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Vol. 51. Núm. 1.
Páginas 64-72 (Enero - Junio 2017)
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Sociolingüística: la lengua y sus hablantes. Casos de variación en náhuatl y cuicateco
Sociolinguistics: Language and its speakers. Cases of variation in nahuatl and cuicatec
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Marcela San Giacomo Trinidad
Lingüística Antropológica, Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, México
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Cuadro 1. Análisis de regresión escalonada VARBRUL tomando en cuenta los factores lingüísticos y sociales (San Giacomo, 2009)
Cuadro 2. Ejemplo 1 de variación tonal entre dos hablantes
Cuadro 3. Ejemplo 2 de variación tonal entre dos hablantes
Cuadro 4. Vitalidad y variación por comunidad
Cuadro 5. Variación tonal y segmental en San Juan Tepeuxila (vitalidad baja)
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Resumen

En el presente artículo me concentraré en el estudio de los fenómenos lingüísticos que vinculan los factores internos a la lengua (su gramática) con los externos (socioculturales, geográficos, etc.), para dar cuenta de dichos fenómenos de forma integral. Específicamente, presento dos casos de estudio, uno sobre los préstamos del español en náhuatl y otro sobre fenómenos de variación fónica en cuicateco, donde aplico un modelo de análisis que vincula las variables lingüísticas y sociales. Finalmente concluyo que si bien hay fenómenos lingüísticos independientes de su contexto sociocultural que deben ser estudiados estructuralmente, hay muchos otros fenómenos que es necesario explicar a través del vínculo de factores lingüísticos y sociales que los definen y condicionan. Cualquier investigación lingüística, sin importar la perspectiva desde la cual se desarrolle, debe anclarse en la lengua. La dicotomía lengua vs. contexto es un falso problema: el vínculo entre ambos, desde mi perspectiva, es indivisible.

Palabras clave:
Variables lingüísticas y sociales
Sociolingüística
Variación
Cuicateco
Náhuatl
Abstract

In this article I study of linguistic phenomena that link internal (grammatical) with external factors (socio-cultural, geographic, etc.), and endeavor to account for such phenomena holistically. Specifically, I present two case studies, one regarding Spanish loans in Nahuatl and another on Cuicatec's phonetic variation where I apply this analytical model. Finally, I conclude that while there are linguistic phenomena that are independent of their socio-cultural context, there are many other phenomena, where it is necessary to explain the link through linguistic and non-linguistic factors that define and restrict them. Any linguistic research, regardless of the perspective from which it develops, must be anchored in the language. The dichotomy of language versus context is a false problem, the link between the two, from my perspective, is indivisible.

Keywords:
Linguistic and social variables
Sociolinguistics
Variation
Cuicatec
Nahuatl
Texto completo
Introducción

La lingüística es una disciplina que estudia la lengua desde diversas perspectivas, en sus diferentes niveles gramaticales y socioculturales. En México se practica a partir de modelos que atienden, por un lado, a la lengua aislada de su contexto sociocultural y, por otro, en su vínculo con los hablantes. En el presente artículo me ocuparé de la lingüística como una disciplina que forma parte de la antropología, por lo cual, el objetivo de este estudio es analizar los fenómenos lingüísticos que vinculan los factores internos a la lengua (gramática) con los externos, para dar cuenta de ellos de forma integral. Para ello, presentaré dos casos de estudio analizados a través de esta propuesta. El primero se trata de la adaptación de los préstamos lingüísticos del español en náhuatl de Tagcotepec, Sierra Norte de Puebla, y el segundo trata de la variación fónica en cuatro variantes del cuicateco con vitalidad lingüística diferenciada: San Juan Tepeuxila, Peña Verde, San Juan Teponapa y San Francisco Pueblo Nuevo.

Lo anterior será expuesto a partir de la manera en que la antropología y la lingüística se vinculan para generar conocimiento particular. Si bien hay fenómenos lingüísticos independientes de su contexto sociocultural que deben ser estudiados estructuralmente, hay muchos otros fenómenos que es necesario explicar a través de la relación entre los factores lingüísticos y socioculturales que los definen y condicionan. Desde esta perspectiva, la dicotomía lengua vs. contexto es un falso problema: el vínculo entre ambos es indivisible.

La lengua y sus hablantes

En la lingüística mexicana (y me atrevo a decir que este es un debate general en la disciplina), ha habido desde siempre una división entre quienes estudian las lenguas de forma descriptiva, es decir, su gramática, y quienes lo hacen desde su contexto sociocultural, su variación condicionada socialmente, sus ámbitos de uso, su relación con la política nacional y sus hablantes, es decir, desde la antropología lingüística, la sociolingüística o la sociología del lenguaje. Esta dicotomía ha llevado a la lingüística a aplazar el desarrollo de modelos teórico-metodológicos para el estudio de las lenguas en relación con sus hablantes que permitan analizar fenómenos tanto lingüísticos gramaticales complejos como sociales, culturales e identitarios, y vincularlos.

Un ejemplo de ello se encuentra en el proceso de adaptación de los préstamos lingüísticos, los cuales gramaticalmente siguen un proceso de incorporación a la lengua muy similar a la forma de inserción de los nuevos elementos culturales a una comunidad dada. Siguen patrones de prestigio, percepción, integración al sistema, frecuencia de uso y funcionalidad. Es decir, los préstamos responden a factores estructurales y no estructurales que, en palabras de Weinreich, se definen como:

“Los factores estructurales son aquellos que provienen de la organización de las formas lingüísticas y constituyen un sistema definido, diferente para cada lengua y, en gran parte, independiente de la experiencia y el comportamiento no lingüísticos. Los factores no estructurales derivan del contacto del sistema con el mundo exterior, de la familiaridad de ciertos individuos con el sistema, del valor simbólico que el sistema considerado como un todo es capaz de adquirir y las emociones que puede evocar (Weinreich, 1968, p. 26)”.

En una lengua los préstamos se incorporan por varias razones, pero existen dos principales: por la ausencia de léxico (u otra clase de palabra), para nombrar objetos o situaciones nuevas, como la tecnología (por ejemplo computadora, mouse-ratón, escáner, celular, chatear, twitear, facebuquear, etc.) y por prestigio (Weinreich, 1968; Field, 2002). En el primer caso se incorporarán a la lengua receptora palabras nuevas que la enriquecerán y ayudarán a responder a las necesidades emergentes de expresión cultural y, de esta forma, fomentarán su vitalidad. En el segundo caso, se incorporarán ítems que coexistirán con las palabras originarias de la L11, que quizás las reemplacen o, tal vez, cada una cumplirá funciones gramaticales diferentes y así enriquecerán el sistema general. En todo caso, desde mi perspectiva, el contacto lingüístico enriquece a las lenguas, motiva su cambio lingüístico y, por consecuencia, su vitalidad. No somos islas y con el contacto con otras lenguas y culturas nos transformamos y adaptamos a la vida.

Cuanto más funcional sea un préstamo, más frecuente será su uso (Poplack y Sankoff, 1984 y Poplack, Sankoff y Miller, 1988) y mayor su transmisión al interior de una misma comunidad de habla y, a su vez, mayor será su difusión a través de diferentes comunidades lingüísticas. A más frecuencia de uso de un préstamo, habrá una mayor integración del elemento externo al sistema receptor, a mayor adaptación de ese elemento extraño, más se conformará como parte del sistema receptor. Si este proceso es visto desde la lengua, el préstamo se integra a la gramática de la L1 a través de variables perceptuales, fonológicas, morfológicas, pero también extralingüísticas como el bilingüismo, prestigio lingüístico, frecuencia de uso y difusión del nuevo ítem. Si la integración de un préstamo es vista como la incorporación de un elemento cultural, sigue un proceso muy similar: el ítem simboliza una nueva práctica, la cual se inserta en el sistema cultural receptor y, finalmente, se adapta a su estructura para responder a factores internos y externos a la lengua.

En este sentido, los préstamos lingüísticos por lo general se adquieren junto con nuevas prácticas culturales, como el caso de la tecnología, mencionado más arriba, o en prácticas religiosas vinculadas a una práctica occidental, o en la escuela. Sabemos que dichas prácticas, aunque hayan sido adquiridas mediante el vínculo entre culturas, se incorporan a los ámbitos de uso comunitarios y son adaptadas junto con los préstamos que llegan con ellas. Las prácticas culturales y la lengua tienen un vínculo inherente.

En cualquier lengua el léxico depende de prácticas económicas, educativas y culturales de la comunidad lingüística: el mismo proceso siguen los préstamos que se incorporan a la lengua receptora. Por ejemplo, junto con el ámbito escolar se incorporan un conjunto de campos semánticos relacionados con el nuevo espacio social, tales como escuela, maestros, alumnos, salón, borrador, libros, lápiz, pluma, goma, bandera, recreo, etc., entre otras clases de palabras que fueron integradas a la lengua, como el verbo del español aprender, con un sentido distinto al que puede tener este mismo verbo en la lengua receptora. En este caso se integra el préstamo, no porque no exista esta palabra en la L1, sino porque responde a una práctica específica de aprender que nombra la forma en la que se lleva a cabo esta nueva práctica cultural en la escuela. A veces, estas palabras provenientes de la L2 son resignificadas semánticamente y también simbólicamente en sus prácticas culturales. Sin duda, la escuela en una comunidad indígena sigue una dinámica propia, muy distinta de las que siguen las escuelas en las ciudades, y en cada comunidad indígena, inclusive, las prácticas escolares siguen una lógica propia.

Un claro ejemplo de ello son las prácticas religiosas, las cuales, ya provengan de la religión católica, protestante o evangélica, experimentan un proceso de resignificación cultural para poder implantarse en una comunidad determinada. No solamente las palabras cambian, también las prácticas y, con ellas, su significado. Lo anterior nos permite comprender que los fenómenos lingüísticos también son culturales, y viceversa. Comprobar que algunos de sus procesos son similares (aunque muchos de ellos no son directamente comparables y no tendrían por qué serlo) evidencia la necesidad de modelos teórico-metodológicos para su estudio. Lo mencionaba Weinreich en su libro clásico sobre lenguas en contacto:

“Desde luego, el lingüista tiene derecho a abstraer el lenguaje de las consideraciones psicológicas o sociológicas. En efecto, el lingüista debe plantear problemas puramente lingüísticos con respecto al bilingüismo. Luego, el lingüista puede ver cuál es la causa de la susceptibilidad de una lengua a las influencias extranjeras en sus debilidades estructurales; el lingüista puede establecer el tratamiento del material extranjero en conformidad con la estructura de la lengua que hace los préstamos. Pero el alcance, la dirección y la naturaleza de la interferencia de una lengua con respecto a otra pueden ser explicados de modo aún más completo en términos del comportamiento lingüístico de los individuos bilingües, el cual, a su vez, está condicionado por las relaciones sociales en la comunidad en la que viven esos individuos. Dicho con otras palabras, podemos esperar hacer descubrimientos más completos si coordinamos los esfuerzos de todas las disciplinas interesadas en esos problemas” (Weinreich, 1968, pp. 24-25).

Modelos cuantitativos y cualitativos

Una de las corrientes con mayor auge desde los años 60 hasta la actualidad es la Sociolingüística variacionista, cuyo precursor en 1966 fue William Labov, quien ha propuesto una metodología de análisis cuantitativo para relacionar los factores lingüísticos y sociales en los fenómenos lingüísticos que mantiene activa hasta la fecha. En la actualidad, el variacionismo ha sido desarrollado por muchos otros autores como Gillian y David Sankoff, Shana Poplack, Sali Tagliamonte y, en México, Pedro Martin Butragueño, entre otros investigadores. Sin embargo, han sido escasos los estudios de esta corriente en lenguas indígenas.

El estudio de la influencia de los factores lingüísticos y sociales en la lengua es un tema que ha sido analizado desde diversas perspectivas2. Se ha argumentado, por un lado, que sólo los factores lingüísticos deben ser analizados ya que sólo ellos definen a la lengua, y también se ha propuesto lo contrario, que únicamente los factores sociales la influencian con relación a fenómenos como el cambio lingüístico, por ejemplo (Thomason y Kaufman, 1988). Se ha discutido también la importancia de la metodología utilizada para dichos resultados (Sankoff, 2002; Sánchez, 2005) y en este sentido estudios más recientes muestran que no existe una estricta jerarquía entre ambos grupos de factores, sino que conforman juntos el fenómeno estudiado (Friesner, 2009; San Giacomo, 2009).

Préstamos del español en el náhuatl de Tagcotepec

El caso de los préstamos lingüísticos es idóneo para ejemplificar lo expuesto en el apartado anterior. La investigación de San Giacomo (2009) analizó la adaptación de préstamos del español en el náhuatl de Tagcotepec, una comunidad en la Sierra Norte de Puebla, de 500 habitantes aproximadamente, cuya lengua dominante y de prestigio es el náhuatl. Dicha lengua forma parte de la familia yuto-azteca y, por su parte, Tagcotepec pertenece a la variante catalogada por el INALI como náhuatl de la Sierra Noreste de Puebla. Su principal característica es que contiene /t/ y no /t¿/ en su sistema, esto la define como una de las variantes más antiguas de dicha lengua (Lastra,1986; Canger, 1988 y Dakin, 2003). Asimismo, cuenta con una serie de consonantes oclusivas sordas /p, t, k, k¿ y ¿/, de fricativas sordas /s, ¿ y h/, africadas /ts, t¿/, aproximantes /w, l, j/ y nasales /m, n/. En cuanto a las vocales, cuenta con cuatro orales cortas y cuatro largas /i, i:, e, e:, a, a:, o, o:/, dado que esta lengua cuenta con alargamiento contrastivo. El náhuatl no permite una secuencia consonántica ni vocálica en la misma sílaba, y el acento es predecible: se ubica en la penúltima sílaba. En este sentido los segmentos del español inexistentes en náhuatl (objeto de estudio de la investigación de San Giacomo, 2009), son las oclusivas sonoras /b, d, g/, las fricativas sordas /f, x/, la nasal /¿/, las vibrantes simple y múltiple /¿, r/. Con relación a las vocales, será /u/ el timbre vocálico inexistente en náhuatl, en tanto que fonema. En español la sílaba acepta grupos consonánticos y vocálicos y el acento no es predecible. Estas diferencias serán los puntos susceptibles de adaptación en los préstamos.

La investigación se llevó a cabo mediante una metodología variacionista (Labov, 1966, 1972, 1994, 2001, 2010) a través de la cual se estudió cuantitativamente la existencia o no de adaptaciones fónicas de los préstamos del español en náhuatl, con relación a sus hablantes y a sus condiciones socioculturales, para comprender la influencia de los factores lingüísticos y sociales en dichas adaptaciones. Se utilizaron varias técnicas de obtención de datos, entre las que se encuentra un juego diseñado por la autora para recopilar un gran número de préstamos, de un gran número de participantes. Se trabajó con 71 hablantes, una muestra representativa de las características sociolingüísticas de la comunidad lingüística.

Como mencioné, en esta investigación se analizaron las adaptaciones y no adaptaciones de los segmentos del español que no existen en náhuatl de Tagcotepec, los cuales son /b, d, g, f, x, ¿, r, ¿/. Igualmente se consideraron los grupos consonánticos dentro de la misma sílaba, ya que estos no están permitidos en las sílabas de dicha lengua. Por ejemplo, el préstamo burro, contiene dos fonemas del español /b/ y /r/, por lo que se registró la adaptación o no de cada uno de estos segmentos. El ítem mencionado se adaptó de diferentes maneras, una de ellas fue [¿pu¿o] donde ambos fonemas fueron modificados, es decir, cambiaron su fono original por uno más cercano al sistema de la lengua receptora. En este caso hay dos adaptaciones, la del fonema oclusivo bilabial sonoro /b/ transformado por los hablantes de náhuatl en su contraparte sorda /p/ y la del segmento /r/ como /¿/. Como mencioné, la vibrante múltiple /r/ del español no es un fonema en la lengua receptora de este estudio, por lo que se toma el fonema nativo más cercano a su sistema, que en este caso es la fricativa postalveolar /¿/ la cual, a su vez, se sonoriza transformándose en /¿/. Este es el caso más frecuente de adaptación de /r/ que realizaron los nahuahablantes en dicho estudio. El primer cambio se realiza por la inexistencia de oclusivas sonoras como fonemas en la variante de náhuatl de Tagcotepec, mientras que el segundo se explica a través de la cercanía de los fonos involucrados.

Otro ejemplo es el caso del préstamo refresco, adaptado como [ke¿f¿eesko], el cual contiene tres fonemas del español /r, f, ¿/ inexistentes en náhuatl y contiene el grupo consonántico —f¿— que en dicha lengua no es permitido dentro de la misma sílaba. Como puede observarse, únicamente se adaptó la vibrante múltiple /r/ por /k/ en inicio de palabra. En este contexto fue donde se documentó este cambio, ya que la mayor frecuencia de integración de /r/ se produjo con la fricativa postalveolar sonora /¿/. La adaptación o no de cada uno de estos segmentos fue registrada según el número de elementos en el préstamo para distinguir si una mayor presencia de fonemas ajenos a la lengua receptora causaba una mayor adaptación fónica. Cada uno de dichos segmentos produjo un porcentaje determinado de integración a la lengua, como se puede ver en el gráfico 1.

Gráfico 1.

Porcentaje de adaptación por segmento del español ausente en náhuatl.

(0,09MB).

Los resultados del gráfico anterior muestran que los fonemas más frecuentemente adaptados por los hablantes entrevistados son /r/ (40.3%, N=423), /¿/ (39.2%, N=73), /x/ (38.7%, N=272) y /g/ (19.8%, N=113), frente a las adaptaciones de grupos consonánticos CC con un 10.9% (N=2 195), de /¿/ con 8.9% (N=2 215), /f/ con 8.4% (N=500), /d/ con 8.1% (N=899) y /b/ con 7.7% (N=1 487). En este trabajo se argumentó que el hecho de que existan ciertos segmentos del español ausentes en el náhuatl de Tagcotepec que son más integrados que otros prueba que existe un efecto de este factor sobre el porcentaje global de adaptaciones. Basándose en este resultado, la autora llevó a cabo una prueba de los segmentos del español inexistentes en náhuatl con relación a los factores sociales y encontró una interacción significativa con el sexo de los hablantes, como lo muestra el gráfico 2.

Gráfico 2.

Porcentaje de adaptación por sexo y segmento del español ausente en náhuatl.

(0,11MB).

Los datos de este gráfico muestran una diferencia de porcentaje de adaptación en el segmento /r/ entre hombres y mujeres. Los primeros producen 35.3% de adaptaciones (N=565) y las segundas, 52% (N=484). En el caso de /¿/, son las mujeres quienes producen el mayor porcentaje de adaptaciones con un 54.8% (N=105) frente a un 42% (N=81) que producen los hombres. En el caso de /x/ los hombres y mujeres adaptan por igual en un 39% (hombres N=335, mujeres N=357). Para confirmar los datos se aplicó un test de χ2, que comprobó que esta diferencia es significativa tanto para los hombres (χ2 [8]=325, p<0.0001) como para las mujeres (χ2 [8]=595, p<0.0001).

Estos resultados difieren de los obtenidos por Friesner (2009) en su estudio sobre los préstamos del inglés en el francés de un grupo de francófonos de Montreal. Este autor examina las adaptaciones de /r/ posterior, retrofleja y apical, en una muestra de 38 francófonos más 6 hispanohablantes bilingües español-francés. Los resultados de su análisis VARBRUL de /r/ según los factores sociales reportaron la variable sexo como no significativa en ninguna de las tres posibilidades de adaptación. El autor atribuye esto al hecho de que la función de hombres y mujeres es actualmente muy igualitaria, ya que si existiera alguna diferencia se reflejaría en un efecto de la variable de género en el habla. Es interesante comparar los resultados obtenidos en San Giacomo (2009) con los de Friesner (2009), porque aun cuando en el primero se estudia la existencia o no de adaptaciones de los segmentos del español inexistentes en náhuatl, y no los tipos de incorporación de un mismo segmento como lo hace Friesner (2009), es posible observar el comportamiento de las dos comunidades de habla, que tienen condiciones sociolingüísticas, económicas y culturales muy diferentes.

En el caso de Tagcotepec el rol de los hablantes según su género es muy marcado. Cada uno tiene una función diferente en la comunidad y esto conduce a un uso diferenciado de la lengua. La función de las mujeres mayoritariamente ha sido permanecer en el hogar, criar a los hijos y producir loza, que los hombres venderán después en las ciudades. Incluso ellas han tenido que pelear por sus espacios de participación en las decisiones de la comunidad, ya que tradicionalmente no se las ha tomado en cuenta. Las mujeres en Tagcotepec son percibidas como las encargadas de preservar las tradiciones en la comunidad, a través de la lengua y las prácticas culturales que mantienen con los hijos y con los otros miembros de la comunidad, por lo cual, parece normal que cada sexo tenga una forma diferenciada de uso de la lengua.

A su vez, ha sido demostrado también por otros autores que la elección de la adaptación fónica de los préstamos es multifactorial (Poplack y Sankoff, 1984; Poplack et al., 1988; Friesner, 2009, entre otros), dado que responde a un imbricado modelo de factores lingüísticos y sociales que condicionan su adaptación. Podemos confirmar lo anterior en los resultados del análisis VARBRUL (expuestos en San Giacomo, 2009). Los resultados se exponen en el cuadro 1.

Cuadro 1.

Análisis de regresión escalonada VARBRUL tomando en cuenta los factores lingüísticos y sociales (San Giacomo, 2009)

Logaritmo de verosimilitud: −3 711.399
Significatividad: 0.033
N total: 9 809
  Peso de factor 
(1) Segmentos ilícitos en náhuatl (factor lingüístico)
0.80  40.3  1 049 
¿  0.81  39.2  186 
0.79  38.7  706 
0.60  19.8  572 
CC  0.46  10.9  2 195 
¿  0.40  8.9  2 215 
0.40  8.4  500 
0.38  8.1  899 
0.34  7.7  1 487 
Rango  47     
(2) Sección de residencia (factor social)
2.da  0.58  20.4  2 978 
1.era  0.46  13.8  6 831 
Rango  12     
(3) Grupo de edad (factor social)
36-85 años  0.55  18.3  5 169 
12-35 años  0.45  13.1  4 640 
Rango  10     
(4) Número de sílabas en la palabra (factor lingüístico)
De 1 a 2  0.56  19.9  3 199 
De 3 a 7  0.47  13.8  6 610 
Rango  9     
(5) Relaciones al interior del grupo (factor social)
Familia  0.52  16.7  7 287 
Vecinos  0.44  13.3  2 522 
Rango  8     
(6) Frecuencia de uso (factor lingüístico)
Alta  0.56  20.5  5 202 
Media  0.49  15.2  2 356 
Baja  0.47  12.4  2 251 
Rango  9     
(7) Número de segmentos ilícitos en la palabra (factor lingüístico)
De 1 a 2  0.53  21.2  4 946 
De 3 a 6  0.47  10.3  4 863 
Rango  4     
(8) Palabra o frase (factor lingüístico)
Palabra  0.52  18.0  3 607 
Frase  0.49  14.5  6 202 
Rango  3     

Como muestra el cuadro 1, el análisis de regresión escalonada VARBRUL (Sankoff, Tagliamonte y Smith, 2005) tomó en cuenta variables lingüísticas y sociales, de las cuales únicamente presenta las que fueron estadísticamente significativas para la explicación de la adaptación fónica de los segmentos del español inexistentes en el náhuatl de Tagcotepec. El modelo se obtuvo mediante 9 809 ítems analizados, presentó un logaritmo de verosimilitud de −3 711.399 y una significatividad de 0.033. De esta manera, el cuadro 1 presenta de forma horizontal las ocho variables que resultaron significativas en el análisis VARBRUL y en las columnas se muestran respectivamente cada una de las variantes que integran cada variable, el peso del factor, el porcentaje de adaptación y el número de datos por variante. Al final de cada variable se presenta el rango que obtuvo, lo cual la ubicó en el lugar de jerarquía que ocupa respecto de las otras dentro del modelo.

En este sentido, los resultados de dicho análisis revelaron, en orden de significatividad, que la adaptación de los segmentos del español inexistentes en náhuatl es más probable si: 1) el segmento es /r/ (40.3%), /¿/ (39.2%), /x/ (38.7%) o /g/ (19.8%), que son los más adaptados; 2) el hablante pertenece a la segunda sección de habitación (20.4%); 3) el hablante pertenece al grupo de edad de 36 a 85 años (18.3%); 4) el préstamo tiene menos de tres sílabas (19.9%); 5) el hablante se dirige a amigos o a su familia (16.7%); 6) el préstamo tiene una frecuencia alta (20.5%); 7) el préstamo tiene menos de tres segmentos ilícitos (21.2%); 8) el préstamo es empleado como una palabra aislada (18%). El nivel de bilingüismo individual fue no significativo.

Las variables (1, 4, 6, 7 y 8) corresponden a los factores lingüísticos y las (2, 3 y 5) restantes corresponden a los factores sociales, lo cual nos permite ver que no hay una estricta jerarquía entre ambos grupos de factores, sino que más bien están estrechamente relacionados y conjuntamente producen el fenómeno estudiado (los resultados obtenidos en San Giacomo, 2009 coinciden con los resultados de Friesner, 2009). Además nos muestran que el bilingüismo comunitario tiene una influencia más significativa que el bilingüismo individual (como en el caso de Poplack et al., 1988 y a diferencia de Friesner, 2009). La diferencia significativa entre los porcentajes de adaptación realizados por los hombres y las mujeres que se observan en relación con el segmento inexistente en náhuatl presente en el préstamo proveniente del español muestran una diferencia de registro de lengua al interior de la comunidad lingüística. Las funciones sociales de ambos sexos son muy diferentes, ya que la composición de la estructura comunitaria basa su forma de organización en dichas diferencias. Esto último resultó lo contrario en la investigación de Friesner (2009): él lo atribuyó a que en Montreal no hay una marcada diferencia de funciones sociales entre sexos, por lo que no producían diferencias en su forma de habla. Todos estos resultados muestran que el hablante acomodará el uso de préstamos e integración a la lengua según su interlocutor, la situación y contexto de habla, el barrio en el que habite, entre otras características, dado que todo ello estará determinado por las normas de la comunidad, tanto con relación a la lengua como en los vínculos intercomunitarios. Por esta razón, San Giacomo (2009) concluye que la estructura comunitaria tiene un papel esencial en la existencia o ausencia de adaptación de préstamos, ya que, junto con las reglas lingüísticas, la ideología dominante determina y condiciona la lengua y su variación.

La variación en el cuicateco de San Juan Tepeuxila

Muchos de los fenómenos lingüísticos no tienen un vínculo directo con su contexto cultural, y no tendrían por qué tenerlo. La propuesta es estudiar los que sí lo tienen, desde el vínculo de los factores lingüísticos y extralingüísticos que los motivan y condicionan, para poderlos comprender en su complejidad. Por ejemplo, para estudiar el cuicateco de San Juan Tepeuxila, Oaxaca, antes de poder llevar a cabo algún estudio sociolingüístico, es necesario describir la lengua, para comprenderla, ya que se cuenta con muy pocos estudios lingüísticos de ella.

El cuicateco es una lengua tonal que pertenece a la familia lingüística otomangue, dentro de la rama mixtecana, en la que se encuentran las lenguas mixteco, cuicateco y triqui. Es hablada por alrededor de 8.500 personas, tiene tres variantes declaradas por el INALI (2008): cuicateco del centro, del norte y de oriente y se ubica en la zona noroeste del estado de Oaxaca, dentro del distrito de Cuicatlán y una parte de Nochixtlán. Las lenguas otomangues conforman una de las familias lingüísticas más heterogéneas dentro del territorio nacional, y es la familia con mayor diversidad respecto a sus variantes lingüísticas (Kaufman, 1994; Smith-Stark, 1995). Esta familia se caracteriza por contar con sistemas fonológicos y morfológicos sumamente complejos: desde amplios inventarios fonémicos, hasta la combinación de diversos patrones fónicos, como el uso contrastivo del tono, diferentes tipos de voz y prominencia, así como una compleja flexión y derivación.

Como mencioné, los estudios sobre el cuicateco son muy escasos, podemos encontrar los artículos de Needham y Davis (1946) sobre su fonología, de Davis y Walker (1955) sobre la morfología, una publicación del ILV (Instituto Lingüístico de Verano) en cooperación con la Dirección General de Asuntos Indígenas de la Secretaría de Educación Pública (1961) sobre el cuicateco de San Juan Tepeuxila, el diccionario cuicateco-español de Anderson y Concepción (1983), el artículo de Bradley (1991) sobre sintaxis y, más recientemente, el de Feist y Palancar (2015) sobre morfología tonal, los cuales, aunque muy valiosos, no son suficientes para tener una idea básica de la estructura de la lengua.

En el proceso de descripción lingüística he encontrado una gran variación fónica, la cual ha revelado condicionantes gramaticales y extralingüísticos que la originan. Estos últimos resultan necesarios para explicar, por ejemplo, la variación tonal, o la alofonía entre un tipo de voz glotalizada y una laringizada3, cuando en otros casos ambas son contrastivas.

Por ejemplo, en el cuicateco de San Juan Tepeuxila, la palabra chayote presenta una gran variación: al momento de la elicitación, un mismo hablante, o varios distintos, pueden producir diferentes las tres emisiones de dicha palabra4.

(1)  a)  Hablante 1A: chayote [ni¿i45], [ni:4], [n¿i:4
  b)  Hablante 2L: chayote [¿i:4], [ni:4], [n¿i:4
  c)  Hablante 3J: chayote [n¿e:4], [ne:4], [n¿e:4

Hay diferentes lecturas posibles para el ejemplo (1). Una tiene que ver con la interface entre fonética y fonología, en la cual la variación de realizaciones se sitúa en la fonética, pero con una estructura profunda que, dadas las características más robustas de la glotalización, sería la forma [ni¿i45] producida por la hablante 1A. En el caso anterior, la variación es alofónica, es decir, que no son contrastivas la voz glotalizada [ni¿i45], [¿i:4], la laringizada [n¿i:4], [n¿e:4], ni la modal [ni:4], [ne:4], no distinguen significado, sino que son diferentes realizaciones de la misma palabra. Sin embargo, en cuicateco estos tipos de fonación sí son contrastivos (San Giacomo, 2015), como puede verse en el siguiente ejemplo:

(2)  a)  Voz modal:  [¿ka4ka4“Voy a cortar” 
  b)  Voz murmurada:  [¿ka:4ka¿4“Voy a caminar” 
  c)  Voz laringizada:  [¿ka:24“Voy a dar” 
  d)  Voz glotalizada:  [¿ka¿a:34“Voy a ir” 

Las cuatro palabras presentes en (2) son contrastivas: sólo difieren por su tipo de fonación: a) corresponde a la voz modal, b) a la voz murmurada, c) es un ejemplo de voz laringizada en la primera sílaba y modal en la segunda (en cuicateco es muy común encontrar palabras con dos tipos de fonación) y, por último, d) corresponde a un ejemplo de voz glotalizada. En (1) vimos la variación alofónica entre tres tipos de fonación: modal, glotal y laríngea, y en (2) los ejemplos contrastivos de estos tres tipos de fonación más la voz murmurada que, como muestra (2), son fonológicas. Lo anterior hace necesario buscar respuestas a esta variación también entre los factores extralingüísticos que la condicionan (Labov, 1972-2010).

Otro caso de variación lo encontramos en el sistema tonal del cuicateco de San Juan Tepeuxila. Generalmente el léxico de una lengua tonal porta sus respectivos tonos, y la variación en la amplitud de cada tono está delimitada por el rango del tono contrastivo siguiente: si un tono 1 rebasa su rango de amplitud se convertirá en un tono 2, siempre que ambos pertenezcan al sistema fonológico al distinguir significado. Los paradigmas de pares, tercetos, cuartetos o quintetos mínimos, según sea la estructura tonal de la lengua, imponen los límites de variación de cada tono, ya que pasarlos es cambiar de tono y, por lo tanto, de significado. Sin embargo, en el cuicateco de San Juan Tepeuxila encontramos casos de variación tonal entre hablantes. En el cuadro 2, veremos un ejemplo de dos hablantes que tienen tonos distintos para las mismas palabras; esto, aun tomando en cuenta las diferencias de rango que tendrán por ser de sexos opuestos.

Cuadro 2.

Ejemplo 1 de variación tonal entre dos hablantes

  Glosa  Terceto mínimo  Tono 1A  F0  Terceto mínimo  Tono 2L  F0 
a)  Culebra  [¿ku:3]  A  240  [¿ku:2]  M  153 
b)  Plato  [¿ku¿u2]  M  217  [¿ku¿u3]  A  159 
c)  Fierro  [¿ku1187  [¿ku1147 

Las negritas señalan los ejemplos discutidos en el texto y que han de ser comparados.

Como puede verse en el terceto mínimo del cuadro 2, los hablantes 1A y 2L tienen tonos distintos para las palabras culebra y plato, y únicamente coinciden en fierro [¿ku1]. Para 1A culebra porta un tono alto A [¿ku¿3], mientras que para 2L porta un tono medio M [¿ku¿2]. A la inversa para el caso de plato: para 1A porta un tono medio M [¿ku¿u2] y para 2L un tono alto A [¿ku¿u3]. En el cuadro 3, veremos otro ejemplo de variación tonal entre los mismos dos hablantes.

Cuadro 3.

Ejemplo 2 de variación tonal entre dos hablantes

  Glosa  Terceto análogo  Tono 1A  F0  Terceto análogo  Tono 2L  F0 
a)  Tizne  [¿tu3247  [¿tu3176 
b)  Yo  [¿u3]  A  257  [¿u2]  M  154 
c)  Sí  [¿u¿2204  [¿u¿2163 

Las negritas señalan los ejemplos discutidos en el texto y que han de ser comparados.

En el cuadro 3, vemos que los hablantes 1A y 2L tienen tonos distintos únicamente para yo [¿u3] y coinciden en los ítems tizne [¿tu3] y [¿u¿2], para 1A yo porta un tono alto A [¿u3], mientras que para 2L porta un tono medio M [¿u2]. Lo anterior hace necesario buscar respuestas a la variación también entre los factores extralingüísticos que la condicionan (Labov, 1994, 2010). En estos ejemplos encontramos variables socioculturales presentes entre los hablantes respecto al sexo, los grupos de edades (entre 50 y 60, entre 70 y 80 y más de 80 años, respectivamente), diferentes usos del cuicateco y las distintas funciones familiares y comunitarias. En este sentido, fueron tomadas en cuenta las variables extralingüísticas mencionadas, entre otras, como el grado de vitalidad y pérdida de la lengua respecto a su uso y la existencia o no de una comunidad de habla donde socializar la lengua y mantenerla viva. De todas estas variables, la que resulta más significativa es la vitalidad lingüística, ya que si no existe una comunidad de habla donde socializar la lengua, la variación no responde a su condicionamiento social por parte de los hablantes, sino a la pérdida de contrastes de una lengua sin ámbitos de uso.

Para poder establecer la influencia de la vitalidad en la variación mencionada, presentaré una breve comparación de lo anterior en tres comunidades cuicatecas con diferentes grados de vitalidad: Peña Verde, San Juan Teponapa y San Francisco Pueblo Nuevo; las tres pertenecen a la misma variante lingüística del cuicateco del centro. Las dos primeras tienen una alta vitalidad, dado que los niños hablan cuicateco en su vida cotidiana y todavía podemos encontrar monolingües en cuicateco cuyo uso de la lengua está presente en la mayoría de los espacios socioculturales de la comunidad. La tercera tiene una vitalidad menor a las precedentes ya que sus hablantes más jóvenes son de 30 años en adelante. Sin embargo, estas tres variantes tienen significativamente más hablantes y espacios de uso de la lengua de lo que existe en San Juan Tepeuxila. En dicha comunidad la lengua está a punto de extinguirse, ya que no tiene ningún ámbito de uso, por lo que únicamente existe en las mentes de alrededor de 30 hablantes de entre 57 y 90 años. En este sentido, los datos que voy a presentar mostrarán la comparación de variación entre las comunidades y los mismos datos recopilados en ellas.

Los resultados preliminares muestran que la variación (tonal y segmental en estos casos), entre las comunidades es diferente según la vitalidad lingüística de cada una de ellas. Como se observa en el cuadro 4, en las comunidades con un nivel de vitalidad más alto, existe variación pero es más estable, debido a sus ámbitos de uso.

Cuadro 4.

Vitalidad y variación por comunidad

El cuadro anterior presenta un resumen de la variación en estas tres comunidades. Como puede verse, las diferencias entre las emisiones de cada ítem de un mismo hablante son muy parecidas, por lo que la variación se produce entre hombres y mujeres, y entre las comunidades. Esto puede contrastarse con lo encontrado en San Juan Tepeuxila (vitalidad baja), expuesto en el cuadro 5.

Cuadro 5.

Variación tonal y segmental en San Juan Tepeuxila (vitalidad baja)

El cuadro 5 muestra la alta variación tonal y segmental que puede generar un mismo hablante, en la producción de un mismo ítem o con ítems diferentes. En este caso, la poca vitalidad de la lengua estaría produciendo la alta variación tonal encontrada, dado que no hay comunidad de habla donde estandarizar formas, rangos y variación, la única limitante hasta el momento parce ser el paradigma de palabras contrastivo en los que esté involucrado cada tono. Lo anterior hace pensar que los pocos hablantes que quedan en la comunidad representan muestras únicas de la lengua. Ejemplares de lo que fue una comunidad de habla donde coexistían estas generaciones, y en el uso de la lengua en la comunidad de habla se producía esta heterogeneidad ordenada de la que hablaban Weinreich, Labov y Herzog (1968), en la cual cada grupo dentro de ella se apropia de la variación, la condiciona y pone en marcha los múltiples mecanismos del cambio lingüístico. Por esta razón, una de las variables que resulta más significativa es la vitalidad, ya que si no existe una comunidad de habla donde socializar la lengua, la variación no responde a su condicionamiento social por parte de los hablantes, sino a la pérdida de contrastes de una lengua sin ámbitos de uso.

A partir de lo expuesto hasta el momento, resulta evidente que la lingüística en México tiene un gran reto como es el de proponer modelos de estudio teórico-metodológicos para analizar el vínculo de los factores internos y externos en los fenómenos lingüísticos adaptados a su contexto. México está en una de las regiones del mundo con mayor diversidad lingüística: las lenguas están cotidianamente en contacto, tanto el español con las lenguas indígenas como estas últimas entre sí. Los fenómenos lingüísticos producto de esta situación necesitan cada vez más estudios que vinculen los factores internos a la lengua y los factores extralingüísticos que los condicionan. Así, este reto tendrá como perspectiva un amplio terreno para su desarrollo.

Conclusión

A lo largo de estas páginas he expuesto, desde mi opinión, algunos de los retos de la lingüística como parte de la antropología. Uno de los más importantes se relaciona con la forma en que ambas se funden para generar conocimiento particular. Los casos de variación presentados son un ejemplo de cómo es necesario estudiar los fenómenos de la lengua relacionados con su contexto sociocultural. El náhuatl y el cuicateco son dos lenguas con gramáticas y comunidades de habla muy diferentes que, sin embargo, presentan resultados sistemáticos al estudiarse mediante un modelo de análisis que toma en cuenta ambas realidades vinculadas, para explicar un fenómeno lingüístico y sociocultural particular.

Para hacer lingüística es necesario partir de la lengua y también reconocer que ella depende del uso que hacen los hablantes. Es a través de esta interacción entre variables internas y externas a la lengua como se generan los diversos fenómenos lingüísticos, por lo cual es esencial tomar en cuenta ambas partes en el quehacer de la disciplina. Hay fenómenos gramaticales independientes de su contexto sociocultural que deben ser estudiados estructuralmente; sin embargo hay muchos otros, principalmente los surgidos entre lenguas en contacto que, para ser rigurosos en su análisis, necesariamente deben explicarse a través del vínculo entre los factores lingüísticos y socioculturales que los condicionan. Lo anterior no debe ir en detrimento del análisis gramatical, como decía: cualquier investigación lingüística, sin importar la perspectiva desde la cual se desarrolle, debe anclarse en la lengua. Por ello, afirmo que la dicotomía lengua vs. contexto es un falso problema, el vínculo entre ambos, desde mi perspectiva, es indivisible. Cuanto más podamos relacionarlos, mejores modelos de estudio rigurosos seremos capaces de desarrollar, que nos permitan analizar la lengua lo más cercana a su realidad, la cual existe a través de los hablantes.

Agradecimientos

Agradezco sinceramente a los hablantes de náhuatl y cuicateco que participaron en este estudio, así como a los integrantes del Grupo de Estudio sobre la Lengua Cuicateca. Esta investigación pudo llevarse a cabo gracias al apoyo del proyecto PAPIIT IA400616.

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En este artículo entenderé L1 como lengua receptora del préstamo.

La revisión por pares es responsabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Algunos fragmentos que presento en este apartado fueron expuestos en San Giacomo 2013.

Los tipos de fonacio¿n se refieren a la forma en que vibran las cuerdas vocales. La voz Modal es el tipo estándar de vibración. Ladefoged (1971) propuso un continuum de siete tipos de voz definido a partir del grado de apertura entre los cartílagos aritenoides. Para este artículo sólo definiré los cuatro que trato en el texto: i. Voz modal. Corresponde al tipo de voz en el que las cuerdas vibran de modo completamente regular. ii. Voz murmurada (breathy voice). En esta postura las cuerdas vibran sin contacto entre ellas y los cartílagos aritenoides están más separados que en la voz modal. iii. Voz laringizada (creaky voice). En esta postura las cuerdas vibran en su parte anterior, pero los cartílagos aritenoides están fuertemente pegados entre sí, de modo que la parte posterior de las cuerdas no vibra en lo absoluto. iv. Cierre glotal. En esta postura, las cuerdas están fuertemente pegadas a lo largo de toda su extensión, de modo que hay una ausencia total de vibración.

Los números representan los diferentes tipos de tonos encontrados en la lengua. Los tonos de nivel corresponden a 1: Bajo, 2: Medio, 3: Alto y 4: Extra Alto. Los tonos de contorno incluyen los ascendentes y descendentes y los tonos complejos comprenden a cóncavos y convexos. Ambos tipos se representan con los números de los tonos implicados para el ascenso o descenso de la tonía.

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