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Vol. 20. Núm. 2.
Páginas 99-106 (Junio 1997)
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Relación tutor-residente en medicina familiar: aspectos formales y normativos
The tutor-resident relationship in family medicine: formal and normative aspects
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J. Saura Llamasa, M. Leal Hernándeza
a Centro de Salud Universitario «Barrio del Carmen». Murcia.
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Desde hace tiempo hemos sentido la necesidad de reflexionar sobre el papel que el tutor y el residente de medicina familiar y comunitaria (MFyC) deben desempeñar dentro de la formación posgrado de esta especialidad, y sobre la relación entre el tutor y el residente a la que da lugar.

Este artículo pretende facilitar la información imprescindible sobre legislación y normativas a todos los tutores y residentes de MFyC para poder desarrollar su función con un cierto grado de rigor y profesionalidad. No se va a tratar la figura del tutor intrahospitalario, ni de otros docentes que colaboran en la formación de los residentes, por no ser el objetivo de nuestra reflexión y por ser un campo bastante desconocido por los autores, refiriéndonos por lo tanto exclusivamente a la relación tutor-residente a lo largo de todo su período de residencia, pero sobre todo en el centro de salud (segundo y tercer año).

La figura del residente de MFyC nace con la creación de esta especialidad médica en 1978, mientras que la del tutor toma carta de naturaleza cuando se menciona en la «Normativa general para el tercer año de los residentes de medicina familiar y comunitaria», publicada el 25 de abril de l9811. Durante un tiempo, el tutor fue denominado «tutor extrahospitalario» para distinguirlo del tutor hospitalario; afortunadamente esta denominación ya no se utiliza.

Desde esa fecha, y a partir de un pequeño número inicial, ha ido aumentando progresivamente la cifra de tutores, llegando a ser actualmente más de 2.000, lo que es consecuencia del gran incremento de las plazas convocadas por la vía MIR en la especialidad de medicina familiar y comunitaria, en los últimos años.

Este colectivo, muy numeroso, tiene en sus manos la responsabilidad de formar unas nuevas promociones de alrededor de 2.000 nuevos residentes al año, tarea que vienen desarrollando desde la creación de la especialidad. De todo lo anterior se puede deducir la importancia de la labor desarrollada por los tutores, que llevada a cabo en función de un enorme voluntarismo es muy poco reconocida pública y oficialmente.

Desde siempre, se ha considerado que esta figura es esencial para el desarrollo del Programa Docente de la Especialidad, y así se recogía en las Conclusiones de la Reunión de Docentes de MFyC, celebrada en Madrid en una fecha tan temprana como marzo de 19842, y donde textualmente se decía: «Los tutores extrahospitalarios son la pieza clave en el funcionamiento de las unidades docentes.» Esta idea se reafirma en el nuevo Programa Docente de la Especialidad, refiriéndose a ellos como tutores de los centros de salud3.

Creemos que ha llegado el momento de dedicar mayor atención al binomio tutor-residente, a sus problemas, a sus necesidades y a sus expectativas, ya que las soluciones que se puedan aportar redundarán en un beneficio seguro, tanto para los tutores como para los residentes como para las unidades docentes en su conjunto. Últimamente este reconocimiento se ha traducido en múltiples actividades y foros nacionales relacionadas con la formación posgrado y la aparición de algunas aportaciones de interés al tema3-8.

Tras más de 12 años de experiencia docente, algunos tutores han acumulado un bagaje de formación autodidacta en estos aspectos y han sido capaces de detectar una serie de problemas, muchos de ellos aún no resueltos, que precisan una puesta en común y la elaboración de posibles soluciones, cuya difusión facilite su labor. Así se deberían tratar con más profundidad aspectos como los criterios y el sistema de acreditación de los tutores, la cualificación cientificotécnica del tutor, su capacitación docente, las repercusiones y dificultades que plantean las actividades asistenciales a la docencia, la falta de estímulos de la actividad docente, la formación continuada de los tutores, y sobre todo la relación tutor-residente.

La relación tutor-residente presenta dos grandes facetas o aspectos: por un lado el aspecto legal, normativo o contractual (?), y por otro lado el aspecto de comunicación o de relación interpersonal. Antes de entrar en los aspectos de relación interpersonal, es necesario describir el marco de referencia legal y normativo en el que se desenvuelve la formación posgraduada de los especialistas en MFyC en nuestro país, a fin de que, tanto los tutores como los residentes nos podamos ubicar correctamente; esta necesidad es muy evidente ante la aprobación y publicación de un tercer programa docente de la especialidad9 y la reciente aparición de nuevas normas y decretos leyes que nos afectan.

La legislación y las normas básicas

Dejando aparte otra legislación, por ejemplo la que se refiere al sistema sanitario, que aunque básica no es el objeto de este artículo, nos vamos a centrar en la legislación que establece y regula la formación posgrado en medicina de familia.

Un primer precedente que hay que citar es el Real Decreto 2.015/1978, por el que se regula la obtención de títulos de especialidades médicas10, donde por primera vez se reconoce como especialidad médica la medicina familiar y comunitaria (tal como consta en su artículo tercero), que ha sido posteriormente sustituido por el Real Decreto 127/1984, donde se describe la formación médica especializada y el procedimiento general para la obtención del título de especialista11.

Después, es necesario mencionar el famoso Real Decreto 3.303/1978 de regulación de la MFyC como especialidad de la profesión médica12. Decreto que posteriormente tantos problemas ha conllevado por su falta de previsión, y donde se describen las grandes líneas del período formativo de nuestra especialidad. Y que posteriormente se ha completado con el Real Decreto 931/1995, en el que se detalla la formación especializada en MFyC a partir de 199513.

A continuación, y por su importancia, es de destacar la aparición del primer Programa Docente de la Especialidad incluido en el libro La medicina familiar y comunitaria, que fue publicado por el INSALUD en 198014, y donde además del programa se incluían otras informaciones muy útiles para los residentes (y que en ese momento era casi la única fuente de información existente).

La convocatoria específica para acceder a plazas en formación de la especialidad de MFyC se viene realizando anualmente, siendo la última la descrita en la Orden de 26 de julio de 199615.

Las comisiones de docencia y los sistemas de evaluación de la formación de médicos especialistas vienen regulados por la Orden Ministerial de 22 de junio de 199516.

Toda esta legislación, junto con otras normas que se irán describiendo a continuación, dan lugar a una estructura, a un proceso y a unos resultados docentes que van a constituir el núcleo esencial de la docencia posgrado de la MFyC en nuestro país.

Figura del tutor

Definición del tutor de MFyC (¿quién es el tutor?)

La definición oficial de los tutores es la que figuraba ya en el anterior Programa (segundo programa) de la Especialidad de MFyC de 199017: «Serán tutores de los centros de salud los médicos de MFyC y/o médicos generales y pediatras, pertenecientes a los equipos de atención primaria de los centros de salud acreditados para la docencia.» Esta definición, en la que se vincula la denominación con la acreditación docente correspondiente, es breve e incompleta, no desarrollando aspectos clave de esta figura, tal como se ha evidenciado con la experiencia adquirida a lo largo del tiempo ya transcurrido desde su aparición.

Entendemos mejor con esa denominación a aquel médico de atención primaria que, trabajando en un centro de salud docente, asume la docencia posgrado de los residentes de MFyC.

Una pequeña reflexión sobre la figura del tutor, y del rol que debe desempeñar se lleva a cabo en el editorial «El tutor de atención primaria»3. Y donde ya se introduce la importancia de la relación tutor-residente como un elemento clave para obtener buenos resultados de esta formación posgraduada.

«Contrato del tutor»

A diferencia de lo que sucede con el residente, el tutor no firma ningún contrato específico para impartir esta docencia, aunque existe un contrato implícito al solicitar voluntariamente la acreditación como docente, con lo que indirectamente el solicitante se compromete a cumplir con las funciones legalmente estipuladas para un tutor.

Por otra parte, dentro de las funciones de los médicos de familia se especifica la de «colaborar en la docencia de los residentes»9, y participar en la docencia posgrado como miembro de un centro de salud (Real Decreto 137/84).

Obligaciones del tutor

«Son funciones de los tutores: la propuesta a la comisión de docencia o a la comisión asesora, según proceda, de los planes individuales de formación para cada uno de los especialistas en formación a su cargo. La supervisión directa y continuada de la realización de los programas señalados a los especialistas en formación a su cargo y el control de su actividad asistencial en cuanto forme parte del programa, sin perjuicio de las facultades de dirección que competen al jefe de la unidad asistencial. El fomento de la participación en actividades docentes e investigadoras de la unidad acreditada. La evaluación continuada de los especialistas en formación. La elaboración de una memoria anual de las actividades docentes con la participación específica de los especialistas en formación en cada unidad acreditada.»16

La figura del residente

Definición del residente de MFyC (¿quién es el residente?)

«Son médicos residentes aquellos que, para obtener su título de médico especialista, permanecen en los centros y en las unidades docentes acreditadas un período, limitado en el tiempo, de práctica profesional programada y supervisada, a fin de alcanzar, de forma progresiva, los conocimientos y la responsabilidad profesional necesarios para ejercer la especialidad de manera eficiente.»11

De una manera más sencilla, podemos decir que un residente de MFyC es aquel licenciado en medicina que, tras superar la prueba selectiva MIR, quiere especializarse en medicina familiar y comunitaria. Es curioso que persista esta denominación de MIR que se correspondía a médicos internos --en los hospitales-- (ese año de internado desapareció hace mucho tiempo) y residentes (que residían en el hospital).

Los residentes son profesionales médicos en período de formación, cuyo objetivo final es convertirse en «verdaderos» médicos de familia con una visión amplia y suficiente de las diferentes posibilidades del ejercicio profesional. Deben tener las actitudes, conocimientos y habilidades suficientes para poder solucionar las demandas más frecuentes de los pacientes y la comunidad, así como tener una suficiente capacidad de organización, para el liderazgo y la relación profesional8,18.

Contrato del residente

Al incorporarse a su período de residencia, firma un contrato docente-asistencial, que puede variar ligeramente según los distintos servicios autonómicos de salud19, y en el que especifican aspectos como horario laboral y responsabilidades del residente.

Obligaciones del residente

Para obtener el título de médico especialista en MFyC, tras obtener el título de licenciado en medicina y cirugía y superar la prueba para acceder al sistema MIR, debe «haber realizado íntegramente la formación en la especialidad correspondiente con arreglo a los programas que se determinen, en los que quedarán claramente especificados y cuantificados los contenidos de los mismos». «Haber superado las evaluaciones correspondientes previstas...»11

¿Qué compromisos concretos ha adquirido el residente?: los especificados en el Programa Docente de la Especialidad de MFyC que han asumido de hecho al ele-girla9, y en el contrato que firman19. Asumiendo que todo eso es lo que están dispuestos a hacer, es decir que ese es el compromiso que aceptan y deben cumplir.

Un punto de partida. ¿Dónde se sitúan el tutor y el residente?

Dentro de lo que podíamos denominar como estructura docente, administrativa y jerárquica, el tutor y el residente (como binomio esencial de esta formación) se sitúan en un centro de salud docente, que está integrado en una unidad docente de MFyC, y que a su vez depende de la Comisión Nacional de la Especialidad.

Para tratar de explicarlo mejor, véase la figura 1.

Estructura docente. ¿Cuál es la estructura docente?

Podemos decir que la estructura docente de la especialidad de MFyC está constituida, de mayor a menor nivel, por: la Comisión Nacional de la Especialidad, el programa docente, las unidades docentes, los centros de salud acreditados, los tutores acreditados y el sistema de evaluación de la docencia.

A. Comisión Nacional de la Especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria

Es el máximo organismo, pero sólo con carácter consultivo, encargado de la docencia posgrado en MFyC, constituido conjuntamente por los Ministerios de Sanidad y Consumo, y de Educación y Cultura, que son los que tienen la capacidad ejecutiva.

Su composición y funciones se detallan en la Orden Ministerial de 22 de junio de 199516.

B. Programa Docente de la Especialidad

Toda la especialidad de medicina familiar y comunitaria bascula sobre la puesta en marcha y el desarrollo de su programa docente. No es por ello extraño la cantidad de esfuerzos y trabajo que el colectivo de médicos de familia ha invertido en su elaboración y mejora, y que ha dado lugar a que en los poco más de 18 años de la especialidad se hayan elaborado 3 programas docentes distintos. El último programa oficial, aprobado por el Consejo General de Especialidades Médicas y recientemente publicado9, se puede considerar como un buen programa docente, que además ha sido innovador en muchos aspectos.

Así introduce una nueva orientación del proceso de formación posgrado en MFyC, basado en la práctica, flexible y evaluable. Y una serie de cambios cualitativos importantes, entre los que podemos destacar el refuerzo de la figura del tutor, la modificación sustancial del área clínica, la creación de nuevas áreas específicas como la atención familiar, antropología de la salud, la ampliación del tiempo de rotación por el centro de salud, etc.

Además del texto ya publicado, el programa docente se completa con una serie de anexos20 (no incluidos en la publicación oficial) que por su interés merece la pena detallar: a) desarrollo histórico de la especialidad; b) área docente general; c) área de atención al individuo; d) área de atención a la familia; e) área de atención a la comunidad; f) estructura docente, y g) bibliografía.

Los b), c), d) y f) están a su vez divididos en subáreas docentes y tareas clínicas, y para cada tarea conocimientos, habilidades y actitudes que debe adquirir el especialista de medicina familiar.

C. Otros instrumentos docentes

Además del Programa Docente de la Especialidad, y casi como primer instrumento docente, es conveniente tener en cuenta la Guía pedagógica para el personal de salud21.

Además, el colectivo de médicos de familia ha elaborado el Manual del residente de medicina familiar y comunitaria22, donde se detallan de manera muy pormenorizada los conocimientos a adquirir durante el período de formación posgrado.

Existen otros textos de gran utilidad, ya considerados clásicos, como los de Martín Zurro23, Taylor24, etc.

D. Unidad docente de medicina familiar y comunitaria

Su composición y funciones se detallan en la orden ministerial ya mencionada16 y las diferentes características especiales que pueden reunir en las normas de desarrollo de dicha orden25.

Antes de poder constituirse en unidad docente, debe cumplir los requisitos de acreditación que se especifican en la normativa de la Comisión Nacional de la Especialidad26.

E. Centros de salud docentes para el posgrado en MFyC

Para que un centro de salud (y el equipo de atención primaria) tenga el reconocimiento de docente para el posgrado de MFyC, además de solicitarlo, debe de cumplir los criterios de acreditación establecidos por la CNE26.

F. Tutores acreditados de medicina familiar y comunitaria

El tutor de medicina familiar y comunitaria, o mejor dicho el conjunto de los tutores de AP, son los responsables fundamentales para que se cumpla el Programa Docente de la Especialidad cotidianamente, en el trabajo docente diario. Por lo tanto son los encargados de cumplir y conseguir que los residentes lleven a cabo las tareas y objetivos docentes que se especifican en el programa.

Por lo tanto el tutor, formando un «equipo intrínseco docente» con su residente, y teniendo muy en cuenta la relación tutor-residente, es el responsable de la ejecución directa del programa.

Acreditación de los tutores de atención primaria

Por acreditación docente se entiende el reconocimiento profesional y público de la capacidad para la enseñanza del tutor correspondiente, con el objetivo de conseguir la mejor formación posible de los residentes mediante la selección de los tutores más adecuados8.

Los criterios mínimos para que los tutores puedan adquirir su acreditación docente actualmente en nuestro país son los que detallaba el anterior Programa Docente de la Especialidad17, y que a pesar de la crítica a la que están sometidos8 y a su próxima modificación, y con carácter orientativo, se exponen a continuación:

 

1. Aspectos clínicos: estabilidad laboral; experiencia mínima de un año; competencia clínica; participar en actividades/programas de calidad; participar en programas de salud; titulación, y disponibilidad y accesibilidad.

2. Aspectos docentes: capacitación en metodología docente (incluye evaluación); interés docente, y capacidad motivadora.

3. Investigación: una publicación o comunicación en los 4 años previos.

4. Trabajo en equipo.

Para contrastar estos criterios se detallan a continuación los definidos recientemente por un grupo europeo27 para ser elegible como tutor: ser especialista; estar interesado en la docencia; tener experiencia práctica como médico titulado (5 años); participar en actividades de formación continuada; tener un abordaje biopsicosocial; participar en proyectos de investigación; participar en actividades de mejora de la calidad; ejercer en una consulta adecuada, y estar aprobado por un comité profesional.

Reacreditación de tutores de AP

La reacreditación significa el reconocimiento de que la capacitación docente se mantiene a lo largo del tiempo en los niveles que se consideran adecuados.

Los criterios para la reacreditación de tutores establecidos por la CNE17 son:

 

1. Aspectos clínicos: participar en actividades de formación continuada; participar en actividades/programas de calidad, y participar en programas de salud; disponibilidad y accesibilidad.

2. Aspectos docentes: participar en actividades de formación en técnicas docentes, y experiencia en metodología educativa.

3. Investigación: participar en actividades de investigación.

Proceso docente. ¿Cómo llevar a cabo el desarrollo del programa docente? ¿Cómo llevar a cabo la formación de residentes?

Una propuesta en este sentido se detalla en el editorial «Docencia posgrado. ¿Cómo llevar a cabo la tutorización de los residentes de medicina familiar y comunitaria?»4

Una vez que contamos ya con una base legal y docente sólida ­el Programa Oficial de la Especialidad de MFyC9­, debemos caminar hacia su correcta puesta en marcha, tratando de conseguir que se implante de una manera completa y uniforme, y que se desarrolle adecuadamente a través de la aplicación práctica del programa.

Pero para ello se nos deben facilitar unos instrumentos, ya que si el tutor no sabe realizar una tarea, ésta no se le puede exigir al residente que está formando.

Como marco general utilizaremos el Programa Oficial de la Especialidad9, que describe el currículo del residente de medicina familiar y comunitaria, y cómo se debe realizar para llegar a conseguir su título; por lo tanto es una docencia curricular, y que detalla los conocimientos, habilidades y actitudes deseables para el perfil profesional que se trata de conseguir9. Con las características de ser una docencia tutorizada y continuada (a lo largo de 3 años), individualizada y personalizada, evaluada y con un incremento progresivo de responsabilidad.

Actualmente existen ya 2 instrumentos muy importantes para el desarrollo de este proceso docente. El llamado Libro del especialista en formación28 («el cuaderno del alumno»), recientemente publicado, ha proporcionado a los tutores, pero especialmente a los residentes, un instrumento donde se detallan y al mismo tiempo se establece cómo se deben recoger los objetivos docentes y las tareas a realizar por los residentes a lo largo de los 3 años de residencia.

En todo este proceso, y hasta hace poco, se echaba de menos un instrumento técnico-docente que permitiera al tutor el desarrollo de las tareas y actividades que debe llevar a cabo el residente, ya que es el que debe enseñarle cómo llevarlas a cabo. Ese lugar ha venido a ocuparlo el Manual del tutor de AP29 («el libro del profesor»), que sería un compendio de normas e instrucciones detalladas para poder llevar a cabo y desarrollar todas y cada una de dichas tareas.

El Manual del tutor29 es un instrumento técnico-docente para ayudar a tutores y residentes a cumplir con éxito las tareas que especifica el Programa Docente, que puede dar una mayor homogeneidad y coherencia a la formación que actualmente adquieren los residentes de las distintas comunidades autónomas y unidades docentes de MFyC. Pero además su existencia tendría algunas otras ventajas, como facilitar la organización del trabajo docente de los tutores, permitir el desarrollo de tareas docentes de una manera escalonada en el tiempo, disminuir la ansiedad de los tutores «novatos» ante una tarea nueva, y poder transmitir a los docentes la sensación de que tanto la CNE, como su sociedad profesional se preocupan de ellos y de facilitarles su labor. Actualmente ya existe alguna experiencia en su uso (con una versión provisional), que en general aportan valoraciones positivas sobre su utilidad como herramienta docente30-32.

La necesidad de este manual se hace más acuciante porque próximamente van a iniciar su tarea un número muy importante de nuevos tutores de atención primaria como consecuencia de la ampliación de plazas MIR de MFyC, coincidiendo con la implantación de un nuevo Programa Docente de mayor calidad que exige mejorar la formación de los tutores y precisa un mayor apoyo directo a los mismos por parte de las unidades docentes.

Además, y afortunadamente, sobre este tema se van a publicar próximamente las conclusiones del Grupo de Trabajo sobre la Aplicación Práctica del Programa Docente de la Especialidad de MFyC que, constituido a instancias de la semFYC, y liderado por la UD de Málaga, puede facilitar el desarrollo y aplicación de áreas tan importantes como: la rotación inicial por el centro de salud, las rotaciones del programa maternal y por pediatría, la tutorización del R-1 y R-2 por el tutor de MF, etc.

Resultados docentes

Los resultados docentes son el número total de especialistas de medicina familiar y comunitaria formados, alrededor de 9.000 hasta enero de 1997, y la calidad de esos especialistas, o lo que es lo mismo, su competencia profesional médica.

Evaluación de la docencia posgrado en MFyC

El último aspecto normativo importante está relacionado con la evaluación de la docencia posgrado en MFyC, aspecto que además de ser obligatorio afecta directamente tanto al tutor como al residente, y en su doble faceta de evaluador y evaluado.

Una visión global sobre este tema, con el punto de vista de la Comisión Nacional de la Especialidad, se ha publicado con el título La evaluación de los residentes de medicina de familia y comunitaria33.

Hace poco ha visto la luz la normativa por la que se regulan los sistemas de evaluación de los médicos especialistas16, que debe ser la base para la evaluación de esta docencia. Esta orden ministerial se ha desarrollado en el «Procedimiento de evaluación de especialistas en formación»34, donde deben participar los tutores (y lógicamente los residentes), y que en una primera valoración como sistema de evaluación resulta complejo y mejorable, por lo que está en fase de modificación por la CNE. Esta actividad va a centrar, en los próximos años, una parte importante de la CNE y de las unidades docentes de MFyC.

Para acercarnos brevemente y enfocar adecuadamente este tema, vamos a subdividir la evaluación en los 3 niveles clásicos: estructura, proceso y resultados.

Evaluación de la estructura docente

Se va a realizar en función del cumplimiento de los criterios de acreditación de cada uno de los elementos ya mencionados de la estructura (unidades docentes, centros de salud docentes, tutores).

Los instrumentos que recogen esta información son las memorias de los centros de salud docentes, las memorias de las unidades docentes (para las que existe un formato oficial, que hay que remitir anualmente a la CNE) y las actas y archivos de la CNE. Y que, además de evaluar, nos puede permitir priorizar las actividades de formación continuada que deben realizar los tutores para mantener su competencia.

Evaluación del proceso formativo

En el sistema de evaluación actual de la docencia posgrado en MFyC se evalúan esencialmente la estructura (ya vista) y el proceso de formación durante los 3 años de residencia, es decir del MIR. Se centra en la evaluación de los residentes y parcialmente en la de los tutores (en los aspectos docentes), desarrollándola a través del Libro del especialista en formación, que va a ser una herramienta a utilizar para todos los MIR. Esta evaluación se puede llevar a cabo en función de criterios cuantitativos (cuanto se ha hecho): elaborando un catálogo del número y tipo de actividades realizadas, que es la que predomina actualmente, o en base a criterios cualitativos (cómo se ha hecho): elaborando unos estándares de calidad, estableciendo al mismo tiempo unos mínimos imprescindibles a alcanzar para cada una de las tareas, ordenadas por año.

Para seguir avanzando en estos aspectos, se debería diseñar un sistema de evaluación más completo, que permitiera evaluar (y por lo tanto comparar) lo realizado por los residentes en relación a esos estándares mínimos. Las características deseables de esta evaluación serían, entre otras: evaluación formativa, buscando la excelencia, e inicialmente voluntaria, y que a largo plazo se tuviera en cuenta en los baremos para la obtención de un puesto de trabajo dentro del SNS (actuaría como incentivo y serviría para poder discriminar positivamente entre residentes).

Para llevar a cabo esta evaluación, se van a precisar varios instrumentos, además de los ya existentes y que habitualmente se vienen utilizando en la mayoría de las unidades docentes (control de asistencia, informe de los tutores, encuestas de opinión a residentes y tutores, evaluaciones de cursos y períodos de rotación, etc.). En parte este papel de guía para la evaluación de la formación recibida por los residentes también lo podría cumplir el manual del tutor29. Para la evaluación se exige el cumplimiento de unos mínimos para cada una de las tareas.

Existen otras experiencias, innovadoras y especialmente útiles, como la llevada a cabo por la UD de Málaga en colaboración con la universidad de dicha ciudad sobre la «evaluación externa de la formación de médicos residentes: el arte de mejorar a través del conocimiento»35, que es preciso tener en cuenta. Esta aportación, centrada en la evaluación cualitativa (naturalista) del proceso formativo de los residentes de MFyC, realizada de forma externa, aporta un caudal muy importante de información sobre aspectos muy pocas veces tratados, y nos puede permitir la instauración de actividades de mejora de ese proceso formativo.

Evaluación de los resultados docentes

Es imprescindible avanzar en el diseño de instrumentos que nos permitan evaluar la competencia del residente de MFyC. Ésta es una línea de trabajo avanzada, por donde se está trabajando en la evaluación de la docencia en los países de nuestro entorno. Estos instrumentos que han empezado a utilizarse en experiencias aisladas36,37 tardarían algún tiempo en estar disponibles con carácter generalizado.

Se trataría de evaluar la competencia (no sólo clínica) que como médico de familia tiene el residente al terminar su período formativo, es decir el resultado final de todo el período docente para saber qué médicos de familia estamos formando (que además sería una manera más de evaluar a los tutores correspondientes).

También se considera imprescindible que la evaluación de los residentes de todas las especialidades médicas se generalice a nivel del Estado, para evitar los agravios comparativos, es decir que los residentes de MFyC sean sometidos a unos niveles de evaluación más exigentes que los del resto de MIR.

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