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Inicio Revista Médica de Homeopatía ¿Merece Gary entrar en el reino de Hahnemann?1
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Vol. 7. Núm. 3.
Páginas 150-151 (Septiembre - Diciembre 2014)
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¿Merece Gary entrar en el reino de Hahnemann?1
Does Gary deserve to enter the Hahnemann kingdom?
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Joan Mora Brugués
Consulta privada, Girona, España
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El pasado 4 de julio nos encontramos en Zaragoza un buen puñado de veteranos, viejos compañeros de cuando nos iniciábamos en el estudio de la homeopatía.

Allí estábamos unos cuantos catalanes de la vieja guardia (Josep M. Clapers, Josep M. García, Isidre Lara, yo mismo) y unos cuantos de generaciones posteriores a los que nosotros habíamos dado clases.

También unos cuantos médicos vascos a los que conocía por sus buenos trabajos (Coro Goitia, Josean) y otros homeópatas de otras partes de España a los que no conocía. En definitiva, médicos homeópatas con bastante experiencia deseosos de aprender el método de repertorización de Boenninghausen.

Los amigos aragoneses de la Sociedad científica de Homeopatía de Aragón (¡Gracias, Juan y gracias, Esther!, ¡Enrique, cuanto tiempo¡) habían preparado un seminario con el Dr. Gary Weaver, médico homeópata irlandés estudioso de los escritos de Hahnemann y del repertorio de Boenninghausen y allí estábamos (yo por lo menos), estimulados por lo bien que nos había hablado de él Isidre Lara, dispuestos a aprender la manera particular de repertorizar de Boenninghausen.

El Dr. Gary Weaver es un personaje peculiar (no entraremos en detalles) que ha estudiado a fondo a Hahnemann y ha creado un programa informático de repertorización con el repertorio de Boenninghausen, corrigiendo errores de traducción del alemán y algunos errores arrastrados en las diferentes versiones del repertorio de Boenninghausen (Roberts, Boger).

El método de Boenninghausen parte de la idea de que hay que escoger el síntoma peculiar del caso (los demás no nos interesan, al menos en lo concerniente a la elección del remedio) que tiene que estar constituido por: sensación, localización modalidades y concomitantes.

Es decir, tiene que ser un síntoma “completo”.

En consecuencia, no se consideran diversos síntomas, sino que los síntomas peculiares constituyen un solo síntoma completo, que es el que vamos a repertorizar.

Así, consideraremos: la localización de la patología (qué parte del cuerpo es la afectada (Ubi); las modalidades principales características del caso (¿Quo modo?) considerando que toda modalidad que afecta a una parte del cuerpo también afecta al todo (el todo en cada parte, un concepto muy holístico y muy fractal); la sensación (¿Quid?), y los concomitantes (¿Quibus auxilius?) que pueden ser de cualquier orden, físicos y mentales.

El método es, sin duda, interesante y son muchos los homeópatas que lo han alabado y han obtenido buenos resultados con él. Para eso estábamos allí, para aprender el método —y es en parte lo que hicimos—, aunque en mi opinión se presentaron pocos casos clínicos y muy sucintos, mientras que la introducción teórica fue algo lenta y reiterativa.Hablamos mucho de teoría y practicamos con pocos casos clínicos.

De esos casos, prácticamente solo conocíamos el síntoma peculiar que nos indicaba el Dr. Weaver y al que tratábamos de repertorizar en Boenninghausen, pero no sabíamos nada de las circunstancias del paciente; tampoco de su problemática vital —a la cual el Dr. Weaver, por cierto, daba nula importancia, al menos en la consideración de la prescripción— y supimos poca cosa de su evolución posterior después de la prescripción, ni tampoco de si había necesitado de otros remedios.

De todas formas, el Dr. Weaver no considera que exista tal cosa como un remedio constitucional ni un remedio “de fondo”; considera todas estas cuestiones “poluciones” aportadas al método original de Hahnemann por Kent (gran culpable), influido por las teorías de Swedenborg y por otros que le siguieron posteriormente (no digamos ya Sankaran y Scholten).

En un momento determinado del seminario, el Dr. Weaver se preguntó en voz alta que les diría Hahnemann desde el cielo cuando llegaran a él Sankaran, Scholten, etc. al ser interrogados sobre la fidelidad al método: “Sankaran, no, tú no” y “Scholten, no, tú tampoco”. De pronto se oyó una voz de entre el público: “¿Y Gary?”. Habría que ver que opinaría Hahnemann si no nos hubiéramos movido un ápice de lo que él dijo.

Entiendo la vuelta a las fuentes como una forma de reacción (extrema) ante el tipo de homeopatía que se practica en nuestros días (también una forma extrema): sin provings o con dream provings, con poca base en los síntomas, y menos en los propiamente homeopáticos, prescripciones que están basadas en conjeturas sobre líneas y estadios, o especulaciones en torno a la sensación, etc.

No digo que no sean de utilidad, puesto que exploran territorios desconocidos y abren nuevas posibilidades a la terapéutica y a la comprensión de los medicamentos (como en su momento hicieron Paschero o Candegabe con la introducción de conceptos psicológicos para la comprensión de los pacientes y de la patogenesia de los medicamentos). Y ese aspecto, desde luego, es de mérito, pero seamos serios: la mayoría están faltos de rigor en lo concerniente al método propuesto por Hahnemann, que justamente lo ideó para huir de especulaciones y crear una terapéutica basada en la pura observación de los fenómenos (fenomenológica): “si no hay síntomas no hay enfermedad; la curación es la desaparición de los síntomas; si no hay proving no hay síntomas y, por tanto, no hay indicaciones fiables”.

Estamos hartos de ver y oír casos “fantasma” con motivos de consulta poco definidos, evoluciones escasas (tambaleantes y de poca entidad) y especulaciones en torno a remedios prescritos sobre la base de conceptos hipotéticos (que no síntomas) o deducciones sobre medicamentos a partir de casos clínicos endebles.

En estas condiciones es muy sano volver a las fuentes, de acuerdo, pero no por ello vamos a cargarnos a Kent, Pierre Smith, Paschero, etc. y a todos los que fueron discípulos de Kent. Ellos también obtuvieron muy buenos resulados con su método “kentiano” y aportaron una vuelta de tuerca al método homeopático que lo ha enriquecido y ha dado muy buenos frutos.

No es verdad que a partir de Hahnemann todo sean “desviaciones” del método. Además, ¿qué pasa?: ¿que a partir de Hahnemann ya nadie puede pensar por su cuenta?, ¿por qué no podemos hacer aportaciones que sean válidas?, ¿solo es válido si lo dijo Hahnemann?,

¿somos todos los homeópatas estúpidos a partir de Hahnemann? El propio Hahnemann cambió muchas veces de opinión en sus escritos (6 versiones del Organon) y es probable que —de vivir— se hubiese interesado por las aportaciones de la psicología, la informática, las investigaciones sobre las dosis ultramoleculares, etc.

Y está nuestra propia experiencia, que a estas alturas ya tiene un cierto valor. Todos los de la vieja guardia que aprendimos con Jacques Imberechts (discípulo también de Baur y Pierre Smith) y con los maestros argentinos o mexicanos podemos asegurar que la aproximación “Kentiana” también funciona cuando se la utiliza correctamente (por cierto, hay que leer los casos de Kent en The lesser writings y veréis qué pocos síntomas mentales utiliza).

Estoy de acuerdo con el Dr. Weaver en lo sobredimensionado y lo mal interpretado que esta el síntoma mental en homeopatía. En este sentido, nos hemos confundido y nuestras consultas se han llenado de pacientes que consultan sobre ansiedad u otros problemas vitales/existenciales que poco tienen que ver con la medicina. Quizás sean los tiempos, no lo sé, pero creo que nuestra disposición en la anamnesis (con la parte mental hipertrofiada, y ya no digo las tendencias que pretenden hacer hablar al inconsciente: a lo “no humano”) ha favorecido bastante la idea de que la homeopatía es básicamente para estos casos.

El Dr. Gary Weaver nos da un toque de atención (un coscorrón) para que reaccionemos. De acuerdo, Gary: pero la evolución es muy sana (tiene que serlo, porque si no corremos el riesgo de momificación), pero eso sí, siempre que sea con buenos fundamentos. Un abrazo.

Crónica del curso “Hahnemann y Boenninghausen: volviendo a las fuentes” Zaragoza, 4-6 de Julio de 2014.

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