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Vol. 55. Núm. 6.
Páginas 467-468 (Noviembre - Diciembre 2013)
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Editorial
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¿Qué razones tenemos para publicar?
Why publish?
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José M. García Santos
Servicio de Radiología, Hospital General Universitario Morales Meseguer, Murcia, Editor Jefe de Radiología
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Radiologia. 2013;55:54810.1016/j.rx.2013.05.007
José M. Mellado
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Es difícil encontrar razones objetivas con las que convencer al radiólogo medio y residentes de radiología de la importancia de publicar cuando no se encuentran respuestas convincentes a la pregunta de por qué hacerlo. No es extraño oír que en el publicar se involucra la diversión y el prestigio. Pero, si queremos convencer de la necesidad de hacerlo a quienes no se divierten, necesitamos dar razones, al menos para el debate. Esta ha sido la intención del autor de la carta al director que se publica en este mismo número1, y este es, en definitiva, el objetivo de este editorial, asumiendo que el lector podrá o no estar de acuerdo.

Un motivo muy objetivo para los residentes de radiología es que en la orden ministerial correspondiente, el programa formativo de la especialidad de Radiodiagnóstico establece que los residentes de la especialidad tienen que publicar. El problema es que no dice claramente por qué, y parece que eso puede ser una razón que explique lo poco que en este país se cumple la norma. Los radiólogos en España dedican la mayor parte del tiempo que trabajan a la asistencia (por lo que les pagan), y, afortunadamente, cada vez más a la docencia (por lo que les pagan poco o nada). Pero nadie audita lo que publican (por lo que no les pagan nada, o, habitualmente, les cuesta el dinero). En definitiva, publicar no es rentable y además no hay obligación real. Pero, para seguir adelante, tal vez haya que cambiar la pregunta clave. No se trata solo de publicar, porque publicar no es más que el resultado final de la investigación. Se trata entonces de preguntarse, «¿por qué investigar?»

No creo que haya dudas de la utilidad de la investigación relevante y de la importancia de publicarla, aunque el entorno no ha acompañado tradicionalmente demasiado. La investigación no ha tenido tradicionalmente en España el peso que en otros países avanzados. Pero, además, es muy difícil hacer investigación relevante en nuestras condiciones laborales y científicas, y la pregunta entonces pasa a ser «¿por qué hacer investigación no relevante?»

En palabras de Abraham Flexner, uno de los máximos responsables del cambio de orientación de la formación médica en los Estados Unidos a principios del siglo XX, el médico debe ser un profesional acostumbrado a reflexionar y no tan preocupado por publicar. Parece que para Flexner fuese solo lo «relevante» lo que mereciese ser publicado. Desde luego, eran otros tiempos, y con el paso de los años, la medicina ha sufrido un cambio importante en la orientación de los centros académicos de los Estados Unidos y otros muchos países, donde la docencia ha perdido la importancia en favor de la investigación y las publicaciones. El que no publica en un mundo académico profesional, no existe y sus posibilidades de progresar son mucho menores. El resultado ha sido el aumento enorme de lo que podemos llamar «investigación no relevante» que, atendiendo a Richard Smith cuando era editor del British Medical Journal, supone no menos del 90% de todas las publicaciones biomédicas. Smith se refiere a los artículos relevantes con el acrónimo POEM, (patient oriented evidence that matters). Un POEM debe cumplir tres características a la vez:

  • - afrontar una pregunta que preocupa a los médicos;

  • - medir resultados que son importantes para los médicos y los pacientes: síntomas, morbilidad, calidad de vida y mortalidad;

  • - poder potencialmente cambiar la forma de trabajar del médico.

Considerado así, es muy difícil poder publicar un POEM. De hecho, la inmensa mayoría de los que se publican en las revistas biomédicas no lo son. Haciendo una cuenta sencilla que extrapola el dato de Smith, y teniendo en cuenta el factos de impacto de las revistas, si en una revista como New England Journal of Medicine solo un 10% de sus artículos anuales son POEM, una revista como Radiology no publicará más de un 1% anualmente, y menos aún otra como European Radiology. Siguiendo el mismo cálculo, para que Radiología publicase un POEM haría falta unos 80 años. La pregunta entonces es si revistas como Radiología, pero también otras mucho mayores a las que damos gran crédito, tienen sentido. La razón para que persistan puede estar en que, aunque la publicación relevante puede gestarse de ella misma, es muy probable que muchas veces surja de otras no tan relevantes. El médico debe ser un profesional que piense y se plantee continuamente preguntas. De las preguntas nacen las ideas. La investigación que surge a partir de esas ideas, la mayoría de ellas «no relevantes», queda recogida en las revistas biomédicas como publicaciones. El pool es, a su vez, una fuente de transmisión y generación de ideas. Al final, algunas de ellas pueden traducirse en un POEM. Cada POEM será un enorme generador de nuevas ideas. En definitiva, parece importante que las ideas, por pequeñas que sean, tengan la posibilidad de divulgarse. Que esto es importante lo indican iniciativas como las del grupo British Medical Journal al lanzar el British Medical Journal Open que en su Web manifiesta su visión: se hace buena investigación que merece ser publicada pero que, por sus características, no tiene cabida en revistas de alto impacto. Para estos artículos, la revista pide a sus revisores que no juzguen la novedad o el impacto potencial. Las ideas «no relevantes» son también importantes. La idea está en el centro de todo e inspira la investigación y el desarrollo. Hay muchos ejemplos de que es difícil prever lo «relevante» a partir de lo que puede parecer «no relevantes». En 1952, John Lynch, del Boston Herald, comentaba en su columna el reciente premio Nobel de Edward Purcell, otorgado por la demostración del fenómeno de la resonancia magnética nuclear en la materia condensada. Lynch, como otros, no veía la aplicación práctica del descubrimiento, y lo manifestó irónicamente en las páginas del periódico. Pero su opinión no implicaba que la idea y los resultados de Purcell no mereciesen ser divulgados. Independientemente de su trascendencia científica, que le hizo merecedora del premio, la investigación de Purcell es una de las bases de nuestra resonancia magnética clínica de hoy.

Pero puede haber también razones más objetivas para publicar. No hay actividad médica que no esté sujeta a la variabilidad y que, quedando sin medir, pueda aceptarse como correcta. En nuestros Servicios hacemos constante uso de las técnicas de imagen basados en conceptos e ideas cuya validez científica es escasa o nula. En nuestros Servicios actuamos muchas veces sin conocer la correlación de nuestro trabajo con cualquier estándar de referencia y ni siquiera sabemos si nuestro rendimiento realmente se parece al de los colegas que nos rodean. En nuestros Servicios damos por hecho que hacemos las cosas bien, sin preocuparnos por contrastarlo. En nuestros Servicios, en definitiva, tenemos todos los días oportunidades de plantearnos preguntas que, «relevantes», o «no relevantes», debería hacerse un profesional como el médico. Esta es una razón objetiva, la primera de las características de los POEM, que debería hacernos pensar si lo estamos haciendo bien. No se trata solo de intentar actuar de acuerdo a la mejor evidencia científica, sino demostrar que nuestros resultados son acordes a ella. Y eso solo se consigue de un modo: investigando… y publicando.

Bibliografía
[1]
J.M. Mellado.
Primum discere, deinde docere.
Radiologia., 55 (2013), pp. 548

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