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Medicina de Familia. SEMERGEN Sexsomnia en atención primaria y su gestión: a propósito de un caso clínico
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Vol. 50. Núm. 8.
(Noviembre - Diciembre 2024)
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Vol. 50. Núm. 8.
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Sexsomnia en atención primaria y su gestión: a propósito de un caso clínico
Sexsomnia in Primary Care and its management: A case report
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G.J. Teixeiraa,
Autor para correspondencia
gabrieljteixeira.md@outlook.pt

Autor para correspondencia.
, R. Pedrosab, J.M. Freitasb, M. Mozesa
a USF St. André de Canidelo - ACES Gaia, Vila Nova de Gaia, Portugal
b USF Saúde no Futuro - ACES Gaia, Vila Nova de Gaia, Portugal
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Las parasomnias son trastornos conductuales del sueño (sensitivos y/o motores) que pueden aparecer durante el sueño, en el período de baja vigilia o justo después de despertarse1. La tercera Clasificación Internacional de los Trastornos del Sueño (ICSD-3) clasifica las parasomnias en movimientos oculares rápidos (REM): parálisis del sueño, pesadillas, atonía, mioclonías; sin movimientos oculares rápidos (NREM): sonambulismo, despertares confusionales; y otras parasomnias: enuresis, gemidos o trastornos alimentares relacionados con el sueño2. La sexsomnia es una parasomnia que pertenece al grupo NREM, como un subtipo de excitación confusional, caracterizada por comportamientos sexuales y síntomas inapropiados que comienzan aproximadamente una o dos horas después del comienzo del sueño, y puede implicar vocalizaciones de naturaleza sexual, masturbación y/o intento/consumación de relaciones sexuales. Hay amnesia total o casi total de los episodios. Se desconoce la prevalencia exacta de este trastorno. En un estudio en el que participaron 832 pacientes de una clínica de trastornos del sueño, el 8% de los pacientes presentaban síntomas sugestivos de sexsomnia3. Puede ocurrir sola o con otras parasomnias, como sonambulismo, terrores nocturnos u otros despertares confusionales1,4,5. Hay factores que pueden desencadenar la sexsomnia: apnea obstructiva del sueño (AOS), consumo de alcohol o drogas, sueño irregular, síndrome de piernas inquietas, eventos estresantes y efectos secundarios de algunos medicamentos (zolpidem, litio, algunos anticolinérgicos o antipsicóticos)1,4,5. El diagnóstico diferencial debe incluir crisis epilépticas focales, epilepsia nocturna del lóbulo frontal y trastorno del comportamiento del sueño REM2.

Lo más importante es tratar la causa, si es posible, como, por ejemplo, a través del tratamiento del AOS o del síndrome de las piernas inquietas1,2,4,5,6, o puede tratarse farmacológicamente (primera línea: clonazepam7 0,5mg id por la noche; segunda línea: antidepresivos tricíclicos, como amitriptilina, o paroxetina 20mg id)3. También se han observado resultados positivos con el uso de melatonina 1mg id por la noche5,8. Se probó el tratamiento con otros fármacos, como por ejemplo lamotrigina, carbamazepina, olanzapina, escitalopram o duloxetina, pero aunque se obtuvieron resultados limitados, hay poca evidencia científica en su utilización9,10. También es importante el uso de las medidas no farmacológicas, como la reducción del consumo de alcohol, la regularización de los horarios del sueño, la reducción de eventos estresantes y el acompañamiento con psicoterapia2,5,6-8,11. Se destaca la relevancia médico-legal de este trastorno, al estar relacionado con múltiples casos de violencia sexual y abuso a menores de edad2.

Varón de 22 años, clase III de Graffar, que vive con su novia y sus suegros en una casa con dos pisos separados. Sin antecedentes personales de interés ni medicación habitual, trabajador de la construcción civil en Alemania (emigró un año y medio antes del comienzo de los episodios); niega consumo de drogas, consumo de tabaco 2 paquete-años, consumo ocasional de bebidas alcohólicas y consumo habitual de bebidas energéticas. El paciente recurre a una cita programada por episodios de actos sexuales nocturnos involuntarios, sin un patrón semanal fijo, desde hace un año y medio. Los actos sexuales son con la pareja con la que convive desde hace tres años, con amnesia total. Sin otros síntomas acompañantes: sin somnolencia diurna, ronquidos, insomnio, astenia, hipersexualidad, disfunción sexual, trastornos del comportamiento o desinhibición. Relaciones sexuales 1-2 veces a la semana, consideradas satisfactorias. El usuario refiere sentir poco deseo sexual durante el día.

Niega episodios previos de sonambulismo, confirmados por los padres. Niega cambios en su vida laboral o problemas de salud. Refiere horarios de sueño irregulares, cerca de 6horas diarias. Ante la existencia de los episodios descritos, el paciente expresó preocupación por la posibilidad de una patología orgánica, por lo que buscó ayuda médica. El examen objetivo, incluyendo vitales y examen neurológico, no mostró alteraciones valorables, presentando aun un aspecto cuidadoso y tranquilo. Escala de Epsworth y Stop-Bang aplicada: riesgo bajo de SAOS. Se pidió análisis con serologías (hepatitisB yC, VIH y sífilis), función tiroidea, función renal, orina, hierro y testosterona, electrocardiograma, tomografía computarizada del cráneo y electroencefalograma. Volvió a la consulta pasado un mes con los resultados de los exámenes, no presentando cambios valorables. Descartada patología orgánica, se solicitó al paciente adaptar su vida diaria haciendo cambios del sueño, no fumar, no consumir bebidas alcohólicas ni bebidas energéticas. El paciente cumplió todas las indicaciones presentadas, excepto la referente al tabaco. Tras regresar a Alemania con su novia, los episodios de sexsomnia se resolvieron y se encuentra sin episodios desde hace medio año.

La sexsomnia es una parasomnia con algunos casos descritos en la literatura, y en la gran mayoría de ellos fue necesaria terapia farmacológica o ventilatoria para solucionarlos o mitigarlos. Suele ser un tema poco abordado en consulta y los enfermos tardan en comentárselo a su médico de cabecera, o por pudor o porque no lo consideran un problema de salud en los primeros episodios. Debido a las posibles consecuencias medicolegales, así como el impacto que puede originar en la vida de la pareja, es importante reconocer y manejar oportunamente los episodios de sexsomnia (descartando patologías orgánicas subyacentes), interviniendo activamente tanto en las acciones no farmacológicas como en las farmacológicas, con el objetivo de resolver o mitigar los episodios a niveles no disfuncionales/nocivos para la pareja. Fue notoria la preocupación que le provocaron los episodios, principalmente por el miedo a tener patología orgánica, utilizándose los medios complementarios de diagnóstico como método de exclusión/tranquilización del paciente. Se optó por no pedir polisomnografía, ya que el paciente tenía en las dos escalas de valoración de AOS la puntuación más baja posible, así como no presentaba síntomas que podrían indiciar AOS. Ante los efectos secundarios que la medicación (como el clonazepam o la paroxetina) podría tener en el paciente, se decidió posponer su uso, privilegiando medidas no farmacológicas que, en este caso, tuvieron un efecto beneficioso y resolutivo (establecer un horario regular de sueño, reducir el consumo de bebidas energéticas y alcohólicas, así como controlar los factores estresantes y asegurar al paciente que no existe ninguna patología orgánica subyacente que justifique estos episodios).

Financiación

Los autores declaran que no tuvieron ninguna financiación externa para la realización o publicación de este artículo.

Consideraciones éticas

Los autores declaran haber obtenido el consentimiento informado y garantizan el anonimato del paciente descrito en esta carta clínica.

Conflicto de intereses

Ninguno.

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