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Vol. 18. Núm. 8.
Páginas 452-457 (Noviembre 1996)
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Hábitos alimentarios entre la población escolar del medio rural
Nutritional habits of school-children in a rural environment
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JV. Ruiz Jaldoa, MA. Vázquez Hermosoa, E. Villanueva Tamayoa, G. Pena Blancoa, MN. Fernández-Crehuet Navajasa
a Centro de Salud Motril-Este. Granada.
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Objective. To find the nutritional habits, qualitatively speaking, of school-children in our area in order to analyse their possible nutritional deficiencies and establish corrective measures.

Design. A crossover study with a randomised sample, stratified by school years.

Setting. A school in a rural area.

Patients and other participants. A sample of students from this school: 101 out of 247 (41%).

Measurements and results. Using a closed survey without prior notice to the pupils, the food taken the day before at different meals was recorded and placed in each of the 7 groups of the nutritional circle. In addition two food groups considered of high energy content and low nutritional value were included (group 8, cakes and group 9, sweets). 17.82% of pupils had correct nutrition. 99% had milk for breakfast. 37.62% had only milk for breakfast. 46% did not consume vegetables all day. 34% did not consume fruit all day. 34% did not consume pulses all day. 72.28% consumed cakes and/or sweets at some time during the day.

Conclusions.It can be concluded that these school-children eat low-quality food and that this is independent of school cycles or gender. The food of 82% of school-children is incorrect, with insufficient vegetables, fruit and/or pulses. They eat little for breakfast. We propose introducing, jointly with the teachers, measures to correct the problems found.

Objetivo. Conocer los hábitos alimentarios, desde el punto de vista cualitativo, de los escolares de nuestra zona para analizar sus posibles carencias nutricionales e instaurar medidas correctoras.

Diseño. Estudio transversal, sobre una muestra aleatoria y estratificada por cursos escolares.

Emplazamiento. Colegio de zona rural.

Pacientes y otros participantes. Muestra de alumnos del colegio: 101 de 247 (41%).

Mediciones y resultados. Mediante una encuesta cerrada, pasada sin previo aviso a los alumnos, se recogen los alimentos que habían tomado el día anterior repartidos según las diferentes comidas y se incluyen en cada uno de los 7 grupos de la rueda de alimentos; además, se añaden 2 grupos de alimentos que considerábamos de alto contenido energético y bajo valor nutritivo (grupo 8: bollería, y grupo 9: golosinas). El 17,82% de alumnos tienen alimentación correcta. El 99% toman leche en el desayuno. El 37,62% toman sólo leche en el desayuno. El 46% no consumen verduras en todo el día. El 34% no consumen fruta en todo el día. El 34% no consumen legumbres en todo el día. El 72,28% consumen bollería y/o golosinas en algún momento del día.

Conclusiones. Podemos concluir que nuestros escolares tienen una mala calidad en su alimentación y que esto es independiente de los ciclos escolares y del sexo. La alimentación es incorrecta en el 82% de los escolares, siendo insuficiente en verduras, frutas y/o legumbres; su desayuno es escaso. Planteamos iniciar medidas correctoras, en colaboración con los profesores, sobre los problemas detectados.

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Introducción

Estudios previos demuestran que, en los últimos años en España, ha mejorado considerablemente la alimentación de la población general, y particularmente la de la población infantil, lo que ha determinado un incremento considerable en la talla media del español1.

Nuestra cultura alimentaria proporciona, en general, un desayuno escaso, si no nulo, así como un almuerzo y cena abundantes; por lo tanto, la mayor parte de la jornada laboral se afronta con un bajo nivel calórico.

La población escolar asume este mismo modelo de alimentación, lo que es motivo de preocupación entre profesionales sanitarios y educadores2. Está demostrado que la ingesta de un desayuno suficiente mejora el rendimiento escolar3, y que unos buenos hábitos alimentarios propician el desarrollo de un pueblo física e intelectualmente4,5.

Por este motivo, un grupo de profesionales de la Zona Básica de Salud Motril-Este (Distrito Sanitario Costa de Granada), en coordinación con el médico del Equipo de Atención Temprana a la Integración (EATAI) de un colegio perteneciente a la misma Zona Básica de Salud, se propuso estudiar y valorar las pautas de comportamiento alimentario entre los escolares, con el fin de conocer sus hábitos alimentarios desde el punto de vista cualitativo y analizar sus posibles carencias nutricionales. Se define como alimentación correcta, desde este punto de vista, a aquella que contiene durante el día al menos un alimento de cada uno de los grupos de la rueda1,5. También hemos valorado el consumo de golosinas y bollería de esta población.

Material y métodos

El estudio se realizó en el Colegio Sacratif de Carchuna (Motril), en la provincia de Granada.

Para valorar los hábitos alimentarios, desde el punto de vista cualitativo, diseñamos una encuesta cerrada (anexo 1) en la que aparecían cada uno de los 7 grupos de la rueda de los alimentos, añadiendo 2 grupos que considerábamos como alimentos de alto contenido energético y bajo valor nutritivo: grupo 8 (bollería) y grupo 9 (golosinas)6. También se recogían datos personales tales como edad, curso al que pertenecía el alumno, sexo, peso y talla, que pensábamos podían tener relación con algunos hábitos nutricionales.

Una vez adiestrados los profesores del centro en el manejo del cuestionario, se pasó la encuesta a los alumnos de su curso seleccionados para el estudio. La encuesta se realizó en enero de 1995, en un día y sin avisar previamente a los alumnos. Se entrevistaba al alumno preguntándole acerca de todo lo que había comido el día anterior, así como en qué momento del día lo había tomado (desayuno, media mañana, almuerzo, merienda, cena y entre comidas), y se tabulaban los alimentos según se ha descrito anteriormente.

Para el estudio se eligió una muestra representativa (sobre un total de 247 alumnos que acuden a dicho colegio) de 101 alumnos, de los cuales 46 eran varones y 55 mujeres. La muestra se obtuvo de forma aleatoria y estratificada por cursos6.

El análisis se realizó mediante el programa estadístico EPI-INFO, aplicando el test de McNemar para la comparación de proporciones y el de ji al cuadrado para la comparación de variables cualitativas. Ambos con un error alfa de 0,056.

Resultados

No hemos encontrado diferencias estadísticamente significativas al comparar el tipo de alimentación en cada uno de los ciclos escolares, ni comparando los diferentes ciclos entre sí. Tampoco hubo en ningún caso diferencia significativa atendiendo al sexo.

Los resultados globales del tipo de alimento ingerido en cada comida se expresan a continuación.

1. De los alimentos ingeridos en el desayuno (fig. 1) se deduce que:

­ El 37,62% toman sólo leche.

­ El 37,62% toman conjuntamente los alimentos del grupo 1 (leche y derivados) y 6 (pan o cereales).

­ El 22,77% toman conjuntamente los alimentos de los grupos 1, 6 y 7 (grasas).

­ No desayuna un alumno (0,99%), que tampoco desayuna a media mañana en la escuela.

 

2. Referente a la ingesta de media mañana hemos comprobado que:

­ El 53,46% toman conjuntamente los alimentos de los grupos 6 y 7.

­ El 17,82% no toman nada; estos alumnos no coinciden con los que hacían un desayuno más completo.

 

3. En la figura 2 exponemos los resultados del almuerzo.

 

4. En la merienda, hemos comprobado que el 32,67% toman conjuntamente los alimentos de los grupos 6 y 7.

 

5. En la cena se alimentan como expresa la figura 3.

 

Hemos evaluado las carencias nutricionales de la población objeto de estudio, analizando el porcentaje de alumnos que seguían una alimentación correcta, así como aquellos que tenían deficiencia en 1, 2, 3 o 4 de los grupos de alimentos (fig. 4).

Además, hemos identificado el porcentaje de alumnos con carencias específicas en los distintos grupos de alimentos (fig. 5).

Respecto al consumo de bollería y golosinas (grupos 8 y 9 de nuestro estudio), los resultados obtenidos son:

 

­ Han consumido sólo el alimento del grupo 8 (bollería) el 24,75% de los alumnos.

­ Han consumido sólo el alimento del grupo 9 (golosinas) el 24,75% de los alumnos.

­ Han consumido los dos tipos de alimentos conjuntamente, durante día, el 23,76%.

 

Por lo tanto, el 72,28% de la población estudiada han consumido el grupo de alimentos 8, 9 u 8 más 9, mientras que no han consumido ninguno de los 2 grupos de alimentos el 26,73% de la población objeto de estudio.

La distribución del consumo de estos grupos de alimentos (8 y 9) según las diferentes comidas del día es la que se expresa en la figura 6.

Discusión

A la vista de nuestros resultados reseñaríamos en primer lugar que sólo el 17,82% de los alumnos tiene una alimentación correcta desde el punto de vista cualitativo.

La gran mayoría de los escolares toman leche en el desayuno, llamando la atención que más de la tercera parte de los alumnos desayunan sólo leche, por lo que se confirma el hecho de que hay muchos niños que acuden al colegio sin aporte calórico suficiente para tener un rendimiento escolar adecuado.

El 98% comen pan en algún momento del día, costumbre también bastante extendida en nuestro país; el clásico bocadillo sigue siendo el alimento que más les gusta a nuestros escolares.

Las tres cuartas partes de la población escolar consumen diariamente bollería y/o golosinas, siendo su consumo más frecuente entre las diferentes comidas.

Es francamente deficiente la ingesta de frutas y verduras, así como de legumbres. Como el estudio se ha realizado en una población rural, joven y en zona de invernaderos, creemos que esto podría ser debido a que como casi toda la población trabaja en el cultivo y recolección tenga menos apetencia por su consumo; otra posibilidad sería que como se trata de una población joven y con un alto porcentaje de mujeres trabajadoras no «tengan tiempo» de elaborar verduras; también es posible que ello sea debido a que, aunque viven en zona rica en frutas y verduras durante todo el año, no han «aprendido» el hábito de su consumo, puesto que el cultivo y las formas de alimentación de las anteriores generaciones era diferente, lo cual apoya la teoría de que la forma de alimentarse es una conducta aprendida y, como tal, educable.

Nuestro estudio nos ha hecho plantearnos la importancia de iniciar medidas correctoras, en colaboración con los profesores, sobre los problemas detectados fundamentalmente atendiendo a tres aspectos:

 

1. Importancia del desayuno escolar.

2. Consumo de golosinas y/o bollería.

3. Importancia de la ingesta habitual de verdura, fruta y legumbres para hacer una dieta equilibrada desde el punto de vista cualitativo.

Por este motivo, hemos planificado y desarrollado un Programa de Educación para la Salud en materia de alimentación y nutrición en la escuela7, en el que los maestros han realizado el proyecto curricular para este año, de forma que la educación sanitaria en esta materia forma parte de los conocimientos que los alumnos deben adquirir en los años siguientes.

De esta manera, hemos intentado mejorar el conocimiento en materia de alimentación, corregir los posibles errores dietéticos de esta población, fomentar la relación interprofesional (sanitarios-educadores), haciéndoles comprender la importancia de sus conocimientos pedagógicos para el aprendizaje de estilos de vida saludables, e implicar a la escuela en materia de educación para la salud, realizando una enseñanza correlacionada.

Valoraremos en años sucesivos los cambios experimentados.

Agradecimientos

Queremos mostrar nuestro agradecimiento por la colaboración del grupo docente del Colegio Sacratif de Carchuna.

 

Bibliografía
[1]
Programa EDALNU. Los alimentos. Madrid, 1979.
[2]
Manual de alimentación y nutrición para educadores. Madrid: Edita Caja Madrid, 1992.
[3]
El desayuno del niño en edad escolar. Madrid: I.G. CARO S.L., 1983.
[4]
Alimentación, nutrición y salud pública. En: Medicina Preventiva y Salud Pública, 8ª ed. Barcelona: Editorial Salvat, 1988; 250-260.
[5]
Manual del iniciado en el Programa de Educación en Alimentación y Nutrición. Madrid: Dirección General de Sanidad, 1969.
[6]
Bioestadística para las Ciencias de la Salud, 4ª ed. Madrid: Editorial Norma, 1993.
[7]
Educación sanitaria. Principios, métodos y aplicaciones. Madrid: Editorial Díaz de Santos, 1985
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