XII Simposio de la Asociación Española de Vacunología
Más datosDeterminar la exactitud de las temperaturas medidas por los termómetros de máxima-mínima de los refrigeradores de vacunas de un centro de salud.
Analizar la dispersión o rango de temperaturas existente en el interior de estos frigoríficos.
DescripciónPara el primer objetivo se introdujeron los seis termómetros disponibles en una caja durante 4 horas, sometiéndolos a temperaturas diferentes: 20°, 4° y –2° C. Se tomó como “estándar de oro”, una estación meteorológica portátil.
Resultó que la diferencia entre las medidas de tres de los seis termómetros de máxima-mínima con respecto al “estándar de oro”, no superó ±1° C. Al contrario, los otros tres arrojaron temperaturas más distanciadas del “estándar de oro”: ±2°, ±3° y ±6° C.
Para el segundo objetivo se emplearon termómetros de máxima-mínima de fiabilidad comprobada, se tomaron las temperaturas en seis ubicaciones diferentes dentro de cada refrigerador, tras un mínimo de dos horas sin abrir la puerta, ni modificar el termostato. El límite superior e inferior del rango de temperaturas de cada nevera, fue comprobado practicando un total de cinco medidas, de las que se escogió la medida central.
En los cinco frigoríficos “domésticos” disponibles, la dispersión de temperaturas en las diferentes ubicaciones fue: 3,3°, 4,2°, 4,5°, 5,7° y 9,0° C. El único frigorífico “industrial” del centro, registró el menor rango de temperaturas: 2,6° C.
ConclusionesLos termómetros de máxima-mínima deben ser testados periódicamente. Medidas erróneas pueden conducir a malas decisiones, como desechar vacunas pensando que han sido sometidas a temperaturas inadecuadas.
Los frigoríficos “domésticos” no son la opción más aconsejable para mantener la cadena del frío en productos termosensibles (y caros) como las vacunas, cuyo rango térmico óptimo es de solo seis grados (2-8° C).
ReproducibilidadEsta sencilla y económica metodología puede ser replicada en cualquier centro de vacunas de nuestro entorno.


