Las dislipidemias constituyen un factor de riesgo significativo para enfermedades cardiovasculares. En Perú, la transición nutricional y los cambios en los estilos de vida podrían estar incrementando la incidencia de estas alteraciones metabólicas, especialmente en la población trabajadora.
ObjetivoDeterminar la incidencia de dislipidemias y evaluar los factores ocupacionales asociados en trabajadores peruanos.
MetodologíaEstudio de cohorte retrospectivo basado en registros médicos electrónicos de 4.200 trabajadores atendidos en una clínica ocupacional entre 2013 y 2022. Se calcularon las tasas de incidencia de hipertrigliceridemia, hipercolesterolemia y dislipidemia combinada. Se analizaron factores ocupacionales específicos (tipo de trabajo, tiempo sentado y trabajo nocturno) mediante modelos de regresión de Cox ajustados por edad (en splines) y sexo.
ResultadosLa incidencia de hipercolesterolemia (87,22 casos/1.000 personas-año; intervalo de confianza [IC] 95%: 79,99-94,45) fue significativamente mayor que la de hipertrigliceridemia (65,71 casos/1.000 personas-año; IC 95%: 59,71-71,72). La dislipidemia combinada presentó una incidencia de 48,28 casos/1.000 personas-año (IC 95%: 43,60-52,97). Los trabajadores de servicios sociales mostraron mayor riesgo de desarrollar dislipidemias (hazard ratios ajustados [HRa]: 1,78; IC 95%: 1,27-2,49) comparados con trabajadores de oficina. El tiempo sentado prolongado (> 4 horas) se asoció significativamente con mayor riesgo de hipertrigliceridemia (HRa: 1,28; IC 95%: 1,05-1,56) y dislipidemia combinada (HRa: 1,42; IC 95%: 1,15-1,76).
ConclusionesLa alta incidencia de dislipidemias, particularmente hipercolesterolemia, refleja posiblemente el incremento en el consumo de alimentos ultraprocesados y la transición nutricional en la población peruana. Los factores ocupacionales juegan un papel determinante en el desarrollo de estas alteraciones metabólicas, subrayando la necesidad de implementar estrategias preventivas específicas en el ámbito laboral.
Dyslipidemias are a significant risk factor for cardiovascular diseases. In Peru, nutritional transition and lifestyle changes may be contributing to an increase in the incidence of these metabolic disorders, particularly among the working population.
ObjectiveTo determine the incidence of dyslipidemias and evaluate associated occupational factors in Peruvian workers.
MethodsA retrospective cohort study was conducted using electronic medical records from 4,200 workers attending an occupational health clinic between 2013 and 2022. Incidence rates of hypertriglyceridemia, hypercholesterolemia, and combined dyslipidemia were calculated. Specific occupational factors (type of work, sitting time, and night shift work) were analyzed using Cox regression models adjusted for age (with splines) and sex.
ResultsThe incidence of hypercholesterolemia (87.22 cases per 1,000 person-years; 95% CI: 79.99–94.45) was significantly higher than that of hypertriglyceridemia (65.71 cases per 1,000 person-years; 95% CI: 59.71–71.72). Combined dyslipidemia showed an incidence of 48.28 cases per 1,000 person-years (95% CI: 43.60–52.97). Workers in social services had a higher risk of developing dyslipidemias (aHR: 1.78; 95% CI: 1.27–2.49) compared to office workers. Prolonged sitting time (>4hours) was significantly associated with an increased risk of hypertriglyceridemia (aHR: 1.28; 95% CI: 1.05–1.56) and combined dyslipidemia (aHR: 1.42; 95% CI: 1.15–1.76).
ConclusionsThe high incidence of dyslipidemias—particularly hypercholesterolemia—may reflect the increasing consumption of ultra-processed foods and the ongoing nutritional transition in the Peruvian population. Occupational factors play a crucial role in the development of these metabolic disorders, highlighting the need for specific preventive strategies in the workplace.
Las dislipidemias, caracterizadas por niveles anormales de lípidos en sangre, constituyen un importante factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares, la principal causa de mortalidad a nivel mundial1. En las últimas décadas, los cambios en los estilos de vida y patrones de trabajo han contribuido al aumento en la prevalencia de estas alteraciones metabólicas, particularmente en países en desarrollo como Perú2.
El entorno laboral puede influir significativamente en el perfil lipídico a través de diversos mecanismos. Factores ocupacionales como el tipo de trabajo, el sedentarismo laboral y el trabajo nocturno han sido asociados con alteraciones metabólicas en diversos estudios3. El tiempo prolongado en posición sentada durante la jornada laboral emerge como un factor de riesgo independiente para dislipidemias, incluso en individuos físicamente activos fuera del horario de trabajo4. Por otro lado, el trabajo nocturno puede alterar el ritmo circadiano, afectando potencialmente el metabolismo lipídico a través de la desregulación de los patrones de sueño y alimentación5.
Sin embargo, a pesar de la creciente evidencia que vincula los factores ocupacionales con el riesgo de dislipidemias6,7, existen pocos estudios longitudinales que hayan evaluado esta relación en países de ingresos medios y bajos, donde la transición epidemiológica y nutricional presenta características particulares.
Considerando esta brecha de conocimiento, el presente estudio tiene como objetivos: (1) determinar la prevalencia de dislipidemias en una cohorte de trabajadores peruanos; (2) calcular la incidencia de hipertrigliceridemia, hipercolesterolemia y dislipidemias combinadas; y (3) evaluar la asociación entre variables ocupacionales específicas (tipo de trabajo, tiempo sentado y trabajo nocturno) y el desarrollo de estas alteraciones lipídicas. Los resultados proporcionarán información valiosa para el diseño de estrategias preventivas y de intervención en el ámbito laboral peruano.
MetodologíaTipo y diseño de investigaciónSe llevó a cabo un estudio observacional de cohorte retrospectivo, utilizando los registros electrónicos de trabajadores atendidos en una clínica ocupacional entre los años 2014 y 2021.
Población, muestra y criterios de elegibilidadLa muestra del estudio incluyó a trabajadores de diversos sectores, tanto hombres como mujeres, que asistieron a la clínica ocupacional para chequeos médicos de rutina. La población estudiada abarcó edades entre 18 y 65 años.
Para garantizar la relevancia del estudio y la precisión de los datos recopilados, se establecieron criterios de elegibilidad. Se requirió que los trabajadores fueran empleados activos durante la duración del estudio, que hubieran completado las variables relevantes para este análisis, y que contaran con al menos dos evaluaciones separadas por un intervalo mínimo de un año.
Para el análisis de la incidencia de hipertrigliceridemia, hipercolesterolemia, dislipidemias, se excluyeron del estudio todos los participantes con un diagnóstico previo de estas condiciones, ya fuera autorreportado o confirmado mediante pruebas de laboratorio.
Variables y mediciónLa variable principal de este estudio fue la presencia de alteraciones en el perfil lipídico, definidas como niveles elevados de colesterol total (hipercolesterolemia) ≥ 200mg/dL (≥ 5,10 mmol/L), niveles elevados de triglicéridos (hipertrigliceridemia) ≥ 150mg/dL (≥ 1,81 mmol/L) o la presencia de dislipidemia, por la cual se consideró cuando se detectó de forma conjunta la presencia de hipertrigliceridemia e hipercolesterolemia8.
Para cada participante, se calculó el tiempo transcurrido desde la evaluación inicial (considerada como tiempo cero) hasta la última evaluación registrada, expresado en años. Esta variable se utilizó para analizar la duración del seguimiento. Los eventos de interés evaluados en este estudio fueron: incidencia de hipercolesterolemia, incidencia de hipertrigliceridemia, e incidencia de dislipidemias.
Las variables ocupacionales fueron:
- •
El tipo de ocupación en la prevalencia de estas alteraciones, los participantes fueron clasificados en las siguientes categorías laborales: trabajadores de oficina, trabajadores manuales, empleados en atención al cliente o ventas, profesionales de la salud y trabajadores de servicios sociales.
- •
El tiempo dedicado a actividades sedentarias durante la jornada laboral se evaluó dividiendo a los participantes en dos grupos: aquellos que permanecían sentados más de cuatro horas y aquellos que lo hacían menos de cuatro horas. Este punto de corte se estableció conforme al instrumento de evaluación ocupacional utilizado en la clínica, que considera este umbral relevante debido a la existencia de jornadas laborales de medio tiempo (cuatro horas) en el contexto peruano, además de las jornadas completas tradicionales (ocho horas).
- •
El horario nocturno se definió como la jornada laboral realizada entre las 08:00 p.m. y las 05:00 a.m.
Adicionalmente, con el propósito de conocer las características de la muestra y su distribución, se evaluaron las siguiente covariables: la edad y el sexo (masculino y femenino). Se consultó sobre el consumo de alcohol y el hábito de fumar durante al menos los últimos 30 días, registrando las respuestas como «sí» o «no». El estado nutricional se determinó calculando el índice de masa corporal (IMC), considerando peso normal un IMC<25kg/m2, sobrepeso a un IMC entre 25 y 30kg/m2, y obesidad a un IMC>30kg/m29. La obesidad abdominal se evaluó midiendo la circunferencia abdominal (CA); se consideró negativa si era menor de 88cm en mujeres y 102cm en hombres, y positiva si supera estos valores8.
Para los parámetros bioquímicos, se midieron los niveles de glucemia, considerando normoglucemia cuando la glucosa en sangre era menor de 100mg/dL (5,6 mmol/L), glucemia basal alterada (100-125mg/dL) e hiperglucemia (≥126mg/dL)10. Finalmente, en cuanto a la presión arterial, se consideró presión arterial normal cuando los valores eran inferiores a 120/80mmHg (presión sistólica y diastólica, respectivamente) e hipertensión arterial cuando los valores superan este rango11.
De igual manera, se determinó el promedio con su respectiva desviación estándar de las variables de toda la muestra según edad, presión arterial sistólica, presión arterial diastólica, circunferencia de cintura, niveles de glucosa, colesterol, y triglicéridos.
ProcedimientosEl centro de salud implementó un programa integral para evaluar el estado de salud de distintos trabajadores en distintos momentos en que ejercen su ocupación, esto es al ingresar a la empresa, durante el transcurso del empleo y al finalizar su contrato laboral.
Los procesos de evaluación se dividieron en distintos pasos, empezando por el registro de datos personales y laborales de cada trabajador en sus historias clínicas, creando con esto un expediente completo para el seguimiento.
Luego se realizó un examen físico completo que incluye la evaluación de la presión arterial, el IMC y la CA. Para la presión arterial se tomaron tres mediciones consecutivas con un intervalo de cinco minutos para obtener un resultado más confiable. Para garantizar la precisión de los resultados, los trabajadores se colocaron en posición sentada, con la espalda recta y los pies apoyados en el suelo, tras un período de reposo de al menos cinco minutos. El brazo de medición se sostuvo a la altura del corazón, el instrumento utilizado fue digital y de la marca Omrom el cual mide la presión sistólica y diastólica expresada en mmHg, el valor final es el promedio de las dos últimas presiones arteriales tomadas. El cálculo del IMC se obtuvo pesando y midiendo al trabajador con básculas y tallímetros calibrados respectivamente, en unidades de kilogramos (kg) y metros (m), se tuvo la condición que la persona debe vestir ropa ligera y tiene que estar descalzo para una mejor precisión del resultado, la fórmula utilizada fue IMC=peso (kg) / altura (m2). En cuanto a la circunferencia de la cintura, con la ayuda de una cinta métrica flexible, colocada en el punto medio entre la última costilla y el borde superior de las crestas iliacas, se rodeó la cintura del trabajador logrando así obtener el resultado en centímetros.
Lo siguiente que se realizó fue el análisis de laboratorio para la evaluación de parámetros bioquímicos, en este análisis se solicitó al trabajador un ayuno previo durante un mínimo de 8 horas, luego se realizó la extracción de sangre con previa desinfección de la zona y con medidas de seguridad necesarias, y para finalizar se realiza el análisis de la sangre extraída en un laboratorio especializado, obteniendo los valores de glucosa, triglicéridos y colesterol total.
Para finalizar, se procede con una entrevista para conocer los hábitos y antecedentes del trabajador, incluyendo aspectos como tiempo que lleva trabajando, las horas sentado, consumo de alcohol y tabaco para así poder identificar posibles factores de riesgo.
Todos los datos obtenidos anteriormente, se integran en un almacenamiento electrónico seguro y confiable, otro punto a destacar es que los datos no requieren cegamiento, ya que los resultados se realizaron en la práctica habitual del personal de salud y no se vinculan con propósitos específicos de investigación.
Análisis estadísticosPara el análisis estadístico, los datos originalmente recopilados en hojas de cálculo de Excel fueron sometidos a un proceso riguroso de limpieza y validación. Posteriormente, todos los análisis se realizaron utilizando el software estadístico R Studio, utilizando los paquetes «survival», «rms», y «msm» en R versión 4.1.0 o superior.
Inicialmente, se llevó a cabo un análisis descriptivo exhaustivo de las características basales de la población de estudio. Para las variables categóricas, se presentaron frecuencias absolutas y relativas, mientras que para las variables continuas se calcularon medidas de tendencia central (media) y de dispersión (desviación estándar).
Se procedió a calcular la densidad de incidencia por 1000 personas-año de seguimiento para cada uno de los eventos de interés relacionados con los cambios lipídicos antes mencionados. Para cada estimación, se proporcionaron los intervalos de confianza (IC) al 95%. Además, se generaron curvas de supervivencia para cada uno de estos cambios, permitiendo una visualización clara de la progresión temporal de estos eventos.
En cuanto al análisis de las variables ocupacionales (tipo de trabajo, tiempo sentado y trabajo nocturno), se calcularon las tasas de incidencia específicas para cada cambio en el perfil lipídico. Se construyeron modelos de regresión de Cox para cada variable de interés, obteniendo tanto los hazard ratios ajustados (HRa) acompañados de sus respectivos IC 95%.
Es importante destacar que la selección de variables para el modelo ajustado se basó en un análisis meticuloso utilizando un Gráfico Acíclico Dirigido. Este análisis reveló que solo el sexo y la edad actuaban como verdaderas variables confusoras en la relación entre nuestras variables ocupacionales de interés y los cambios en el perfil lipídico. Otras variables potenciales fueron identificadas como mediadoras o no participantes en esta relación causal específica. Por eso mismo, el modelo de ajuste final incluyó únicamente el sexo como variable categórica y la edad modelada mediante splines cúbicos restringidos (rcs) con tres nodos para capturar posibles relaciones no lineales.
Aspectos éticosEste estudio se realizó bajo estrictos estándares éticos, contando con la autorización formal de la clínica para el uso de su base de datos de trabajadores y la aprobación del Comité de Ética en Investigación de la Universidad Nacional Toribio Rodriguez de Mendoza. La información proporcionada fue completamente anonimizada, eliminando cualquier dato que pudiera permitir la identificación de los participantes. El acceso a esta base de datos se restringió exclusivamente al equipo de investigación principal, garantizando así la máxima confidencialidad de la información.
Dada la naturaleza retrospectiva y observacional del estudio, utilizando datos ya recolectados como parte de la atención médica rutinaria, no fue necesario obtener un consentimiento informado adicional. Todos los análisis y presentaciones de resultados se realizaron a nivel agregado, sin posibilidad de identificación individual. En aras de la transparencia científica y la reproducibilidad, los datos anonimizados utilizados en este estudio se han puesto a disposición de la comunidad científica a través de un repositorio de acceso abierto12. Este enfoque asegura que nuestra investigación no solo cumpla con los estándares éticos internacionales, sino que también contribuya al avance del conocimiento en salud ocupacional de manera responsable y transparente.
ResultadosEl estudio incluyó una muestra de 4.200 participantes. El 79,52% eran hombres. La edad promedio fue de 37 años (DE 12,30), gran parte entre los 18 y 59 años (92,24%). La mayoría trabajaba en oficinas (56,19%) mientras que casi la mitad pasaba más de cuatro horas al día sentada (47,74%), y solo un pequeño porcentaje realizaba jornadas nocturnas (7,40%). De acuerdo con el tiempo de trabajo, el 37% llevaba menos de un año en su empleo, mientras que el 22,86% había trabajado más de 10 años. En términos de condiciones de salud, el 37,83% de los participantes presentó hipertrigliceridemia, y el 53,45% mostró hipercolesterolemia. Además, el 25,26% presentó ambos eventos al mismo tiempo. El resto de las características se puede visualizar en la tabla 1.
Características de la muestra de los trabajadores
| Características | n=4 200 |
|---|---|
| Sexo | |
| Femenino | 860 (20,48%) |
| Masculino | 3.340 (79,52%) |
| Edad | 3.901 (12,30) |
| Grupo de edad | |
| 18 - 59 años | 3.874 (92,24%) |
| 60 años o más | 326 (7,76%) |
| Tipo de ocupación | |
| Oficina | 2.360 (56,19%) |
| Física o Manual | 1.471 (35,02%) |
| Atención al Cliente o Ventas | 29 (0,69%) |
| Profesional de la Salud | 74 (1,76%) |
| Servicios Sociales | 266 (6,33%) |
| Tiempo sentado | |
| Hasta 4 horas | 2.195 (52,26%) |
| Más de 4 horas | 2.005 (47,74%) |
| Trabajo en turno nocturno | |
| No | 3.889 (92,60%) |
| Sí | 311 (7,40%) |
| Tiempo en el trabajo | |
| Menos de 1 año | 1.554 (37,00%) |
| De 1 a 4 años y 11 meses | 1.125 (26,79%) |
| De 5 a 9 años y 11 meses | 561 (13,36%) |
| 10 años o más | 960 (22,86%) |
| Estado de fumador | |
| No | 2.511 (59,79%) |
| Sí | 1.689 (40,21%) |
| Consumo de alcohol | |
| No | 2.116 (50,38%) |
| Sí | 2.084 (49,62%) |
| Presión arterial sistólica (PAS) | 111,85 (12,67) |
| Presión arterial diastólica (PAD) | 72,70 (16,46) |
| Circunferencia de cintura | 91,47 (10,73) |
| Nivel de glucosa en sangre | 94,81 (23,48) |
| Nivel de colesterol | 195,81 (37,67) |
| Nivel de triglicéridos | 144,98 (80,85) |
| Obesidad abdominal | |
| No | 3.250 (77,38%) |
| Sí | 950 (22,62%) |
| Hipertensión arterial | |
| No | 3.832 (91,24%) |
| Sí | 368 (8,76%) |
| Estado glicémico | |
| Normoglucemia | 3.366 (80,14%) |
| Glucosa alterada en ayunas | 369 (16,50) |
| Hiperglucemia | 141 (3,36) |
| Estado nutricional | |
| Peso normal | 1.298 (30,90%) |
| Sobrepeso | 2.028 (48,29%) |
| Obesidad | 874 (20,81%) |
| Hipertrigliceridemia | |
| No | 2.611 (62,17%) |
| Sí | 1.589 (37,83%) |
| Hipercolesterolemia | |
| No | 2.375 (56,55%) |
| Sí | 1.825 (43,45%) |
| Dislipidemias | |
| No | 3.139 (74,74%) |
| Sí | 1.061 (25,26%) |
n (%); media (DE).
La figura 1 presenta seis curvas de supervivencia relacionadas con diversas dislipidemias. En la curva de hipertrigliceridemia, al inicio (año 0), 2.611 individuos estaban en riesgo, y la curva se mantuvo estable durante el primer año. A partir del segundo año, la incidencia aumenta, y al cuarto año, el 25% de los individuos desarrolla la condición. La pendiente se acentúa, estabilizándose entre los años 7 y 8 con un 10% de la población sin la enfermedad. En cuanto a la hipercolesterolemia, 2.375 individuos estaban en riesgo al inicio. Durante el primer año, no hubo nuevos casos. Para el cuarto año, el 25% había desarrollado la alteración, llegando al 50% en el quinto año. Entre el quinto y séptimo año, la pendiente se vuelve más pronunciada, alcanzando el 90% de los individuos afectados y estabilizándose en el octavo año. La curva de dislipidemias comenzó con 1.847 individuos en riesgo, sin nuevos casos en el primer año. La incidencia aumentó gradualmente en el segundo año, con un 10% de casos. La pendiente se mantuvo constante entre los años 2 y 4 (30%), y aumentó significativamente entre los años 4 y 7, alcanzando el 95% de la población afectada.
Incidencia de los cambios lipídicosLos resultados mostraron una considerable variabilidad en las tasas de incidencia de las diferentes dislipidemias. Mientras que la hipertrigliceridemia presentó una incidencia de 65,71 casos por 1.000 personas-año (IC 95%: 59,71-71,72), la hipercolesterolemia obtuvo una tasa más alta, alcanzando los 87,22 casos por 1.000 personas-año (IC 95%: 79,99-94,45). La dislipidemia combinada, por su parte, presentó una tasa con 48,28 casos por 1.000 personas-año (IC 95%: 43,60-52,97). Los análisis completos se pueden ver en la tabla 2.
Tasa de incidencia de cambios en la lipidemia en trabajadores peruanos
| Medida | Incidencia por 1.000 persona-años (IC 95%) | Número de casos | Tiempo de seguimiento (años) |
|---|---|---|---|
| Incidencia de Hipertrigliceridemia | 65,71 (59,71-71,72) | 460 | 7000,01 |
| Incidencia de Hipercolesterolemia | 87,22 (79,99-94,45) | 559 | 6409,33 |
| Incidencia de Dislipidemia | 48,28 (43,60-52,97) | 408 | 8450,10 |
Los resultados mostraron que los trabajadores de servicios sociales tenían un riesgo significativamente mayor de desarrollar hipertrigliceridemia (HRa: 1,80, IC 95%: 1,27-2,55), hipercolesterolemia (HRa: 1,80, IC 95%: 1,34-2,41) y dislipidemia en general (HRa: 2,07, IC 95%: 1,50-2,85) en comparación con los empleados de oficina. Las tasas más elevadas de incidencia se observaron en este grupo ocupacional, con 87,18 (IC 95%: 71,14-137,46), 156,43 (IC 95%: 115,09-197,77) y 189,43 (IC 95%: 134,08-244,78) casos por 1.000 personas-año, respectivamente. Los análisis completos se pueden ver en la tabla 3.
Tipo de ocupación como factor determinante de cambios en la lipidemia
| Tipo de ocupación | Incidencia por 1.000 persona-años (IC 95%) | Número de casos | Tiempo de seguimiento (años) | HRa (IC 95%)* |
|---|---|---|---|---|
| Incidencia de Hipertrigliceridemia | ||||
| Oficina | 63,16 (55,52 – 70,79) | 263 | 4 164,17 | Ref. |
| Física o Manual | 62,58 (52,32 – 72,83) | 143 | 2 285,25 | 1,11 (0,90 – 1,37) |
| Atención al Cliente o Ventas | 82,30 (1,65 – 162,94) | 4 | 48,61 | 1,61 (0,60 – 4,32) |
| Profesional de la Salud | 87,18 (37,86 – 136,51) | 12 | 137,64 | 1,40 (0,78 – 2,51) |
| Servicios Sociales | 104,30 (71,14 – 137,46) | 38 | 364,34 | 1,80 (1,27 – 2,55) |
| Incidencia de Hipercolesterolemia | ||||
| Oficina | 87,22 (77,77-96,67) | 327 | 3749,14 | Ref. |
| Física o Manual | 77,12 (65,38-88,85) | 166 | 2152,63 | 1,06 (0,87-1,28) |
| Atención al Cliente o Ventas | 27,72 (0,01-82,04) | 1 | 36,08 | 0,48 (0,07-3,41) |
| Profesional de la Salud | 83,41 (31,71-135,10) | 10 | 119,89 | 0,93 (0,49-1,75) |
| Servicios Sociales | 156,43 (115,09-197,77) | 55 | 351,59 | 1,80 (1,34-2,41) |
| Incidencia de Dislipidemia | ||||
| Oficina | 46,46 (40,47-52,45) | 231 | 4972,19 | Ref. |
| Física o Manual | 45,44 (37,54-53,34) | 127 | 2794,94 | 1,11 (0,89-1,38) |
| Atención al Cliente o Ventas | 37,13 (0,01-88,59) | 2 | 53,86 | 1,12 (0,28-4,50) |
| Profesional de la Salud | 46,44 (12,04-80,85) | 7 | 150,72 | 0,97 (0,46-2,07) |
| Servicios Sociales | 85,71 (59,47-111,94) | 41 | 478,38 | 1,78 (1,27-2,49) |
Los resultados revelaron que aquellos trabajadores que permanecían más de cuatro horas en sus puestos mostraron un riesgo significativamente mayor de desarrollar hipertrigliceridemia (HRa: 1,28, IC 95%: 1,05-1,56), con una tasa de incidencia de 78,74 casos por cada 1.000 personas-año (IC 95%: 68,26-89,22). Sin embargo, en el análisis del resto de las variables del perfil lipídico, no se observó un riesgo significativo con el resto de los cambios lipídicos. Los análisis completos se pueden ver en la tabla 4.
Tiempo de sedentarismo como factor determinante de cambios en la lipidemia
| Evento | Incidencia por 1.000 persona-años (IC 95%) | Número de casos | Tiempo de seguimiento (años) | HRa (IC 95%)* |
|---|---|---|---|---|
| Incidencia de Hipertrigliceridemia | ||||
| Hasta 4 horas | 57,26 (50,06-64,45) | 243 | 4244,11 | Ref. |
| Más de 4 horas | 78,74 (68,26-89,22) | 217 | 2755,89 | 1,28 (1,05-1,56) |
| Incidencia de Hipercolesterolemia | ||||
| Hasta 4 horas | 79,05 (70,12-87,98) | 301 | 3807,83 | Ref. |
| Más de 4 horas | 99,17 (87,07-111,27) | 258 | 2601,51 | 1,08 (0,90-1,29) |
| Incidencia de Dislipidemia | ||||
| Hasta 4 horas | 37,94 (32,45-43,42) | 184 | 4850,25 | Ref. |
| Más de 4 horas | 62,22 (54,08-70,37) | 224 | 3599,85 | 1,42 (1,15-1,76) |
Aunque no se demostró una asociación significativa, es importante destacar las tasas de incidencia, que en todos los casos fueron más altas en quienes realizan trabajo nocturno en comparación con aquellos que no lo hacen, tanto para hipertrigliceridemia (78,74 casos por 1.000 personas-año, IC 95%: 68,26-89,22), hipercolesterolemia (99,17 casos por 1.000 personas-año, IC 95%: 87,07-111,27) como para dislipidemias en general (64,90 casos por 1.000 personas-año, IC 95%: 43,70-86,10). Todos los análisis completos se pueden ver en la tabla 5.
El trabajo nocturno como factor determinante de los cambios en la lipidemia
| Evento | Incidencia por 1.000 persona-años (IC 95%) | Número de casos | Tiempo de seguimiento (años) | HRa (IC 95%)* |
|---|---|---|---|---|
| Incidencia de Hipertrigliceridemia | ||||
| No | 57,26 (50,06-64,45) | 243 | 4244,11 | Ref. |
| Sí | 78,74 (68,26-89,22) | 217 | 2755,89 | 0,94 (0,66-1,36) |
| Incidencia de Hipercolesterolemia | ||||
| No | 79,05 (70,12-87,98) | 301 | 3807,83 | Ref. |
| Sí | 99,17 (87,07-111,27) | 258 | 2601,51 | 1,13 (0,83-1,54) |
| Incidencia de Dislipidemia | ||||
| No | 47,12 (42,33-51,90) | 372 | 7895,41 | Ref. |
| Sí | 64,90 (43,70-86,10) | 36 | 554,69 | 1,09 (0,77-1,54) |
Este estudio en trabajadores peruanos reveló una elevada carga de dislipidemias, siendo la hipercolesterolemia notablemente más frecuente que la hipertrigliceridemia. Los factores ocupacionales demostraron una influencia significativa, destacando el mayor riesgo en trabajadores de servicios sociales para todos los tipos de dislipidemias analizados. El tiempo prolongado en posición sentada emergió como un factor de riesgo independiente para alteraciones lipídicas, mientras que el trabajo nocturno, aunque mostró tendencias consistentes hacia mayor riesgo, no alcanzó significancia estadística tras los ajustes. La diferencia en los patrones de incidencia entre hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia sugiere mecanismos patogénicos distintos, posiblemente relacionados con cambios recientes en los hábitos alimentarios de la población peruana13. Estos hallazgos enfatizan la necesidad de incorporar estrategias preventivas específicas según el tipo de ocupación en los programas de salud laboral.
Es importante señalar que nuestro estudio se centró deliberadamente en examinar la asociación entre factores ocupacionales específicos y el desarrollo de dislipidemias, a diferencia de los determinantes metabólicos tradicionales. Esta decisión metodológica responde a una brecha identificada en la literatura científica actual. Mientras que la relación entre variables metabólicas (como IMC, CA e hiperglucemia) y dislipidemias ha sido ampliamente documentada en estudios previos14, la influencia de factores ocupacionales específicos ha recibido considerablemente menos atención, particularmente en poblaciones latinoamericanas. Diversos estudios han demostrado que factores como el tipo de trabajo, el sedentarismo laboral y los horarios
Prevalencia de dislipidemiasLa prevalencia de dislipidemias encontrada en nuestro estudio (56,02%) se sitúa en un rango intermedio en comparación con los hallazgos de investigaciones previas en diversas poblaciones. Nuestros resultados son consistentes con los reportados en un estudio poblacional en Argentina, Chile y Uruguay, donde se encontró una prevalencia de dislipidemia del 58,4%15. Sin embargo, observamos una variabilidad significativa en las tasas de prevalencia entre diferentes regiones y poblaciones. Por ejemplo, nuestros hallazgos son notablemente más altos que los observados en México, donde se estimó una prevalencia del 36,7%16, y considerablemente más bajos que los reportados en algunas poblaciones africanas, como un estudio en Etiopía que reveló una prevalencia del 66,7%17. Esta variabilidad subraya la importancia de considerar factores específicos de cada población al interpretar y comparar datos de prevalencia de dislipidemias.
Al desglosar los componentes específicos de las dislipidemias, nuestro estudio reveló prevalencias de 37,83% para hipertrigliceridemia y 43,45% para hipercolesterolemia. Estas cifras son comparables, aunque ligeramente inferiores, a las reportadas en algunos estudios internacionales. Por ejemplo, un estudio en una población senegalesa encontró una prevalencia de hipertrigliceridemia del 41,9%18 mientras que en Jordania se reportó una tasa del 44,3% para hipercolesterolemia19. En contraste, nuestros hallazgos son significativamente más altos que los observados en estudios como uno realizado en Corea, donde la prevalencia de hipertrigliceridemia fue del 29,6%19, o en una muestra latinoamericana que reportó una prevalencia de hipercolesterolemia del 24,4%15. Estas diferencias podrían atribuirse a variaciones en los factores de riesgo genéticos, dietéticos y de estilo de vida entre las poblaciones estudiadas, así como a las definiciones específicas de dislipidemia utilizadas en cada estudio.
Es importante destacar que la alta prevalencia de dislipidemias en nuestra población de trabajadores peruanos es preocupante y subraya la necesidad urgente de implementar estrategias de prevención y manejo. Nuestros hallazgos son particularmente relevantes en el contexto laboral, ya que estudios recientes han demostrado una correlación entre los patrones de trabajo (como el trabajo por turnos) y las alteraciones en el perfil lipídico20. Además, la variabilidad en las tasas de prevalencia observadas en diferentes estudios resalta la importancia de realizar investigaciones específicas para cada población y contexto. Factores como la urbanización, los cambios en los patrones dietéticos y la actividad física asociados con diferentes tipos de trabajo podrían estar contribuyendo a las altas tasas de dislipidemia observadas en nuestra muestra.
Estos hallazgos sugieren la necesidad de enfoques integrales que aborden no solo los factores de riesgo individuales, sino también los aspectos ocupacionales y ambientales que pueden influir en el desarrollo de dislipidemias en la población trabajadora. La implementación de programas de salud ocupacional que incluyan evaluaciones regulares del perfil lipídico, intervenciones dietéticas adaptadas al entorno laboral y estrategias para promover la actividad física en el lugar de trabajo podrían ser cruciales para abordar este problema de salud pública. Además, es necesario considerar las diferencias en los patrones de trabajo, como los turnos nocturnos o las jornadas prolongadas, que pueden tener un impacto significativo en el metabolismo lipídico y, por ende, en el riesgo de desarrollar dislipidemias.
Incidencias de cambios lipídicosUn hallazgo particularmente alarmante de nuestro estudio es la trayectoria casi universal hacia las dislipidemias que se observa en las curvas de supervivencia. Estas revelan que, al cabo de siete a ocho años de seguimiento, aproximadamente el 90% de los individuos inicialmente sanos desarrollan alguna forma de dislipidemia. Esta progresión prácticamente inevitable plantea interrogantes fundamentales sobre los factores ambientales y ocupacionales que podrían estar contribuyendo a esta epidemia metabólica en la población trabajadora peruana21. La velocidad y magnitud de esta transición sugiere que podríamos estar ante un fenómeno poblacional más amplio, posiblemente vinculado a cambios rápidos en el entorno alimentario, laboral y social del país. Este patrón de «universalización» de las dislipidemias requiere no solo intervenciones individuales, sino también aproximaciones poblacionales y políticas públicas urgentes que aborden los determinantes estructurales de esta tendencia22.
La alta incidencia de hipertrigliceridemia podría atribuirse a la persistencia de aspectos de la dieta tradicional peruana, que es rica en carbohidratos. El consumo elevado de alimentos como arroz, papas, maíz y legumbres puede contribuir a un aumento en la síntesis hepática de triglicéridos, especialmente cuando estos carbohidratos se consumen en exceso. Por otro lado, la incidencia aún mayor de hipercolesterolemia y su tasa de normalización más baja podrían explicarse por la creciente tendencia en los últimos años hacia el consumo de alimentos ultraprocesados y grasas saturadas no naturales. Este cambio en los hábitos alimentarios, característico de la transición nutricional en países en desarrollo como Perú, está llevando a un aumento en la ingesta de grasas saturadas y trans, que tienen un impacto directo y más duradero en los niveles de colesterol sérico21,23.
La mayor dificultad para alcanzar la normocolesterolemia en comparación con la normotrigliceridemia podría también atribuirse a la naturaleza de estos cambios dietéticos. Los alimentos ultraprocesados y las grasas saturadas no naturales tienden a tener un efecto más persistente en los niveles de colesterol, siendo más difícil de revertir solo con cambios en el estilo de vida24. En contraste, los niveles de triglicéridos suelen ser más sensibles a modificaciones dietéticas a corto plazo, lo que podría explicar la mayor facilidad para su normalización25.
Esta tendencia creciente hacia el consumo de alimentos ultraprocesados y grasas no saludables en Perú no solo explica la mayor incidencia de hipercolesterolemia, sino que también subraya la importancia de implementar estrategias de prevención y manejo que aborden específicamente estos cambios en los patrones alimentarios. Es crucial desarrollar intervenciones que promuevan un retorno a aspectos más saludables de la dieta tradicional, al tiempo que se educa sobre los riesgos asociados con el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados.
Finalmente, a pesar de que pueden existir razones detrás de estas incidencias elevadas, es importante agregar un punto crítico. Es llamativo esta progresión casi universal hacia las dislipidemias observada en nuestra cohorte, donde aproximadamente el 90% de individuos inicialmente sanos desarrollaron alguna alteración lipídica en siete a ocho años de seguimiento. Este fenómeno plantea interrogantes fundamentales: ¿estamos ante una verdadera epidemia metabólica en trabajadores peruanos o los puntos de corte diagnósticos actuales podrían estar sobreestimando el problema? Los valores de referencia utilizados (≥ 200mg/dL para colesterol total y ≥ 150mg/dL para triglicéridos) se basan en estudios realizados principalmente en poblaciones occidentales, y su aplicabilidad universal ha sido cuestionada en investigaciones recientes26. Algunos estudios sugieren que los umbrales de riesgo cardiovascular asociados a niveles lipídicos podrían variar según características étnicas, dietéticas y genéticas específicas de cada población27. Esta observación sugiere la necesidad urgente de estudios que determinen puntos de corte específicos para la población peruana, que permitan discriminar adecuadamente entre variaciones fisiológicas normales y alteraciones con verdadero significado patológico. Sin embargo, la consistente asociación entre factores ocupacionales y la incidencia de dislipidemias en nuestro estudio, independientemente de los puntos de corte utilizados, refuerza la relevancia de estos hallazgos para la salud pública y ocupacional.
Factores ocupacionales y cambios lipídicosLos resultados de nuestro estudio revelan asociaciones significativas entre ciertos tipos de ocupación y el riesgo de dislipidemias, así como su normalización. En particular, los trabajadores de servicios sociales mostraron un mayor riesgo de desarrollar hipertrigliceridemia, hipercolesterolemia y dislipidemia en general. Este hallazgo es consistente con el estudio de Proper et al.3, que encontró una mayor prevalencia de factores de riesgo cardiovascular, incluyendo dislipidemias, en trabajadores del sector de servicios sociales. Los autores atribuyeron este fenómeno al alto nivel de estrés laboral y los horarios irregulares característicos de estas ocupaciones. De esa forma, estos resultados refuerzan la necesidad de implementar programas de salud ocupacional específicos para este grupo de trabajadores.
Por otro lado, observamos que las actividades físicas o manuales se asociaron significativamente con una mayor probabilidad de conversión de dislipidemias a normolipidemia. Este hallazgo es coherente con el estudio de Koolhaas et al.5, que demostró un efecto protector de la actividad física ocupacional contra las enfermedades cardiovasculares. La actividad física regular asociada con trabajos manuales podría estar contribuyendo a la mejora del perfil lipídico, como sugieren Cabrera de León et al.4 en su revisión sobre los efectos del sedentarismo y la actividad física en la salud metabólica.
Curiosamente, mientras que las actividades físicas o manuales mostraron un efecto positivo, el área de servicios sociales demostró un efecto protector en la conversión de dislipidemia a normolipidemia. Este hallazgo aparentemente contradictorio podría explicarse por factores no medidos en nuestro estudio, como diferencias en el acceso a la atención médica o en la adherencia a tratamientos entre los grupos ocupacionales. Se necesitan más investigaciones para comprender completamente este fenómeno, como sugieren Kivimäki et al.28 en su revisión sobre los efectos del estrés laboral en la salud cardiovascular.
Finalmente, nuestro estudio reveló que pasar más de cuatro horas sentado durante la jornada laboral se asocia con un mayor riesgo de hipertrigliceridemia. Este hallazgo es consistente con la creciente evidencia sobre los efectos negativos del sedentarismo prolongado en la salud metabólica. Por ejemplo, Bellettiere et al.6 (2017) demostraron una asociación significativa entre el tiempo acumulado sentado y los biomarcadores de riesgo cardiometabólico. Nuestros resultados refuerzan la importancia de implementar estrategias para reducir el tiempo sedentario en el lugar de trabajo, como sugieren Ekelund et al.7 en su metaanálisis sobre actividad física, tiempo sedentario y mortalidad.
Estos hallazgos tienen implicaciones importantes para la salud ocupacional y la prevención de enfermedades cardiovasculares en el ámbito laboral. Sugieren la necesidad de intervenciones específicas según el tipo de ocupación, la promoción de la actividad física en el trabajo, y la implementación de estrategias para reducir el tiempo sedentario. Además, subrayan la importancia de considerar los factores ocupacionales en la evaluación y manejo del riesgo de dislipidemias.
Importancia del estudio para la salud pública y ocupacionalNuestro estudio ha revelado tasas de incidencia alarmantes de dislipidemias en la población trabajadora peruana, con una progresión rápida de alteraciones lipídicas. Esto pone de manifiesto una tendencia preocupante en la salud metabólica de este grupo poblacional. La identificación temprana de estas tendencias es crucial para la salud pública, ya que permite a las autoridades sanitarias y a los responsables de políticas de salud anticipar y planificar intervenciones preventivas y terapéuticas a gran escala. Además, esta información puede servir como base para futuras investigaciones y para el desarrollo de programas de vigilancia epidemiológica más efectivos.
Los hallazgos de nuestro estudio subrayan la importancia de considerar el entorno laboral como un factor crítico en el desarrollo de dislipidemias. Esto tiene implicaciones directas para la salud ocupacional, sugiriendo la necesidad de implementar programas de salud en el lugar de trabajo que aborden no solo los riesgos tradicionales asociados con cada ocupación, sino también los factores de riesgo metabólicos. Las empresas y los profesionales de la salud ocupacional pueden utilizar estos datos para justificar la implementación de programas de promoción de la salud en el trabajo, que incluyan evaluaciones regulares del perfil lipídico, asesoramiento nutricional y fomento de la actividad física.
La diferencia observada en las tasas de incidencia entre hipertrigliceridemia e hipercolesterolemia proporciona información valiosa para el diseño de intervenciones específicas. Los programas de salud pública y ocupacional pueden ahora enfocarse en abordar los factores dietéticos y de estilo de vida que contribuyen a cada tipo de dislipidemia de manera más precisa. Por ejemplo, las intervenciones para reducir la hipercolesterolemia podrían centrarse en la disminución del consumo de alimentos ultraprocesados y grasas saturadas no naturales, mientras que las estrategias para combatir la hipertrigliceridemia podrían enfocarse en la moderación del consumo de carbohidratos refinados.
Desde una perspectiva de salud pública y economía de la salud, nuestros hallazgos tienen implicaciones significativas. Las altas tasas de incidencia de dislipidemias sugieren un potencial aumento en la carga de enfermedades cardiovasculares a futuro, lo que podría tener un impacto sustancial en los costos de atención médica y en la productividad laboral. Esta información puede ser utilizada por los responsables de la formulación de políticas para justificar la inversión en programas de prevención y manejo de dislipidemias, argumentando que tales inversiones podrían resultar en ahorros significativos a largo plazo en costos de atención médica y en mejoras en la productividad laboral.
Adicionalmente, nuestro estudio subraya la necesidad urgente de mejorar la educación y la concienciación sobre los riesgos de las dislipidemias tanto entre los trabajadores como entre los profesionales de la salud. Los resultados pueden ser utilizados para desarrollar campañas de salud pública más efectivas y programas de educación continua para profesionales de la salud, asegurando que estén mejor preparados para identificar, prevenir y manejar las dislipidemias en el contexto laboral y comunitario.
Finalmente, se debe reconocer que los determinantes antropométricos y metabólicos identificados en nuestra cohorte podrían haber influido en las asociaciones ocupacionales observadas. El análisis basal reveló una prevalencia considerable de factores de riesgo metabólicos: 20,81% de obesidad, 22,62% de obesidad abdominal, 8,76% de hipertensión arterial, y 19,86% de alteraciones glucémicas. Desde una perspectiva fisiopatológica, la obesidad, específicamente la obesidad abdominal, induce resistencia a la insulina que a su vez estimula la lipogénesis hepática de novo y aumenta la síntesis de triglicéridos mediante la activación de la enzima acetil-CoA carboxilasa29. Simultáneamente, la resistencia a la insulina reduce la actividad de la lipoproteína lipasa, disminuyendo así el aclaramiento de triglicéridos y promoviendo la acumulación de partículas de lipoproteína de muy baja densidad (VLDL) aterogénicas30.
En el contexto ocupacional específico, el sedentarismo prolongado (> 4 horas sentado) observado en el 47,74% de nuestra cohorte podría crear un ciclo fisiopatológico adverso. La inactividad muscular prolongada reduce la captación de glucosa mediada por GLUT4, contribuyendo a la resistencia a la insulina periférica31. Esto, combinado con el aumento del tejido adiposo visceral típico del sedentarismo, viene a intensificar la liberación de ácidos grasos libres hacia el hígado, estimulando la gluconeogénesis y la síntesis de VLDL32. Adicionalmente, la posición sentada prolongada se asocia con reducción de la actividad de la enzima lipoproteína lipasa muscular, fundamental para el metabolismo de triglicéridos33.
Los trabajadores de servicios sociales, que mostraron mayor riesgo de dislipidemias en nuestro estudio, frecuentemente combinan el estrés laboral con patrones alimentarios irregulares. El estrés crónico activa el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, elevando los niveles de cortisol que estimulan la lipogénesis hepática y promueven la acumulación de grasa visceral34. Este proceso se potencia cuando coincide con horarios alimentarios irregulares, típicos en trabajos de servicios sociales, que alteran los ritmos circadianos del metabolismo lipídico y pueden aumentar la síntesis nocturna de colesterol35.
Por tanto, aunque nuestros hallazgos sobre factores ocupacionales mantienen su relevancia independiente, es probable que la interacción sinérgica entre determinantes ocupacionales y los mecanismos fisiopatológicos subyacentes haya amplificado las tasas de incidencia observadas. Esta comprensión subraya la necesidad de enfoques preventivos integrales que aborden simultáneamente los factores de riesgo ocupacionales y sus consecuencias metabólicas en la población trabajadora peruana.
Fortalezas y limitaciones del estudioNuestro estudio presenta varias fortalezas y limitaciones que deben ser consideradas al interpretar los resultados. Entre las fortalezas, destaca el tamaño considerable de la muestra (4.200 participantes) y el seguimiento longitudinal, que permitió calcular tasas de incidencia y observar la progresión de las dislipidemias a lo largo del tiempo. Además, la inclusión de diversos sectores laborales proporciona una visión amplia de la salud metabólica en la población trabajadora peruana. El uso de definiciones estandarizadas para las dislipidemias y la recolección sistemática de datos fortalecen la validez interna del estudio.
Sin embargo, existen limitaciones importantes. En primer lugar, al ser un estudio basado en registros de una clínica ocupacional, puede haber un sesgo de selección, ya que los participantes podrían no ser completamente representativos de la población trabajadora general. Además, aunque no se recopilaron datos detallados sobre dieta y actividad física extralaboral, estos factores probablemente actúan como mediadores en la relación entre ocupación y dislipidemias, más que como confusores, por lo que su ausencia no compromete la validez de las asociaciones ocupacionales encontradas. Por último, aunque el estudio abarcó un periodo considerable, un seguimiento aún más prolongado podría proporcionar información adicional sobre la progresión a largo plazo de las dislipidemias en esta población.
Conclusiones y recomendacionesEn conclusión, nuestro estudio revela una alta incidencia de dislipidemias en trabajadores peruanos, con marcadas diferencias entre hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia. Estos hallazgos sugieren que la transición nutricional en Perú, caracterizada por el incremento en el consumo de alimentos ultraprocesados, podría estar impactando significativamente el perfil lipídico de la población trabajadora. Los factores ocupacionales demostraron ser determinantes importantes, con los trabajadores de servicios sociales presentando mayor riesgo y el sedentarismo laboral emergiendo como un factor modificable clave.
Frente a estos hallazgos, recomendamos la implementación de programas de salud ocupacional que incluyan evaluaciones regulares del perfil lipídico, intervenciones dietéticas adaptadas al contexto peruano, y promoción de la actividad física en el lugar de trabajo. Es crucial desarrollar políticas públicas que aborden la transición nutricional, fomentando el retorno a aspectos más saludables de la dieta tradicional peruana y regulando el consumo de alimentos ultraprocesados. Además, se recomienda la realización de estudios adicionales que examinen en detalle los factores ocupacionales específicos que contribuyen al desarrollo de dislipidemias, así como investigaciones que evalúen la efectividad de intervenciones en el lugar de trabajo para prevenir y manejar estas condiciones. La colaboración entre empleadores, profesionales de la salud, y responsables de políticas públicas será fundamental para implementar estas recomendaciones y mejorar la salud cardiovascular de la población trabajadora peruana.
FinanciaciónEl estudio fue financiado por el Vicerrectorado de Investigación de la Universidad Nacional Toribio Rodriguez de Mendoza de Amazonas.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Consentimiento informadoDado que este estudio se basa en un análisis de datos secundarios, no se requirió consentimiento informado.
Disponibilidad de datosLos datos que respaldan los hallazgos de este estudio están disponibles en el siguiente enlace: https://doi.org/10.6084/m9.figshare.27098296.v1








