El consumo de tabaco constituye una de las principales amenazas para la salud pública a nivel mundial, siendo la principal causa prevenible de morbilidad, mortalidad y fallecimiento prematuro1. A pesar de los esfuerzos por reducir su prevalencia, el tabaquismo ha aumentado en numerosos países desarrollados. Además de los riesgos asociados al consumo activo, la exposición al humo de tabaco ambiental representa un factor significativo de enfermedad y muerte prematura en las personas no fumadoras2. En este contexto, el personal de enfermería desempeña un papel esencial en la identificación de fumadores y en la implementación de intervenciones para el abandono del tabaco. Por ello, resulta fundamental que estos profesionales reciban una formación adecuada y desarrollen competencias que les permitan abordar eficazmente esta problemática3. Resulta necesario analizar la exposición al humo de tabaco y las percepciones sobre el tabaquismo en los estudiantes y los profesionales de enfermería en León, España.
Para comprender mejor las actitudes y creencias en torno al consumo de tabaco dentro del ámbito de la enfermería, se llevó a cabo un estudio descriptivo, empleando un cuestionario validado, en el que participaron 324 estudiantes (81% de participación) en el año 2022 y 252 profesionales (23% de representación) que se encontraban trabajando durante el primer trimestre del año 2023.
El cuestionario incluyó información sobre características sociodemográficas, hábitos de consumo de tabaco y niveles de dependencia a la nicotina, evaluados mediante el test de Fagerström. Asimismo, se exploró la motivación para dejar de fumar utilizando el test de Richmond, además de la exposición al humo de tabaco en distintos entornos. Por otro lado, se indagó acerca del grado de acuerdo sobre el rol de los profesionales de la salud en la prevención del tabaquismo.
El estudio reveló que el 16,5% de los participantes eran fumadores, con una prevalencia del 14,5% en estudiantes y 19,1% en profesionales. Los estudiantes de primer curso presentaron un mayor consumo de tabaco en comparación con los de cursos superiores, lo que sugiere que el hábito se inicia tempranamente. La edad promedio de inicio fue de 15,7 años en los estudiantes y 17,8 años en los profesionales.
La exposición al humo de tabaco también fue significativa, con un 32,6% de los participantes conviviendo con fumadores, especialmente entre los estudiantes. Además, el 31,8% indicó estar frecuentemente expuesto a ambientes con humo, siendo los fumadores quienes mostraron un mayor riesgo de exposición.
En cuanto a las motivaciones para dejar de fumar, los estudiantes fumadores valoraban menos la importancia de dar un buen ejemplo, mientras que los profesionales se preocupaban más por no afectar a su entorno. Además, se observó que los estudiantes de caminos educativos distintos al bachillerato eran más escépticos respecto a la efectividad de los consejos médicos en la cesación tabáquica. Por su parte, los profesionales fumadores no percibían la importancia de su rol como modelos sociales en la lucha contra el tabaquismo.
Aunque el 88,3% de los estudiantes afirmaron conocer los riesgos del tabaco, muchos no se sentían capacitados para ayudar a los fumadores a dejar el hábito. Casi la mitad de los profesionales también reportaron no tener las herramientas adecuadas para brindar apoyo en este proceso.
En conclusión, la prevalencia de tabaquismo entre los estudiantes fue más baja que en otros estudios, mientras que en los profesionales fue similar. Sin embargo, la exposición al humo del tabaco sigue siendo un problema, especialmente entre los fumadores y los profesionales jóvenes o con contratos temporales4–6. Los resultados destacan la necesidad de mejorar la formación de los profesionales de la salud en estrategias para dejar de fumar, fortalecer su rol como agentes de cambio, y fomentar la educación y la prevención en la lucha contra el tabaquismo.
FinanciaciónLos autores declaran no haber recibido financiación para la realización de esta carta científica.
Consideraciones éticasEste estudio fue aprobado por el Comité de Ética de la Universidad de León, cuyo número de registro fue: ETICA-ULE-030-2022, así como por el Comité de Ética del Hospital de León con número de registro 2304 (31 enero 2023).



