Justificación: Los dispositivos de asistencia ventricular izquierda (left ventricular assist device, LVAD) se han consolidado como tratamiento de la insuficiencia cardiaca avanzada, con un uso creciente como puente al trasplante y como terapia destino. Una de las complicaciones más frecuentes es la infección del dispositivo, que en formas localizadas afecta a un tercio de los pacientes. La infección sistémica es la más compleja, debido a las opciones limitadas de tratamiento curativo sin la extracción del LVAD.
Objetivos: Describir un caso clínico que ilustra la complejidad del abordaje de las infecciones sistémicas por Enterococcus faecalis (E. faecalis) asociadas a LVAD de larga duración.
Método: Se describe un caso de infección bacteriémica en un paciente portador de LVAD tipo HeartMate 3 (HM3) por E. faecalis, aislado en hemocultivos iniciales, así como cultivos y biología molecular positiva en el dispositivo explantado, a pesar de tratamiento agudo de la infección sistémica y terapia antibiótica supresiva indefinida hasta el trasplante cardiorrenal.
Resultados: Varón de 65 años con antecedentes de colitis rádica en contexto de una neoplasia urotelial en remisión, enfermedad renal crónica terminal e insuficiencia cardiaca avanzada secundaria a miocardiopatía dilatada isquémica con implante de HM3 en abril 2021. Once meses tras el implante del LVAD ingresa por fiebre de hasta 38,8°C y escalofríos, presentando bacteriemia continua con seis botellas de hemocultivos positivas para E. faecalis, sin claro exudado purulento en región del driveline. El urocultivo fue negativo. La cepa aislada era sensible a ampicilina (CMI=1) y vancomicina (CMI 1). Se realizó un ecocardiograma transesofágico que descartó la presencia de signos de endocarditis y un 18F FDG-PET/CT que informó captación patológica en bomba, outflow, (SUVmax 14,08) y zona proximal del driveline (SUVmax 11,11). No se objetivaron metástasis sépticas a distancia. Se completaron seis semanas con ampicilina y ceftriaxona intravenosas, aclarándose la bacteriemia a las 48 horas del inicio del antibiótico, y amoxicilina 1g cada ocho horas por vía oral de forma indefinida al alta. Tras ocho meses de tratamiento antibiótico supresivo se realizó, con urgencia grado 1, trasplante cardiorrenal. Durante el procedimiento no se objetivaron colecciones purulentas en ninguno de los componentes del HM3. Los cultivos y la biología molecular de la cánula de outflow, driveline y bomba fueron positivos para E. faecalis, con el mismo perfil de sensibilidad, a pesar de seis semanas de tratamiento intravenoso y ocho meses adicionales de terapia oral supresiva. El paciente ha cumplido dieciocho meses de seguimiento sin recidivas.
Conclusiones: Las infecciones sistémicas relacionadas con LVAD presentan un desafío terapéutico significativo debido a la formación de biofilms. Este caso de infección por E. faecalis pone de manifiesto la necesidad de tratamiento antibiótico supresivo indefinido o hasta la retirada del LVAD.



