Hemos leído con interés la carta de Javier Velasco et al., en referencia a nuestro manuscrito «Experiencia de un programa de profilaxis preexposición en una unidad de virus de la inmunodeficiencia humana hospitalaria. Descripción del perfil basal del usuario e identificación de oportunidades de mejora »1, y quisiéramos hacer las siguientes aclaraciones:
El grupo de personas derivadas desde la consulta hospitalaria está integrado por personas atendidas en el servicio de urgencias por clínica compatible con una infección de transmisión sexual (ITS) o que solicitaron valoración de profilaxis postexposición (PEP) tras un contacto sexual de riesgo. Son individuos que ya teníamos identificados como posibles candidatos para participar en el programa de PrEP en cuanto estuviera disponible en nuestro centro. Este hecho justifica el elevado porcentaje de personas incluidas inicialmente en nuestra cohorte con este antecedente, casi la mitad (45%), claramente superior al descrito en otras series.
Tanto la demanda de PEP como las ITS valoradas en un servicio de urgencias identifican fácilmente personas que son tributarias de una prueba rápida diagnóstica de VIH, como así ha quedado demostrado recientemente en nuestro medio2; y en caso de obtener un resultado negativo, la posibilidad de ofrecer participar en un programa de PrEP. Somos conscientes de que, por la sobrecarga asistencial de estos servicios, la falta de tiempo para ofrecer consejo o bien el desconocimiento debido a la importante rotación de profesionales, no se informa a los pacientes sobre la existencia de esta estrategia preventiva y el circuito asistencial para su acceso.
Existen otras oportunidades de derivación desde urgencias, que no recogimos en nuestro trabajo, relacionadas con el consejo de PrEP a los pacientes visitados tras una intoxicación por sustancias recreativas, al identificar un uso de drogas en el contexto sexual o ciertas prácticas de riesgo.
Es muy importante insistir en la necesidad de interrogar a cualquier persona que acude a la consulta, sin juicio y con respeto, sobre prácticas sexuales y conductas de riesgo para contraer ITS. En este sentido, es primordial seguir trabajando en la formación y adquisición de competencias culturales para interrogar a los pacientes, informar sobre medidas preventivas generales y no perder oportunidades de vinculación al sistema sanitario a las personas que lo necesiten.