Sr. Director:
La violencia contra la mujer es un fenómeno universal que persiste en todos los países del mundo. Hasta hace poco tiempo, la mayoría de los gobiernos y los responsables de la formulación de políticas consideraba este tipo de violencia como un problema social menor1. Afortunadamente, esta situación está cambiando en muchos países como, por ejemplo, España. Así, en los últimos años, en nuestro país, se ha incrementado la consideración de la violencia del compañero íntimo contra las mujeres como delito que se ha de denunciar2.
En Baleares, las denuncias por violencia de género (VG) presentadas en las comisarías entre 2004 y el 2007 ascendieron a un total de 9.335. La evolución de las denuncias de las mujeres por malos tratos en Baleares ha sufrido un incremento de más del 12% en los últimos 4 años3.
Según ha reconocido la propia OMS, los profesionales sanitarios desempeñan un papel relevante en el diagnóstico precoz, la asistencia y la rehabilitación4. En este sentido, los servicios sanitarios pueden desempeñar un papel crucial al identificar los casos VG como tales en los partes judiciales de lesión (PJL), y ayudar así a las mujeres maltratadas en la tramitación del proceso judicial.
El objetivo de nuestro estudio es identificar los casos de VG atendidos en urgencias de un centro de salud a partir de la información contenida en los PJL.
Se revisaron los PJL archivados en un centro de salud de Mallorca, que atiende a una población de 45.000 habitantes, entre enero de 2006 y febrero de 2008 (total: 716). Los PJL se clasificaron en 6 grupos según la probabilidad de que se tratara o no de caso de VG. Los criterios de clasificación se consensuaron previamente partiendo de la revisión de una submuestra de PJL.
En 48 (6,7%) de los 716 partes quedaba claro que se trataba de un caso de VG (grupo 1). En 60 (8,4%) se podía sospechar VG pero sin la certeza definitiva (grupo 2). Correspondían a otras agresiones no atribuibles a VG 378 PJL (52,8%) (grupo 3). En 131 PJL (18,3%) no fue posible conocer la naturaleza de la agresión por datos incompletos (grupo 4). En 91 partes (12,7%), el tráfico y las mordeduras de perro fueron los causantes de las lesiones (grupo 5). El grupo 6 eran agresiones sexuales (0,1%) (figura 1).
Figura 1. Número de partes judiciales por grupo y año de estudio.
Son varios los motivos propuestos para explicar este subregistro de casos. Muchas mujeres, bien sea por vergüenza, amenazas del agresor o por temor, tratan de ocultar la verdadera causa de sus lesiones y las atribuyen a otros mecanismos o bien facilitan al clínico escasa información. Esta situación se hace más evidente en ciertos colectivos de mujeres que, por sus características personales o por su situación social o legal, son más vulnerables. Tal es el caso de inmigrantes, mujeres con discapacidades psíquicas o físicas, mujeres en prostitución o dependientes de drogas3.
El bajo registro de casos de VG en los servicios de urgencias se ha reflejado en varias ocasiones en la literatura médica con porcentajes que varían entre el 12 y el 18%5. Esto cobra aun mayor importancia si consideramos que los servicios de urgencias son, en muchos casos, el primer o el único contacto que tienen las mujeres víctimas del maltrato con el sistema sanitario. Por otro lado, la identificación de casos de VG en la consulta diaria de atención primaria no resulta más alentadora y se sitúa entre el 4 y el 10%6.
Concluimos que resulta difícil conocer la cifra real de casos de VG a partir de PJL porque los datos registrados son insuficientes. Se debe insistir en la importancia de cumplimentar los PJL detalladamente como herramienta fundamental de las víctimas en el proceso judicial.
Autor para correspondencia. rosargu2210@hotmail.com