Measles and rubella are two vaccine-preventable viral diseases. Vaccination with the measles and rubella containing vaccines (MMR) has significantly reduced the incidence of these diseases, but measles remains a major cause of morbidity and mortality worldwide. Eliminating these diseases requires maintaining high levels of immunity in the population and a comprehensive approach to vaccination programs and primary health care. The WHO has established strategic plans for the elimination of measles and rubella, achieving significant progress in vaccination coverage and reducing cases and deaths. Although vaccination is a highly effective public health intervention, vaccine hesitancy has increased in recent years due to several factors, especially since the COVID-19 pandemic. Pressure from anti-vaccine movements on social media, psychological stress, mental health issues, and a lack of education among health professionals are some of the factors contributing to this hesitancy. To address this problem, which the WHO identified as one of the world's top public health challenges in 2019, a comprehensive and coordinated approach involving all sectors of society is needed to achieve the goal of global elimination.
El sarampión y la rubéola son 2 enfermedades víricas prevenibles mediante vacunación. La vacunación con vacuna triple vírica ha reducido significativamente la incidencia de estas enfermedades, pero el sarampión sigue siendo una causa importante de morbimortalidad a nivel mundial. La eliminación de estas enfermedades requiere mantener altos niveles de inmunidad en la población y un enfoque integral en los programas de vacunación y atención primaria de salud. La OMS ha establecido planes estratégicos para la eliminación del sarampión y la rubéola, logrando importantes avances en la cobertura de vacunación y la reducción de casos y muertes. Aunque la vacunación es una intervención de salud pública muy efectiva, la reticencia a vacunar ha aumentado en los últimos años debido a varios factores, especialmente desde la pandemia de COVID-19. La presión de los movimientos antivacunas en las redes sociales, el estrés psicológico, los problemas de salud mental y la falta de educación entre los profesionales de la salud son algunos de los factores que contribuyen a esta reticencia. Para abordar este problema, que la OMS identificó como uno de los principales problemas de salud pública en 2019, es necesario un enfoque integral y coordinado que involucre todos los ámbitos de la sociedad para llegar al objetivo de eliminación global.





