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Vol. 21. Núm. 3.
Páginas 146-154 (septiembre 2014)
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Vol. 21. Núm. 3.
Páginas 146-154 (septiembre 2014)
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Osteoartritis, obesidad y síndrome metabólico
Osteoarthritis, obesity and the metabolic syndrome
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Julio César Sánchez Naranjo
Autor para correspondencia
jcsanchez@utp.edu.co

Autor para correspondencia.
, Diego Fernando López Zapata, Oscar Alonso Pinzón Duque
Facultad Ciencias de la Salud, Universidad Tecnológica de Pereira, La Julita, Pereira, Risaralda, Colombia
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Resumen

La osteoartritis (OA) es una enfermedad crónica e incapacitante cuya prevalencia es elevada; su tratamiento continúa siendo paliativo debido al desconocimiento de los factores que inician la enfermedad. Se ha establecido una asociación epidemiológica con la obesidad y el síndrome metabólico, importantes pandemias mundiales, pero las razones que la explican continúan en estudio. Se postulan los factores biomecánico y metabólico como desencadenantes de la enfermedad en relación con la obesidad, y aunque ambos factores inducen eventos bioquímicos generadores de actividad proinflamatoria, que a su vez alteran el metabolismo de la matriz, el metabólico es caracterizado por la liberación de citocinas que median la respuesta en el contexto de la obesidad y el síndrome metabólico como un todo, o con varios de sus componentes en forma individual como hiperglicemia, dislipidemia o hipertensión. El cartílago articular también puede producir algunos factores protectores, los cuales están disminuidos en la OA, que pueden ser utilizados para el manejo de la dolencia. En todo caso, el balance entre los mediadores proinflamatorios y antiinflamatorios es el factor determinante tanto en la aparición de la OA como de su progresión y gravedad. La investigación sobre la asociación entre síndrome metabólico, obesidad y OA debe ser exhaustiva para poder traducir este conocimiento en estrategias terapéuticas más efectivas.

Palabras clave:
Osteoartritis
Obesidad
Adipocinas
Síndrome metabólico
Abstract

Osteoarthritis is a chronic and disabling disease with a high prevalence. Its treatment continues to be palliative due to the lack of knowledge of the factors that initiate the disease. An epidemiological association with obesity and the metabolic syndrome has been established, but the reasons that explain that association are unclear. Both metabolic and biomechanical factors have been found to be related to the onset of osteoarthritis in obese patients. Although both factors induce biochemical events that generate proinflammatory activity, which alters matrix metabolism, the metabolic factor is characterized by release of cytokines related to obesity and the metabolic syndrome, or to each one of its components such as, hyperglycemia, dyslipidemia, or hypertension. Articular cartilage may also produce some protective agents, which are decreased in osteoarthritis, and could be used for treatment. The balance between proinflammatory and anti-inflammatory mediators is the key factor in the onset, progression, and severity of osteoarthritis. Further research on the association between osteoarthritis, obesity, and the metabolic syndrome must be exhaustive in order to translate this knowledge into more effective therapeutic strategies.

Keywords:
Osteoarthritis
Obesity
Adipokines
Metabolic syndrome
Texto completo
Introducción

La osteoartritis (OA) es una enfermedad crónica discapacitante de elevada prevalencia mundial, la cual va en aumento tanto por la mayor esperanza de vida actual como por estilos de vida poco saludables1–4. El cuadro de OA puede progresar hasta impedir la realización de las labores cotidianas, debido al dolor y a la disminución de la funcionalidad, lo que pone en riesgo la autosuficiencia del individuo y genera un alto grado de dependencia a los sistemas de salud4. Las estrategias de prevención y las medidas terapéuticas empleadas hasta el momento para la OA se han enfocado en evitar lesiones mecánicas, en mejorar el dolor y en limitar modestamente el avance de la enfermedad, pero no existe una terapia dirigida al control de los factores desencadenantes, ya que estos aún no se conocen a cabalidad, lo que se traduce en malos pronósticos, pérdida de independencia funcional y altos costos para los servicios de salud. Estas limitaciones terapéuticas se presentan, principalmente, por ser este un problema multifactorial y por el distanciamiento básico-clínico que obliga a que los avances sean fragmentados y poco aplicables tanto en un campo como en el otro.

La OA tiene etiología múltiple y compleja5; en el curso de la enfermedad se generan alteraciones de la fisiología normal del cartílago y de la única célula responsable del metabolismo de la matriz extracelular: el condrocito articular6,7. Sin embargo, cuando la patología ya se encuentra avanzada suele existir homogeneización de los daños y mecanismos comunes de perpetuación del cuadro. Cuando la OA es causada por alteraciones anatómicas o por la degeneración de las articulaciones sin una causa aparente, es conocida como OA primaria. La OA secundaria se debe al daño articular causado por envejecimiento y asociado a obesidad, diabetes, síndrome metabólico (SM) y enfermedades crónicas e inflamatorias8; en estas dolencias, las alteraciones de la articulación no son causadas solo por factores mecánicos, sino también por mediadores humorales9. Algunas clasificaciones intentan anteponer el origen del cuadro de OA10,11, por ser este determinante de las estrategias terapéuticas y de la evolución clínica, pero no siempre puede establecerse con claridad la etiología, sobre todo porque en muchas ocasiones existen situaciones concurrentes. Sin embargo, la denominación de OA metabólica en el contexto de la asociación de esta enfermedad articular con el desequilibrio en el cual está inmerso el paciente obeso es una tendencia en los últimos años, dada la evidencia encontrada.

Metodología

El objetivo de este artículo es realizar una revisión amplia y conceptual de los factores que pueden explicar la asociación entre OA, obesidad y SM. Para realizarla, se utilizó una estrategia de búsqueda en PubMed usando los términos Mesh “osteoarthritis AND metabolic síndrome X”, “osteoarthritis AND obesity”, “osteoarthritis AND adipokines”, “osteoarthritis AND cytokines”, “osteoarthritis AND pathophysiology”, “osteoarthritis AND adipokines” y “osteoarthritis AND mechanics”; además, se llevó a cabo la búsqueda utilizando también “chondrocytes” en conjunto con los términos anteriormente descritos. De los resultados arrojados se seleccionaron los artículos pertinentes.

Asociación epidemiológica entre osteoartritis, obesidad y síndrome metabólico

La asociación de OA de rodilla y cadera con obesidad ha sido claramente establecida a través de estudios epidemiológicos12–16. En pacientes con sobrepeso, se ha encontrado prevalencia elevada de cambios de OA detectada por resonancia nuclear magnética en rodillas, donde no había hallazgos radiológicos de OA en personas con o sin dolor en esta articulación; en este mismo estudio, la prevalencia de características de OA aumentaba en directa proporción a la edad, aunque no se pudieron determinar diferencias significativas asociando el índice de masa corporal (IMC) con las lesiones características de OA17. Sin embargo, otros estudios de cohortes, prospectivos y con seguimiento de varios años han encontrado que existe asociación entre IMC y OA en rodilla18,19, asociación de obesidad con OA de rodilla y manos pero no con OA de cadera15, y mayor probabilidad de desarrollar OA de rodilla en personas obesas20.

Factores biomecánicos

El cartílago articular está diseñado para sobrellevar los cambios que se dan en las articulaciones debido al movimiento y a la carga mecánica que debe soportar, pero la aplicación de fuerzas estáticas prolongadas en la articulaciones, o de fuerzas cíclicas constantes, genera alteraciones en la producción de matriz y aumento del catabolismo, hallazgos característicos de la OA21. Dado que las articulaciones de miembros inferiores soportan una gran cantidad del peso corporal cotidianamente y, por tanto, están sometidas a una carga de presión permanente, el incremento del estrés mecánico ejercido por el exceso de peso corporal es la primera y más obvia razón para la inducción del proceso degenerativo en las grandes articulaciones de miembros inferiores.

Los mecanismos biomecánicos implicados en OA por fuera del contexto de su asociación con el peso corporal incluyen, en el caso de OA de rodilla, aumento de la laxitud de la articulación en el plano frontal y disminución de la agudeza propioceptiva, lo cual puede contribuir a inestabilidad articular e incrementar la sobrecarga del cartílago articular22, debilidad muscular como factor independiente asociado a degeneración articular23 y el valor de base del momento de aducción en la rodilla, que refleja la carga dinámica en el compartimiento medial y que puede predecir la progresión radiológica de la OA24; en el caso de OA de tobillo, la relación con el trauma repetido ha sido bien establecida25. Estos mecanismos pueden estar magnificados cuando el sobrepeso incrementa la carga de las articulaciones lo que aceleraría el proceso que conduce a OA en pacientes obesos.

El hecho de que el incremento de la carga sobre cartílago articular in vitro induzca la liberación de mediadores proinflamatorios e inductores de la degradación de este tejido26–28 podría ser parte del mecanismo que explique este proceso, pues los condrocitos perciben los eventos mecánicos y responden ante ellos, convirtiéndolos en eventos bioquímicos que aumentan la actividad proinflamatoria en caso de alta magnitud de tensión cíclica sobre las células o promueven la actividad antiinflamatoria en respuesta a tensión cíclica de baja magnitud29; estos hallazgos se complementan con un estudio realizado en bovinos donde se determinó que la degradación de la matriz extracelular inducida por interleucina (IL)-1β requiere de una carga mecánica crítica30. Los cambios mecánicos sobre las células generan también variaciones en los mecanismos de transporte mediados por canales mecanosensibles e interacciones con componentes asociados al citoesqueleto31 y afectan al transporte de H+ y, por ende, a la regulación del pH intracelular32. Adicionalmente, la presión incrementada sobre el hueso circundante puede inducir la liberación de mediadores bioquímicos desde osteoblastos, que promueven la degradación del cartílago33.

Factores humorales y metabólicos

El estrés mecánico incrementado no puede explicar completamente la asociación de la obesidad y la OA, pues la obesidad también se asocia a un incremento del riesgo de desarrollar OA en articulaciones de la mano que no soportan carga34. Además, múltiples evidencias sustentan que muchos de los mediadores hormonales y bioquímicos que están alterados en la obesidad y el SM se asocian con OA y pueden tener efectos en el funcionamiento del condrocito articular y el metabolismo de la matriz35.

Asociación con el síndrome metabólico

La obesidad es un estado de desequilibrio metabólico, en el cual se desencadena un proceso inflamatorio crónico, determinado por un desbalance de adipocitocinas que afectan las respuestas metabólicas a todo nivel36, perpetúan la acumulación de grasa, generan un proceso inflamatorio crónico37 e inducen complicaciones en varios sistemas que pueden conducir a un SM, condición caracterizada por una combinación de situaciones en la cual la dislipidemia, la hipertensión arterial y la diabetes mellitus tipo 2 (DM2) son las más deletéreas38. La presencia de SM se asocia al aumento de incidencia de OA de rodilla, explicado, principalmente, por el aumento del IMC39; sin embargo, al incrementar el número de componentes del SM se incrementa significativamente el riesgo tanto de la aparición como de la progresión de OA de rodilla, con mayor efecto sobre la ocurrencia que sobre la progresión40.

En otro sentido, la prevalencia del SM está incrementada en pacientes con OA, incluso después del ajuste por edad e IMC41. En mujeres, la obesidad en concurrencia con al menos 2 de los otros componentes del SM se asocia con un riesgo elevado de OA de rodilla42. Aún más, la hipertensión y la DM2 tienen un efecto aditivo para incrementar el riesgo de OA de mano43. Según el estudio NHANESIII, un incremento de 1 punto en el índice HOMA-IR (Homeostatic Model Assessment - Insulin Resistance), el cual se basa en parámetros clínicos y de laboratorio determinantes de la resistencia a la insulina, está asociado con un incremento del riesgo de OA de rodilla en un 18% en hombres no obesos y en un 34% en hombres obesos, aunque en mujeres, este índice no afectó al riesgo de OA44. Adicionalmente, en el estudio ROAD, la intolerancia a la glucosa se asoció al desarrollo y severidad de OA de rodilla45, y en un estudio longitudinal reciente que hizo seguimiento por más de 20 años a cerca de 1.000 pacientes, la DM2 se constituyó en un factor de riesgo para OA severa, con independencia de la edad y el IMC46.

Si se considera solo la hipertensión, esta se asocia con OA de rodilla después de ajustar por IMC y edad47, tal como también demostró el estudio ROAD40; además, la hipertensión incrementa el riesgo de OA de mano cuando se asocia a obesidad43. El colesterol sérico elevado, por otro lado, también se asocia a OA de rodilla y mano, independientemente del IMC47–49. La aterosclerosis en sí misma también está asociada a OA: aterosclerosis carotídea o calcificaciones coronarias se asocian a mayor severidad de OA de mano50, y el grosor de la pared arterial poplítea es mayor en pacientes con OA generalizada comparados con pacientes sin OA51. Todas estas asociaciones independientes entre OA y los diversos componentes del SM demuestran que no es la obesidad o el IMC el único factor determinante de una OA de origen metabólico.

La evidencia apunta a que en condiciones como la DM2, la obesidad y el SM, el cual abarca las condiciones anteriores, la homeostasis del cartílago está alterada, probablemente por la acción de las consecuencias del desequilibrio metabólico en sí mismo, o de agentes inflamatorios y hormonas reguladoras del metabolismo que están alteradas en estas enfermedades52.

Una de las condiciones metabólicas que se presentan en la DM2 es la hiperglicemia crónica; la exposición prolongada a concentraciones extracelulares elevadas de glucosa induce una expresión disminuida de GLUT-1, el principal transportador de glucosa, en condrocitos normales, lo cual es un mecanismo protector para evitar sobrecargas de glucosa; sin embargo, los condrocitos procedentes de articulaciones osteoartríticas no responden de la misma manera y capturan una mayor cantidad de glucosa, generando mayores cantidades de radicales libres de oxígeno, los cuales promueven la degradación de la matriz por activación de metaloproteinasas de la matriz (MMP) y pueden llevar a la muerte celular53,54. La hiperglicemia, además, induce reacciones de glicosilación no enzimática, las cuales se asocian con un incremento del estrés oxidativo55, proceso conocido como glicoxidación, y con reacciones generadoras de advanced glycation end products (AGE)56, moléculas que pueden interactuar con una diversidad de proteínas y unirse a receptores de membrana, para causar efectos deletéreos en las células. Los AGE se acumulan en el cartílago de articulaciones osteoartríticas y su concentración se correlaciona negativamente con la síntesis de matriz57. Los AGE también alteran las características biomecánicas del cartílago articular incrementando su rigidez y haciéndolo más susceptible a la lesión mecánica58; además, aumentan la producción de citocinas proinflamatorias, prostaglandina E2 (PGE2) y proteasas desde el condrocito y activan la vía de la mitogen-activated protein kinase (MAPK) en estas células, la cual disminuye su actividad anabólica59–61. Con respecto a las hiperlipidemias, recientemente se demostró en ratones que alteraciones de las high density lipoprotein cholesterol (HDL) predisponen al desarrollo de OA62; además, niveles elevados de ácidos grasos en condrocitos se asocian a una mayor severidad de la OA63.

Factores inflamatorios

El proceso inflamatorio crónico de la obesidad y el SM se caracteriza por un predominio de la liberación de factores proinflamatorios, tales como factor de necrosis tumoral-α (TNFα), IL-1β e IL-6, entre otros, los cuales alcanzan niveles elevados en el cartílago, tal vez por la permeabilidad alterada de la membrana sinovial y una mayor facilidad para alcanzar las células64. Estudios recientes demuestran la presencia de IL-7 e interferón γ (INFγ) en cartílago osteoartrítico65,66 y exploran las posibilidades terapéuticas de la IL-10 y la IL-18, como factores antiinflamatorios articulares67,68.

Las citocinas proinflamatorias están asociadas al proceso fisiopatológico en OA, ya que activan MMP, inducen la liberación de radicales libres, aumentan la producción de prostaglandinas y disminuyen la expresión de genes de colágeno tipo II y de agrecanos66,69. Todo lo anterior lo logran a través de cascadas de señalización que involucran MAPK, extracellular-signal-regulated kinase, c-Jun N-Terminal kinase y nuclear factor kappa-light-chain-enhancer of activated B cells70,71. La activación de MMP y de agrecanasas, por diferentes sustancias inflamatorias, induce la destrucción de las fibras de colágeno, de los proteoglicanos y de los fragmentos de fibronectina resultantes de su digestión enzimática, que a su vez tienen efectos potenciadores del catabolismo de la matriz72. La destrucción de los proteoglicanos implica la desaparición de las cargas negativas de los mismos, por lo cual se altera la distribución iónica propia del cartílago, así como el potencial de membrana del condrocito, afectando aún más a sus funciones y empeorando la situación del tejido71,73. Las respuestas electrofisiológicas y de regulación del volumen intracelular a los cambios de osmolaridad también pueden estar alteradas por causa de la IL-1β74; este hecho es inductor de cascadas apoptóticas en el condrocito, y además entorpece la respuesta celular a los cambios dinámicos de la articulación, provocándose un círculo vicioso que empeora el proceso fisiopatológico75. La IL-1β, además, afecta a la regulación del pH intracelular en condrocitos articulares bovinos76, y el pH afecta a la dinámica de la síntesis de matriz.

Los sinoviocitos producen péptidos que contrarrestan la actividad inflamatoria de estas citocinas, especialmente la IL-4 y el antagonista del receptor de la IL-1 (IL-1RA)77, lo cual puede constituirse en un factor de defensa de la articulación frente al proceso inflamatorio. Es importante destacar que la activación de factores de transcripción antiinflamatorios como el peroxisome proliferator activated receptor gamma (PPARγ) son blanco para el desarrollo de terapias contra la OA, ya que posee efectos antiinflamatorios y estimulantes de la supervivencia del condrocito y de la síntesis de matriz, pero nuevamente la IL-1β actúa sobre este, inhibiéndolo78.

Factores endocrinos

La actividad de los condrocitos es regulada por el sistema endocrino; múltiples hormonas poseen receptores en los condrocitos y a esta regulación no escapan aquellas hormonas implicadas en la regulación metabólica general. Por ejemplo, múltiples factores de crecimiento son responsables de la regulación de la condrogénesis73. El factor de crecimiento similar a la insulina I desempeña una importante función en la maduración y supervivencia de los condrocitos y en la inducción de síntesis de matriz; limita el catabolismo al antagonizar sustancias proinflamatorias como la IL-1β79. El factor transformante del crecimiento beta es otro factor de crecimiento que se encuentra normalmente en bajas concentraciones, que se requiere para la síntesis de matriz y protege el catabolismo de la misma al contrarrestar los efectos deletéreos causados por sustancias proinflamatorias que activan MMP-1 y MMP-9; paradójicamente, también posee efectos proinflamatorios y puede activar MMP-13 y agrecanasas8,71. Las proteínas morfogenéticas del hueso son condroprotectoras, condrogénicas e inducen la síntesis de matriz80, y sus acciones son antagonizadas por algunas proteínas de la matriz como la folistatina y la noguina, las cuales se unen a las proteínas morfogenéticas del hueso e impiden su unión a receptores81. Otros factores de crecimiento presentes en el cartílago son el factor de crecimiento hepático, el factor de crecimiento del tejido conectivo y el factor de crecimiento fibroblástico; todos estimulan la condrogénesis y la síntesis de matriz, aunque este último está involucrado también en su catabolismo73,82. Esta regulación por diferentes factores humorales indica que los condrocitos articulares requieren de un balance hormonal para responder ante las exigencias funcionales a las que ellos son sometidos continuamente.

Las adipocinas, mediadores liberados principalmente por tejido adiposo, y alterados en la obesidad y el SM, tienen acciones aún mal caracterizadas sobre el cartílago y, por ende, los reportes sobre este tema son a veces contradictorios83. Diversos estudios han encontrado relación estadística entre los niveles plasmáticos e intraarticulares de adipocinas y la OA; la causa del aumento de adipocinas sinoviales no es clara, sin embargo se atribuye a factores como la mayor permeabilidad de la membrana sinovial, a la producción de agentes inflamatorios por sinoviocitos y a la síntesis de adipocinas en la grasa infrapatelar, en el caso de la OA de rodilla64,84,85.

La asociación mejor documentada se presenta con la leptina86,87, hormona que posee efectos reguladores del crecimiento, del metabolismo, del sistema inmune y de los depósitos energéticos corporales88, y que posee receptores en condrocitos89, cuya expresión está incrementada en cartílago osteoartrítico80. Su concentración está elevada en plasma y líquido sinovial de pacientes con OA, situación que es diferencial y contradictoria con respecto al género90,91. Niveles altos de leptina se asocian con mayor degeneración articular y con dolor articular severo92; asimismo, el aumento en los niveles del receptor de leptina soluble está asociado a mayor degeneración articular en OA93. A bajas dosis, la leptina promueve la expresión de marcadores de formación ósea y posee efectos estimulantes del crecimiento, de la proliferación de condrocitos y de la producción de matriz80,94, pero a concentraciones más altas, como las que se presentan en la obesidad, se comporta como un factor proinflamatorio, destruyendo la matriz extracelular, mediante la activación de MMP, la inducción de radicales libres y la alteración del metabolismo del condrocito9,95. Asimismo, la leptina induce la producción de IL-8 en condrocitos humanos96.

La adiponectina, cuya disminución es característica en obesidad y SM97, presenta efectos antiinflamatorios y sensibilizadores a la insulina en muchos tejidos, pero en el condrocito y el cartílago muestra efectos deletéreos para la matriz al activar MMP e inducir liberación de radicales libres98. Sin embargo, otras investigaciones sugieren que puede activar inhibidores de MMP, e inhibir la liberación de citocinas proinflamatorias99. El incremento de la concentración de adiponectina se asocia a la severidad de la OA de rodilla100 y a la degradación de agrecanos, y se encuentra vinculada con la producción de IL-1β, MMP y radicales libres101–103. Algunos estudios no han encontrado relación entre niveles de adiponectina y el grado de daño en OA de mano92,104, pero otros trabajos han presentado evidencia que sugiere que la disminución de los niveles de adiponectina se asocia al grado de daño articular, y que la disminución de la proporción leptina/adiponectina se asocia con retraso en la progresión de la enfermedad y disminución del dolor asociado a esta105,106.

La resistina, la cual se incrementa en obesidad y SM y es inductora de resistencia a la insulina107, tiene efectos proinflamatorios e induce además la expresión de citocinas proinflamatorias, quimiocinas, MMP y radicales libres108, además de favorecer la destrucción de matriz. Esta hormona se ha asociado también con una mayor progresión de la enfermedad y potenciación del proceso inflamatorio109.

Adipocinas de reciente descripción como apelina y visfatina no han sido estudiadas exhaustivamente, pero algunos trabajos experimentales demuestran que la apelina, tanto in vitro como in vivo, induce síntesis de ARN mensajero de MMP-1, 3 y 9, y de IL-1β, además de reducir la síntesis de ARN mensajero de colágeno tipo II; adicionalmente, induce proliferación de condrocitos, síntesis de ARN mensajero de a disintegrin and metalloproteinase with a thrombospondin type 1 motif, member 4 (ADAMTS4) y 5 y destrucción de proteoglicanos110,111. Por otra parte, altas dosis de visfatina en cartílago articular y meniscos de porcino inducen actividad de MMP y producción de radicales libres112. En la figura 1 se presenta un resumen de las posibles interacciones que pueden relacionar el SM y la obesidad con la OA.

Figura 1.

Resumen esquemático de los eventos que pueden explicar la asociación entre obesidad y síndrome metabólico con el desarrollo de osteoartritis.

AGE: productos finales de glicación avanzada; HTA: hipertensión arterial; MMP: metaloproteinasas de matriz; ROS: radicales libres de oxígeno.

(0.17MB).
Conclusión

Es, pues, de suma importancia promover la investigación que continúe aportando al conocimiento en esta área, pues es necesaria para una mejor comprensión de una etiología metabólica en OA. Esto puede redundar en estrategias terapéuticas efectivas para los pacientes obesos o con SM, ya que estamos ante una epidemia mundial de estas patologías y se hace necesario intervenir en todas sus posibles asociaciones por las consecuencias que estas pueden tener en la calidad de vida de los pacientes. No en vano, la OA ha sido planteada como un elemento adicional para el SM, y algunos incluso recomiendan incluirla entre sus criterios diagnósticos52.

Conflicto de intereses

Los autores declaran que no existe ningún conflicto de intereses.

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