facilitando el equilibrio hídrico de las capas cutáneas más profundas.

Acción lubricante, hidrófila y semioclusiva

La unión de acción lubricante y propiedades hidrófilas y semioclusivas, como las que presentan la lanolina y sus derivados, genera un efecto hidratante.

Equilibrio hídrico y lipídico

Lo más habitual es que las lociones y los bodymilks sean emulsiones aceite en agua, que después de su aplicación sobre la epidermis, por la evaporación de su contenido hídrico, dan una sensación de frescor que ayuda a relajar la piel cansada. Estos productos también pueden contener mentol o alcanfor, para reforzar la sensación refrescante, o extractos de plantas con propiedades medicinales. Las personas que tengan una piel muy seca o xerótica precisarán de un producto hidratante más terapéutico, como las lociones corporales con urea al 10% o ácido láctico.

Por otro lado, es aconsejable escoger leches para después del baño que incorporen en su formulación aquellos componentes ácidos y ésteres que normalmente son constitutivos del sebo humano, para que el producto posea una dermoafinidad que favorezca la ausencia de disfunciones en las glándulas sebáceas. Lo recomendable es que el pH de estas leches o lociones oscile entre 6,4 y 6,8.

En definitiva, las lociones, leches y cremas corporales ayudan a mantener el equilibrio hídrico de la piel y la composición normal del manto lipídico, mejorando su flexibilidad y suavidad para que este órgano no obstaculice el máximo rendimiento del deportista.

CREMAS DE MANOS

Abundan las disciplinas deportivas en las que, por su especial ubicación en el cuerpo, las manos están expuestas a muchas agresiones medioambientales. El sol, el calor, el frío, la humedad, el viento, la contaminación, etc. dañan la piel de las extremidades superiores, volviéndola seca, rugosa, descamativa y poco flexible.

Es recomendable, por consiguiente, que el deportista emplee productos para las manos que, a diferencia de las lociones corporales, sean más viscosos, en forma de crema y no de emulsión fluida o loción. Estas cremas de manos deben permitir al deportista utilizar sus extremidades superiores sin notar un tacto extraño, grasiento, resbaladizo o incómodo.

Los productos específicos para las manos deben incorporar en su formulación agentes reepitelizantes como la alantoína, además de sustancias humectantes y emolientes.

Protección contra el agua fría y las bajas temperaturas

Las cremas especiales, totalmente anhidras, han demostrado gran eficacia en la protección de la piel expuesta al aire frío (deportes de invierno o realizados en altitud) o al agua fría (natación, vela, surf, windsurf, etc.).

La protección frente al aire frío permite a esquiadores y alpinistas, por ejemplo, reducir la pérdida de calor de su cuerpo, lo cual es sumamente importante, no sólo para sus músculos sino también para sus articulaciones.

El inconveniente de estos productos es su escasa cosmeticidad. Como protectores pueden utilizarse también las cremas agua en aceite, que dejan una película lipídica sobre la piel pero cosméticamente son más aceptables que los productos anhidros totalmente oleosos.

Los protectores agua en aceite anhidros son muy recomendables en nadadores y su aplicación antes de cada entrenamiento en los pies resulta de gran utilidad a los atletas, ya que evita rozaduras y fricciones con el calzado y protege las extremidades inferiores del microclima cálido y húmedo que se genera con el ejercicio.

Repelentes de insectos

En diversas actividades deportivas puede ser casi inevitable tener que utilizar productos que contengan sustancias repelentes de insectos, como por ejemplo permetrina, producto activo sintético (DEET), sumithrin, esencia de citronela, etc. Estos repelentes pueden presentarse en diversas formas cosméticas: barras, aerosoles, cremas, lociones y geles. Pueden incluir filtros químicos para dar una doble protección. Tal vez la presentación en crema proporcione una protección más prolongada, porque los ingredientes activos se evaporan más lentamente que en otras presentaciones más volátiles como los aerosoles.

Fotoprotectores

En los deportes al aire libre, es preciso aplicar fotoprotectores en las zonas de cuerpo no protegidas por el vestido. La acción protectora de estos productos viene dada por la incorporación en su composición de:

­ Filtros físicos, integrados por sustancias minerales capaces de reflejar las radiaciones UVB, UVA y visibles.

­ Filtros químicos, compuestos por sustancias que absorben longitudes de onda del espectro UV y las transforman en energía no perjudicial para la piel.

­ Filtros biológicos, constituidos por vitaminas (A, E, B5 y sus derivados), cuya acción antioxidante refuerza la protección de los filtros químicos y físicos.

 


Las cremas anhidras han demostrado gran eficacia en la protección de la piel expuesta al aire frío


Para la elección de un protector solar, se toma como referencia el FPS (factor de protección solar o múltiplo del tiempo durante el que es posible tomar el sol sin riesgo, en referencia al tiempo de exposición admisible sin filtro protector). Debe emplearse un producto con un factor de protección solar adecuado al fototipo cutáneo del usuario y a las condiciones de la exposición. En cualquier caso, cuanto mayor sea el FPS más protegida estará la piel.

La diversidad de formas cosméticas en el mercado de los fotoprotectores permiten al deportista escoger la presentación más cómoda para cada disciplina deportiva: crema, gel, loción, stick o aerosol. Así, para deportes acuáticos estos productos deberán ser resistentes al agua, es decir, que los filtros químicos no deberán verse eliminados por el baño. En deportes de alta montaña como el esquí o el alpinismo, lo importante será que los filtros no queden eliminados por el sudor.

Protectores labiales

Los labios son otra parte de nuestro cuerpo que durante la práctica de muchos deportes sufren especialmente las inclemencias del tiempo. Así, son habituales los labios cuarteados, secos y faltos de lubricación. El sol y el viento son los principales responsables de estas agresiones. Para prevenirlas se aconseja a los deportistas que utilicen no un simple lápiz de cacao, sino un producto labial que lleve filtro solar y evite los efectos nocivos de la radiación ultravioleta, e incluya en su composición sustancias grasas que aporten lubricación y emoliencia a los labios.

ESTIMULACIÓN CORPORAL

Finalmente, existe un grupo de productos, conocidos como predeporte y posdeporte, que actúan como estimulantes y relajantes, respectivamente, antes y después de la práctica deportiva.

Productos predeporte

Este tipo de productos contienen sustancias vasodilatadoras que estimulan la circulación cutánea y producen una hiperemia --incremento de la temperatura de la piel-- que a su vez provoca un efecto positivo, tanto físico como psicológico, en el deportista y mejora su rendimiento. Gracias a estos productos el cuerpo entra en calor más rápidamente y el inicio del ejercicio físico resulta más fácil. Esto beneficia, sobre todo, a atletas y personas que practican deportes de invierno.

Los productos predeporte pueden presentarse en diversas formas cosméticas: lociones hidroalcohólicas, aceites, cremas tipo agua en aceite o aceite en agua. Su composición suele incluir ésteres del ácido nicotínico, extractos vegetales, aceites esenciales, alcanfor o mentol. Como ya se ha mencionado en apartados anteriores, para mantener durante más tiempo esta elevación de la temperatura resulta útil aplicar, tras el producto predeporte, una crema anhidra que proteja del aire frío o una crema del tipo agua en aceite.

Productos posdeporte

En este grupo se encuadran productos relajantes o de masaje, para descansar el cuerpo después del ejercicio físico. La presencia de mentol, alcanfor o aceites esenciales y la evaporación del agua aportan, tras su aplicación, una sensación de frescor muy agradable. *

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