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Vol. 16. Núm. 5.
Páginas 30-38 (Mayo 2002)
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Antimicóticos dermatológicos . Tratamiento a flor de piel
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Mª José Divins Triviñoa
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ANTIMICÓTICOS DERMATOLÓGICOS El incremento importante que se observa en el número de afectados por enfermedades micóticas hace plantear a los profesionales sanitarios una meta común: contribuir a disminuir su incidencia en la medida de las posibilidades. El papel del farmacéutico como asesor en temas de salud puede ser muy eficaz en estos casos.
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INFECCIONES MICÓTICAS

Solamente unas 100 especies de hongos, de los millares de ellas existentes en la naturaleza, son capaces de causar enfermedades más o menos benignas en la piel del ser humano.

Muchos hongos patógenos viven habitualmente de forma saprófita sobre la superficie corporal sin provocar problemas, pero estos mismos hongos pueden producir enfermedades si se dan ciertas condiciones idóneas para su crecimiento y desarrollo.

Las micosis se clasifican habitualmente atendiendo al área de cuerpo afectada principalmente, y pueden ser:

 

­ Micosis superficiales e intermedias. En las superficiales, los hongos invaden solamente la piel. Cuando además de la epidermis están también afectadas las mucosas, como en las candidiasis, se habla de micosis intermedias.

­ Micosis profundas o sistémicas. Esta infección se produce cuando la invasión llega hasta los órganos internos. Se propagan por vía sanguínea o linfática. Son poco frecuentes, aunque su incidencia ha aumentado debido al aumento de pacientes inmunodeprimidos, como los afectados por el VIH.

 

El grupo de medicamentos que se utiliza siempre en el tratamiento de las micosis profundas es bastante reducido. Pese a sus frecuentes e importantes efectos secundarios, la anfotericina B sigue siendo la base principal de la terapia antimicótica en los hospitales. Su administración es por vía intravenosa y sólo debe realizarse en pacientes hospitalarios afectados por infecciones fúngicas graves y bajo estrecha vigilancia médica. Por ello, sus ventas quedan fuera del ámbito de este artículo.

En los ambulatorios se utilizan algunos derivados imidazólicos como el fluconazol, que puede administrarse por vía oral o intravenosa, el itraconazol y el ketoconazol (sólo por vía oral).

En las micosis dérmicas superficiales, que son las de mayor incidencia, el tratamiento suele ser tópico. La formulación más utilizada suele ser una crema, una pomada o una solución. El uso de polvos está restringido básicamente a ciertas zonas húmedas como los pies y las ingles.

La penetración de este tipo de fármacos en las lesiones hiperqueratósicas suele ser escasa, por lo que a menudo se hace imprescindible la administración concomitante de algún antimicótico activo por vía oral como los derivados imidazólicos antes citados.

También puede ser necesario el uso conjunto de ambos en micosis rebeldes que tienden a hacerse crónicas y en las que se dan recurrencias in vivo, incluso tras la correcta utilización del principio activo al que el hongo haya resultado sensible in vitro.

Los derivados imidázolicos (clotrimazol, econazol, ketoconazol, miconazol, etc.) son los medicamentos de elección para el tratamiento de las micosis superficiales. Actúan alterando la permeabilidad de la membrana fúngica, al inhibir la síntesis del ergosterol.

Están indicados para el tratamiento de las dermatofitosis, tiñas y candidiasis cutáneo-mucosas.

Las indicaciones y la eficacia de todos ellos son prácticamente las mismas, aunque puede haber una mayor o menor respuesta individual al fármaco.

Otros principios utilizados son la terbinafina y la naftifina (de la familia de las alilaminas, con un espectro de acción reducido casi exclusivamente a ciertos tipos de dermatofitos), el ciclopirox (del grupo de las piridinonas, activo frente a dermatofitos y levaduras), la amorolfina (derivado de la morfolina, que está especialmente indicada en onicomicosis), el tolnaftato (del grupo de los tiocarbamatos, indicado en infecciones superficiales como pie de atleta y tiñas, no es activo frente al agente causal de la pitiriasis versicolor).

Entre los antimicóticos dermatológicos no imidazólicos que son activos por vía oral se encuentran la griseofulvina, que es un antibiótico que actúa como fungistático inhibiendo la división celular en la metafase. Para ser efectivo precisa de división celular activa. Se utiliza también la terbinafina, con acción fungicida y amplio espectro.

 

CIFRAS DE VENTA

Durante los 12 meses del año 2001 se vendieron en las farmacias españolas un total de 12.725.000 unidades de especialidades para tratar micosis cutáneas. Los laboratorios que componen este segmento facturaron en su conjunto 69,26 millones de euros (o lo que es lo mismo, un 1,09% del conjunto de las especialidades farmacéuticas).

 

Antimicóticos tópicos

Durante el período analizado (que incluye los meses de enero a diciembre de 2001) fueron cerca de 11 millones las unidades vendidas de antimicóticos por vía tópica (10.928.000, concretamente), lo que supone un importe de 40,9 millones de euros a precio de venta de laboratorio (PVL).

Son 49 las especialidades farmacéuticas presentes en este subsegmento que son comercializadas por 31 laboratorios.

 

Principales laboratorios

Isdin fue el laboratorio líder de ventas con 8,41 millones de euros facturados (un 20,5% del total del mercado) y 2.119.000 unidades vendidos (19,4%). El montante total es el resultado de las ventas de las 9 marcas con las que cuenta este laboratorio y que son, en orden decreciente en valor: Odenil, Ketoisdin, Nutracel, Zincation Plus, Fungisdin, Piroxgel, Tarisdin, Zincation y Micoisdin.

En segundo lugar y con un único producto, Fungarest, se situó Janssen Cilag con 1.597.000 unidades vendidas (14,6%) y 6,64 millones de euros facturados (16,2%).

En tercera posición se encuentra Ferrer Internacional, con tres marcas (Ciclochem, Dermofix y Zalain) y un total de 4,45 millones de euros en valor (10,9%). El porcentaje en unidades fue en este caso significativamente inferior: 7,7% del mercado (841.000 unidades).

Esteve con Panfungol, Daktarin y Pevaryl, fue el cuarto laboratorio del ranking con 1.207.000 unidades vendidas (11%) y con un registro de 4,37 millones de euros (10,9%). Les sigue, con un porcentaje muy similar (10,3% del total de valores) Bayer, con las marcas Canestén, Gino Canestén, Mycospor y Mycospor Onicoset. Hay que destacar que Bayer ocupó la segunda posición en unidades, ya que facturó un total de 2.104.000 (19,3%).

En sexta posición y con un 8,3% del mercado en valores, se sitúa Roche Consumer Health, que cuenta con un único producto, Fungusol. Por encima del 5% del porcentaje en valor (concretamente con un 6,1%) se encuentra Pfizer, con su marca Trosid. Les siguen, en las posiciones octava a décima, Novartis (4,6%), Uriach (3,7%) y Schering España (2,4%). La tabla I y la figura 1 muestran gráficamente estos resultados.

Fig. 1. Mercado de antimicóticos tópicos: principales laboratorios

 

Principales marcas

En cuanto a las marcas más vendidas, en primera posición del ranking se situó Fungarest, que obtuvo un 16,2% del porcentaje en valor (6,64 millones de euros) y el 14,6% del mercado en unidades (1.597.000).

El segundo lugar fue para Panfungol con 813.000 unidades (lo que significa un 7,4% del mercado) y 3,50 millones de euros (8,6% del total del grupo). Fungusol fue el tercero y consiguió un 8,3% en valor (3,38 millones de euros) y unas ventas de 1.529.000 unidades (14% del mercado).

Canestén se situó el cuarto lugar con 3,14 millones de euros (7,7% del mercado), aunque fue el primero en cuanto a ventas de unidades: 1.808.000 unidades (16,5%). En quinta posición se posicionó Ciclochem, con 525.000 unidades facturadas (4,8%) y 2,80 millones de euros en valores (6,9%). El sexto lugar lo ocupó Odenil con 110.000 unidades (1%) y 2,70 millones de euros (6,6%).

Les siguen Trosid (2,48 millones de euros, 6,1% del mercado), Ketoisdin (2,19 millones de euros, 5,3% del total) y Lamisil de Novartis con un 4,6% (1,86 millones de euros).

La figura 2 muestra los diversos porcentajes, en unidades y valores, de las principales marcas.

Fig. 2. Antimicóticos tópicos: cuotas de mercado por marcas

Antimicóticos sistémicos

Un total de 11 laboratorios compiten en este subsegmento, con 20 especialidades.

 

Principales laboratorios

Los laboratorios y sus correspondientes porcentajes del mercado se muestran en la tabla II y en la figura 3. En estos elementos se puede observar como el primer lugar en el ranking de laboratorios lo ocupa Pfizer, tanto en unidades como en valores, con su única marca Diflucan. Este laboratorio consiguió durante el año 2001 unas ventas de 593.000 unidades (33% del total de este mercado) y 7,63 millones de euros (lo que supone un porcentaje del 27%).

Fig. 3. Mercado de antimicóticos sistémicos: principales laboratorios

Esteve se situó en segunda posición en valores (con una facturación de 5,13 millones de euros, el 18,1% de este grupo) y tres marcas: Canadiol, Panfungol y Daktarin. El tercer lugar fue para Janssen Cilag (con Sporanox y Fungarest) con 295.000 unidades vendidas (16,4%) y 5,10 millones de euros facturados (18%).

El cuarto laboratorio en la clasificación fue Novartis (con Lamisil), con 4,76 millones de euros (16,8%), seguido por Isdin (con Hongoseril y Ketoisdin) con una cifra en valores de 3,40 millones de euros (12%). Vita obtuvo la sexta posición gracias a Loitin (este laboratorio tiene además otras tres marcas) y facturó un total de 1,97 millones de euros (7%).

Con porcentajes menos importantes en valores, se situaron el resto de laboratorios: Teofarma Ibérica (0,4%), Bristol Myers Squibb (0,3%), Ratiopharm (0,3%), Glaxosmithkline y Farmasierra.

 

Principales marcas

Como ya se ha comentado en el apartado anterior, Diflucan es, un año más, la marca que consiguió el mayor número de ventas (593.000 unidades) y facturó 7,63 millones de euros. Sporanox se situó en segunda posición con 261.000 unidades (14,5% del mercado) y 4,83 millones de euros, lo que supone un 17,1% del total de este segmento. El tercer lugar fue para Lamisil, con 147.000 unidades vendidas (8,2%) y 4,76 millones de euros de facturación (16,8%).

Con un montante muy similar, y en cuarta posición, se encuentra Canadiol, que facturó 4,63 millones de euros (16,4%) y 264.000 unidades (14,7%). Por encima aún del 10%, se situó Hongoseril, con 3,21 millones de euros (11,4%) y 176.000 unidades (9,8%).

El sexto lugar lo ocupó Loitin con un 6,8% del total en valores (1,92 millones de euros) y 127.000 unidades (7,1%).

En las posiciones séptima a décima, y en orden decreciente, se posicionan los siguientes productos: Panfungol (0,49 millones de euros, 1,7%), Fungarest (0,27 millones de euros, 1%), Keoisdin (0,19 millones de euros) y Fulcin de Teofarma Ibérica con 0,10 millones de euros (ver figura 4)

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Fig. 4. Antimicóticos sistémicos: cuotas de mercado por marcas

 

FARMACÉUTICO Y MICOSIS

Las micosis pueden aparecer en cualquier época del año, aunque son más frecuentes en verano, debido a que las altas temperaturas y la humedad son factores que favorecen la proliferación de los hongos.

Su aparición puede ser evitada con una serie de medidas higiénicas, como son la limpieza y el secado cuidadoso de la piel, la utilización de calzado que permita la transpiración de los pies, la utilización de ropa adecuada, el no andar descalzo en piscinas y duchas públicas, etc.

El tratamiento, una vez instaurada la micosis, suele ser largo, debe ir acompañado de una serie de cuidados higiénicos y no puede interrumpirse por ningún concepto hasta estar seguros de que la infección está erradicada por completo.

El farmacéutico deberá ser capaz de reconocer una micosis cuando se le presente y así poder ofrecer un tratamiento sin receta o remitir al paciente al especialista si lo cree necesario. Asimismo, tendrá que ser capaz de aconsejarle y explicarle las pautas de conducta a seguir (higiene, aplicación del medicamento, etc.), consejos dirigidos a lograr que el tratamiento sea lo más efectivo posible y a evitar contagios en el círculo de personas cercano al paciente.

 

BIBLIOGRAFÍA GENERAL

Catálogo de Especialidades Farmacéuticas. Madrid: Consejo General de Colegios de Farmacéuticos, 2001.

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