Las opciones de tratamiento de la enfermedad coronaria son tres: tratamiento médico, revascularización quirúrgica, y revascularización percutánea. El tratamiento médico debe realizarse en todos los pacientes, independientemente que hayan sido o estén en plan de revascularización. Todos los coronarios deben recibir antiagregantes plaquetarios y estatinas, si no tienen contraindicación grave, cualquiera que sean sus niveles de colesterol. La revascularización quirúrgica se reserva hoy para situaciones generalmente complejas desde el punto de vista anatómico, en las que existe indicación de revascularización, como síndromes coronarios agudos de riesgo, o cuadros crónicos con compromiso complejo de tronco izquierdo, y enfermedad compleja de tres vasos. La revascularización percutánea se reserva por lo general para situaciones de menor complejidad anatómica, con indicación de revascularización, como síndromes coronarios agudos de riesgo, y cuadros crónicos con área en riesgo extensa de acuerdo con los test no invasivos. Las tres líneas de tratamiento han tenido progresos continuos en el último tiempo.
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