El millium coloide, también conocido como seudomilio coloide o degeneración coloide, es una enfermedad cutánea muy rara que se produce por el depósito de material amorfo en la dermis superficial1,2. Existen 3 formas clínicas bien diferenciadas: 1) el millium coloide juvenil o tipo 1, generalmente de carácter autosómico dominante, suele iniciarse antes de la pubertad y localizarse en la cara3,4; 2) el millium coloide del adulto (MCA) o tipo 2, es la más frecuente, consecuencia de la exposición crónica a la radiación ultravioleta5; 3) la degeneración nodular coloide o tipo 3, de rara presentación y que parece estar relacionada con factores de índole ocupacional2,6.
El MCA es una afección crónica que aparece principalmente en pacientes de edad avanzada con un daño actínico intenso de la piel. La relación hombre-mujer es de 4:1 y su etiología sigue siendo desconocida7. Se ha demostrado una mayor incidencia en personas de fototipos i y ii, residentes en zonas tropicales, trabajadores expuestos crónicamente al sol y trabajadores de refinerías de petróleo1,2. Las lesiones se localizan típicamente en zonas sometidas a elevada fotoexposición como el dorso de las manos, el cuello y la espalda1,7. Clínicamente se caracterizan por la aparición de múltiples pápulas traslúcidas o del color de la piel, milimétricas y duras al tacto que normalmente confluyen formando placas bien delimitadas. Las lesiones se pueden desarrollar en el transcurso de 2 a 3 años, son completamente asintomáticas y permanecen estables de manera indefinida. Histológicamente, se caracteriza por hiperqueratosis ortoqueratósica alternando con zonas de atrofia epidérmica y el depósito de un material amorfo, rosado, que se localiza en la dermis papilar o superficial. El depósito coloide se encuentra separado de la epidermis por fibras elásticas que conforman una banda estrecha denominada zona Grenz. La tinción con rojo Congo utilizada para detectar sustancia amiloide es negativa o débilmente positiva. Presentamos 2 casos de MCA de diferente localización.
Casos clínicosCaso clínico 1Varón de 77 años, caucásico, fototipo ii, canoso, de ojos claros. No presentaba ningún antecedente personal ni familiar de interés. Era natural de Santa Cruz de Tenerife y de profesión agricultor. Acudió a consultas externas del Servicio de Dermatología para la valoración de unas lesiones cutáneas de 15 años de evolución localizadas en la región occipital del cuero cabelludo. El paciente no refería ninguna clínica asociada pero describía que la aparición y progresión de las lesiones había sido gradual.
En la exploración se observó un importante daño solar facial con múltiples efélides y marcadas arrugas de expresión. En la región occipital existían numerosas pápulas de coloración amarillenta, firmes a la palpación, de unos 4-5mm de diámetro, que confluían formando una placa de 2 × 3,5cm muy bien delimitada (fig. 1). La exploración por aparatos y órganos fue completamente normal.
Caso clínico 2Se trata de un varón de 60 años, fototipo iii, ojos y pelo castaños, sin ningún antecedente personal o familiar a destacar. Refiere que desde la infancia ha trabajado en el campo de agricultor y que nunca ha realizado una adecuada fotoprotección. Acude al Servicio de Dermatología para el estudio de unas lesiones completamente asintomáticas, localizadas en el dorso de ambas manos, de años de evolución.
La exploración física puso de manifiesto la presencia de numerosas pápulas, traslúcidas, de forma redondeada, de 1 a 3mm de diámetro, diseminadas por todo el dorso de ambas manos y que asentaban sobre una base eritematosa (fig. 2). La punción con una aguja de una de las pápulas y la presión posterior de la misma demostró la salida de un material gelatinoso, espeso y traslúcido.
En ambos pacientes se solicitó una analítica general y se tomó una muestra de las lesiones para el estudio histopatológico. Los exámenes de laboratorio se encontraban dentro de la normalidad mientras la histopatología mostró, en ambos casos, la presencia de hiperqueratosis con una epidermis adelgazada por la compresión junto al acúmulo de un material amorfo, redondeado, homogéneo y fisurado en la dermis superficial que se encontraba separado de la epidermis por una franja de dermis normal. Este material era PAS +, cristal violeta - y rojo Congo -.
Respecto al tratamiento en el caso 1 se recomendó exclusivamente el uso de cremas fotoprotectoras, con lo que las lesiones se mantuvieron estables. Sin embargo, en el caso 2 añadimos el uso tópico de inmunomoduladores (tacrolimus pomada al 0,1%) durante 3 meses sin clara mejoría de las lesiones.
DiscusiónEl millium coloide fue descrito por primera vez por Wagner en el año 1866 que lo consideró inicialmente como una degeneración de las glándulas sebáceas y destacó su similitud con el hidrocistoma8. En el año 1975, Hashimoto et al. demostraron por técnicas ultraestructurales que el material coloide era el resultado de una degeneración de los fibroblastos y años más tarde, junto con Black, indicaron que además existía una degeneración actínica de las fibras elásticas en distintas fases hasta que llegaban a ese material gránulo-fibrilar7,9,10.
En la actualidad se han descrito más de 100 casos, considerándose el MCA la forma clínica más frecuente. Afecta principalmente a pacientes de edad avanzada con fototipos claros y daño actínico intenso. El diagnóstico diferencial más importante debe establecerse con el liquen amiloide, en donde la positividad al rojo Congo excluirá el diagnóstico de MCA7,10. Otros diagnósticos a considerar son siringomas, esteatocistomas múltiples, quistes de retención y moluscum contagiosum11.
Nuestro paciente tenía como factores predisponentes y agravantes el tipo de piel, su profesión de agricultor, el no haber utilizado ninguna protección adecuada a pesar de la exposición solar continua y el de residir en una zona con clima tropical propio de las Islas Canarias.
El tratamiento del MCA es limitado. Se debe aconsejar evitar la exposición solar y el uso de fotoprotectores para disminuir la progresión de la enfermedad1,7. La crioterapia o el uso de agentes queratolíticos tópicos como los retinoides pueden ayudar a conseguir un aplanamiento de las lesiones e incluso su desaparición. Otros métodos como la dermoabrasión y el láser Erbio YAG son nuevas armas terapéuticas con resultados prometedores pero con poca experiencia clínica12–14.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.