Tras la lectura de la carta remitida por Escobar Ramadán nos preocupa la insistencia en comentarios negativistas sobre la Medicina Familiar y Comunitaria (MFyC), e incluso en tono agresivo con relación al artículo de Torres Moreno et al.1, publicado previamente en su revista, quien ha respondido a los aspectos metodológicos en su correspondiente carta, por lo que nosotros no los vamos a abordar.
En su carta insiste en el hecho de que en los últimos 3 años han quedado plazas sin cubrir, justificando así su afirmación de la falta de interés por nuestra especialidad, dejando al margen que la principal justificación de estas plazas sin cubrir es el elevado número de plazas convocadas, por encima de las 2.300 cada año en los últimos 3 años, representando el 28,5% del total de las plazas convocadas.
Me gustaría saber qué sucedería si especialidades quirúrgicas como Cirugía Vascular (con 53 plazas convocadas), Cirugía Cardíaca (22 plazas) o Cirugía Plástica (con 55 plazas), o bien las más deseadas, como Dermatología (123 plazas) o Cardiología (197 plazas), elevasen a 2.300 plazas su oferta. Otra visión de la situación es que en la convocatoria en que se agotaron la totalidad de las plazas de Medicina Interna (425 plazas), Neurología (182 plazas) u Oftalmología (220 plazas)2, ¿cuántas se habían elegido de MFyC?, en prácticamente todos los casos, la respuesta es que ya se habían asignado más plazas de MFyC. Precisamente a esto es a lo que da respuesta el trabajo de Torres Moreno et al. Nos parece loable este tipo de análisis, mucho más realista. Debemos recordar que, sin ir más lejos, en la oferta de 2024, de las 8.722 plazas totales, 2.492 eran de MFyC, el 28% del total (5 veces la oferta de la segunda especialidad que más se ofertó, que fue Pediatría con 508 plazas)3. Al final del proceso de elección de plazas han elegido MFyC 2.033 médicos. Esta cifra absoluta hace menos de 5 años sería impensable, pero por un problema de adecuación de la oferta a la demanda el discurso catastrofista es que MFyC está en crisis.
Desde una óptica de la biología debe ser la primera vez en la historia en que una especialidad se extingue o está en crisis (según ciertos discursos catastrofistas) siendo la que más se reproduce (a pesar de que haya gestaciones que no llegan a término).
Por último, nos gustaría comentar que debemos afrontar un problema, sin duda: cada año se convocan más plazas, el exceso de oferta no consumida realmente devalúa la especialidad, reforzado por el hecho de protagonizar titulares negativos en todos los periódicos4, pero especialmente se devalúa con comentarios como el suyo, especialista en MFyC, investigador y con responsabilidad docente. Hay que ir a la raíz del problema, como usted bien indica, pero no tengo claro que retrotraernos más de 30 años (el inicio de nuestra especialidad es de los años 90) nos ayude a encontrar la causa. En el editorial que se publicó en esta revista, el doctor Portela-Romero y yo mismo hemos intentado hacer un análisis lo más serio posible desde nuestra experiencia de más de 20 años en la Atención Primaria, y ambos con responsabilidad asistencial, docente e investigadora.



