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Vol. 19. Núm. 1.
Páginas 47-50 (Enero 1997)
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Consumo de psicofármacos en atención primaria
Consumption of psychiatric drugs in Primary Care
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R. Mateo Fernándeza, O. Rupérez Corderoa, MA. Hernando Blázqueza, MA. Delgado Nicolása, R. Sánchez Gonzáleza
a Áreas X y XI. INSALUD. Madrid.
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Objetivos. Determinar la prevalencia de consumo de psicofármacos (PF) entre las personas que acuden a consulta y relacionar dicho consumo con sus características sociodemográficas y con la presencia de síntomas psíquicos.

Diseño. Descriptivo transversal.

Emplazamiento. Atención primaria.

Pacientes. 350 pacientes mayores de 14 años, seleccionados aleatoriamente de entre los que acudieron a consulta durante 8 semanas.

Intervenciones. 1) Cuestionario con datos sociodemográficos y existencia de consumo de PF; 2) autocumplimentación del GHQ-60 (punto de corte 10/11), y 3) revisión de las historias clínicas para determinar el tipo de PF, dosis, prescriptor, enfermedades crónicas y número de consultas en el último año.

Resultados. Completaron el estudio 301 personas (86% del total). Consumían PF el 21%. PF más usados: benzodiacepinas (74%) y antidepresivos (34%).

Conclusiones. Existe un elevado porcentaje de consumidores de PF entre las personas que acuden a consulta, destacando mujeres, ancianos, crónicos y personas que viven solas y sin actividad fuera del hogar. El grupo farmacológico más usado es el de benzodiacepinas. Casi la mitad de las personas tienen síntomas psíquicos, sobre todo las personas que viven solas y sin actividad fuera del hogar.

Palabras clave:
Consumo de medicamentos
Prevalencia
Síntomas psíquicos
Psicofármacos

Objectives. To determine the prevalence of the consumption of psychiatric drugs (PD) among people attending the clinic and to relate that consumption to their socio-demographic characteristics and the presence of psychiatric symptoms.

Design. Crossover descriptive study.

Setting. Primary Care.

Patients. 350 patients over 14, chosen at random from among those who attended the clinic over an eight-week period.

Interventions. 1) Questionnaire on sociodemographic data and PD consumption; 2) Self-filling of the GHQ-60 (cut-off point 10/11); and 3) Review of the clinical records to determine the kind of PD, dosage, prescriber, chronic illnesses and the number of consultations over the previous year.

Results. 301 (86%) completed the study. 21% consumed PDs. 82% were women. The most consumed PDs were: benzodiazepine (74%) and anti-depressives (34%).

Conclusions. There is a high percentage of PD consumers among people who attend the clinic, especially among women, elderly people, the chronically ill, people living alone and those inactive outside the home. The most commonly used pharmacological group was the benzodiazepines. Almost half the patients had psychiatric symptoms, especially those who lived alone and had no activity outside the home.

Keywords:
Drug consumption
Prevalence
Psychiatric symptons
Psico-active-drugs
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Introducción

La importancia de la salud mental en la sociedad actual hace de ella un área clave dentro de la atención primaria, no sólo por la elevada prevalencia de estos trastornos1-4, sino también por la dificultad que entraña su diagnóstico, el elevado número de consultas que origina, el sufrimiento que ocasiona a los pacientes y el consumo de psicofármacos (PF)5-12, no siempre correctamente prescritos13, que conlleva. Con estos condicionantes, nos planteamos la realización de un estudio, desde la perspectiva de la atención primaria, con el objetivo de determinar la prevalencia de consumo de PF entre las personas que acuden a nuestra consulta y relacionar dicho consumo con las características sociodemográficas y con la presencia de síntomas psíquicos, identificados mediante un test de detección.

Para ello utilizamos el General Health Questionaire de 60 ítems (GHQ-60) de Goldberg14, debido a su elevado nivel de sensibilidad, especificidad y valor predictivo negativo, sin olvidar sus limitaciones para pacientes psicóticos y enfermedades mentales de larga evolución, en su versión adaptada y validada para la población española por Muñoz et al15.

Material y métodos

El estudio se realizó en el Centro de Salud de Potes de Madrid durante un período de 8 semanas. Dicho centro está situado en la periferia de la capital y la población adscrita es económicamente deprimida y con una elevada problemática social.

Se trata de un estudio descriptivo y transversal sobre una muestra de 350 pacientes mayores de 14 años, seleccionada mediante muestreo aleatorio sistemático (una de cada 5 personas citadas) de entre la población que acudió a demanda a 3 consultas de medicina general durante el período descrito. El tamaño de la muestra se determinó para una prevalencia teórica de consumo de PF en nuestro medio del 20%10, un nivel de confianza del 95% y error del 5%, estimando en, aproximadamente, un 18% el porcentaje de pérdidas.

En todos los casos se realizaron las siguientes intervenciones: a) cumplimentación de un cuestionario donde se recogían datos sobre: edad, sexo, estado civil, nivel cultural, situación laboral, consumo de PF (consideramos consumidor a aquella persona que había tomado PF durante al menos un mes en el último año) y médico prescriptor; b) autocumplimentación del GHQ-60, en su versión validada para nuestro medio, con un punto de corte 10/11, y c) revisión de las historias clínicas con el fin de identificar el PF utilizado la dosis, el prescriptor (consideramos como prescriptor al médico de familia cuando el paciente no recordaba y en la historia no constaba la indicación por otro profesional), la existencia de enfermedades crónicas y el número de consultas en el último año (consideramos frecuentador a aquella persona que había acudido más de 5 veces a consulta en el último año).

Los motivos de exclusión fueron la negativa del paciente, la presencia de otra persona en representación de la citada o la incapacidad para contestar correctamente el test por demencia, oligofrenia o trastorno psicótico. Sólo en caso de analfabetismo se ayudó a la cumplimentación del cuestionario, mediante un médico entrenado a tal efecto.

Los datos obtenidos se sometieron a análisis estadístico con la ayuda del programa informático R-Sigma. Para el estudio de significación utilizamos la prueba de ji cuadrado, aplicando la corrección de Yates cuando fue necesario, considerándose un nivel de significación con p<0,05.

Resultados

Del total de 350 pacientes hubo 49 pérdidas (14%), sin diferencias con el grupo que completó el estudio. Las causas de exclusión fueron: negativa a participar (63,2%), representación por otra persona (26,5%) y demencia (10,2%). Completaron el protocolo de estudio 301 personas, con una edad media de 50 años (DE:17; límites entre 16 y 90 años). De ellos eran mujeres el 63% (n=189) y varones el 37% (n=112); 229 (76%) padecían trastornos somáticos crónicos.

Consumían PF el 21% (n=62). Edad media: 56 años (DE:15; límites entre 24 y 81 años). Mujeres: 82% (n=51). La prescripción fue llevada cabo por el médico de familia en el 68% y por el psiquiatra en el 27%. Los grupos farmacológicos más usados eran: benzodiacepinas (74,2%) (clorazepato, 22,5%; loracepam, 17,7%; bromacepam, 17,7%), antidepresivos (33,8%) (serotoninérgicos, 19,3%; cíclicos, 14,5%) y neurolépticos (4,8%). El 25,8% de los consumidores utilizaba más de un fármaco (tabla 1).

Respecto a la relación entre el consumo de PF y las características sociodemográficas (tabla 2) existen diferencias estadísticamente significativas en cuanto a sexo (mayor consumo en mujeres), edad (superior consumo en mayores de 70 años), estado civil (consumen más los viudos), ocupación (mayor consumo en personas sin actividad fuera del hogar), frecuentación (consumen más los frecuentadores), presencia de patología crónica (mayor consumo en enfermos crónicos) y GHQ-60 (consumen más PF los que tienen test positivo).

Presentaban GHQ-60 positivo un total de 140 personas (47%), con una edad media de 50 años (DE: 17; límites entre 16 y 90 años). Las relaciones con características sociodemográficas que tenían diferencias significativas fueron (tabla 2): estado civil (mayor porcentaje en viudos y separados/divorciados), ocupación (mayor porcentaje en inactivos/amas de casa) y frecuentación (mayor porcentaje en frecuentadores).

La relación entre consumo de PF y GHQ se reflejan en la tabla 3. Destaca que el 67% de las personas con GHQ positivo no toman PF.

Discusión

La muestra de nuestro estudio ha sido extraída de entre los usuarios que acudieron a demanda al centro de salud, con lo que la población que no demanda atención sanitaria no está representada y no es posible la generalización de los resultados ni la comparación con los obtenidos en otros trabajos cuyas muestras se obtienen del conjunto de la población. Tampoco queremos olvidar que los datos dependientes del análisis de historias clínicas pueden estar sesgados por infrarregistro.

El consumo global de PF se sitúa en el 21% de la muestra, porcentaje superior al obtenido en otros estudios6,8,12, aunque similar al hallado en trabajos realizados en nuestro país en pacientes ingresados10 o ancianos16. Está demostrado un mayor consumo de PF en mujeres7-12,17, en individuos de edad elevada11,12, viudos o que viven solos12, con patología orgánica crónica18 y en aquellas con síntomas sugesivos de presentar trastorno psíquico no psicótico12,18. En nuestro estudio se confirma esta tendencia y encontramos un mayor consumo entre las mujeres, las personas mayores de 70 años, los viudos, los enfermos crónicos y los individuos con síntomas psíquicos. También observamos un mayor consumo entre las personas que no tienen actividad fuera del hogar (desocupados y amas de casa). El dato del mayor consumo entre los que acudieron más de cinco veces a consulta en el último año debe ser interpretado con cautela, ya que es posible que esta frecuentación elevada venga motivada por la necesidad periódica de medicamentos.

El grupo farmacológico más utilizado en nuestro medio es el de las benzodiacepinas, seguido a gran distancia de los antidepresivos, cifras similares a las obtenidas en otros estudios10,13,16. No obstante, destaca un mayor consumo de los nuevos antidepresivos serotoninérgicos frente a los clásicos, quizás por la menor incidencia de efectos adversos y la mayor comodidad posológica de este nuevo grupo de fármacos.

A pesar de no ser nuestro objetivo principal, queremos señalar que hemos encontrado un 47% de personas con GHQ-60 positivo, porcentaje que puede ser más elevado en realidad, debido al importante sesgo por rechazo a participar en estudios que presentan los pacientes con alteraciones mentales19. A pesar de ello, el resultado es superior al referido por otros autores en trabajos llevados a cabo en atención primaria1-4. La causa puede estar en relación con la marginalidad de la población o la inclusión de pacientes de más de 65 años en nuestro trabajo, o bien con el uso de variantes del test de Goldberg menos sensibles3,4 o la utilización de una segunda prueba confirmatoria de patología psiquiátrica que detecte falsos positivos1,3,4 en otros estudios.

Hemos hallado mayor porcentaje de GHQ-60 positivo entre las personas que viven solas, las que no tienen actividad fuera del hogar y las que más acuden a consulta, similar a lo descrito previamente en la literatura2-4. Sin embargo, no encontramos diferencias en cuanto a la comparación por sexos o por nivel cultural, al contrario que otros autores2,3. Llama la atención el hecho de que dos de cada 3 personas con sintomatología psíquica no utilicen ningún tratamiento farmacológico, dato ya referido en otros trabajos12.

Como conclusión, queremos resaltar el elevado número de consumidores entre los usuarios de atención primaria, sobre todo en determinados grupos "de riesgo" (mujeres, ancianos, enfermos crónicos, desocupados, sin familia). Probablemente en las personas con estas características sea necesaria una actuación especial desde los equipos de atención primaria, mediante medidas de apoyo y detección precoz de síntomas psíquicos a fin de prevenir la aparición de trastornos psiquiátricos y el consumo excesivo de PF.

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