La crioablación es una técnica emergente para el tratamiento del cáncer de mama precoz y de bajo riesgo, y actualmente supone una alternativa terapéutica para aquellas mujeres con cáncer de mama que no son candidatas a cirugía.
ObjetivoDescribir los hallazgos en mamografía, ecografía y mamografía con contraste que aparecen tras un tratamiento eficaz con crioablación, así como los signos compatibles con resto o recidiva tumoral. Asimismo, sugerimos un plan de seguimiento para las pacientes con cáncer de mama tratadas con ablación con frío basándonos en nuestra experiencia.
Material y métodosSe revisaron de forma retrospectiva los casos de neoplasia de mama tratados con crioablación en nuestro hospital desde mayo de 2019 hasta diciembre de 2024. Se incluyeron los casos tratados únicamente con ablación, sin metástasis a distancia y de los que se dispone de, al menos, un estudio de imagen de seguimiento. A las pacientes se les hizo una exploración radiológica cada 6meses: mamografía y ecografía hasta noviembre de 2023, y mamografía con contraste desde entonces, salvo contraindicación para la misma. Se revisaron los hallazgos en las pruebas de imagen.
ResultadoDesde mayo de 2019 hasta diciembre de 2024 se trataron 85 tumores malignos de mama con ablación por frío. De ellos, 63 casos cumplieron los criterios de inclusión. En la mamografía, después del tratamiento, aparecieron hallazgos compatibles con necrosis grasa que persistieron en el tiempo o disminuyeron en controles sucesivos. La administración de contraste intravenoso ayudó a excluir malignidad, sobre todo en aquellos casos en los que la imagen en el estudio convencional no se modificó con el tiempo o presentó alta densidad y bordes espiculados. La aparición de una masa densa o un realce tipo masa en la periferia de la zona tratada sugirió malignidad.
ConclusiónLa mamografía con contraste es la exploración radiológica óptima para el seguimiento de las pacientes con cáncer de mama tratado con crioablación. Los hallazgos secundarios a la ablación, tanto en las técnicas funcionales como en las convencionales, son variables, y es importante que el radiólogo esté familiarizado con ellos. Se recomienda realizar una prueba de imagen funcional cada 6meses durante al menos 2años, y después anualmente.
Cryoablation has emerged as an alternative treatment for early-stage, low-risk breast cancer, particularly in patients who are not suitable candidates for surgery.
ObjectiveThe aim of this article is to describe mammography, ultrasound, and contrast-enhanced mammography findings after successful percutaneous cryoablation (PCA) and describe signs of residual tumour or recurrence. In addition, we use our experience to propose a follow-up protocol for breast cancer patients treated with cryoablation.
Material and methodsWe retrospectively reviewed all cases of biopsy-proven early-diagnosed breast cancer in non-surgical patients in our institution between May 2019 and December 2024. We included those cases that were treated with PCA alone, with no known distant metastases and which had at least one available follow-up image study. The following radiological studies were carried out every six months: mammography and ultrasound until November 2023 and contrast-enhanced mammography thereafter. Benign and suspicious imaging findings were assessed.
ResultsFrom May 2019 to December 2024, 85 malignant breast tumours were treated with PCA in our institution. Of these, 63 cases met the inclusion criteria. Mammographic studies after PCA revealed findings consistent with fat necrosis which persisted or reduced in size during follow-up. Contrast administration helped exclude malignancy, especially in cases in which the findings did not change over time in conventional imaging or in those which were high in density or had spiculated margins. The appearance of a dense mass or mass-like enhancement at the periphery of the treated area suggested malignancy.
ConclusionContrast-enhanced mammography is preferred for follow-up after PCA. Post-ablation findings—both on functional and conventional imaging techniques—are variable and it is important for radiologists to be familiar with them. We recommend performing a functional imaging study every six months for at least two years, followed by annual evaluations.












