A nivel global, muchas personas enfrentan una preocupación creciente por el futuro debido a la acelerada contaminación, el incremento del nivel del mar, la pérdida de especies y los fenómenos meteorológicos extremos. En medio de esta crisis ambiental surge la inevitable pregunta: ¿cómo podemos evitar sentirnos impotentes ante estos desafíos? Esta sensación puede desencadenar pensamientos intrusivos, dificultades para conciliar el sueño, hiperventilación, inquietud y manifestaciones físicas, generando ansiedad y afectando la salud mental.
El artículo1 plantea que la pandemia de la COVID-19ha dejado una huella significativa en el bienestar emocional de los adolescentes, especialmente entre las jóvenes. Se ha notado un marcado aumento en el uso de las redes sociales como un medio para contrarrestar el aislamiento social. No obstante, el exceso de información en estas plataformas sobre pandemias, enfermedades y conflictos ha generado una mayor sensación de inquietud y desolación en las personas, producto de una interacción compleja entre factores sociales y ambientales, entre otros2.
La American Psychological Association señala que, como resultado de las señales de cambio observadas, ha surgido un fenómeno conocido como «ecoansiedad», que se refiere al temor de enfrentar un cataclismo ambiental provocado por la observación de los constantes desastres naturales y la preocupación por lo que depara el futuro para las próximas generaciones3.
Por ello, los profesionales de la psicología han identificado 3 tipos de impactos asociados con la ecoansiedad: el primero es el impacto directo, relacionado con eventos climáticos extremos; el siguiente es el impacto psicosocial, que se manifiesta en la sensación de ser un desplazado climático; y por último están los impactos indirectos, que generan preocupación y depresión al percibir el futuro del mundo como una amenaza difusa. La ecoansiedad afecta a diversos grupos de personas, incluyendo comunidades indígenas, agricultores, pescadores, mujeres preocupadas por el deterioro ambiental y jóvenes inquietos por la falta de conciencia y acción en temas relacionados con el reciclaje. Además, como resultado del cambio climático surgen duelos traumáticos que se manifiestan en forma de ansiedad, expresada a través de la negación de lo sucedido, desesperanza, shock e irritabilidad, entre otros síntomas4,5.
Por esta razón, los profesionales del ámbito psicológico sugieren adoptar una perspectiva ecocéntrica en lugar de egocéntrica, para motivar e inspirar a las personas a adoptar comportamientos sostenibles en relación con el medio ambiente. Los ecoterapeutas brindan apoyo a aquellos que experimentan ansiedad, enseñando que no es necesario caer en sentimientos negativos que puedan contribuir a la ansiedad. En su lugar, se enfatiza la importancia de adoptar prácticas que promuevan un afrontamiento activo y resiliente, como el consumo responsable, la jardinería en casa y una conexión positiva con la cultura, la familia y la naturaleza.
En conclusión, el cambio climático impacta en el estado de ánimo, generando la amenaza de experimentar ansiedad, acompañada de barreras de estrés emocional, negación y otras manifestaciones. Esta situación representa una advertencia para la sociedad, pero al mismo tiempo ofrece una oportunidad para implementar mecanismos de cambio que beneficien al medio ambiente y fomenten la adopción de nuevos hábitos de vida.
Consideraciones éticasEl consentimiento informado no fue requerido, debido a que la información fue recopilada a partir de fuentes secundarias.
FinanciaciónNo existen fuentes de financiación públicas ni privadas.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.



