Como la mayoría de los profesionales a la vez sanitarios y universitarios, el farmacéutico suele ser una persona discreta que realiza su trabajo de forma callada. En una sociedad en la que la imagen mediática reemplaza a la realidad, el farmacéutico asiste perplejo a una paradoja: está bien valorado por los usuarios y el servicio farmacéutico español es excelente en cuanto a garantías sanitarias y calidad de prestaciones, pero los medios de comunicación hablan poco del farmacéutico y, cuando hablan, suele ser mal. Esto crea incomodidad al farmacéutico, pero sucede igual en todos los ámbitos: la buena noticia periodística es la mala noticia; que las cosas funcionen es excelente, pero periodísticamente tiene muy poco interés, y así es como los diarios, las emisoras de radio y los telediarios nos abruman con noticias descorazonadoras.
Que se hable poco de una profesión es buena señal. El silencio mediático es un buen indicador de la calidad del servicio que se presta, pero el silencio no debe confundirse con la apatía o la inactividad. La farmacia española funciona bien, más allá de anécdotas y casos particulares. Ese buen funcionamiento atrae a quienes desearían mercantilizar el medicamento más allá de lo recomendable, desmontar el sistema de planificación y poner fin a la unión entre la propiedad y la titularidad. ¿Por qué el servicio farmacéutico español es superior al de la mayoría de países? Entre otras razones, porque las oficinas de farmacia españolas son establecimientos sanitarios integrados en el Sistema Nacional de Salud y porque es un servicio prestado exclusivamente por profesionales, titulares de sus farmacias, que no dependen de inversores, accionistas, especuladores ni tampoco de la decisiones de ningún Consejo de Administración. Otras profesiones se han degradado porque sus profesionales se han convertido en asalariados de inversores privados a los que sólo mueve el criterio de la rápida obtención de beneficios, algo que debe ser evitado por los farmacéuticos españoles, por su propio interés, y también por el de sus clientes y pacientes.
J. Esteva de Sagrera
Director