Objetivos: 1. Valorar la utilidad del PET-TC en pediatría. 2. Exponer nuestra experiencia de 6 años mediante revisión retrospectiva de los estudios realizados. 3. Enfatizar en la importancia de la colaboración de los servicios de Radiodiagnóstico y Medicina Nuclear tanto en el diseño del estudio como en la elaboración del informe.

Material y métodos: Se revisan retrospectivamente 122 exploraciones de PET-TC realizados a 50 pacientes desde octubre/2009 a septiembre/2015, con edades comprendidas entre 10 meses y 16 años. Las indicaciones fueron estadificación y seguimiento de neoplasias, fundamentalmente linfomas, sospecha de endocarditis y fiebre de origen desconocido y otras patologías menos frecuentes. Se analizaron de forma independiente los hallazgos del PET y del TC, para hacer una valoración posterior conjunta estudiando coincidencias y discordancias.

Resultados: Hubo concordancia PET/TC en 100 exploraciones (82%), y discordancia en 22 (18%). De estas últimas, en 15 el PET evidenció captaciones hipermetabólicas sin correspondencia anatómica patológica en TC, mientras que en 7 se describieron lesiones en TC no visibles en PET. Analizando estas discrepancias evidenciamos que las adenopatías patológicas y lesiones óseas se identifican mejor en PET, mientras que el TC es superior para detección de nódulos pulmonares y valoración de partes blandas, permitiendo aclarar la mayoría de falsos positivos del PET.

Conclusiones: El PET-TC es una prueba útil en pediatría y con indicaciones precisas, debiéndose tener en cuenta la radiación adicional que supone. El diseño de la exploración en cada paciente y la realización del informe conjunto entre el radiólogo y el médico nuclear es fundamental para realizar un diagnóstico correcto.