Objetivos: Valorar la adecuación y el rendimiento obtenido de las pruebas de función tiroidea solicitadas en un Centro de Salud urbano que atiende a 21.645 habitantes.

Metodología: Estudio descriptivo retrospectivo de las analíticas con determinación de hormona estimulante del tiroides (TSH) realizadas durante 2014. Variables recogidas: sociodemográficas, antecedentes patológicos de enfermedades tiroideas previos a la petición analítica, determinaciones de TSH (origen de la petición y número de las mismas) y nuevos diagnósticos de enfermedades tiroideas.

Resultados: Se solicitó TSH a 36.13 pacientes (16,69%). El 68,9% eran mujeres, con una edad media de 53 años. El 75,2% de las peticiones son efectuadas en atención primaria y el 10,4% se originan en el Hospital de referencia. Al 15,5% de los pacientes se les efectuaron 2 o más determinaciones. Un total de 821 pacientes (22,72%) tenían un diagnóstico previo: 643 de hipotiroidismo (78,31%), 54 de hipertiroidismo (6,58%) y 124 de otras patologías tiroideas (15,1%). A los 2792 restantes (77,28%) se les realiza la determinación de TSH por cribado o por sospecha clínica. De estos, se obtienen 68 nuevos diagnósticos, los cuales fueron de hipotiroidismo en 44 casos (64,71%), de hipertiroidismo en 4 (5,88%) y de otras patologías tiroideas en 20 (29,41%).

Conclusiones: A pesar de que la TSH está recomendada como prueba de cribado de enfermedad tiroidea, se ha requerido un alto número de peticiones para cada nuevo diagnóstico realizado. Ello cuestiona la adecuación de las pruebas funcionales tiroideas realizadas en nuestra población.