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Vol. 37. Núm. 2.
Páginas 120 (Febrero 2006)
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Hiperfrecuentación en pediatría y sistema de atención a la infancia
Over-Attendance at Paediatrics and the Child Care System
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M. Seguía
a UBS ES Castell. Menorca. I. Baleares. España.
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Sr. Director: El tema de la hiperfrecuentación en nuestras consultas preocupa a los profesionales sanitarios. La hiperfrecuentación en edades pediátricas es algo conocido, pero escasamente estudiado. La investigación de Tapias Collados et al1,2 aporta elementos interesantes a esta discusión. Sin embargo, tras la lectura atenta nos asalta la duda de que los grupos de «casos» y «controles» no sean del todo comparables, a pesar de la cantidad de variables estudiadas2, y por ello las conclusiones, aunque congruentes con lo que pensamos todos respecto de este tema, puedan no reflejar del todo la realidad.

Tal como afirman1,2, la morbilidad en cualquier tramo de edad sería la variable que más explicaría la utilización de nuestro sistema sanitario; morbilidad en los niños que, sin embargo, no se tiene en cuenta en ambos estudios y puede ser un factor de confusión que podría explicar gran parte de la «ansiedad» encontrada en las madres. Tener un niño con un cólico del lactante los primeros meses de vida, o con crisis de asma frecuentes, con insomnio, o con infecciones respiratorias recurrentes, son causas suficientes para crear o precipitar ansiedad generalizada a cualquier madre.

Recalco la palabra «utilización» y no «frecuentación» ­el número de veces que acuden los pacientes a la consulta­ para hacer notar que la atención ambulatoria es sólo una parte del total de la frecuentación en la edad pediátrica, dado que la misma «ansiedad» de las madres estudiada en este trabajo hace que no se espere al médico y que se acuda a los sistemas de urgencias y puntos de atención continuada, haciéndose cargo estos de una importante cantidad de visitas que no acaban en la consulta del médico que atiende a estos niños.

A este respecto, no se tiene en cuenta factores como la atención fuera del sistema: el doble aseguramiento, o la atención privada, algo que diferencia claramente la atención primaria prestada a los adultos de la de los niños y que resta muchos contactos con el sistema según las comunidades autónomas3. La situación económica familiar, o poseer un seguro privado, o acudir al pediatra privado, hubieran sido variables interesantes al respecto.

A pesar de todo ello, y admitiendo la ansiedad de las madres como una causa frecuente de hiperfrecuentación, hay otros factores además que explicarían este hecho en nuestro sistema sanitario. Así, la especial sensibilidad de la sociedad hacia la infancia con una actitud en buena medida complaciente, más en consonancia con la necesidad percibida o expresada por la población que con la necesidad normativa ­algo que observamos recientemente con el cambio en las recomendaciones de las citologías y la atención a la mujer­4,5, podría explicar estos comportamientos. Que la atención al niño en el ámbito ambulatorio en España sea realizada exclusivamente por especialistas, siendo nuestro país uno de los que tiene más pediatras por número de habitantes de Europa y del mundo, y la aplicación de programas de atención al niño sano sin suficiente evidencia científica6 son algunos de los elementos que explican, en mi opinión, esta neurotización de los padres y, con ello, esta sobreutilización del sistema sanitario. Esta sobreutilización no es inocua, pues trata innecesariamente a los niños por enfermedades mentales de las madres, muchas veces inducidas o precipitadas por el mismo sistema sanitario (un «síndrome de Münchausen por poderes» real, pero que no es percibido por el profesional especialista).

Estudios comparativos sobre esta variable (pediatra frente a médico de familia) no se pueden realizar en nuestro país, pues no hay ­no se permiten­ experiencias de médicos de familia que atiendan a la infancia en una consulta de medicina familiar dentro el sistema sanitario público (salvo alguna puntual, como la de quien escribe este texto).

Siempre he creído que éste es un tema importante sobre el que la semFyC debería haberse definido, pues no en vano fue ella quien avaló el nombre y el contenido de la especialidad, en la que justamente se encuentra la atención al niño7,8. No nos sorprende por ello que quien haga el comentario editorial del artículo sea un pediatra9 y que éste se olvide, lógicamente, de este último factor apuntado.

No es casual, a modo de botón de muestra, que España sea uno de los países con más índices de resistencias bacterianas de Europa, en buena medida relacionada con la mala utilización de los antibióticos, siendo la infancia el tramo de edad que mayor consumo hace10.

En este aspecto, la implicación del médico de cabecera en la atención de la infancia permite utilizar la información que posee de los padres y del ambiente que rodea al niño11: aspectos de la personalidad y de los antecedentes psicopatológicos, prácticas de riesgo (alcoholismo, toxicomanías, etc.), ambiente familiar, salubridad de la vivienda, escuela, barrio, etc., para poder detectar y tratar gran cantidad de enfermedades inducidas al niño (maltrato por acción o omisión, abusos sexuales, desnutrición, etc.) y evitar el sobretratamiento.

Mi crítica, por tanto, a este trabajo es triple. Por un lado, a los revisores de la Revista que han dado por válido el trabajo sin tener en cuenta, en mi opinión, sesgos que ponen en duda la validez de las conclusiones. A la dirección de la revista Atención Primaria por elegir a un pediatra para desarrollar el editorial cuando se trata de un tema fundamentalmente de medicina familiar ­la ansiedad de las madres­, y a la misma sociedad científica semFyC que a esta alturas aún no se ha pronunciado sobre un tema fundamental que desvirtúa actualmente el contenido y la labor de los médicos de familia españoles, y afecta por inhibición a la atención del tramo de edad más vulnerable de la población española.

 

Bibliografía
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Factores asociados a la hiperfrecuentación en las consultas de pediatría de atención primaria..
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Aten Primaria, 27 (2001), pp. 217-9
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Seguí Díaz M..
¿Por qué la semFyC no se pronuncia sobre la atención a la infancia? Aten Primaria, 23 (1999), pp. 316-7
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Bras J..
Dar peces y enseñar a pescar..
¡Cuánto trabajo, madre mía! Aten Primaria, 36 (2005), pp. 69-70
[10]
Turnidge J, Christiansen K..
Antibiotic use and resistance. Proven the obvious..
[11]
Seguí Díaz M..
La infancia como responsabilidad del médico de cabecera..
Semergen, 26 (2000), pp. 178-9
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