Hemos leído con gran interés el artículo publicado en la revista y nos gustaría realizar varios comentarios. En primer lugar, quisiéramos felicitar a los autores González de Paz et al, que con el artículo titulado «Descripción de 2 casos de herida, con diferente etiología, tratadas mediante terapia larval desbridante» nos describen la eficacia lograda, con tal tratamiento, en la evolución de las heridas de las personas citadas en ambos casos. Sin embargo, queremos aclarar, de antemano, que la reflexión que a continuación vamos a exponer, para nada tiene que ver con los aspectos biologicistas que aquí se abordan, sino con aspectos metodológicos enfermeros. Creemos que a las cosas hay que llamarlas por su nombre y, en este caso, no discutimos que lo que aquí se aborda es el tratamiento específico y novedoso de las heridas de 2 pacientes con unas características determinadas, pero pensamos que se ha querido amalgamar con algo que se denomina metodología enfermera y el resultado no ha sido, a nuestro modesto entender, de los más acertado.
En el primero de los casos:
- 1.
Respecto, al primer patrón funcional alterado, comentar que en la valoración no solo no se hace mención a ningún tipo de deterioro de movilidad física, sino que se deja constancia de que es autónomo, con un índice de Barthel:90, y que tan solo requiere ayudas puntuales para incorporarse y realizar desplazamientos largos con ayuda de dos muletas.
- 2.
En relación al patrón cognitivo perceptual donde se enuncia el problema «dolor crónico», en la valoración solamente consta que la paciente refiere «dolor causado por la herida», pero en ningún momento se hace mención al tiempo de duración de ese dolor. Por tanto, no entendemos el porqué se identifica «dolor crónico».
- 3.
Cada una de las 3 etiquetas diagnósticas enunciadas no se corresponden en absoluto con lo que metodológicamente se entiende por diagnóstico enfermero. En primer lugar, un diagnóstico enfermero1 es una respuesta humana, es decir, un comportamiento observado o verbalizado. Lo que aquí se tilda de problema es la deficiencia biológica que presenta la persona, pero no la respuesta a tal deficiencia.
- 4.
La etiología de cada uno de los 3 problemas, se escapa al ámbito autónomo de actuación de la enfermera1–3.
- 5.
Y por último, el autor no deja constancia de ninguna de las manifestaciones clínicas que constatan la existencia de los 3 problemas mencionados.
En el segundo de los casos volvemos a reiterarnos, como en el caso anterior, que las dos etiquetas diagnósticas que se enuncian no representan la respuesta humana, sino la deficiencia biológica que manifiesta la paciente. Por tanto, consideramos que no son dos diagnósticos enfermeros correctos ni por etiología ni por enunciado de los mismos2. Lo correcto debiera ser valorar más concienzudamente a la paciente para averiguar cuáles son las respuestas ante tales deficiencias biológicas, esto es «deterioro de la movilidad» y «deterioro de la integridad cutánea».