La farmacia ofrece cada día nuevos servicios de salud a sus clientes-pacientes: educación sanitaria, seguimiento farmacoterapéutico, sistemas para mejorar el cumplimiento posológico En este artículo se revisa el papel que puede desempeñar el farmacéutico en la detección y el seguimiento de la enfermedad cardiovascular a través de métodos de diagnóstico que pueden aplicarse en la propia oficina de farmacia.
Según la Federación Farmacéutica Internacional (FIP), el farmacéutico es una parte esencial del equipo de asistencia sanitaria y desde esta perspectiva, hay que reconocer que es el profesional sanitario más accesible a la sociedad, lo que implica que tiene una posición privilegiada que le permite realizar, entre otras tareas, las siguientes: detectar de forma temprana algunas enfermedades crónicas, identificar estilos de vida poco saludables, etc.
En lo que respecta a las posibilidades de realizar pruebas diagnósticas en la farmacia, la realidad es que es éste un campo que se ha ido ampliando de manera progresiva, de modo que el farmacéutico no sólo puede detectar alteraciones de la presión arterial, identificar cuadros de sobrepeso, realizar pruebas de embarazo, participar en campañas antidroga, sino que tiene acceso a un abanico diagnóstico mucho más amplio, que comprende:
- Análisis del tipo de piel, para poder aconsejar el tratamiento dermofarmacéutico más idóneo.
- Detectar la presencia del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), mediante un test de diagnóstico rápido que utiliza la saliva como muestra.
- Realizar pruebas de autocontrol, que permiten analizar los principales indicadores de riesgo de las enfermedades más prevalentes en un tiempo mínimo (aproximadamente 5 min).
- Detectar problemas de coagulación sanguínea en pacientes en tratamiento con anticoagulantes.
En este contexto, y teniendo en cuenta que la calidad de vida, así como la evolución de la enfermedad en pacientes crónicos, mejoran notablemente en la medida en que se involucra al enfermo en el control y en la toma de decisiones respecto a su enfermedad, nos vamos a centrar aquí en las posibilidades de diagnóstico rápido y autocontrol de los principales indicadores de riesgo de la enfermedad cardiovascular, habida cuenta de la elevada frecuencia de esta patología, no sólo en la sociedad occidental, sino también en un porcentaje poblacional cada vez mayor de países en vías de desarrollo. En este contexto, el farmacéutico también puede y debe asesorar a los pacientes para detectar posibles problemas de salud que puedan resolverse simplemente con cambios en el estilo de vida, o que, por el contrario, dada su gravedad, necesiten atención médica.
EN LO QUE RESPECTA A LAS POSIBILIDADES DE REALIZAR PRUEBAS DIAGNÓSTICAS EN LA FARMACIA, LA REALIDAD ES QUE ES ÉSTE UN CAMPO QUE SE HA IDO AMPLIANDO DE MANERA PROGRESIVA
ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR: ETIOLOGÍA Y PRONÓSTICOLa enfermedad cardiovascular es una de las principales causas de muerte en España. Se prevé que la morbimortalidad asociada a esta patología se incremente en los próximos años, debido fundamentalmente al progresivo envejecimiento de la población.
La enfermedad cardiovascular, y en sentido amplio, las enfermedades que afectan al aparato circulatorio, incluyen un abanico de cuadros patológicos muy amplio:
- Cardiopatía isquémica: angina estable, angina inestable, infarto de miocardio, insuficiencia coronaria.
- Enfermedad cerebral isquémica: ictus isquémico, ataque isquémico transitorio.
- Arteriopatía isquémica periférica.
Todas estas enfermedades no sólo conllevan un elevado gasto sanitario, sino que también merman notablemente la calidad de vida de los afectados. De ahí que resulte fundamental poner en marcha diferentes medidas preventivas que reduzcan su incidencia.
Obviamente la planificación de actividades preventivas útiles requiere conocer los principales factores de riesgo que favorecen el desarrollo de la enfermedad en cuestión. En el caso de la enfermedad cardiovascular, los principales factores etiológicos son la edad, el sexo, las hiperlipemias, el tabaquismo, la hiperglucemia, la obesidad y la hipertensión arterial.
La mayor parte de estos factores de riesgo, salvo la edad y el sexo, son modificables, por lo que la educación sanitaria y la concienciación del paciente son fundamentales.
Seguidamente se hace referencia a aquellos factores de riesgo que el paciente puede controlar por sí mismo, siempre y cuando esté debidamente asesorado por un profesional de la salud. Así pues, se estudiarán las posibilidades diagnósticas y de autocontrol que la farmacia puede ofrecer al paciente cardiovascular: glucemia y lipemia, fundamentalmente. Otros factores de riesgo como la hipertensión arterial también pueden ser objeto de autocontrol, pero por su complejidad deben ser abordados aparte.
EL AUTOCONTROL EN LA PATOLOGÍA CARDIOVASCULARActualmente son numerosas las farmacias que ofrecen a sus pacientes el servicio denominado «autocontrol asistido de indicadores biológicos», que desde que empezó a utilizarse ha permitido, en no pocos casos, detectar enfermedades ocultas. Los principales factores que han determinado el éxito de este sistema han sido los siguientes: inmediatez del servicio, acceso a cualquier hora y sin necesidad de ayuno previo. Este sistema se basa en los avances de la denominada química seca.
Por otra parte, los pacientes, especialmente si presentan enfermedad cardiovascular diagnosticada, están muy acostumbrados a hacerse ellos mismos su propio control, léase automedida de la presión arterial (tensiómetros digitales) y/o autoanálisis de glucosa en sangre (glucómetros digitales).
Es precisamente, en este contexto, en el que el mercado ha asistido a la proliferación de nuevos dispositivos que permiten no sólo el autocontrol de la glucosa, sino también de los principales indicadores de patología cardiovascular, como el colesterol y los triglicéridos. También existen sistemas que además de estos indicadores biológicos determinan los niveles sanguíneos de lactato.
DETERMINACIÓN ANALÍTICAEstos dispositivos, al igual que ocurre con los glucómetros de los que disponen la mayoría de los diabéticos tipo 1, permiten una determinación rápida, fácil e inmediata; son ideales para pacientes que presenten una enfermedad cardiovascular o tengan uno o varios factores de riesgo.
Sus principales características son las siguientes:
- Como muestra sólo se necesita una gota de sangre capilar.
- El dispositivo es fácil de calibrar mediante las correspondientes tiras de calibración; existen cuatro tiras, una para cada indicador (glucosa, colesterol, triglicéridos y lactato).
- Disponen de memoria para almacenar los resultados indicando la fecha y hora de su obtención.
- Las tiras para medición pueden conservarse a temperatura ambiente.
- Los resultados se obtienen en un espacio de tiempo muy reducido: glucosa (12 segundos), colesterol (180 segundos), triglicéridos (174 segundos) y lactato (60 segundos).
Es de sobra conocido que los pacientes con enfermedad cardiovascular suelen presentar elevados niveles de lípidos sanguíneos, así como también está ampliamente admitido que una de las complicaciones de la diabetes a largo plazo es la patología cardiocirculatoria. En este sentido, el denominado síndrome metabólico, cuyos criterios diagnósticos se indican en la tabla 1, aumenta el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2. La prevalencia de dicho síndrome aumenta continuamente afectando a un 24% de la población adulta de Estados Unidos y a un 15% del mismo grupo en Europa.
TABLA 1. CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DEL SÍNDROME METABÓLICO
LOS PACIENTES, ESPECIALMENTE SI PRESENTAN PATOLOGÍA CARDIOVASCULAR, ESTÁN MUY ACOSTUMBRADOS A HACERSE ELLOS SU PROPIO CONTROL, LÉASE AUTOMEDIDA DE LA PRESIÓN ARTERIAL Y/O AUTOANÁLISIS DE GLUCOSA EN SANGRE
La glucosa es el indicador de riesgo empleado para el control de la diabetes. El diabético, especialmente si padece diabetes tipo 1, debe hacerse el autocontrol a diario. Es conveniente realizar la medición en los siguientes casos: en ayunas (inmediatamente antes de comer o dos horas después de la última ingesta), en situaciones que puedan descompensar la enfermedad (vómitos, fiebre, ejercicio, malestar…) y a cualquier hora del día (simple curiosidad, sin que la medición vaya ligada a ninguna rutina).
Los valores obtenidos deben estar dentro de los siguientes márgenes:
- Ayunas: 80-130 mg/dl.
- Dos horas después de la ingesta: 80-160 mg/dl.
La automedida de la glucemia no debe circunscribirse sólo al paciente diabético; dicha medición es aconsejable también en los casos que se citan a continuación:
- Mayores de 45 años.
- Personas con antecedentes familiares de diabetes.
- En casos de poliuria, polifagia y polidipsia.
- Obesidad.
- Embarazo.
- Personas con otros factores de riesgo (hipertensión, fumadores, hiperlipemia).
- Personas con tolerancia disminuida a la glucosa o glucemia basal elevada.
El colesterol es el factor de riesgo más importante en relación con la enfermedad cardiovascular, ya que determina la formación de la placa de ateroma con la consiguiente arteriosclerosis, que antes o después, puede taponar las arterias. Según la arteria afectada, causará lesiones en diferentes órganos: corazón, cerebro, abdomen, extremidades inferiores...
El principal problema del colesterol es que su elevación en sangre no produce síntomas a corto plazo, por lo que pasa totalmente inadvertido, si no se realiza cualquier analítica de rutina en un momento dado.
La determinación del colesterol está indicada en aquellos sujetos con uno o varios factores de riesgo cardiovascular (tabaquismo, diabetes, hipertensión, sexo masculino, edad y antecedentes familiares). Por supuesto, el paciente hipercolesterolémico puede hacerse un autocontrol para comprobar la eficacia del tratamiento prescrito.
Si las cifras de colesterol exceden los 270 mg/dl, el afectado necesitará tratamiento farmacológico. Cuando las cifras de colesterolemia se sitúen entre 200 y 270 mg/dl, frecuentemente la modificación de los hábitos dietéticos será suficiente para que los valores vuelvan a la normalidad.
El paciente puede hacerse el autoanálisis de colesterol a cualquier hora del día, sin que sea necesario un período de ayuno previo.
TRIGLICÉRIDOSLos triglicéridos elevados constituyen un factor de riesgo cardiovascular, ya que junto con el colesterol contribuyen a la formación de la placa de ateroma.
Una elevación de los niveles sanguíneos de triglicéridos incrementa el riesgo de cardiopatía coronaria, especialmente en presencia de otros factores de riesgo, tales como diabetes y obesidad.
La hipertrigliceridemia puede ser de tipo primario (genética, a modo de ejemplo puede citarse la hipertrigliceridemia familiar) o secundaria a diversas situaciones y hábitos de vida. Por lo tanto, el autocontrol de los triglicéridos estará indicado en los siguientes casos:
- Antecedentes familiares de hipertrigliceridemia.
- Sobrepeso y obesidad.
- Tabaquismo.
- Consumo excesivo de alcohol.
- Consumo excesivo de hidratos de carbono.
- Diabetes tipo 2.
- Patología renal.
- Tratamiento con alguno de los siguientes fármacos: anticonceptivos, diuréticos y esteroides.
A diferencia del colesterol, el autoanálisis de los triglicéridos requiere que el sujeto esté en ayunas.
Si la trigliceridemia supera los 200 mg/dl, el paciente debe acudir a su médico, pues es muy probable que requiera tratamiento farmacológico.
LACTATOEn el contexto de los indicadores de riesgo que se están comentando, la determinación de lactato es importante, ya que tiene diversas aplicaciones, tales como revisar la condición física y verificar el estado del metabolismo. Así pues, las concentraciones de este compuesto se incrementan en todas aquellas situaciones que conllevan una hipoxia, o bien, cuando su eliminación se encuentre disminuida. Situaciones tales como un infarto de miocardio, una insuficiencia cardíaca congestiva, un fallo renal o una diabetes mal controlada suelen cursar con una elevación en los niveles plasmáticos de lactato.
La obesidad es frecuente entre los pacientes diabéticos. La utilidad de la determinación del lactato en estos pacientes se debe a que les permite realizar ejercicio físico de forma sana, mejorando la resistencia. Para ello, estos pacientes deben entrenar a un nivel que mantenga los niveles de lactato plasmático por debajo de 3 mmoles/l. Of