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Vol. 49. Núm. 2.
Páginas 9-11 (Julio 2015)
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Cincuenta años de anales de antropología
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1925
Luis Alberto Vargas Guadarrama
Universidad Nacional Autónoma de México/Instituto de Investigaciones Antropológicas
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“¿Qué me va a entregar para el Anales de este año?” “¿Cómo va con su artículo?” “¿Cuándo me entrega la versión definitiva?” “Le devuelvo su texto con comentarios...”

Aún recuerdo con nostalgia estas frases al igual que lo hacen mis colegas académicos de aquellos días en la otrora Sección de Antropología del Instituto de Investigaciones Históricas que luego se transformaría en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Todos sabíamos que a lo largo del año, el doctor luán Comas se acercaría a la puerta de nuestro cubículo para hacernos alguna de las preguntas anteriores. Aun cuando el texto estuviera terminado y entregado, también esperábamos su retorno —acompañado por una amable conversación— para devolverlo lleno de sugerencias, comentarios y notas para mejorar su contenido y presentación. En esos tiempos no había computadoras ni fotocopiadoras y cada modificación implicaba volver a escribir el texto a máquina; y si las enmiendas resultaban de poca monta, era válido hacerlas en una hoja aparte y, en forma de una tira reescrita, pegar lo modificado sobre el original. Este proceso nos trajo grandes ventajas pues propició un aprendizaje continuo e inolvidable, cuyos resultados nos acompañan hasta nuestros días.

Una vez aprobado el texto, veíamos a Comas ir en su auto con el conjunto de manuscritos rumbo a la Imprenta Universitaria donde sus viejos amigos —entre ellos Gabriel Malváez y Raúl Leiva— se encargarían de editar los escritos y armar con gran cariño, cuidado y respeto cada número de Anales. En este proceso había una visita a don Rubén Bonifaz Ñuño, director de la Imprenta y, aunque nunca fui testigo de ello, puedo imaginar las sabrosas conversaciones entre estos dos notables intelectuales universitarios.

El 14 de abril de 1964 se terminó la impresión del volumen I de Anales con la presentación a cargo de Miguel León-Portilla, director del Instituto de Investigaciones Históricas, quien señaló que el 1 de agosto de 1963 se había creado la Sección de Antropología, cuya coordinación quedó a cargo de Juan Comas.

Anales fue la consecuencia lógica de una serie de obras publicadas por la Sección las cuales en ese tiempo ya sumaban un total de ocho libros y 17 cuadernos, además de dos libros del Seminario de Cultura Náhuatl, tres de la serie Informantes de Sahagún, uno más del Seminario de Cultura Maya, tres números de Estudios de Cultura Náhuatl y dos de Estudios de Cultura Maya.

Desde su inicio, quedó establecido que Anales de Antropología no sería una revista destinada exclusivamente a Mesoamérica, sino que buscaría contribuciones de todo el mundo y de todos los campos de las ciencias antropológicas. Todos los números mencionados en aquella presentación hoy son obras clásicas, y para quienes tienen suerte, son un hallazgo en las librerías de viejo; sin embargo, la mayoría de los contenidos aún conserva su vigencia científica.

La revista se benefició de inmediato con la experiencia de los integrantes de la Sección: Pedro Bosch-Gimpera, Santiago Genovés, Alberto Ruz Lhuiller, Paul Kirchhoff, Mauricio Swadesh, Luis Aveleyra Arroyo de Anda, Eduardo Noguera y por supuesto Juan Comas, su editor. Este último publicó en el primer volumen un artículo de uno de los más connotados antropólogos físicos de esos tiempos, Sherwood L. Washburn, iniciándose así la colaboración de destacados colegas de otros países, la mayor parte de las veces personas a quienes Comas conocía y cuyo prestigio académico enriqueció y sigue enriqueciendo la publicación.

Una vez que la Sección de Antropología se transformó en el Instituto de Investigaciones Antropológicas, no hubo duda de que Juan Comas debía seguir al frente de la revista, y así fue hasta el volumen 14 de 1977. En ese número apareció una nota de despedida donde Juan Comas destacó la regularidad de la publicación y su deseo de retirarse para terminar otros proyectos personales. Recordemos que acababa de cumplir 77 años y solamente vivió dos más. Una parte trascendente de su legado académico es precisamente esta revista.

La salida de Comas obligó a buscar un nuevo editor y se consideró que debía ser una tarea de tiempo completo. Se abrió un concurso para un técnico académico y resultó ganador el Dr. Luis González Rodríguez, destacado etnólogo, quien estuvo en funciones hasta 1982, con el volumen XIX, cuando se dedicó de tiempo completo a sus investigaciones. Don Luis transformó la revista al ampliarla a dos tomos.

Desde esos años diversos miembros del personal académico del Instituto se encargaron de editar la revista: Luis Alberto Vargas, Patricia Martel, Linda Manzanilla, Andrés Medina, Rosa María Ramos, María Villanueva, Lorenzo Ochoa, Mario Castillo, y ahora Annick Daneels y Rodrigo Liendo. En momentos difíciles su aparición no fue puntual, pero nunca ha desaparecido la consciencia de la responsabilidad de publicar la revista antropológica más antigua de América. Se ha hecho un esfuerzo por reestructurarla y ubicarla en los índices internacionales. Para ello se requiere del interés y colaboración no solamente del personal académico del Instituto, sino también de nuestros colegas de otras instituciones por todo el mundo, ya que seguiremos dando la bienvenida a sus contribuciones.

Una de las iniciativas para dar a conocer la publicación y difundir la trascendencia de sus contenidos es haberla convertido en revista consultable por la red electrónica, donde ya están en línea los números publicados hasta ahora. Además, se presentarán los contenidos de los artículos en forma viva y directa mediante una serie de programas de televisión que también serán almacenados en la red para su consulta futura.

Anales ha ganado su lugar en el mundo antropológico internacional. La revisión de sus índices muestra la amplitud y calidad de los temas tratados, así como la destacada presencia de sus autores. Por tal razón es válido emplear una frase trillada, pero adecuada, para señalar que Anales de Antropología es una revista de consulta indispensable en el saber antropológico.

Hoy Anales está en buena compañía con otras revistas del Instituto y también con su abundante producción de libros. Pero esta cincuentona está aprovechando su edad madura para ponerse a tono con los tiempos modernos. Por lo tanto, confiamos que con el inicio de esta nueva etapa se hará más accesible su material por medios de fácil consulta, su difusión se tornará más sólida y cumplirá de mejor manera los propósitos que Juan Comas postuló en sus inicios.

Abril de 2014

Fe de erratas. Debido a un error logístico, esta nota no apareció en el volumen 48-2 (2014). Ahora la reproducimos y ofrecemos una disculpa tanto al autor como a nuestros lectores.

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