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Vol. 28. Núm. 4.
Páginas 106-107 (Abril 2009)
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Leches de crecimiento
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M. Teresa Martín-Aragóna
a Licenciada en Farmacia. Especialista en Nutrición. Máster en Monitorización de Ensayos Clínicos.
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¿Sabías que…?

La leche de vaca no es un alimento adecuado para niños menores de 3 años.

Según la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátricas (ESPGHAN), la leche de vaca no es un alimento idóneo como bebida principal para los lactantes menores de un año, ya que contiene una concentración excesiva de proteínas, calcio, fósforo, y sodio y, además es deficitaria en ácidos grasos esenciales, hierro, vitamina C, D, E y niacina. Tampoco es el más adecuado para niños hasta 3 años que siguen ya una dieta diversificada.

Leche de vaca

Las proteínas y las grasas de la leche entera de vaca son más difíciles de digerir y absorber por parte del lactante. La ingesta proteica de los niños que se alimentan con leche de vaca es mayor que la de los que son alimentados con fórmula, produciendo como consecuencia una sobrecarga renal de solutos, e incluso hipercalciuria. Además, la proteína de la leche de vaca puede ocasionar una reacción en la mucosa intestinal, provocando hemorragias microscópicas en el tracto intestinal, y como consecuencia, una anemia por deficiencia de hierro. La leche de vaca posee un bajo contenido en hierro, y gran parte del mismo se encuentra unido a la caseína, lo que puede interferir en su absorción. Asimismo, su bajo contenido en vitamina C tampoco favorece la absorción del hierro que contiene. Se ha demostrado que la carencia de hierro es una de las deficiencias nutricionales más frecuentes en niños durante los primeros dos años de vida en los países industrializados. La leche de vaca entera y los productos derivados de ésta contienen cantidades importantes de grasas saturadas, así como colesterol. Aunque los niños necesitan cierta cantidad de grasa en la dieta, no existe ninguna necesidad nutricional de grasa láctea. Al contrario, la leche de vaca es rica en grasas saturadas y pobre en ácidos grasos esenciales, como el ácido linoleico. Por todo lo expuesto, el comité de expertos en Nutrición de la ESPGHAN recomienda que se evite la ingesta de leche de vaca hasta el tercer año de vida.

La ESPGHAN recomienda las leches de crecimiento como el alimento adecuado para niños de 1-3 años, como parte de una dieta diversificada. Las fórmulas de crecimiento constituyen, por tanto, un paso intermedio entre las fórmulas de continuación y la leche de vaca que se utilizan entre el año y los tres años de edadLeche de crecimiento: desde los 12 hasta los 36 meses

Las leches de crecimiento, o leches 3, son fórmulas de continuación modificadas parcialmente para niños desde los 12 hasta los 36 meses de edad, que se recomiendan para evitar la introducción precoz de la leche de vaca y los problemas que, potencialmente, se podrían derivar de ello. Las leches o fórmulas de crecimiento no tienen una directiva específica que las regule, a diferencia de las de inicio y de continuación, por lo que se han adaptado a las recomendaciones de las fórmulas de continuación. Y así, las leches de crecimiento están todas suplementadas con hierro, vitaminas y oligoelementos. Aunque el hierro puede ser considerado un oligoelemento, necesario en cantidades relativamente pequeñas como cofactor de varias enzimas, su mayor contenido en una proteína, la hemoglobina, hace que las necesidades de hierro del organismo sean más difíciles de equilibrar. El hierro, en esta etapa, es un nutriente esencial para mantener los valores normales de hemoglobina en sangre y para aumentar las reservas del organismo. Las leches de crecimiento presentan un aporte energético superior (65-77 kcal/100 ml) al de la leche de vaca, con un contenido proteico optimizado. La concentración de lípidos totales de las leches de crecimiento es similar a la de la leche de vaca, aunque las primeras aportan un perfil lipídico más equilibrado debido a que en su fabricación se utiliza leche desnatada y se adicionan aceites vegetales. En algunas leches de crecimiento también se incorporan ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga.

Consejo farmacéutico

El asesoramiento del farmacéutico a padres y cuidadores sobre los requerimientos nutricionales en las distintas etapas de la vida, así como las desventajas de la introducción temprana de la leche de vaca en la alimentación infantil, han impulsado la utilización de las auténticas leches de crecimiento. Estas fórmulas se diferencian sustancialmente de algunas de las leches líquidas de venta en las grandes superficies, que no son más que leche desnatada enriquecida en vitaminas, y no leche adaptada. En las fórmulas de crecimiento, el contenido proteico está adaptado a la etapa de crecimiento y, por tanto, las proteínas se someten a tratamientos que facilitan su digestión y asimilación por el niño. En niños sanos, antes de los dos años, no está indicado el uso de leches desnatadas o semidesnatadas. La tendencia actual de recomendar leches desnatadas en la niñez debe llevarse a cabo con prudencia ya que la grasa es una fuente energética y es vehículo de vitaminas liposolubles facilitando su absorción.

Cuándo acudir al pediatra

El pediatra debe hacer una recomendación individualizada a cada paciente del tipo de leche de crecimiento, teniendo en cuenta las características del niño: ingesta de nutrientes; riesgo de deficiencias nutricionales (calcio o hierro en la dieta habitual); si es buen comedor o no o si tiene tendencia, por otras circunstancias, a presentar ferropenia y anemia; e influencia de posibles enfermedades.

Bibliografía general
  • Agostoni C, Decsi T, Fewtrell M, et al. Complementary Feeding: A Commentary by the ESPGHAN Committee on Nutrition. J Pediatr Gastroenterol Nutr. 2008;46:99-110.
  • Ferrer B, Dalmau J. Fórmulas de continuación y fórmulas de crecimiento. Acta Pediatr Esp. 2005;63:471-5.
  • García-Barrionuevo JM. Lactancia Artificial (I). Granada Farmacéutica (Formación): N.º17. Enero/Febrero 2009.
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