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Vol. 22. Núm. 10.
Páginas 30-33 (Noviembre 2008)
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Antiácidos y antiulcerosos
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Maria-Josep Divinsa
a Farmacéutica.
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Para el alivio de un problema de salud común como la acidosis o pirosis, la farmacia dispone de un grupo amplio de medicamentos: los tradicionalmente conocidos como antiácidos. De su peso comercial en el mercado farmacéutico nos habla la autora de este artículo, haciendo referencia, asimismo, a los antiulcerosos.

La acidez de estómago o pirosis es una sensación de quemazón en el estómago o el esófago, producida por el reflujo de los ácidos gástricos. A menudo el ácido llega hasta la garganta, produciendo intenso ardor en la zona, e incluso accesos de tos.

La hiperacidez gástrica es un problema frecuente, a menudo relacionado con el estilo de vida actual, caracterizado por el estrés, las comidas rápidas y desequilibradas y las situaciones que ponen a prueba los nervios. La gran cantidad de unidades de antiácidos y/o antiulcerosos consumidas refleja perfectamente esta realidad.

Por otro lado, también está generalizada la prescripción de medicamentos antiulcerosos como medida preventiva que se aplica a todo aquél que deba empezar un tratamiento con algún fármaco potencialmente lesivo para la mucosa gástrica, como por ejemplo los antiinflamatorios.

Acidez gástrica

Los alimentos cuando llegan al estómago se mezclan con el ácido clorhídrico (secretado por las células parietales del estómago) con moco y pepsina, para posteriormente ir siendo desalojados de forma constante y controlada hacia al duodeno.

El medio ácido del estómago es imprescindible para que la pepsina pueda iniciar la degradación de las proteínas y, por tanto, la digestión. El ácido también estimula la secreción biliar y pancreática, además de favorecer la degradación de muchas de las bacterias ingeridas.

Aunque este ácido está suficientemente concentrado para causar daño tisular, normalmente el revestimiento propio del estómago lo protege de sus efectos.

Sin embargo, por diferentes motivos (como un exceso de secreción ácida, la ingestión de alimentos irritantes, ciertos medicamentos o, a menudo, debido a la infección por Helicobacter pylori), la mucosa gástrica puede llegar a irritarse o inflamarse (produciéndose una gastritis) o a ulcerarse (apareciendo una úlcera péptica o duodenal) y generar muchas molestias.

Otras causas frecuentes de hiperacidez son la hernia de hiato (que se presenta cuando una parte del estómago se introduce en la cavidad del tórax a través del hiato del diafragma) y el debilitamiento de la válvula esofágica.

Antiácidos

Para aliviar la acidez gástrica se han usado tradicionalmente los antiácidos. Se trata de un grupo de compuestos inorgánicos que actúan localmente y cuya acción terapéutica consiste en neutralizar el ácido clorhídrico del estómago, sin afectar a su producción.

Se suelen distinguir dos tipos: sistémicos y no sistémicos. Los sistémicos (como el bicarbonato sódico) son de acción rápida, poco duradera y con posible efecto rebote (ya que al reaccionar con el ácido clorhídrico, la parte catiónica puede ser absorbida y producirse una alcalosis sistémica).

Los no sistémicos (sales de aluminio, magnesio y calcio) tienen una acción más lenta y sostenida y no presentan efecto rebote (la parte catiónica, en este caso, forma una sal que no se absorbe).

Actualmente, los antiácidos suelen indicarse para controlar el dolor asociado a la úlcera duodenal y, con mayor frecuencia, para evitar las molestias producidas por las hernias de hiato. Se comercializan solos o asociados con antiflatulentos, carminativos y espasmolíticos.

Los antiácidos se utilizaron durante muchos años en el tratamiento de la úlcera péptica, pero, desde hace unos años, han sido mayoritariamente sustituidos por otros dos tipos de fármacos (antagonistas anti-H2 e inhibidores de la bomba de protones, por orden cronológico de aparición). Estos medicamentos actúan inhibiendo la secreción ácida del estómago. Son altamente eficaces y presentan pocos efectos secundarios.

Antagonistas H2

Los antihistamínicos antagonistas H2 actúan produciendo la inhibición de la secreción ácida por bloqueo selectivo de los receptores H2 de la histamina que se ven implicados en ella. En la segunda mitad de los años setenta, su llegada supuso un gran avance en el tratamiento de úlceras y gastritis. Los más conocidos y aún utilizados son la ranitidina, la famotidina y la cimetidina. En menor medida, la nizatidina y la roxatidina.

Inhibidores de la bomba de protones

A finales de la década de los ochenta del siglo pasado se introducen en el mercado los inhibidores de la bomba de protones (o más precisamente de potasio/hidrogeniones), que actúan a otro nivel, bloqueando directamente la bomba iónica que libera los iones H+ desde las células parietales hacia la luz gástrica. Son muy eficaces y bien tolerados. Su efecto terapéutico es más duradero que el de los medicamentos anteriormente descritos, lo que permite su administración en una única toma al día.

Dentro de este grupo contamos con el omeprazol (que supuso una verdadera revolución terapéutica tras su lanzamiento), el lansoprazol, el esomeprazol y el pantoprazol, entre otros.

No hemos de olvidar que actualmente, para el tratamiento de la úlcera péptica, además del uso de estos fármacos, se suele instaurar un tratamiento antibiótico (en general, un macrólido asociado a amoxicilina) para erradicar el Helicobacter pylori de la mucosa gastroduodenal. Se ha demostrado que una vez eliminada esta bacteria, se restablece más rápidamente la integridad de la mucosa y se reduce enormemente la tasa de recidivas.

Mercado por subsegmentos

El volumen de ventas actual de cada uno de los subsegmentos citados se puede apreciar en las figuras 1 y 2. En ellas queda reflejado el uso mayoritario de los inhibidores de la bomba de protones, que acaparan el 76,7% de las unidades y el 88,8% de los valores, seguidos de los antiácidos, con un 17,0% y un 7%, y de los antagonistas H2, con un 6,3 y un 4,2%, respectivamente.

Fig. 1. Mercado de antiácidos, antagonistas H2 e inhibidores de la bomba de protones: cuotas de mercado en valores por subsegmentos Fuente: CEAH.

Fig. 2. Mercado de antiácidos, antagonistas H2 e inhibidores de la bomba de protones: cuotas de mercado en unidades por subsegmentos Fuente: CEAH.

Mercado de los antiácidos solos

Durante el período analizado, que abarca el período comprendido entre agosto de 2007 y julio de 2008, las ventas totales de antiácidos alcanzaron los 12.327.000 de unidades, por un importe de 33,53 millones de euros a PVP (las cifras manejadas en este artículo reflejan únicamente las ventas intermediadas por la distribución farmacéutica mayorista).

Este segmento cuenta con 36 productos comercializados por 26 laboratorios.

Cuotas de mercado por marcas

La marca líder del segmento de antiácidos solos fue Almax (Almirall), claramente destacada con 8.080.000 unidades vendidas y 21,84 millones de euros (65,1%) de facturación.

En segundo lugar se sitúa Sal de Fruta Eno (GSK Consumer Healthcare), que vendió 1.491.000 unidades, por 3,99 millones de euros (11,9%). A continuación figura Digestivo Rennie de Bayer, con 496.000 unidades así como 1,79 millones de euros (5,3%).

En cuarta posición y ya por debajo del 5%, encontramos a Bicarbonato Torres Muñoz, de Novartis Consumer Healthcare. Vendió 662.000 unidades y facturó 1,57 millones de euros (4,7%).

Le sigue Bemolan (Nycomed Pharma), con 381.000 unidades así como 1,55 millones de euros (4,6%). Magnesia Cinfa (del laboratorio del mismo nombre) se sitúa en sexto lugar con 290.000 unidades y 758.000 euros (2,3%).

Y finalmente, con un 0,9% del mercado, se hallan Mabogastrol (Merck, 310.000 euros) y Maalox concentrado (Sanofi-Aventis, 309.000 euros) (fig. 3).

Fig. 3. Antiácidos solos: cuotas de mercado en valores por marcas Fuente: CEAH.

Mercado de los inhibidores de la bomba de protones

El de los inhibidores de la bomba de protones es el subsegmento mayor de todos con diferencia. Las cifras lo dejan bien claro: 55.660.000 unidades, 424,60 millones de euros, 66 laboratorios y hasta 130 marcas distintas demuestran su amplia utilización por parte del colectivo médico.

Cuotas de mercado por laboratorios

El laboratorio mejor clasificado fue Nycomed, con 4.933.000 unidades y 87,51 millones de euros (20,6%). En segundo lugar encontramos a Astrazeneca, con 1.971.000 unidades y 51,80 millones de euros (12,2%). En tercero figura Janssen Cilag, con 1.696.000 unidades y 40,81 millones de euros (9,6%).

Almirall se situó a continuación, con 1.895.000 unidades y un montante de 35,72 millones de euros (8,4%).

Les siguen Ratiopharm (8.662.000 unidades y 33,29 millones de euros; 7,8%), Cinfa (6,41 unidades y 25,33 millones de euros; 6,0%), Esteve (3,86 unidades y 15,16 millones de euros; 3,6%) y Ferrer Internacional, con 595.000 unidades y 12,87 millones de euros (3,0%).

Merck, con 618.000 unidades y 9,31 millones de euros (2,2%), se sitúa ya por debajo del 3% y las posiciones siguientes son para Davur (9,09 millones de euros; 2,1%), Solvay Pharma (8,97 millones de euros; 2,1%) y Salvat (8,22 millones de euros; 1,9%).

Cuotas de mercado por marcas

Tras la pérdida de la patente del omeprazol y la entrada masiva en el mercado de sus genéricos, AstraZeneca consiguió seguir liderando el mercado con un nuevo producto, enantiómero del anterior: el esomeprazol, bajo la marca Nexium Mups. Este producto, en el período estudiado, vendió 1.933.000 unidades y facturó 51,66 millones de euros, aproximadamente (12,2%).

A continuación figura Pantecta (pantoprazol, de Nycomed Pharma), con 2.553.000 unidades y 45,70 millones de euros (10,8%).En tercer lugar está Pariet (rabeprazol, de Janssen Cilag), con 1.696.000 unidades y 40,80 millones de euros (9,6%).

Opiren (lansoprazol, de Almirall) facturó un montante de 35,72 millones de euros (8,4%), como resultado de sus 1.895.000 unidades vendidas.

El segundo pantoprazol de la lista es Anagastra (Nycomed Pharma), con 1.964.000 unidades y 34,51 millones de euros (8,1%). A estas marcas citadas les siguen dos medicamentos genéricos, Omeprazol Ratiopharm (7.851.000 unidades y 24,94 millones de euros; 5,9%) y Omeprazol Cinfamed (de Cinfa, con 4.433.000 unidades y 14,09 millones de euros; 3,3%).

Con el mismo principio activo que Nexium encontramos a Axiago, de Ferrer. De este producto se vendieron 457.000 unidades, por un importe de 12,39 millones de euros (2,9%).

En novena posición figura el Omeprazol Pensa (Esteve), que vendió 3.356.000 unidades, por un valor de 10,67 millones de euros (2,5%). Y le siguen tres marcas con idéntica composición: Estomil (de Merck, que facturó 9,31 millones de euros; 2,2%), Pro Ulco (de Solvay Pharma, con 8,97 millones de euros; 2,1%) y Monolitum (de Salvat, con 8,22 millones de euros; 1,9%).

A estos lansoprazoles les sigue en la posición decimotercera la marca Ulcotenal (pantoprazol), de Nycomed Pharma, con un montante de 7,31 millones de euros (1,7%).

A partir de esta posición hasta siete genéricos distintos completan la lista de los 20 primeros productos, a saber: Omeprazol Davur, con un 1,7%; Omeprazol Merck, con un 1,5%; Omeprazol Normon (1,4%), Omeprazol Cinfa (1,0%), Pantoprazol Ratiopharm (0,9%), Omeprazol Rimafar (0,8%) y Omeprazol Mabo (con un 0,8%, también). La figura 4 recoge gráficamente estos datos.

Fig. 4. Mercado de antagonistas H2: cuotas de mercado en valores por marcas Fuente: CEAH.

Mercado de los antagonistas H2

En el período estudiado se vendieron algo menos de 5.000.000 de unidades de estos medicamentos y su facturación alcanzó los 20,13 millones de euros, aproximadamente.

En este caso, tanto el número de productos como el de laboratorios es sensiblemente superior a los del segmento anterior, 72 fármacos de 54 laboratorios distintos.

Cuotas de mercado por marcas

Ocupa la primera posición Zantac (GlaxoSmithKline), que con 906.000 unidades facturó 4,79 millones de euros (23,8%). Le sigue Alquen (Glaxo-SmithKline), con 1.040.000 unidades y 3,13 millones de euros (15,6%).

A continuación figuran varias ranitidinas más, que se suman a las anteriores: Ranitidina Cinfa (477.000 unidades y 2,49 millones de euros; 12,4%), Ranitidina Normon (260.000 unidades y 1,29 millones de euros; 6,4%), Ranitidina Ratiopharm (224.000 unidades y 1,19 millones de euros; 5,9%), Ranitidina Merck (115.000 unidades y 600.000 euros; 3,0%) y Ranuber (Valeant), con 105.000 unidades y 525.000 euros (2,6%).

En octavo lugar encontramos al histórico Tagamet (GlaxoSmithKline) con 127.000 unidades y 475.000 euros (2,4%). Cabe recordar que este producto, una cimetidina, fue, en su día, precursor de esta clase terapéutica.

Ranitidina Bexal, con 76.000 unidades y 393.000 euros (2,0%), ocupa el noveno lugar y finalmente citaremos (décima y undécima posición, respectivamente) a Famotidina Cinfa (380.000 euros, 1,9%) y Pepcid (la famotidina de McNeil Ibérica), con 370.000 euros (1,8%) (fig. 5).

Fig. 5. Mercado de inhibidores de la bomba de protones: cuotas de mercado en valores por marcas Fuente: CEAH.

Consejo farmacéutico

Los problemas digestivos son un motivo de consulta frecuente en la oficina de farmacia. Los pacientes se acercan a nosotros con diferentes problemas como pueden ser vómitos, diarreas, estreñimiento, y como en el caso que nos ocupa, acidez o «dolor de estómago». Como siempre, intentaremos esclarecer si se trata de un problema puntual y de carácter leve, o bien algo más importante que precise de intervención médica.

Una vez descartado lo segundo, en nuestras manos está proporcionar al paciente el producto más adecuado para solucionar su problema, seleccionándolo del amplio arsenal terapéutico del que disponemos, con medicamentos efectivos y de seguridad contrastada. Es importante recordarle al paciente que la acidez no es una enfermedad en sí misma, sino solamente un síntoma, y que puede ser consecuencia de enfermedades como el reflujo gastroesofágico o la úlcera de estómago, aunque lo más habitual es que se trate de una situación producida por un abuso alimentario, un aumento del nivel de estrés o una serie de malos hábitos. Por tanto, resulta de gran importancia que hagamos llegar a nuestro cliente ciertas pautas de alimentación y vida que quizás desconozca y que podrían ayudarle a prevenir o aliviar su problema. Una de ellas consiste en recomendarle eliminar ciertos alimentos de su dieta, como pueden ser en algunos casos los cítricos, ciertas especias, el ajo y la cebolla, así como el café y el chocolate. También debe abstenerse de fumar y de beber cantidades excesivas de alcohol, además de evitar acostarse o practicar deporte inmediatamente después de comer.

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