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Vol. 21. Núm. 9.
Páginas 68-69 (Octubre 2002)
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Farmacia y medio ambiente
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Javier Doménech
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En estos últimos años el medio ambiente está acaparando gran parte de los esfuerzos presupuestarios, técnicos y de creación de empleo especializado a todos los niveles en nuestro país. Pocas cosas han cambiado tan rápido en tan poco tiempo como ha ocurrido con la propia concepción del medio ambiente y la actitud de ciudadanos, instituciones, empresas y gobiernos ante él. Una reciente encuesta del eurobarómetro sobre opiniones y actitudes de los ciudadanos europeos indica que el medio ambiente es uno de los problemas que más preocupan junto con la violencia, la pobreza y el paro.

El farmacéutico, sin embargo, parece impermeable a esta nueva realidad y es precisa una actualización de conocimientos y de proyectos. Otros colectivos profesionales como químicos, biólogos, veterinarios, ingenieros y un largo etcétera hace ya tiempo que tomaron posiciones en esta carrera por formar parte de los niveles de decisión y técnico en este nuevo campo, desplazando, en muchas ocasiones, la labor que ya hacían los farmacéuticos en áreas tradicionalmente suyas, como el control y análisis de aguas. Instituciones profesionales de escaso peso social y reducidos recursos participan en cuantos foros se organizan en cualquier punto del territorio español, se patrocinan citas y se participa en simposios de carácter ambiental. Así, el Colegio de Físicos organiza el ya prestigioso Congreso Nacional de Medio Ambiente, los Colegios de Ingenieros imparten de manera casi constante y permanente cursos y seminarios, el Colegio de Médicos de Madrid sirve de sede a un ¡Congreso de Limnología!, al que asiste el ministro Jaume Matas, y así podríamos incluir hasta los licenciados en Psicología o Pedagogía, que han reivindicado su papel en los temas de educación ambiental, o los periodistas, que editan con éxito su IV Congreso Nacional de Periodismo Ambiental.

Todas estas actuaciones han seguido unas estrategias más o menos definidas y que han dado un resultado plausible y cuantificable: el número de licenciados e ingenieros que trabajan en las áreas de medio ambiente es elevado (el sector medioambiental da empleo al 1,6% de la población ocupada en España) y eso reporta cuantiosos beneficios, entre los que destaca, por encima de otros, el prestigio de la profesión representada. Ante esta situación no cabe ni la lamentación ni la crítica sin soluciones, sino la toma de conciencia de nuestra situación y la recuperación del tiempo perdido realizando un esfuerzo por alcanzar un nivel mínimo que nos permita a medio plazo integrarnos de lleno en este mundo de amplísimas posibilidades profesionales que, como a tantos otros, no nos es desconocido ni nos debe ser ajeno.

Situación y perspectivas

Indudablemente, en la actualidad el medio ambiente no sólo está de moda entre la ciudadanía, sino que ocupa uno de los primeros puestos de interés en las políticas europeas al más alto nivel. La importancia del recientemente concluido V Programa de Acción de la Unión Europea en temas ambientales y la del nuevo VI Programa, en el que se sugiere la integración de todas las políticas de actuación en función del medio ambiente, es una muestra de lo que se presenta en el futuro inmediato.

La implicación del Estado en materia ambiental está impuesta, en primer término, por la cada vez más estricta legislación europea, que es de obligado cumplimiento una vez transcurrido el período de transposición. El ejemplo más cercano al farmacéutico es la ejecución del SIGRE, aplicado en España por la Ley 11/97 y reflejo de la Directiva europea 94/62/CE.

Desde las Administraciones locales se están implicando de manera progresiva y exponencial en los últimos años en la aplicación de las agendas 21 locales, iniciativa surgida en la cumbre celebrada en Río de Janeiro en 1992, que se fundamenta en la auditoría medioambiental y social de la ciudad y su seguimiento y mejora en el tiempo, teniendo como último objetivo el desarrollo sostenible de la urbe. El proceso tiene importancia en lo que se refiere a la implicación de los distintos colectivos profesionales, ya que pueden participar en las distintas fases de realización.

Desde la perspectiva de la empresa privada, la situación es igualmente de compromiso con el medio ambiente. Desde las certificaciones ISO 14.000, hasta la incorporación de los factores medioambientales en las decisiones de inversión, pasando por publicaciones de información sobre seguridad, salud y medio ambiente, son cada vez más las empresas, incluidas algunas del sector farmacéutico, que utilizan estos instrumentos en la búsqueda de un mayor apoyo social y una mejora en los resultados económicos. Por otra parte, las empresas dedicadas a temas medioambientales superan, según un informe de la Fundación Entorno, las 850 en todo el territorio nacional, cifra que nos da una visión de la importancia del campo al que nos estamos refiriendo.

En cuanto a la ciudadanía y los agentes sociales, cada vez es mayor la solicitud de información relacionada con temas medioambientales, desde la contaminación y calidad de las aguas y sus efectos sobre la salud de la comunidad hasta los efectos de los gases de determinadas industrias, pasando por el destino de los medicamentos usados.

Esta percepción de que el medio ambiente empieza a acaparar y a inundar todas las facetas y actividades de nuestra comunidad está ya cada vez más enraizada en los más diversos ámbitos sociales; sin embargo, está poco extendida entre nuestros licenciados en Farmacia, lo que provoca un desfase respecto a otros profesionales. Es necesario comprender que las tendencias pueden convertirse en oportunidades, cuando se sabe sacar provecho de ellas, y en lastres cuando no se hace.

Campos de actividad del farmacéutico

En el informe de la Comisión Europea sobre el medio ambiente en Europa, con fecha de 24 de noviembre de 1999, se afirma que «pese a los resultados obtenidos en la mejora de la calidad del entorno, el estado del medio ambiente de Europa sigue afectando a la sanidad pública y a la calidad de vida de los ciudadanos». Esta afirmación denota la falta de profesionales sanitarios que se ocupan del medio ambiente.

En esta extensa área multidisciplinaria que ocupa el medio ambiente, no debemos olvidar que el licenciado en Farmacia es el técnico cualificado por excelencia en temas como el agua, tanto potable como residual, sobre los efectos que causan los residuos y tóxicos sobre la salud humana y, en general, sobre toda la extensa área que cubre la sanidad ambiental. No obstante, hay también otros campos en el que es factible la presencia de un farmacéutico, como en aquellos relacionados con la gestión ambiental, asesoría medioambiental, formación, etc.

Por otra parte, hay que señalar que surgen nuevos campos en los que es precisa --como hemos apuntado antes-- la colaboración de distintos profesionales, como es el caso de la implantación y desarrollo de la Agenda 21, en la que el farmacéutico debiera ser pieza clave en el establecimiento y definición de ciertos indicadores específicos, como los relacionados con la salud de la comunidad, residuos de medicamentos o agua.

Es ciertamente deseable que exista un gran número de farmacéuticos trabajando en el sector ambiental, pero también es cierto que se puede desarrollar una buena labor desde la oficina de farmacia, ya que es un establecimiento sanitario cercano al ciudadano y, en muchos núcleos rurales o barrios periféricos, el único profesional licenciado accesible para satisfacer la necesidad de información referida a estos temas.

Implicación gremial

El éxito de cualquier proyecto, sobre todo cuando es pionero, implica la suma de los esfuerzos de cada uno de los engranajes que forman el sistema. En el caso que se nos presenta es claro que debe de contar con el apoyo inequívoco de Consejo General de COF, los colegios provinciales, las publicaciones, los laboratorios y, por supuesto, los propios farmacéuticos de todas las disciplinas.

Es necesaria la implicación de Consejo General y los colegios farmacéuticos porque sin una estrategia común, unas directrices claras y una infraestructura adecuada es difícil alcanzar objetivo alguno; es necesaria la implicación de las publicaciones farmacéuticas porque garantizan una difusión de la información generalizada; es necesaria la implicación de los laboratorios farmacéuticos y distribuidoras porque pueden patrocinar campañas y liderar proyectos; es necesaria también la implicación de los farmacéuticos porque si no existe interés en la aprehensión de nuevos conocimientos y la inquietud para abrirse a nuevas expectativas profesionales cualquier empeño es inútil; es necesaria la implicación de la oficina de farmacia porque es la base sobre la que se asienta actualmente la gran mayoría de los licenciados y forma parte de la imagen corporativa de los farmacéuticos.

La adopción de cualquier medida por parte del colectivo farmacéutico que implique un acercamiento al campo del medio ambiente marcaría el punto de inflexión que es necesario para la ampliación de las expectativas profesionales en unos casos y la adecuación de nuestros conocimientos a los nuevos retos y requerimientos sociales, en otros.

En todo caso, la apertura a los nuevos campos, cualesquiera que sean éstos, es necesaria y fundamental para mantener vivo un colectivo profesional de perfil científico como es el farmacéutico.

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