Objetivo docente: Describir los hallazgos radiológicos aportados por la ecografía y la TC que ayudan en el manejo de los pacientes pediátricos que han sufrido un traumatismo abdominal cerrado.

Revisión del tema: Las características anatómicas del niño (mayor tamaño relativo de las vísceras sólidas, menor grasa perivisceral o mayor elasticidad de la pared abdominal) le predisponen a una gran variedad de lesiones y a particulares mecanismos de lesión, siendo en ocasiones difícil de identificar el mecanismo exacto. El objetivo prioritario en el manejo inicial de este tipo de pacientes es determinar si existe lesión abdominal y los objetivos secundarios si la inestabilidad hemodinámica es secundaria a sangrado abdominal y si se requiere tratamiento conservador o quirúrgico. La ecografía es la prueba de imagen de elección inicial siempre que se realice precozmente y por personal experimentado; tiene alta sensibilidad y especificidad en la detección y seguimiento del hemoperitoneo y es muy útil para detectar lesiones de vísceras macizas y seguimiento del tratamiento conservador. la TC es la prueba que proporciona más información; define la localización y magnitud de las lesiones viscerales, ayuda en la detección de aire extraluminal y detecta lesiones vasculares.

Conclusiones: En el contexto del cuadro clínico y exploración física y analítica del paciente traumatizado, las técnicas de imagen juegan un papel importante en la detección de la lesión abdominal, así como en la valoración de su extensión y en el diagnóstico del mecanismo de la misma. Asimismo, son fundamentales (especialmente la ecografía) en el seguimiento del paciente que requiere un tratamiento conservador.