Los pasados 18 y 19 de octubre de 2024 se celebraron en Trujillo las VIII Jornadas de Medicina Rural de la semFYC bajo el lema «Plaza y Huerto, Salud y Encuentro». Volvieron a ser el punto neurálgico y referencial de la medicina rural de España y el lugar donde se pusieron en evidencia los retos y realidades que en estos momentos se barajan en los consultorios de toda nuestra geografía. Vivimos una etapa tecnológica, pero en nuestros espacios y tiempos son otras las prioridades y escenarios.
Una evidencia que no nos diferencia del entorno urbano es la feminización de la profesión. Para muestra el Comité científico y organizador de las Jornadas, que estaba compuesto por 13 mujeres.
La medicina rural1 ha desempeñado, y lo sigue haciendo, un papel fundamental en la atención sanitaria de comunidades alejadas y vulnerables. La feminización de su fuerza laboral, aunque positiva en muchos aspectos, también presenta desafíos que deben ser abordados para asegurar un desarrollo sostenible y equitativo en la atención médica en áreas rurales.
Contexto actualLa medicina rural2 se ha convertido en una opción viable para muchas mujeres profesionales de la salud que son capaces de brindar una atención de alta calidad en entornos desafiantes, donde las limitaciones de recursos y la falta de infraestructura adecuada son frecuentes. Este cambio ha sido impulsado por un mayor número de mujeres en las facultades de medicina y un reconocimiento del papel indispensable que juegan en la comunidad. Y es que el medio rural se adapta al avance de la sociedad y al empoderamiento de la mujer como una figura clave en este cambio, como educadoras, comunicadoras, cuidadoras principales, administradoras de recursos….
La importancia de la feminizaciónLa presencia de las mujeres en la medicina rural ofrece numerosas ventajas. En general, tienden a adoptar un enfoque más holístico hacia la atención sanitaria donde además de una asistencia sanitaria, juegan un papel importante en la comunidad y en la salud pública de sus pueblos. Esto es particularmente relevante en entornos donde la salud no puede separarse de factores sociales y económicos. Además, la presencia de mujeres en la medicina rural ayuda a cerrar la brecha de género en la atención de la salud, promoviendo un ambiente más inclusivo y diverso que beneficia a la comunidad en su conjunto.
No queremos con ello menospreciar la labor de nuestros compañeros a los que nuestra especialidad prepara para realizar perfectamente también todas estas funciones y tenemos muchos ejemplos de ello.
Las diferencias entre médicos y médicas rurales3 van más allá del simple género; reflejan una compleja interacción de factores sociales, culturales y profesionales. Al reconocer y comprender estas diferencias, se pueden crear políticas y programas más efectivos para apoyar a todos los profesionales de la salud en entornos rurales, lo que, a su vez, beneficiará a las comunidades a las que sirven. La colaboración entre géneros y la atención a las necesidades específicas de cada profesional será clave para el futuro de la atención médica rural.
Retos de la feminizaciónA pesar de los beneficios, la feminización de la medicina rural enfrenta varios obstáculos. La falta de apoyo institucional, la escasa atención a los problemas particulares y los estereotipos de género, que generan rechazo a la autoridad profesional de las médicas, pueden llevar a un agotamiento profesional y a una alta rotación de personal. Asimismo, muchas mujeres deben equilibrar sus responsabilidades laborales con las demandas familiares, lo que supone una presión adicional a una tarea, ya de por sí difícil.
Pero como han hecho las sociedades matriarcales desde siempre, busquemos soluciones creativas. No dejan de ser fortalezas la belleza de una vida en conexión con la naturaleza y la tierra, y a veces el mar, el sentido de pertenencia y la gratitud que pueden surgir a partir de la dedicación a una causa mayor y cambiar vidas a través de nuestro trabajo.
Hacia un futuro sostenibleEs crucial que se implementen políticas que respalden y fortalezcan a las médicas en el ámbito rural. Esto incluye proporcionar incentivos para trabajar en estas comunidades, así como el desarrollo de programas de mentoría y apoyo socioeconómico. Además, es fundamental promover la formación continua y la capacitación específica que permita a las médicas abordar las particularidades de la medicina rural4.
Las médicas, presentes también en la investigación en el medio rural, no dejarán de lado la necesidad de solventar la brecha de género en los estudios clínicos. Los tratamientos y medicamentos deben ajustarse adecuadamente a las características fisiológicas y biológicas de las mujeres.
Deben estar en puestos de liderazgo en investigación médica para no limitar la diversidad de perspectivas y enfoques en la investigación. La falta de orientación adecuada hacia la salud de las mujeres puede tener consecuencias graves para su bienestar y para la salud pública en general, ya que puede llevar a diagnósticos tardíos, tratamientos inadecuados y peores resultados de salud. No son nuevas ninguna de estas afirmaciones.
ConclusiónCuenta Polly Morland5 en su libro Una mujer afortunada: Historia de una médica rural, que la protagonista enfrenta diversos desafíos y obstáculos en su labor diaria, desde la falta de recursos hasta la resistencia de algunos miembros de la comunidad. Explora temas como la dedicación, la empatía y la importancia de la atención médica en áreas desatendidas. La médica, a pesar de las dificultades, encuentra satisfacción en su trabajo y en el impacto positivo que tiene en la vida de sus pacientes. Su historia es un testimonio de la fortaleza y la resiliencia, así como de la conexión humana que se forma entre la médica y la comunidad, donde tan importante es cuidarse unas a otras. Pues esta también es nuestra historia.
La feminización de la medicina rural es un fenómeno que refleja tanto la evolución de la profesión como la necesidad de una atención médica más diversa y equitativa. Ser médica rural no es sólo una profesión, es un compromiso en un medio de luces y sombras. Como dijimos en las VIII Jornadas de la semFYC, la medicina rural ya no es en blanco y negro: es una espléndida gama de colores gracias a profesionales formados y comprometidos y también por su feminización.
Al apoyar a las mujeres que eligen este camino, no sólo fortalecemos la atención médica en áreas rurales, sino que también promovemos un sistema de salud más inclusivo que responda a las necesidades de todas las comunidades. Y estamos dispuestas, por supuesto, a compartirlo y enriquecerlo junto a nuestros estimados médicos rurales.
